Capítulo 2: Sobrecarga.

En distintos lugares...

-Juudaime... Está bien, Reborn-san está con él -se auto-convenció Gokudera.

-Jajaja. Parece que el chiquitín está haciendo de las suyas.

-¡Sawada da tu mayor esfuerzo al extremo!

-Kufufufu...

Hibari abrió lentamente sus ojos -Hmp.

Por alguna razón todos relacionaron esa escalofriante sensación con su cielo y amigo, Tsuna.

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Después del consenso realizado por Reborn y el anciano maestro de Ryozanpaku...

-¡Un momento, por favor! -interrumpió Kenichi antes de que ambos hombres, aunque uno de ellos parecía un niño, estrecharan sus manos -¡Esto es un error! ¡Me prometieron no meterse con Tsuna-kun! -reclamó el discípulo más fuerte a sus maestros.

Tsuna seguía sentado en shock, aun procesando los recientes acontecimientos.

-Hoho, Ken-chan tiene razón. - respondió Furinji Hayato al tiempo que se alejaba de Reborn y comenzaba a jugar con su barba -Le hicimos una promesa, pero... -hizo una pausa mientras ponía en alto el dedo índice de la mano derecha -...Si es Tsuna-kun el que decide por cuenta propia ser alumno temporal del Ryozanpaku no habrá ningún problema, después de todo, Ken-chan no se atrevería a ir en contra del libre albedrio de su primo favorito, ¿O sí?

Todos los maestros de Ryozanpaku sonrieron siniestros.

-¡Demonios, me tienen en sus manos! -lloró Kenichi en su interior.

Reborn observó la interacción maestro-alumno y no pudo evitar que una pequeña sonrisa se dibujara en su infantil rostro. Era obvio que Tsuna obtuvo más que solo la apariencia del lado de su madre. El asesino notó que su Dame-alumno seguía en shock.

SNAP

Chasqueo sus dedos Reborn frente al rostro de Tsuna sacándolo de su estupor, parpadeo un par de veces para volver el si.

-¿Eh? ¿Qué pasó?

-Te congelaste luego de que acordamos serías discípulo de este dojo por el resto del descanso de verano.

- Oh, cierto -comentó sin alma Tsuna -Momento... ¡¡¿Reborn no me goleó?!!

-Espera un segundo, Reborn-kun. - habló Akisame -El anciano maestro tiene razón, la decisión final le pertenece a Tsunayoshi-kun.

-¡Que hombre más bondadoso! Kenichi-nii tenía razón, sus maestros son realmente buenas personas -lloró un conmovido Tsuna.

- Aunque... - prosiguió Akisame - ...Estoy seguro que al muchacho no le importaría probar por un día. - propuso el hombre con voz cordial, pero sus ojos tenían un brillo despiadado.

-¡Hiiee! -gritó mientras lograba por fin despertar sus piernas y salir corriendo para refugiarse tras Kenichi.

-¡Me retracto, me retracto!

-No es mala iea -concordó Reborn -Deberíamos hacer una pequeña prueba, después de todo, siempre es bueno aprender algo nuevo ¿Quién sabe? Quizás aprendas a defenderte de tus abusivos de una buena vez.

-¿Abusivos? -cuestionó preocupado Kenichi mientras giraba un poco la cabeza para hacer contacto visual con Tsuna.

-No es nada -le respondió Tsuna con una sonrisa -Reborn, eso y esto no tienen nada que ver, creí que ya lo habíamos hablado.

-No, tú hablaste. Yo ignore tu monólogo.

Un silencio incrédulo lleno el dojo, éste niño... ¡Era bastante mordaz! ¡Un auténtico pequeño zorro!

Reborn sonrió -Es solo una prueba, Tsuna.

Tsuna alzo una de sus cejas con escepticismo.

Reborn suspiro exasperado y cubrió su rostro, tenía unas ganas horribles de tomar a Leon, convertirlo en pistola y llenar a su estudiante de balas, pero hacerlo en ese lugar no era conveniente.

