CAPITULO 12
Majin Tantei Nougami Neuro - Fanfiction
Buenas :DD
adoro con toda mi alma este anime/manga. Neuro me parece uno de los personajes más bien diseñados que he visto en mucho tiempo.
me encantaría que hubiera algo más entre los dos protas jejjeje mi mente perversa lo desea jajaja
MIL GRACIAS A YUSEI MATSUI POR CREAR ESTE MANGA.
Me he inspirado en una imagen de internet. ¿Que pasaría si Neuro y Yako fueran a pasar unos días a un ryokan?
Con kimonos y aguas termales. ¿Habrá animales de Neuro por medio?
espero que os guste.
NEURO X YAKO FANFICTION
VACACIONES DEMONÍACAS
CAPITULO 12
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Sus labios temblaron.
-O-Otra vez...
Neuro le mordisqueó la oreja.
-Neu-ro...
Otra vez.
-¿El esclavo esta rogando?
-Lo estoy...
Necesitaba volver a escucharlo. O seguiría pensando que había sido un sueño.
-Yako
-Te amo...
Neuro sonrió. Le sujetó el mentón, notando la humedad seca de sus lagrimas y la besó como él solo sabía hacerlo.
-Déjame degustar tu misterio, Yako
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La joven detective no pudo si quiera responder a la frase del demonio, pues se vio invadida por aquellos poderosos labios que se situaban intensos sobre los suyos, más temblorosos y sin un patrón al que seguir. Yako se encontraba nerviosa, habían sido demasiadas emociones en unas pocas horas y su corazón aun no se había recuperado de la confesión anterior de su asistente, Nougami Neuro.
Le había dicho que la amaba. Yako aún no se lo podía creer.
Aquellas palabras no parecían ser de alguien como él. Alguien que no comprendía a los humanos, ¿Podía amar? ¿Acaso Neuro podía amar?
Yako creía en sus palabras, no por nada había estado demasiado tiempo con él y el demonio no se caracterizaba por mentir.
No pudo seguir pensando pues Neuro había intensificado aquel poderoso beso, tomando sus labios con los dientes, tirando de ellos para abrir su boca y tocar su lengua. Yako se estremeció entre sus brazos. Él la sujetó de la cintura mientras se ocupaba de ella con parsimonia.
La lengua del demonio le recorrió todos los recovecos de su boca, rozando sus dientes y enlazándola con la de Yako, haciendo más intenso el beso y mucho más húmedo. Yako sentía que perdía el control.
-Acuerdate de respirar, Yako-Comentó él mientras movía su lengua contra la de ella, con sus bocas abiertas. Yako sentía como un liquido caliente caía por su mentón. "Que verguenza" Pensaba ella, intentando hacer caso de lo que Neuro le decía-Eso es, enlaza tu lengua así...-Con pequeños pasos, la fue guiando sobre como tenía que hacerlo. Yako se avergonzaba de su inexperiencia, ¿Acaso no le estaba enseñando a besar un demonio que no tenía ni idea de besos?
No importa lo que pensase ahora, Yako había deseado aquello desde hacía mucho tiempo, había deseado besar aquellos labios demoníacos...amaba demasiado a Neuro.
Su lengua se movió contra la de Neuro, enlazándose, moviéndose, sintiendo la humedad, el tacto,...aquello era como si fuera magia pero de manera distinta porque era con un demonio, con Neuro.
Pasó los brazos por el cuello del demonio, apretando su cuerpo contra el de él, todas sus curvas contra el chaleco blanco. El corazón de Yako palpitaba contra el pecho duro del demonio, buscando sus labios con algo más de "necesidad" que a Neuro le hizo sonreír.
Por fin aquel piojo estaba reaccionando.
Neuro la llevó en brazos hasta colocar sus muslos contra la barandilla del balcón, sintiendo el frío de la madera en sus nalgas cubiertas por sus bragas. Yako se sorprendió y rompió el beso, gritando al ver donde se encontraba.
-!NEURO!-Su frágil cuerpo se encontraba pendido de un hilo, o más bien madera y su instinto le decía que aquello tenía que ver con una nueva tortura de su demonio predilecto.
