44 | Сорок четыре

¿Qué es más elevado para el espíritu? ¿Sufrir los golpes de la fortuna o tomar armas contra las calamidades?













El sonido de los disparos era muy cercano, y retumbaban en sus oídos con fuerza. Tanto que le estaba aturdiendo y no era capaz de soportarlo muy bien.

Uno de los hombres se acercó a la salida de aquella fábrica, empuñó la manija metálica y entreabrió la puerta con lentitud, observando el exterior y asegurándose que no había nadie allí afuera. Miró hacia ellos y finalmente la abrió por completo, saliendo y apuntando todo a su alrededor. Uno de ellos se apresuró, cubriendo una de las esquinas y asegurando el perímetro para después ONU salir con Alicia esposada.

El empujón brusco la obligó a salir de aquel sitio, y observó todo a su alrededor, consternada y súbitamente desorientada. Estaban moviéndose por el edificio y no sabía muy bien hacia dónde estaban yendo, lo que tenía por seguro era que tenían una salida alternativa y secreta.

El edificio estaba hecho un verdadero caos, veía científicos y trabajadores de Anarchy corriendo de un lado al otro con terror y miedo. Algunos portaban armas de gran calibre empuñadas y se preparaban para defender la fábrica de los federales. No había electricidad ni luz, todo estaba a oscuras. Lo único que iluminaba era la luz de emergencia roja que había estado sonando hace cinco minutos.

—Muévete. —ordenó ONU entre murmullos.

Uno de ellos abrió una puerta que conducía hacia unas escaleras, similares a un sótano. Unas luces led de emergencia se encendieron al lateral derecho de los escalones, iluminándolos para evitar un accidente. De nuevo la empujó por la espalda, obligándola con prisa. Sus oídos capturaban el sonido de las balas alejándose de ella lentamente. El sonido metálico de los escalones retumbaba por el pequeño pasillo que descendía hacia algún sitio.

Observó todo a su alrededor, se trataba de una especie de bodega que almacenaba algún tipo de líquido. Había enormes tanques en toda la extensión de la habitación. Los dos hombres se detuvieron frente a una puerta gris que tenía un letrero diciendo: Precaución, en inglés.

Abrieron la misma con cuidado y entonces vio otras escaleras poco iluminadas. Comenzaron a bajar, escuchando el sonido metálico de los escalones ante cada paso.

ONU nuevamente la empujó para que se moviera y ella obedeció, descendiendo poco a poco.

—Saldremos por la alcantarilla, allí nos espera FL con una camioneta. —avisó uno de ellos, resonando su voz por las paredes.

Oyó el chapoteo del agua a unos pocos metros de ella y frunció el ceño confundido, entonces sus ojos se encontraron con unas alcantarillas de agua que utilizaba la fábrica para la creación de sus productos textiles. Su nariz captó el olor húmedo y sucio al mismo tiempo. Arrugó la nariz con incomodidad y vio a los hombres observar hacia ambos lados del subterráneo, corroborando que no hubiese nadie allí. Comenzaron a caminar hacia la izquierda con el sonido del agua siendo empujada por sus pies.

—Es por aquí. —murmuró uno de ellos, pudo notar por su acento que era ruso.

ONU nuevamente la empujó y Alicia aterrizó sobre el agua helada. Soltó un siseo mudo ante la mano de ONU sobre su boca. El agua provenía del rio mas cercano, y estaba totalmente helada. Llegaba a la mitad de su pantorrilla. El viento estrelló contra su cuerpo y pronto el frío caló cada uno de sus huesos, dejándole en claro que había una salida al exterior.

Todo estaba oscuro y apenas se podían ver siluetas, las luces led no iluminaban los suficiente. Solo funcionaban como guía entre la densa oscuridad. Podía notar que la claridad que entraba provenía del exterior y no de alguna lámpara. Los ojos verdes de Alicia brillaban entre la densa oscuridad como si se tratasen de dos velas, iluminando con suavidad su camino y el sitio por el cual ella mirase. Puedo deducir que el agua que llevaba estancada desde el día que se cerró la fábrica, tenía un color oscuro y había restos de hojas y ramas secas.

Su cuerpo tiritaba ante el frío que sentía en sus piernas debido al agua helada y el viento suave que chocaban contra ella. Sus ojos notaron la luz del exterior a unos largos metros frente a ellos. Continuaron avanzando poco a poco hasta que sus oídos captaron disparos. Se oyeron gritos y ordenes provenir de afuera y rebotar por las paredes al mismo tiempo que las balas. Todos se detuvieron en sus posiciones, paralizándose como estatuas.

