~she calls again~
"Una sonrisa puede reparar hasta al corazón más partido"
Oliver:
Ambos parecíamos la perfecta personalización de las máscaras de la comedia y el drama. Y por si aún no sabes quién es quién, lo cual lo dudo. Yo era la carita con sonrisa Colgate y él era que por poco se le caían las lágrimas. Bueno, al menos no literalmente, pero la captan.
Alya no montó ningún escándalo, se mordió los labios, respiro hondo, le quitó sus cosas a Julián y se marchó. Él corrió tras ella, pero estaba hecha una furia, se le notaba en la mirada. Estaba lastimada.
Decir que no me sentí mal, sería mentir. Claro que me dolía lastimarla. Estaba seguro de que ese no era el método que quería usar para sacarla de mi vida. Lastimarla no era parte del plan, nunca lo fue y es quizás por eso no la había encarado hasta el día de la premiación. Ese día exploté, ese día me cansé de su intensidad. Ese día me dejé llevar.
Varios colegios habían sido invitados para la ceremonia y recuerdo haber estado hablando con una rubia de un colegio de élite. Ella se me había acercado coquetamente y yo le respondía a los halagos.
No era fea, era una perfecta versión de barbie, todo postizo y nada real. Estábamos haciendo planes para el día siguiente, casualmente teníamos los mismos gustos musicales.
De verdad me gustaba. O bueno me estaba empezando a gustar, hasta incluso me veía en alguna relación con ella (y así ahuyentar por completo a Alya), cuando ella llegó.
Con un par de coletas rojizas a los lados, con esa actitud de niña, fingiendo no saber lo que hace. Denotando una inocencia, que a veces dudo que exista.
Dando brincos y llamándome "novio" se colgó de mi cuello y me dio un beso en la mejilla. Un sonoro y baboso beso.
Con un pequeño moviendo de hombros logré que me soltará.
Ambas chicas se miraron, Alya tratando de destruirla y Ashley—la rubia— tratando de comprender la situación.
—¡Hola!—. Sonrió angelicalmente—. Mi nombre es Alya, pero eso ya debes saber porque Ollie ya debió haberte hablado de mí. Su novia.
Ashley alzó una ceja, como cuestionándome sobre lo que sucedía ahí.
—Pues "Ollie", ni siquiera mencionó tu nombre—. Se cruzó de brazos y dejo caer la cadera de un lado.
Yo no parecía existir, solo era parte de la escenografía de su pequeña y extraña disputa.
—De seguro con tanta coquetería y poco amor por ti misma, no quiso interrumpirte el teatro y dejo que continuarás con tu acto. Así de bueno es Ollie—. Y se apegó más a mí. Me hice a un lado.
Ashley giró los ojos, murmuró un "esto no vale la pena" y se fue. Mientras Alya sonreía satisfecha y se volvía a guindar de mi cuello.
Me quité sus brazos bruscamente. Estaba enfado.
—¿Porque siempre haces eso?, ¿porque siempre la interrumpes donde no te llaman y actúas como si fueras una mosca muerta?
Alya mostró genuino arrepentimiento, eso o era muy buena actriz. No le creí. Siempre hacía eso, mostraba una mueca, y luego me sonreía de nuevo y continuaba con su locura.
Estaba harto. Nunca más la volvería a ver de todas formas, o bueno eso pensé. Por eso dije lo que dije. La peor no-despedida de todas.
—¡La verdad es que no entiendo cómo funciona tu cabeza!, hay algo que está mal. Tragaste demasiada arena de pequeña, o no lo sé. Alya —. Me callé un segundo, quizás para intentar pensar. Lástima que solo fueron segundos, igual le dije lo primero que se vino a la cabeza
<<¡Metete en la cabeza que no seré tu príncipe, ni nada de esas tontas fantasías tuyas! ¡Nunca! ¡Nunca me gustaste!—. Mi frustración continuó en crecimiento, mi lengua tenía vida propia. Varias personas se detuvieron a vernos. Muchas cuchicheaban a nuestro alrededor, metiéndole cizaña a la situación.
Cabe decir que dije todo esto porque juré que no la volvería a ver y mi cargo de conciencia moriría con haberla hecho llorar una vez.
Pero dos. Dos era una carga aún más pesada.
Pero luego recordaba que me había sacado de encima y se me pasaba.
Aunque solo un poco. No mucho la verdad.
Alya entre lágrimas de cocodrilos me gritó una verdad que conocía desde hace mucho tiempo.
—Eres—, pausa para sorberse los mocos— eres un cabrón
Y mentalmente le respondí <<Lo sé>>
Pero lo peor aún no llegaba. Aún no sabía cómo lidiar con mi cargo de conciencia cuando descubro que mi asiento había sido intercambiando por el de ella.
Tuve que soportar al maldito de Julián quejándose todo el viaje, cerca de tres horas de pura tortura.
Sinceramente, creo que prefería a Alya, que a él.
Es interesante como todo el mundo quiere ayudar a una chica con dos coletas, que parece niña de pre-escolar. Ella iba sentada en clase económica, donde originalmente yo había comprado el pasaje, con la esperanza de no topármela. Pero más de una vez Julián se dio una vuelta por ahí, y debo admitir que yo también. La excusa del baño se volvió el trending de las tres horas de vuelo.
Era masoquismo puro, verla llorar me hacía querer preocuparme por ella. Verla con lágrimas en los ojos me hacía sentir como la peor persona del mundo. Y quizás lo era.
No la odiaba, enserio. Solo, no la soportaba.
Una vez que llegamos a Tenerife, eso de las tres, cuatro de la tarde. Alya seguía sin dirigirnos si quiera la mirada. Incluso iba charlando con una chica de mechas rubias, que quién sabe de dónde la sacó.
La chica viajaba en un grupo pequeño de dos chicas y un chico. Describir sus aspectos es irrelevante, me limitaré a decir que todos eran pie grande. Alya parecía un elfo caminando entre ellos, pero no solo por eso resaltaba. Su sonrisa, la misma sonrisa de todos los días se hacía presente en su rostro. No se veía igual que dos horas atrás cuando era notorio que iba a llorar a penas se subiera al avión. Se veía feliz.
Fruncí el ceño. ¿Quién era esta niña?
Recordé a mi mamá la primera vez que la vi llorar por culpa de mi padre, pasaron meses para que una sonrisa genuina visitase sus labios. Ella lo logró en horas.
—¡Mamá es que no la soporto! — me quejé.
Ella me miró con ternura y acarició mi cabello.
—Oliver, solo mira su sonrisa y lo entenderás.
—Mamá... le faltan los dos dientes de adelante.
Ahora lo entendía. No era lo blanco de sus dientes o la perfección ausente en ellos. Era la esencia de esa sonrisa. Era ese poder que tenía de, contagiar al resto. Ella era esperanza. Una esperanza yo había casi corrompido.
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Pos lo prometido es deuda y aquí está! :3 espero que les haya gustado. Espero sus bellos votos y sus hermosos comentarios. Lol xd
Lol xd. :3
PRÓXIMO CAPÍTULO DICIEMBRE 24 (pa que sea su regalo de Navidad)
Y eso es todo amigos, lol xd muchas gracias por los comentarios . No saben cuánto alegran y llenan mi vida.
Sonrían siempre,
Elisabethammer
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