~he tells her to leave~
"Ce soir je viens
M'inviter dans ton lit"
Tatoue-Moi (Mozart l'Opéra rock)
Nunca les ha pasado que a la vida se le ocurre mezclarte la cabeza justo en el momento menos indicado.
A mi padrastro se lo traga la tierra, mi príncipe es un completo idiota y recién me doy cuenta, mi mejor amigo está enamorado de mi y nunca me ha ofrecido su presencia sin tener algún fin amoroso. Y para la cereza de nuestro pastel, no puedo cargar mi teléfono porque mi cargador no es compatible con los enchufes de aquí.
¡Maldita Europa y sus conectores circulares!
No podía llamar ni a mi mamá, ni a ninguno de mis amigos. Y todos ellos me iban a matar por no dar señales de vida.
Solté un suspiro de frustración, y cubriéndome con una bata —ya que estaba en pijama—, bajé a la cocina.
Los tíos de Oliver habían llegado a la casa dos horas atrás, cuando estaba tratando de organizar mi cabeza y buscarle sentido a lo que había pasado en el balcón.
El tío de Oliver tenía una cara que no olvidabas, incluso podría ser estrella de una película de terror. Él tenía una cicatriz grande en la mejilla izquierda y otra más pequeña cortando la ceja derecha. La nariz demasiado grande, con un tabique desviado, fruto de su ex-vida como militar.
Mientras que la tía de Oliver era otra historia, otro rostro que no olvidas, pero no por las mismas razones. La mujer era rubia, con nariz puntiaguda y perfilada, un cuerpo decente para su edad y una infaltable sonrisa entre los labios.
Jovial y divertida, mientras que su esposo era serio y callado. Una combinación peculiar, pero que de alguna forma funcionaba.
En mi cadera presionando gracias al elástico de mi calzón tenía la primera pista para encontrar a Jeremy.
No era más que un papel con una dirección escrita con mi mala caligrafía. Mi padre solía mandarnos postales cada dos semanas. Decía que algo escrito con puño y letra, valía más que un email.
Decía que en una carta escrita a mano puedes intentar leer entre líneas, ver la características de los rasgos y descifrar las verdaderas emociones.
Y lastimosamente esa era mi principal pista para encontrarlo. Postales simples, con olor a enebro y una dirección.
Calle Francisco feo Rodríguez
Numero 48 apartamento 09
38638 Las Chafiras
Santa Cruz de Tenerife
Obviamente no me podía traer todas las postales conmigo sin levantar algún tipo de sospecha, así que me traje las últimas cinco.
Al otro lado de mi cadera y también presionado por mi calzón — nótese mi poca confianza en los bolsillos— estaba mi teléfono el cual tenía un cuatro por ciento de carga.
Mirando al cielo (al techo) y rezándole a Los Santos de los mapas y los teléfonos, dudando internamente si existían, aunque tiene que haber, hay santos para todo, incluso para los apicultores y esto último no es invento mío.
Ingresé a Google maps y puse la dirección. Aquí es cuando llegó la verdadera frustración. El maldito mapa no cargaba y la batería bajaba más rápido que moneda devaluada.
Luego caí en cuenta de que aún no me había conectado al wi-fi de la casa y que ya no estaba en mi país donde tenía datos móviles.
Me di un golpe en la cabeza con la pared por pendeja. Pero me sentí más pendeja al sentir la voz de Oliver preguntándome porque me pegaba contra la pared.
—Yo... Ete... No es tu problema— le respondí, cruzando las tiras de la bata aún más y amarrándolas fuertemente.
—Creo que si— dijo de una manera que hacía parecer que no le importaba, pero su voz daba la impresión de estar llena de curiosidad—Vamos a vivir bajo el mismo techo por los próximos días, creo que al fin merezco saber que clase de problemas psicológicos tienes— sonrió, como si fuera un chiste. Y quizás para él lo era.
—No estoy loca, muchas gracias por la preocupación— sonreí sarcástica y di media vuelta para dirigirme a la escalera antes de que mi razonamiento se pusiera aún más pendejo y de alguna manera terminase en alguna de mis fantasías.
— Vamos, Alya, quiero ayudarte.