-Reborn-san tiene razón -habló con firmeza Kenichi atrayendo toda la atención, se giró y reveló un rostro lleno de determinación -Defenderse no es atacar, Tsuna -comenzó su discurso y coloco una mano en cada hombro del castaño menor -Esta bien defenderse.

Tsuna vio en sus ojos genuina preocupación; pero a decir verdad era innecesaria, él nunca tuvo la intención de hacerles frente, por la simple razón de que ya no lo molestaban, quizás se burlaban de él, pero admitamoslo no era bueno estudiando ni en deportes. Tampoco tenía la intención de utilizar su última voluntad para resaltar más de lo necesario, bastaba la atención que recibía por la gente que lo rodeaba, en otras palabras, gente rara y escándalosa.

Tsuna suspiró derrotado, entendía el plan de Reborn -Está bien, acepto.

Kenichi sonrió complacido.

-Muy bien, vamos a que te cambies, debe haber un obi de tu talla por aquí. -Kenichi palmeo los hombros de Tsuna y luego lo guió fuera del dojo.

-Kenichi... no se dio cuenta de que fue manipulado. -fue el pensamiento colectivo de todos los que se quedaron en el dojo, quienes miraron acusadoramente a Reborn. El susodicho no les prestaba atención mientras jugaba con su camaleón.

-No creo que esto funcione, Kenichi-nii. - comentó Tsuna cuando acabo de probarse el viejo obi que solía usar Kenichi durante sus primeros días en Ryozanpaku.

Las mangas y las piernas del pantalón eran muy largas, la zona del pecho le quedaba algo floja a pesar de haber ajustado el cinturón correctamente.

-Has crecido, pero no es suficiente, te queda grande -susurró Kenichi no queriendo que Tsuna le escuchara, más el castaño menor tenía un oído agudo.

-Gracias, eso no ayuda a mi autoestima.

-Haha, lo siento. - se disculpó el mayor nervioso.

-Quizás yo pueda ayudar. - se unió a ellos una dulce voz.

-Mui-san. - reconoció Kenichi a la rubia.

Mui llevaba un kit de costura en mano.

-Quédate quieto, Sawada-kun. - pidió la artista marcial mientras hacia un dobladillo en los puños del obi y la parte baja de los pantalones.

Miu trabajo de manera rápida y prolija, sus manos moviéndose como una máquina industrial.

-Ara, que bonitos anillos tienes, Sawada-kun. - señalo casual Miu mientras cosía el puño derecho.

Kenichi se acercó para poder ver el accesorio.

-Es bastante llamativo, ¿Cómo no lo vi antes? -comentó Kenichi cuando notó aquel anillo rojo -No sabía que te gustaban este tipo de accesorios.

Tsuna retiró su mano de la vista de ambos jóvenes adultos antes de que le dieran un mejor vistazo e hicieran más preguntas.

-No es que me gusten. - respondió mientras con su mano izquierda cubría el anillo y jugaba con él un poco nervioso -Pero es especial, un regalo, se podría decir que es un legado familiar -se explicó Tsuna.

-¿Del lado de tu padre? - interrogó Kenichi volviendo a enderezarse.

Tsuna asintió.

-Y ahora debes dármelo -Tsuna le dirigió una mirada confundida -Los maestros dicen que no debes tener ninguna clase de accesorio encima o te puedes lastimar, así que tendrás que darme el anillo.

-Además, será problemático si alguno de esos viejos lobos llega a ver el símbolo de Vongola .

Tsuna se acercó a Reborn mientras se quitaba el anillo que lo distinguía como el heredero de la familia más poderosa, y ligeramente inestable, en el bajo mundo.

-Te quedaras con Reborn por un rato, Natsu.

Nadie, salvo Reborn, oyó las palabras de Tsuna; pero aún así Kenichi pudo notar el profundo apego que le tenía.

Kenichi sonrió- Parece muy valioso para ti.

-Lo es.

-Descuida, Tsuna -aseguró Reborn mientras colocaba el anillo en el bolsillo de su saco.

-Muy bien, ya podemos ir con los maestros. - se unió Miu a la conversación.