Disparos y más disparos se oían. Con dificultad podía ver qué ocurría a través de aquella puerta de rejas hierro que impedían la entrada de cualquier persona a las alcantarillas.

—Atrás. —indicó el ruso retrocediendo en sus pasos y volteó hacia ONU—. Pero despacio, o nos oyeran.

—¡Alicia!

Era CIA.

Los ojos de Alicia los delataron.

Alicia esbozó una notoria sonrisa. Sabía que estaba tratándose de CIA. Y probablemente había interceptado el vehículo de salida. Pronto se oyeron zarandeos sobre las rejas del final. Y entonces unas linternas comenzaron a revisar todo el interior.

Ella soltó un grito mudo debido a la mano de ONU. Se sacudió en su lugar y trató de zafarse del agarre del mayor sobre su brazo. Pero lo que recibió como respuesta fue un golpe seco sobre su sien con la culata de un arma. Masculló adolorida y pronto sus aros rotaron alrededor de sus iris con velocidades intercaladas.

Los hombres frente a ellos comenzaron a disparar contra los federales, tratando de hacer paso y poder huir en dirección a la fábrica nuevamente. ONU jaló de ella hacia atrás para volver sobre sus pisadas. El tercero le cubría la espalda para evitar que cualquier bala perdida llegase a él.

—¡ONU ríndete! —espetó CIA, su voz rebotó por las paredes—. ¡Ya no puedes hacer nada!

CIA hablaba a un lado de la salida, oculto para no ser alcanzado por una bala. Empuñó la suya en manos y jaló desde su cabezal para cargarla. Miró a su alrededor, viendo los cuerpos inertes de tres hombres con atuendos negros sobre el suelo.

Habían logrado neutralizar a gran parte de la mafia, posiblemente quedaban más dentro del edificio. Pero ya se estaba limpiando la zona, lo único que faltaba era encontrar a ONU y Alicia. Él sospechó que había abandonado la fábrica, no iban a quedarse esperando a que Anarchy ganara o perdiera aquello. Por lo que ordenó rastrillar la zona en búsqueda de salidas alternativas, y así encontró un vehículo negro todoterreno estacionado sobre los pies de un río en el cual desembocaba una enorme alcantarilla.

ONU no respondió, simplemente comenzó a retroceder en sus pisadas. Hasta encontrarse con la intercepción de otro camino. Pegó su espalda contra la pared metálica de la alcantarilla.

ONU la lanzó al piso. Alicia cayó sobre el agua y con desesperación comenzó a removerse ante la entrada de agua en su nariz y boca. No podía levantarse con facilidad al tener sus manos atadas atrás su espalda.

Su cuerpo estaba prácticamente bajo el agua. Se giró sobre sí misma, y se levantó. Tosiendo con fuerza ante el agua que había tragado. El peliazul le apuntó con la pistola y Alicia alzó la mirada al escuchar la pistola cargarse. Sus ojos verdes le iluminaron, dejándole ver un rostro furioso y un par de ojos amarillos clavados sobre ella.

—Desde el maldito día que hackeaste las Naciones Unidas, sabía que ibas a ser un problema. —habló y apoyó el cañón del arma sobre la frente de Alicia—. Si te hubiesen matado en Santa Fe. ¿Sabes dónde estaría ahora?

—¿Muerto?

ONU soltó una sonora risa irónica que resonó por todo el lugar.

—Ya quisieras.

Se acercó a ella y la levantó de un rápido movimiento, la colocó de rodillas y con fuerza demandante le obligó meter la cara bajo el agua nuevamente. Alicia comenzó a moverse desesperada ante la intención de ahogarla. ONU ejercía fuerza sobre su cabeza y espalda, inmovilizándola por completo. Quitó su mano de su espalda y apuntó a su nuca con la pistola cargada.

Los ojos de Alicia brillaron con fuerza y los aros alrededor de sus ojos comenzaron a girar hacia a la derecha con rapidez. Pronto se tornaron rojos y el signo de advertencia se formó sobre su iris.

ONU masculló adolorido al sentir el ataque de Anonymous sobre él. Su mano empuñando el arma comenzó a temblar con violencia mientras se resistía al sufrimiento interno que estaba sintiendo. Sentía como su pecho era aplastado con fuerza y una lanza imaginaria le atravesaba el estómago por completo.