—¿Ayudarme? No quiero ser tu peso muerto. Además, Andrés dijo que me ayudaría en lo que necesitase— me crucé de brazos y disfruté de ver cómo Oliver creaba una mueca de enojo ante la mención de su primo.
Nunca había entendido la competencia entre esos dos, pero desde que los conocía siempre había existido.
—No eres un peso muerto — murmuró Oliver, como diciéndolo solo para él. Aunque igual lo escuché.
— Explícame eso, ¿no soy un peso muerto pero si una molestia?, ¿Quién te entiende princi-Oliver?
—Yo... ¡Tu eres la complicada!— me lanzó la pelotita de la culpa. Hice un mueca y decidí dejarlo ahí. No valía la pena discutirlo, tenía cosas más importantes por la cuales preocuparme.
Iba por el primer escalón al segundo piso, cuando me agarró del brazo y me dio jalón dejándonos cara a cara.
Su rostro estaba tan cerca del mío, podía sentir el olor de su colonia. Olía a mar, era algo salado y embriagador, pero detrás de este se escondía un nuevo aroma.
Alcohol. Quizás vodka, quizás ron. No sabría decir, eran contadas las veces que había bebido y hasta ahora nunca me había emborrachado. Mis conocimientos con la bebida eran casi nulos.
Sus ojos parecían querer perforarme, era como si quisiesen resolver algún misterio en los míos. Me dio un escalofrío en la espalda.
—Suéltame. No estás cuerdo— ordené. Él negó con la cabeza.
—¿A qué estás jugando?
— ¿De que hablas?— pregunté genuinamente confundida.
Oliver pareció pensárselo por varios segundos y luego sonrió.
¿Y después me llama loca a mi?
Soltó mi brazo, dejando una pequeña marca de presión en él, se erigió la espalda y puso cara seria, como si lo siguiente que me fuese a decir fuera un problema de vida o muerte.
— Te ofrezco una tregua, Juniper— me ofreció la mano como una manera de cerrar alguna especie rara de trato.
¿Me había llamado Juniper?
No le di mucha importancia, después de todo estaba borracho, o muy cerca de estarlo.
—¿De que hablas?— señoras y señores está es la pregunta del día. ¿De que carajos hablaba este príncipe?
—Seamos amigos
—¿Cuál es la trampa?
—No hay trampa
—Si te digo que sí, ¿me dejarás en paz y me podré ir arriba a dormir?
Él asintió. Abrí los labios para terminar de una vez con esto, pero él se me adelantó.
—¿Quieres que duerma contigo?— mis ojos se abrieron de par en par y di un paso para atrás causando que mis pies se chocasen con la madera de la escalera.
Yo sentí clarito como mi culo se estrelló contra las tablas de madera, incluso escuché como se rompían. Pero, no fue así.
Oliver tenía buenos reflejos y me agarró en el aire, pegándome aún más él.
Supongo que dirán, fantasía cumplida, róbale un beso y ya está, cerramos toda está locura. Quizás debí haberlo hecho, quizás así se me quitaban las estúpidas fantasías. Pero no lo hice.
No quería recordar este amor imposible como al chico que le robé un beso mientras estaba borracho.
Aunque la tentación era tan fuerte.
—¿Qué dices, Juniper?— tragué saliva— ¿me dejas entrar a tu cama esta noche?
Oliver:
"Je serai frivole et décadent
Pour te surprendre "
Tatoue-moi (Mozart l'opéra rock)
Mi cuarto quedaba en la parte baja de la casa, justo a lado del cuarto de mis tíos, solicitud especial por parte de mi mamá. La mujer estaba loca, por poco y me pone un GPS en el culo.
Estaba por anochecer cuando Andrés y yo estábamos bajando unas cajas que habían traído unos trabajadores de mi tío, la mayoría era comida.
Alya estaba asomada en el balcón, tenía el cabello suelto y viento parecía bailar con él. Su mirada estaba perdida, ignorando completamente lo que pasaba en tierra firme. Tenía cara de preocupación, de miedo, de angustia, y una vez más me sentí culpable por su estado de ánimo, aunque quizás yo no tenía nada ver con él en ese instante.
