CAPITULO 6
VACACIONES DEMONÍACAS
CAPITULO 6
Neuro olisqueó el terreno, la naturaleza se abría ante él y no iba a perder oportunidad de encontrar algún misterio. Su cuerpo sintió la llamada del shouki en las montañas y sujetando al piojo con la mano se adentraron hacia el lugar.
Neuro nunca le diría a Yako que ella también estaba empezando a emanar la esencia de un misterio.
Y él la iba a devorar cuando se encontrase maduro.
Yako odiaba con todas sus fuerzas ese momento. Se encontraba en medio del bosque silvestre, vestida con unas zapatillas que no eran nada adecuadas para caminar por caminos de rocas afiladas rompe pies y arbustos por todas partes. Sus brazos le dolían por los innumerables golpes que llevaba, ya que Neuro apartaba las ramas para que él pudiera pasar pero en cuanto pasaba, esas ramas iban contra Yako, quien no tenía, definitivamente, buenos reflejos.
Malhumorada por la situación suspiro, apartando una pequeña rama de su camino y golpeó un pedrusco con el pie, gimiendo silenciosamente por el dolor que había corrido por toda la articulación. "Maldito Neuro y su búsqueda de misterios...debería estar disfrutando del onsen en vez de perdida por el monte."
Taladró con la mirada a aquel hombre que caminaba delante de ella sin preocuparse de si lo seguía o no. No le hacía falta hacerlo, Yako lo seguiría.
Su porte elegante y vestimenta sin una arruga no pegaban con el lugar, desordenado y salvaje.
Yako intentó no pensar en lo que había pasado en la habitación ni mucho menos pensar en que aquel demonio (que bien sonaba aquella palabra) la había visto desnuda en el onsen. Cada vez que pensaba en ello, más imágenes indecentes aparecían en su cabeza y más sonrojada estaba.
¿Que habría pensado Neuro? ¿Podría ser que ocurriera algo entre ellos? Ella le había besado, en la mejilla.
Sus ojos observaron como su cabello rubio bailaba con el aire y sus dos mechones más oscuros se movían graciosamente, en busca del misterio. No necesitaba mirarle el rostro para saber que estaría babeando. Neuro era así.
Ingenua como ella misma, perdida en pensamientos sobre Neuro, no vio la rama, no levantó la pierna como debía haber hecho para sortear el obstáculo y tropezó, haciendo que ambos rodaran colina abajo un par de segundos. Yako gritó, pensando en su mala suerte pero sintió como el cuerpo de Neuro la abrazaba para protegerla del golpe. Agarró con toda la fuerza que tenía aquella chaqueta azul y se negó a soltarla a pesar de que ya habían dejado de rodar.
Sintió el agua fría en sus piernas y no quiso levantar la mirada para encontrarse con la situación. En medio de un río, con Neuro abrazándola y posiblemente ambos llenos de tierra y hojas.
Escuchó a Neuro soltar una maldición por lo bajo y sus manos le sujetaron la cintura. Escuchó su respiración acelerada sobre su cabeza.
Yako no levantó la mirada. Sus ojos fijos en aquella tela azul y en uno de los botones triangulares que la mantenían cerrada.
No podía moverse aunque quisiera, sentía sus piernas temblorosas y frías por el contacto con el agua. Su tronco superior estaba apresado por los brazos de Neuro y a pesar de que no sentía frío, se estremeció al notar los guantes de este quitándole las hojas que se le habían pegado a la ropa.
Permanecieron un tiempo así, unidos por sus brazos pero sin decirse nada. Fueron 30 segundos pero para Yako fue una eternidad hasta que Neuro se levantó, arrastrándola con él.
-¿Vas a permanecer mucho tiempo así, piojo?-Su voz sonaba molesta y Yako no sabía si quería encontrarse con sus ojos. Escuchó como chasqueaba la lengua-No estas siendo útil, trapo de cocina. ¿Debería relevarte al penoso papel de váter?
Yako no dijo nada, sonrojada por como la trataba. Primero era amable y ahora volvía a compararla con organismos que bien valían poco.
-Hemos perdido el misterio-Dijo con pesadez y Yako se apartó para mirarle, encontrándose con el rostro ¿Decepcionado? de Neuro. Su boca estaba torcida y en su pelo aun quedaban rastros de palos y hojas- ¿Que vas a hacer para remediarlo, piojo?
-¿Remediarlo?
-He perdido mi comida-Miro a su alrededor-Y estamos en medio del bosque
-¿Estamos perdidos?
-El ryokan no está lejos, puedo sentir el shouki de las aguas termales
-Volvamos entonces
-Estoy sin energía por tu torpeza-Yako bajo la mirada, sintiéndose culpable-Y hemos caído bastante-Era cierto, había una gran altura desde donde habían caído. No se le podía llamar acantilado pero casi. Estaban en medio de un río que conducía aun bosque aún mas frondoso que el anterior. No se podía ver nada más que arboles.
-¿Que haremos?-Yako estaba preocupada. Sentía frío y dolor por todo su cuerpo, Neuro tenía su traje roto por la caída y no parecía que estuviera mintiendo sobre lo de no tener energía para poder volver-Tu energía, hay manera de que vuelvas a recuperarla?
-Necesito la energía de un buen misterio-Comentó el demonio moviéndose hacia la orilla, dándole la espalda a Yako-Pero lo hemos perdido
-¿No hay otro modo?
Silencio.
-Neuro!
-Si tomo algo de energía de un ser humano que tenga algo de shouki, puede que recupere algo de energía
-¿Un ser humano que tenga shouki?-Aquello iba a ser más complicado aún. Estaban en medio de la nada- Pero si estamos en el medio de la nada
-Hay un buen espécimen aquí mismo
-¿Eh?-Yako miró hacia los lados.
-Tu, Yako
-¿Yo?
Neuro la observó, y Yako tembló ante aquella mirada-¿Como puedo yo?
-Tienes cierto misterio rodeándote, que provoca al shouki
-Si tomas esa energía podremos volver?
-Seguramente
Yako bajo la mirada, fijando su mirada en el agua que corría por sus piernas, sus rodillas estaban rojas por los roces y su piel tenía un color amarronado por la tierra. No quería observar nada más porque sabía que estaría en las mismas condiciones.
-¿Q-que tengo que hacer?-Preguntó, Neuro la observó durante unos momentos.
-Parece haber una catarata por aquí, vamos a lavarnos y entonces te diré
Yako siguió a Neuro hacia el interior del bosque.
No le vendría mal un baño.
Espero que os haya gustado
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