Kenichi se disponía a seguirla hacia el dojo al igual que Tsuna, pero...

-Ah, es verdad. - interrumpió Reborn -Miu, Kenichi, el anciano maestro y los demás maestros dicen que vayan a comprar esto, ahora. - del bolsillo interno de su saco Reborn revelo una lista de compras bastante extensa y se la dio a Miu.

-Son muchas cosas -murmuró para si la rubia -Vamos Kenichi-san -en un instante Miu entró en "modo ama de casa".

-P-pero, ¡¿Por qué los maestros nos piden que vayamos a comprar cosas tan de repente?! ¡Me niego! ¡Esto es sin duda una trampa! ¡No voy a dejar a Tsuna-kun a su merced! -reclamó un histérico Kenichi.

-Kenichi-san, tenles un poco de fe. - intento calmar Miu a su compañero - Ellos ya prometieron que no harían nada exagerado.

-¡Pero ellos no entienden el término moderación!

-Te preocupas demasiado, Kenichi-san. - señalo Miu mientras tomaba del brazo a Kenichi y con una ligera torcedura logro que soltara a Tsuna - Estoy segura que para cuando volvamos Tsunayoshi-kun estará igual, o mejor, a como lo dejamos. - explicaba la rubia mientras lo arrastraba del brazo.

Mientras era arrastrado Kenichi lloraba y decía...

-¡Nooooooo!, ¡Corre, Tsuna-kun!, ¡Correeeee!

Y la enorme puerta del Ryozanpaku se cerró.

Tsuna y Reborn se quedaron viendo a la puerta con sentimientos dispares, ahora el castaño temía por su bienestar físico, en cambio Reborn estaba más que divertido por la actitud del primo de su estudiante.

-Vamos Tsuna, los maestros nos esperan. - indicó Reborn al tiempo que reiniciaba su camino hacia el dojo.

Tsuna miró a Reborn mientras se alejaba, luego volvió a fijar su mirada en la puerta.

-¿Qué tan pesada puede estar? -se cuestionó sopesando sus oportunidades de escapar.

-No lo lograrías.

-Lo sé - admitió en un suspiro -Pero soñar no cuesta nada.

Y así siguió a Reborn de regreso al dojo.

-Ooh, se te ve muy bien ese obi, Tsunayoshi-kun - alago el anciano maestro del Ryozanpaku cuando vio entrar al primo de su querido discípulo.

-Gracias, Miu-san lo arregló para mi.

-Eso es bueno -habló Akisame -De ese modo no tendrás problemas para correr en esto -mientras decía eso el maestro filosofo reveló una extraña máquina.

La máquina parecía una mezcla entre caminadora y una grúa, tenía la superficie para correr y un velocímetro, pero también tenía pegadas un montón de poleas que por lo visto iban amarradas al cuerpo de quien fuera que corriera en esa cosa.

-Eso es... Podría ser... ¡¿Una máquina de tortura medieval?!

-Oye Akisame -lo llamó en un susurro Sakaki -Esa máquina ¿No es la de los choques eléctricos?

-No te preocupes, desactive esa función.

Reborn sonrió ¡Divertidos, estos sujetos eran tan divertidos!

Y Tsuna se dio cuenta de algo más.

-¿Eh? ¿Dónde está Honoka-chan? - cuestiono el futuro jefe mafioso confundido.

-No te preocupes por ella -respondió Kensei - Honoka-chan ha ido a jugar junto con Apachai y Shigure, volverán más tarde -informó el bajito hombre mientras le daba vuelta a la página de su revista de chicas en bikini.

-¡¿Qué no me preocupe?! ¡Se han deshecho de todo potencial testigo!

-Son buenos -pensó,nuevamente, un divertido Reborn.

-Muy bien, Tsunayoshi-kun -llamó Akisame - Todo lo que tienes que hacer es pararte aquí... -guió a Tsuna hasta la máquina y él subió - ... luego te pondré estas poleas... -le amarró las correas a la cabeza, cuello, brazos, antebrazos, muñecas, piernas, pantorrillas y tobillos - ... y comienzas a correr.

