~at six in the morning~

"A veces y solo a veces, es mejor callar"

Alya:

Julián siempre ha sido un pesado, un bello pesado que era mi mejor amigo. Ambos somos igual de obstinados, por eso al dejar la escena, me devolví al baño. Era el único lugar al que no me podría seguir. No sin que yo haga un completo escándalo.

Lloré un poquito, aunque más me podía la vergüenza. La verdad supongo que la mala cara y la tristeza no se podían disimular, porque todas me quedaban mirando. La mayoría ni siquiera disimulaba al momento de señalarme y murmurar entre ellas.

Me estaba sonando la nariz cuando una rubia, le calculé unos veinte años, se me acercó.

—Are you okey?— preguntó con preocupación en la cara.

Pretendí no entenderle, no tenía ánimos de socializar con nadie. Solo quería llegar a Tenerife, dormir hasta el día siguiente y empezar a investigar, encontrar a mi padre lo más rápido posible, volver a casa y encerrarme en mi cuarto a ver anime, hasta que Libby tenga ganas de ir a alguna parte y nos arrastre a todos.

La chica al notar mi cara de "no entendimiento", siguió intentando.

—¿Te encuentras bien?— batalló un par de veces con la r, pero no parecía sentir ningún complejo por esto.

—Algo así— le contesté. La chica me había hablado en dos idiomas, no podía ser tan arrogante y seguir ignorándola.

Ella pareció pensárselo un rato, antes de responder.

—Mmm... ¿Porque llorar-lloras?... ¿es lloras verdad?

Sonreí.

— Si, es lloras— me limpié la lágrima rebelde que se había osado a salirse.

Ella me devolvió la sonrisa. Para este punto, la rara intervención de la chica me había entretenido lo suficiente para contener bien a las condenadas gotitas de agua, pero lo que vino después definitivamente me hizo el día.

—¡Genial! ¿Escuchaste, Camila? I conjugated it right!— gritó por encima, como hablando con alguien dentro de los cubículos.

—¡Hacé silencio, Julia!— respondió, quien supuse que era Camila— ¡No puedo cagar tranquila si me estás gritando... ¿Lo conjugaste bien?! ¡No— abrió la puerta de un golpe— te lo — movió las caderas intentando abrocharse el pantalón— creo!— finalizó, cerrando el jean y subiendo el cierre.

Camila fue directo a lavarse las manos, mientras Julia le explicaba que estaba hablando conmigo y había conjugado bien un verbo. Sonreí, me recordaba a mis amigas en el colegio.

—¡che, que mal educada soy! Yo soy Camila y la gringa es Julliet, pero yo le digo Julia— y estiró la mano presentándose.

—Alya— salude, correspondiendo a su apretón de mano.

— Te llamaré Ania, ¿te molesta? Bueno tampoco es como que me importe— se encogió de hombros y río. Julia giró los ojos, pero era más como una desaprobación amistosa, que una señal de irritación—. En fin, ¿porque llorabas, Ania? 

Ambas me quedaron mirando a la expectativa de mi respuesta. Supongo que fue la necesidad de sacarlo todo, lo que le hizo contarles la historia con pelos y señales. Excluyendo claramente mi verdadera razón de ir a la isla, no había razón para andar comentando esto a cualquiera.

—Che, boluda. Lo que vos tenés que hacer, es simple. Mandas a la mierda a este pibe, te conseguís uno mejor y pim pow. Lo tenés besando el suelo que pises— concluyó Camila, con un pronunciado acento argentino, el cual no había notado hasta ese momento.

Tanto ella como Julliet eran altas, por lo menos me sacaban una cabeza de diferencia. La diferencia era que Julliet era rubia, de piel rosada —supongo que por el sol— y Camila era castaña de piel canela.

Camila tenía la contextura como la mía, en ese punto medio donde las flacas te ven gorda y las gorditas te ven flacas. Donde no eres ni lo uno ni lo otro. Mientras que Julliet era un palito, como una modelo rusa. Eran polos opuestos, quizás por eso eran amigas.

—Yo... No lo sé. No tengo ganas del amor— me encogí de hombros.

Y era verdad. El amor solo era una distracción para mi verdadero objetivo. Una que ya no tenía ni ganas de tener.

Camila iba a discutir conmigo, cuando Julliet le hizo acuerdo de que su vuelo salía en quince minutos. Instantáneamente mis ojos se abrieron de par en par y me clavé de una en mi bolso a buscar mi pasaporte junto al ticket de abordaje.

Solté un suspiro de alivio al ver que aún faltaba una hora, y luego un gesto de frustración al recordar que me tocaba a lado de Julián.

—¿Qué pasa, Alya?— me preguntó Julliet.