-Tranquila piojo, no te dejaré caer-La voz de Neuro se sintió en su oreja, con su frío aliento haciendo estragos a medida que se movía para besar su cuello, mordisqueando aquel punto sensible bajo la oreja. Yako gimió, una mezcla de adrenalina, miedo y pasión.
Mientras ella se aferraba a él para salvar su vida, el demonio esparció besos y lametazos por todo su cuello, pasando por el mentón, nariz, orejas,...la tela de su camiseta le empezaba a molestar por lo que tiró de ella hacia arriba, dejando a la chica con su pecho al aire, sus pezones endureciéndose al contacto con el aire.
-Kiaaaa-Gimió Yako, volviendo a sujetarse a Neuro, sus manos apretadas contra su chaleco, a la vez que recibía nuevas atenciones en sus pechos. Las manos del demonio los rodearon, jugando con ellos y con su boca devorando aquellos botones, haciendo que sus gemidos subieran de tono.
El demonio saboreó aquellos tiernos botones, dejándolos bien duros y estimulados con sus labios, recorriendo el rostro de su piojo mientras se lo hacía, observando sus reacciones, como sus ojos brillaban, como sus mejillas se sonrojaban, sus labios entreabiertos, el comienzo de su sudor...
Le gustaban aquellas reacciones de su piojo, como ella reaccionaba a sus toques, como él era el ÚNICO que podría hacerle eso a Yako.
Neuro tomó las manos de Yako, sujetándola para que no cayera mientras se quitaba la ropa que le sobraba, sus ojos siempre fijos que los sorprendidos de Yako, siguiendo cada movimiento, cada pedazo de piel pálida que dejaba a la vista, aquel pecho tan trabajado, tan suave y que Yako quería fijar en su retina y no olvidar nunca.
No es que hubiera tenido muchas oportunidades de ver al demonio de esa guisa. Lo máximo que había conocido era la piel de sus brazos las raras veces que se quitaba la chaqueta.
Pero ahora,...maravilloso ahora, aquel pecho sin rastro de telas cobertores...aquellas caderas, con los huesos algo marcados, y algo más abajo...
Yako se sonrojó por haber bajado la mirada hacia AQUELLO.
Al menos ahora sabía que Neuro no era un muñeco ken.
AQUELLO se veía demasiado bien. No es que Yako tuviera mucha experiencia viendo aquella zona de los chicos. Kanae si que le había hablado pero ella no se había parado a pensar en ello.
Aquella forma, aquel grosor, la piel suave de la punta...aquella humedad que se centraba en la punta.
PARA DE MIRARLO YAKO
Neuro parecía complacido con la mirada de su piojo, pero no se quedó quieto demasiado tiempo. Su piojo aún llevaba DEMASIADA ropa puesta.
-Voy a desenvolver el misterio-Pronunció, llevando sus manos a las caderas de la chica, que temblaron ante el cuero de sus guantes. Aún así no se detuvo hasta que sus bragas cayeron de sus largas piernas, reuniéndose en el suelo. Poco le importaba.
Sus ojos brillaron intensamente al acercar su mano a aquella zona de su piojo, sus dedos rozando aquella entrada resbaladiza y haciendo que la chica empezase a gemir cuando encontró el punto y enterró un largo dedo enguantado en su interior.
-Neuro...-Gimió Yako contra su mano habilidosa. Sus ojos se negaban a separarse de los intensos ojos verdes del demonio, quien se acercó todo lo posible a ella para volver a besarla. Su dedo seguía haciendo maravillas en su interior, haciendo que ella estuviera más dispuesta a recibirlo, pero no era suficiente para él, por lo que introdujo un segundo y un tercer dedo más. Sus movimientos fueron aumentando a medida que el demonio la besaba.
-Neuro...para...-Logró decir la joven detective cuando soltó el beso para buscar aire. Su cabeza daba vueltas al compás de su acelerado corazón, sintiendo como su interior se convulsionaba en un primer orgasmo.
-Lo siento Yako-Musitó el demonio, con los labios abiertos, sintiendo el temblor en el cuerpo de su esclava-Pero este misterio lo tengo en la punta de la lengua.