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-¡No puedo creer que me hayas arrastrado fuera, Miu-san! -reclamó indignado a la rubia mientras cargaba enormes y pesadas bolsas, las pesas de sus muñecas y tobillos no hacían más sencilla la tarea.

-Te preocupas demasiado, Kenichi-san -sonrió despreocupada -Además, Honoka-chan se quedó en el dojo, dudo que los maestros y el abuelo intenten hacer algo con ella presente.

-¡Eso no me tranquiliza en lo absoluto! ¡Honoka es capaz de abandonarlo a su suerte si los maestros le ofrecen un trozo de pastel!

Su consuelo era el hecho de haber terminado las compras de esa, ¡interminable y endemoniada!, lista.
¿Lo malo? ¡Tardaron dos horas en volver!

Abrieron con naturalidad la imponente entrada de Ryozanpaku e ingresaron al lugar donde se reunieron los más grandes expertos en artes marciales.
Kenichi soltó las bolsas y corrió rumbo al dojo, dejando a una estupefacta Miu detrás, en su carrera el joven discípulo se fue quitando las pesas que tenía en muñecas y tobillos.

-¡Tsuna-kun! -gritó en cuanto cruzo la puerta del dojo.

Pero el grito de Kenichi solo llego a una persona dentro del dojo.

-Oh, bienvenido, Kenichi. ¿Tuviste una agradable caminata con Miu? - cuestionó con aire amable Reborn.

Kenichi no logro responder a la pregunta del tutor de su primo, pues frente a él se encontraba una de las maquinas del purgatorio de Akisame echando por el sobrecalentamiento, los cables de las poleas que se sujetaban al cuerpo estaban rotos, se habían estirado hasta hacer snap, el rostro de cada maestro estaba cubierto por la incredulida.

- ¡Tsuna-kun! - exclamó Kenichi cuando diviso a su primo y se acercó corriendo hacia el - ¡¿Tsuna-kun, estás bien?! ¡¿Estás bien, Tsuna-kun?! -preguntó angustiado mientras lo sujetaba y sacudia dramáticamente.

- E-e-e-es-to-o-o-o-y bi-e-e-e-en. - respondió mientras lo sacudían de adelante hacia atrás a una velocidad vertiginosa -¡Pero si sigues sacudiéndome así vomitare!

-¡Shigu...! ¿Eeh? ¡¿Qué paso aquí?! -exclamó Honoka con sus ojos abiertos junto a Apachai.

¡Una de las maquinas del purgatorio de Akisame había sido vencida!

-¡Es todo! - hablo fuerte Kenichi mientras ayudaba a Tsuna a ponerse de pie -Honoka ve con Miu-san y dile que te de las cosas de Tsuna-kun. Nos vamos a casa -instruyó autoritario el mayor de los hermanos Shirahama -En cuento a ustedes maestros, estoy muy decepcionado.

Kenichi pasó uno de los brazos de Tsuna por sus hombros y lo mantuvo erguido al rodearlo por la cintura, luego los dos salieron del dojo. Honoka, aunque no entendía, obedeció lo dicho por su hermano.

Los maestros estaban a punto de ir tras su discípulo y explicarle lo ocurrido, pero fueron interrumpidos...

-No se preocupen, yo hablare con Kenichi -aseguró Reborn mientras acomodaba su fedora - Y en cuanto a Tsuna, pronto les daremos una respuesta oficial. Que tengan buena tarde, fue un placer conocerles, ciao. - se despidió con su mejor sonrisa de niño bueno e inocente.

En ese preciso momento Tsuna tuvo un horrible escalofrío por toda su columna vertebral y, en algún lugar de Italia, Romario juraba haber visto como el rostro de Dino se volvía de una tonalidad azul.

- ¡¿Qué paso?! - entro Miu alterada al dojo - ¡¿Por qué Tsunayoshi-kun estaba tan mal?! ¡Prometieron comportarse! ¡Kenichi-san estaba furioso!

-No ha sido nuestra culpa, Miu... - hablo avergonzado Sakaki mientras se rascaba la nuca en un acto nervioso.

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