—Nada. Solo pensé que había perdido mi vuelo, pero no. Y luego recordé que tengo soportar un vuelo de dos horas con Julián... Y aún estoy molesta con él.

—Vos, tranquila. Yo te ayudo con eso— Camila me guiñó el ojo y  de su cartera sacó un post-it, escribió algo en él y me lo entregó— Iría yo misma, pero mi vuelo está por salir. Andá a atención al cliente, y preguntás por Ariel Martínez, le entregás el papelito que te acabo de dar. Y verás como te ayuda.

—¡Espera!— la detuve— Es mi primera vez en Madrid y hasta que yo encuentre a ese tal Ariel y solucione de alguna manera mi problema habré perdido mi vuelo.

Camila se mordió el labio, como calculando como hacer todo funcionar, mientras que Julliet la miraba expectante, como también suplicándole que me ayude.

—Tenes suerte que me caíste bien, Ania. Sígueme. Te recomendaría pegarte a Julia, yo camino rápido.

Yo asentí, cogí mis petates y traté de seguirles el paso. Cuando dejamos el baño, ni Oliver, ni Julián estaban en ninguna parte cerca de mi campo de visión. Sonreí. Mejor así.

—¡Che, que suerte tenés!¡Ariel, vení pa'ca!— empezó a gritar Camila a un chico alto que iba vestido con uniforme de aeropuerto.

¿Acaso todos aquí son pie grande?¿o solo soy yo que soy muy pequeña?

Él giró los ojos y le sonrió.

—¿Ahora en qué lío te metiste, Kami?— le preguntó Ariel, mientras se acercaba a nosotras.

No era lindo de la manera normal. Estaba un poquito gordito, pero tenía un par de ojos bellos. Eran como la menta pura y su sonrisa, al igual como solía ser la mía, tenía frenillos. Un pequeño indicio de barba disimulando la pequeña papada. Su piel y ciertas facciones en el rostro se asimilaban a las de Camila, así que supuse que eran hermanos. Aunque él no tenía el acento que caracterizaba a Camila.

>>¡Oh!Hola, Julieta y... tú eres nueva— comentó señalándome. Sonreí.

—Alya— le extendí mi mano, él la tomó— Aún no sé cómo terminé aquí— me encogí de hombros.

—Así es Camila. Arrasando con todo— todos reímos.

¿Quién sabe por qué? Solo me ponían de buen humor.

—Si, si, si como sea— interrumpió las carcajadas Camila— Necesito un favor. Mi vuelo sale en diez, así que Ania te va explicar.

Y con eso se fue, arrastrando a Julliet con ella.

—Bueno, así que Ada. ¿En que te puedo ayudar?

—Veo que el cambiar de nombre viene de familia— me crucé de brazos para darle más seriedad. No me molestaba que me cambiase de nombre, de alguna manera me parecía curioso.

Él se rió nervioso.

—Si, es que no tenemos muy buena retentiva así que usamos los nombres que más nos parece que quedan con los rostros.

—¿Estás diciendo que mi nombre no queda con mi rostro?— me hice la ofendida mientras empezábamos a caminar. No se para donde, yo solo lo seguía.

—¡No!¡Nada que ver... solo!¡Argh!— noté un ligero sonrojo en sus mejillas. Casi invisible.

Me reí. Su frustración me causaba gracia.

—Tranquilo, solo bromeo— Ariel me sonrió aliviado.

—Bueno, ¿y para soy bueno?— me preguntó mientras el color de sus mejillas regresaban a la normalidad.

—Ah si, eso. Bueno, verás. Yo, este. Argh— esta vez el se rió de mí— Necesito un cambio de asiento, estoy algo molesta con la persona que me toca a lado y no tengo muchas ganas de verle la cara dos horas seguidas.

Ariel al principio puso peros, pero después de varios minutos explicando mis razones, se persignó, hizo una extraña oración pidiendo que no lo despidan por lo que iba a hacer y cambio mi asiento por el de Oliver. Ya que no habían puestos disponibles en el avión.

Al final le agradecí y le dejé mi correo para que se lo diese a Camila y Julliet. Después de todo, no había sabido mucho de ellas, pero hablarles me había hecho bien y quería agradecerles.

Fui la primera en embarcar cuando llamaron por parlante. De verdad que no me quería topar con ese par.

El rencor es un sentimiento que detesto, pero aún estaba sentida la situación. No estaba de ánimos para echarle más leña al fuego.

Me dediqué a escribir en el avión. Lloré otro poco. Para cuando llegamos a Tenerife, ya me había desahogado lo suficiente. Igual no podía evitarlos más, o por lo menos no a Julián.

Nos hospedábamos juntos así que de ley, venían a recogernos juntos.

