CAPITULO 3.

-¡¿Que haces aquí, Neuro?¡-Gritó, sintiendo como los colores subían porsu rostro. Incluso se estaba mareando un poco.

-Estas aguas tienen gran cantidad de shouki

Yako bufó, molesta por las palabras del demonio. Miro hacia el demonio,quedándose con la forma de aquel pecho de alabastro, con aquellas formas , los músculos de aquellos brazos potentes, apoyados en las rocas oscuras, en contraste con la piel pálida de Neuro. Yako sentía que le caía la baba. O era el agua que se curvaba... Lo siguiente que sintió fue el agua que le golpeaba la cara.

-YAKO

La chica abrió los ojos, viendo el techo negro de la habitación.Parpadeó varias veces pero el techo seguía estando allí, negro ymuy real.

Yako volteó la mirada del techo, encontrándose con Neuro, sentado en uno de los sillones. Parpadeó otra vez, y otra vez. Neuro seguía allí.

¿Que había pasado?


-Despertaste-Comentó el demonio levantándose y acercándose a ella. Ella se dio cuenta que se encontraba en el sofá, con un cojín bajo la cabeza y un kimono de hombre puesto. Las mangas le quedaban demasiado grandes y supo que pertenecía a Neuro, ya que este aún vestía su traje azul.


-¿Que ocurrió?-Preguntó, intentando recordar los acontecimientos ocurridos. Su cabeza era un lío pero se sentía mucho mejor. No quiso preguntar si fue Neuro quien le puso la ropa....eso significaba que la había visto...!Desnuda! Definitivamente no quería preguntar.


-Parece que tu resistencia es deplorable


-¿Me desmayé?


-Algo así


Yako suspiró, pensando en lo ridículo de la situación, pensando que en realidad no tenía resistencia alguna, tal como decía Neuro.

Se sentó, notando como el kimono se le resbalaba por los hombros, con cuidado se levantó y se excusó para ponerse uno de su talla. Neuro la observó marcharse a la habitación.

La chica buscó en los armarios, encontrando el kimono de mujer que dejaban para dormir y se sacó el que llevaba puesto. Una ráfaga de frio le recorrió el cuerpo y descubrió que estaba desnuda.Sonrojada buscó un par de ropa de interior y se la puso, anudando el kimono después.
La tela suave de algodón la reconfortó y el diseño tampoco era feo; un color pastel que recordaba al rosa, con unas flores dibujadas en color crema. Akane se movió en su pelo.


-Akane-chan-Yako recorrió la trenza con los dedos. Sonrió-Lo siento, te asuste verdad? Lo siento mucho pero ya estoy bien.

La trenza le acarició la mejilla y la detective sonrió.
Volvió al salón donde Neuro había vuelto a la terraza. La joven divisó su chaqueta y su pañuelo blanco sobre uno de los sofás.


-Neuro


Se colocó a su lado. El demonio estaba apoyado sobre el bordillo de la terraza, observando el paisaje en silencio; no la miró.

Yako no sabía que iba a decirle, realmente no sabía que palabras utilizar, y menos con él. Siempre tenía que mediar sus palabras pues el demonio no solía tomarse bien las cosas y su forma de pensar siempre era extraña.

Se permitió un momento para disfrutar de su compañía, de lo cerca que estaba de él, como podía apreciar los poros de su brazo.


-Gracias por ayudarme antes, realmente me has salvado


Silencio.


Neuro no le contestó. Yako tampoco esperaba ninguna respuesta por su parte. Simplemente quería agradecerle.
Con lentitud se acercó a él. Sabía que se iba a arrepentir, sabía que no debía hacerlo,pero lo hizo. Se acercó y le besó la mejilla.


-Vamos a comer, Akane-chan- Rápidamente se marchó, no queriendo ver el rostro de Neuro ni sabiendo si habría cavado su propia tumba por haber intentado algo como besar a Neuro.

Cerró la puerta de la habitación y corrió al comedor. Neuro no necesitaba comer así que confiaba en que el demonio no se apareciera durante lacena. Yako nunca veía el rostro de incredulidad que tenía Neuro cuando ella se marchó por la puerta.




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