8...

Semanas después Oliver y Edward estaban sentados en el sofá de la sala viendo televisión. Oliver estaba algo raro.

-Edward...

-¿Qué?

-Estos últimos días me he sentido algo confundido por la partida de Zip...- decía.

-¿Qué quieres decir?- preguntó el erizo blanco.

-¿Recuerdas cuando Vyzvat nos dijo que Zip se fue de la casa?- interrogó también Oliver.

-Si, ¿qué tiene?

-Pues... ¿No te parece raro que Zip se haya ido sin decirnos? O sea ella no se iría así porque se le dió la gana- decía.

-Bueno, que ella se haya ido no es mi problema- respondió Edward.

-Pero... ¿Por qué dices eso?

-Pues si, ella tenía la oportunidad de estar bajo un techo pero decidió irse, así que se lo pierde- decía el erizo blanco.

-Oye tampoco seas así, no te olvides que Zip siempre estuvo con nosotros, ¿o es que ahora la odias?

-Mira el hecho de que Zip se haya ido no es mi problema, además no pienso irme de aquí solo porque ella se fue- respondió Edward.

-¿Oye qué te pasa?- dijo Oliver.

-¿No te cansas de preguntar tanto? Mejor me voy- terminó el científico y se fue de la sala dejando solo al otro.

Edward salió a afuera encontrándose a Vyzvat afilando sus hachas y otros objetos.

-Hola Edward, te veo molesto, ¿pasó algo?- preguntó la alta.

-Es Oliver y está siendo muy molesto- respondió.

-¿Por qué?- preguntó nuevamente.

-No para de preguntarme de dónde podría estar Zip, como si yo supiera- explicó con un tono notoriamente molesto.

Ante aquella explicación Vyzvat se tensó un poco, su mueca alegre cambió a una indiferente por un momento y luego volvió a la normalidad cuando Edward terminó de hablar.

-Bueno... pero no tuviste que ser malo con él, tal vez solo la extrañaba- supusó la pelinegra.

-¿De verdad?

-Si... y tú también pudiste haber extrañado a Zip- dijo la rusa-española.

El erizo blanco se quedó pensando un poco, dandóse cuenta que se pasó de la raya.

-Creo que tiene razón... me pasé un poco- dijo arrepentido.

-Jeje... no te preocupes Edward, solo ve y disculpate con Oliver... y para que esten bien no vuelvan a hablar de eso, ¿ok?

-Está bien- aceptó el científico y se fue a disculparse con el otro.

Mientras tanto Vyzvat siguió en lo suyo y al estar pensando en Edward ella se reía suavemente...

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