Oliver:

"Y al final, se que se está riendo de mí. Por lo ciego que fui"

Hay muchas cosas que me gusta de Tenerife. El clima, la gente, los paisajes. Solo hay una pequeña cosa que destruye todo. Mejor dicho alguien. Alguien mucho peor que Alya.

Andrés.

Internamente deseaba no tener que topármelo en estos quince días, pero ni Obama me iba a cumplir ese deseo. Andrés era el último hijo de mi tío Marco, dos años mayor que yo. Siempre tan... perfecto.

Si Andrés estaba en la ecuación, nada podría salir mal.

Él era Don Perfección de la familia. Si yo aprendía inglés, él escribía tres cuentos infantiles en japonés. Si yo aprendía a tocar guitarra, él se volvía un pródigo de la música. Si yo crecía cinco centímetros, él crecía siete. Y así sucesivamente.

Verlo con un cartel que decía "Zanahoria, Ignacio y Tulio" en el Aeropuerto, solo amargó más mi humor.

¿Quién carajos era Tulio?

Julián había ayudado a Alya a buscar las maletas mientras yo las arreglaba en dos carritos. Cada uno llevaba solo una maleta de carga así que entraron perfectamente.

¿Recuerdan la sonrisa que tenía en Madrid? Parecía foquito navideño, se iba y volvía por momentos. Nos veía, se iba. Hablaba con los policías de migración, regresaba.

No tocamos el "tema" que nos mantenía a todos en silencio, creo que estábamos cansados por el viaje.

—¡Zanahoria!— saludó Andrés a Alya cuando la vio cerca. El foquito se volvió a prender.

—¡Andy!— y se le guindó como un orangután. Giré los ojos.

Ridículos.

¿Desde cuando lo llamaba Andy?

— Y tú debes ser Tulio— saludó extendiéndole la mano a Julián. Él cuál parecía querer destrozar a Andrés. No lo culpo, se lo merece.

En otras situaciones y con otras personas, me hubiese cagado de risa.

—Mi nombre es Julián— masculló.

—Claro, como digas— se alzó de hombros restándole importancia e hizo un ademán de que lo siguiéramos. Eso hicimos— Digamos que no me molesté mucho en recordar al niño berrinche que no pudo ir de vacaciones con nosotros hace cuatro años.

Julián iba a responderle pero Andrés le arrebató la palabra.

>>¡Ignacio, primo!¡¿Hace cuánto que no te veo?!— exclamó con falsa alegría. Nótese aquí la rivalidad y el odio mutuo.

—Nos vimos la Navidad pasada, Alberlardo— le devolví el golpe.

—Seh. Como corre el tiempo— se paró frente a una camioneta Ford  negra doble cabina. Miró a su alrededor, antes de volver a hablar— Supongo que las maletas moradas de corazones son tuyas, Zanahoria— dijo mientras se inclinaba para agarrar las maletas y ponerlas en el vehículo.

—En realidad, esas son de Julián. La mía es la negra grande y la roja pequeña— sonrió inocente.

—¡Dijiste que las harías pasar como tuyas!— le gritó Julián, mientras Andrés se reía discretamente.

— Eso fue antes de lo de Madrid, Alberto— respondió calmada Alya. Sin levantar la voz, como si le estuviese pidiendo un favor.

—¡No uses mi segundo nombre!¡Alya ya deja de ser tan niña!— berrinchó Julián, quien parecía el niño de la situación.

—¡Yo so-

—¡Basta!— los interrumpí— Nos es lugar para pelear, solo subamos a la camioneta. Más tarde hablaremos de esto.

Sabía que Alya se iba a poner a discutir y todo el asombro que había sentido en el aeropuerto por la madurez había demostrado, se iría al caño. Por alguna razón, no quería que eso pasase. Me gustaba cuando actuaba cuerda y no perdía los estribos. Así que los interrumpí.

Por otro lado Andrés por primera vez se guardó sus comentarios y condujo hasta el hotel en silencio, solo la radio adornaba la tensión.

Vaya vacaciones en las que terminé.

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Ya creían que no actualizaría. AHHAHAHAHA. Hasta yo lo pensé.

Nah. Lo prometido es deuda, y no me gusta deber ;). Así que dudo mucho que falte a mis promesas. O por lo menos no sin una muy buena excusa.

¡En fin!

Espero que le haya gustado el capítulo. ¿Cuál es su favorito hasta ahora? **no se maten por responder hay espacio para todos** **nadie responde**

PRÓXIMO CAPÍTULO ENERO 3 (aunque voy a tratar de subir el 31, pero no prometo nada)

Así que si no logró publicarlo. ¡Feliz año! 🎊🎆🎈

Sonrían,
Elisabethammer

Pd: Agregué una nueva canción al soundtrack. :)

Pd: Capítulo dedicado a PaolaMiranda95 , Gracias por la ayuda! :)

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