Dicho aquello, sacó sus dedos del interior de ella y los remplazó por su lengua, que se movió de manera devastadora sobre sus pliegues húmedos. Yako no tardó más de dos segundos en llegar al orgasmo.
Gritó en sus brazos, apretando las uñas contra la espalda de él, arqueando la espalda. Finalmente echó la cabeza hacia atrás, respirando de manera acelerada mientras intentaba calmarse.
-Buen provecho-Pronunció el astuto demonio limpiándose los labios después de degustar aquel pequeño pero sabroso misterio. La observó respirar y le dio unos instantes para recuperar el aliento. Quería que su esclava estuviera bien despierta cuando llegase el momento.
Yako observó como su lengua se movía sobre sus labios de demonio, de manera sinuosa, sin que sus ojos verdes la abandonaran en ningún momento.
Cuando ella recuperó un poco la cordura y el oxigeno, Neuro le abrió las piernas, colocándose allí. Sus cuerpos desnudos se rozaron y un estremecimiento recorrió la columna vertebral de Yako cuando notó aquello rozando sus muslos. Ella sabía que iba a pasar, no iba a negar que hasta ese punto lo entendía y tampoco podía negar lo bien que se había sentido los dedos de Neuro jugando con ella. Había sido su primer orgasmo y se lo había dado él.
Ella soñaba otra manera, su primera vez debía ser en una mullida cama, con caricias delicadas y besos de mariposa pero todo aquello no se comparaba con la situación actual. No era una cama, era una barandilla, no hubo caricias suaves, solo movimientos hábiles y no podía definir que los besos de Neuro fueran besos de mariposa. Más bien besos de loro bizarro.
Pero aquello no molestaba a Yako. Ella sabía que no podía esperar cuentos de hadas con Neuro, no por nada era un demonio. Ella había aprendido a amarlo, quería creer que su amor podría hacer cambiar el comportamiento del demonio pero en ese momento no sabía si en verdad quería cambiarlo o no. Lo amaba como lo que era, un demonio cruel y que amaba hacerle pasar momentos vergonzosos. Como aquel.
¿A quien se le ocurría hacer el amor por primera vez en una barandilla? Solo a Neuro.
-Yako...
Ella escuchó su llamado y lo miró, derritiéndose ante aquella mirada clara y que aún conservaba aquel brillo terrorífico, aunque si lo observaba bien, estaban más oscuros que de costumbre, como si los colores se hubieran mezclado.
Neuro buscó sus labios en un beso corto pero no por ello menos intenso. Pegó su frente a la de ella.
-Voy a entrar, Yako
-¿Entrar?-Le costaba enlazar conceptos.
-Parece que tu cerebro se ha derretido
-N-No se ha derretido..
Yako gimió cuando sintió como el miembro de Neuro rozaba su entrada. Se notaba duro y suave. Ella tembló, entendiendo a que se refería con "entrar".
-D-Dolerá...-Digo con miedo.
-Los juegos mortales sin castigo no tienen gracia
Yako cruzó la cara al escuchar aquella frase tan común en él.
-Yako, mírame
Ella lo hizo, perdiéndose en su mirada. Neuro le acarició el rostro con una mano, recorriendo aquella suave mejilla. Yako se relajó.
Entonces él empujó.
Ella gritó.
Él la invadió de una sola estocada, tomándola entera y robándose su misterio. Sintió como ella le arañaba la espalda y gemía su nombre de manera sumamente erótica junto a su oído. Neuro apretó la mandíbula sintiendo como ella lo apretaba de una manera sinuosa y aumentando el movimiento de sus caderas, él también comenzó a gemir.
Yako nunca olvidaría aquella vez. Las horas que él estuvo estimulándola, moviendo sus caderas para que llegase al orgasmo, como sus labios la besaban hasta hacer que se hinchasen y como su mirada parecía ver en su interior, descubriendo todos sus secretos.
Así era Neuro y así era hacer el amor con él.
Yako olvidó cuantas veces se vino entre sus brazos, lo único que supo con claridad fueron sus brazos fuertes sujetándola contra su pecho, llevándola hacia el futón.
Ella cerró los ojos, dejándose llevar.
Espero que os haya gustado
Gracias por los reviews
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