Por primera vez en años, quise consolarla, quería ver su sonrisa de nuevo... quién sabe porque.
Cuando Julián entró a la escena, mis pies se detuvieron y decidieron que querían ver cómo terminaba esta escena.
—¿Qué miras?— me preguntó Andrés, cuando se dio cuenta de que no lo seguía con la caja. Alzó la mirada e hizo una mueca.
—Creo que se cumplió tu sueño, Ignacio. Tulio te la va a sacar de encima— comentó.
Y quizás era cierto, a distancia parecían una pareja de años. Se miraban a los ojos, como sino se escondiesen nada.
Julián le tomó la cara y ella no se alejó.
>>Creo que la va a besar— señaló como si le causara gracia. Andrés dejó la caja en el piso y de ella sacó una funda de frituras.
Yo lo miré. Él empezó a comer.
—¿Es enserio?
—Llevo años apostando por este niño, tengo que disfrutar el momento. Mario no me va a creer cuando le cuente que al final si ganó el niño llorón. Sabes Mateo apostaba por ti, lástima pero esos trescientos dólares me vienen bien— se encogió de hombros y comió otra papa.
Negué con la cabeza. No me sorprendía que hayan apostado, así era mi familia. Todo era un juego y nada iba enserio.
Alya pareció reaccionar histérica frente a algo que Julián le había dicho. Estaba por correr a su rescate y quizás volver a hacerme la del héroe, cuando él la apretó a su pecho y ella no puso resistencia.
—Vamos, solo bésala— murmuró Andrés a mi lado, mientras con la cámara de su celular apuntaba al balcón.
Alya parecía cómoda en su abrazo... tan cómoda que me llegó un sentimiento como aquella vez que Juniper López (de la serie Angeles de Luz) se besó con Mauricio.
No pregunten porqué se de la serie. Solo responderé que tengo una madre y una hermana.
Le besó la frente y luego se separó de ella. No había notado hasta ese momento de que no estaba respirando. Respiré hondo.
Supuse que ahí había terminado. Julián seguía en la friendzone, Andres aún no ganaba su apuesta y yo aún no tenía que plantearme preguntas pendejas.
>>Patrañas, y yo que ya estaba pensando en que gastarme mi ganancia— dijo Andrés guardando su celular en su bolsillo.
— Me apena tu caso— le respondí burlándome de él.
Andrés se encogió de hombros y se agachó para coger su caja, ya estamos por caminar hacia la casa cuando ambos notamos que Alya se acercaba Julián, se ponía de puntitas como intentando alcanzar sus labios.
Y ahí sentí algo mucho peor que con Juniper López.
Dice que me ama y se está besando con su "mejor amigo". ¿Quién entiende a las mujeres?
—Lo hizo— señaló Andrés sorprendido— Salió de la friendzone. Tulio, eres mi ídolo.
—Cállate, Abelardo.
—Yo te dije que no te esperaría por siempre— se encogió de hombros, hizo balance en una mano con su caja y de ella sacó una botella de tequila— para mí como que la vas a necesitar más que yo— y me la ofreció.
— No me importa. Ellos se pueden besar todo lo que quieran— no sabría diferenciar si eso era más mentira que verdad.
—Díselo a tu cara porque aún no se ha enterado
Sin decir nada, tomé la botella y la puse en la caja que yo llevaba. No planeaba tomármela ese día, ni siquiera recuerdo cuando la abrí.
Solo sé que un shot, se transformaron en tres y tres en media botella. Y cuando acuerda, la estaba buscando.
Juniper, estás jugando con mi cabeza y no quiero que te enteres.
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Hola, mis querido Wattpaders!
Hoy es 9! Así que aún estoy a tiempo. Lol xd. Como dije la otra vez en un comentario, este fin de semana fue el cumpleaños de mi mejor amiga y le organice una fiesta y pues bueno. Se me comió todo el tiempo libre. Pero aquí está lo prometido.
¡Espero que les guste!
Dejen sus bellas reacciones/comentarios aquí. Amo leerlos. No saben cómo alegran mi día.
En fin...!
PRÓXIMO CAPÍTULO ENERO 12
Sonrían siempre,
Elisabeth Hammer
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