El color carmesí de sus ojos iluminaba el sitio, brillaban con una luz pasiva del mismo modo que una alarma de emergencia.

—No puedes matarme. —le recordó—. Reforzaste la seguridad de la ONU.

Era cierto, Alicia había creado una enorme acorazada de seguridad alrededor de todo lo que pertenecía a las Naciones Unidas. Nada podía entrar o salir de allí sin que lo supiesen de ante mano. Era inquebrantable.

Cómo consecuencia, Anonymous tampoco podía hacer nada contra él. Era inútil.

—Tal vez ella no —CIA habló a sus espaldas—. Pero esto sí.

Unos pinchazos furtivos se clavaron sobre la espalda de ONU con una fuerza demandante. Se giró sobre sí mismo y apuntó hacia el federal con la pistola. CIA le había clavado siete jeringas que contenían Nadir y Zenith. Comenzó a inyectarlo presionando el embudo y empujando todo el líquido para acabar dentro del cuerpo de ONU.

Comenzó a removerse alterado y desesperado mientras intentaba sacarse las jeringas clavadas en su espalda con las manos. Sus gritos desgarradores rebotaban por las paredes metálicas de la alcantarilla con un sonido abismal y lúgubre.
Alicia se recompuso, tosiendo con fuerza al mismo tiempo que escupía el agua que había entrado a su garganta y nariz.

El cuerpo de ONU se sentía como si algo estuviese quemándolo por dentro y le desgarrara cada parte de sus órganos con un tenedor. CIA le miró removerse y caminar desesperado por el lugar mientras buscaba quitarse las jeringas de la espalda. Suspiró con dolor y decepción para después empuñar su pistola en dirección a ONU.

Nadie, ni siquiera él, se hubiese puedo a pensar que el representante de las Naciones Unidas fuese capaz de hacer algo tan despiadado y cruel como esto.

—¡No! ¡Espera! —espetó ONU al verle apuntarle.

—"Paz e igualdad en un planeta sano." —recitó CIA el lema de la ONU—. Hipócrita.

Y jaló del gatillo.

El cuerpo de ONU cayó como un costal de papas sobre el agua. Chapoteando sobre la misma y mojando a Alicia quien estaba sobre el suelo. Miró al representante de las Naciones Unidas inerte sobre el agua y guardó la pistola detrás de su espalda.

CIA intuyó que una sobredosis de Nadir y Zenith sería capaz de provocarle algún tipo de reacción alérgica, ataque cardíaco o algo similar. Pues al final, se estás tratando de vacunas que son suministradas a cada representante dependiendo la gravedad de sus situaciones. Y como tal, las organizaciones no tienen porqué usar Nadir cuando ellos sólo están ligados a sus empleados y servidores. No tienen conexiones con una población junto con un pedazo de tierra.

Se acercó a Alicia y la ayudó a levantarse del agua, viéndole toser con fuerza mientras trataba de inhalar aire. Su nariz le quemaba.

—¿Estás bien?

—Creo que me tragué una hoja. —comentó Alicia mientras tosía.

Alicia se sujetó la cabeza con molestia mientras caminaba con CIA abrazándola por los hombros y ayudándola a salir de aquellas alcantarillas. Miró el final de aquel túnel, viendo la luz de unas linternas iluminándolos.

Esbozó una inmensa sonrisa de gratitud y un inmenso alivio se apoderó de su cuerpo.

Lo había logrado. Logró detener a ONU a tiempo. Logró hacer justicia por UNICEF. Logró parar a OMS a tiempo. Logró proteger a los representantes. Logró avisar a las personas sobre la verdadera apariencia de sus representantes, haciendo que ellos dejen de tener miedo sobre el qué podría pasar si los descubren.

Toda la mierda que tragó durante meses por culpa de ONU y jamás lo notó, le hacía sentir tan impotente que no podía describirlo con palabras.

Aquel acoso persistente en Argentina. Nadie más que ONU podía brindarle todo tipo de información sobre Alicia, pues robando datos de OMS y UNESCO le facilitaba el proceso.

Las prohibiciones poco humanas de ONU.

Las amenazas provenientes de Anarchy.

Los datos robados de Deep Web para confundirla a ella y los representantes.

Las mil y una mentiras de ONU y OMS.

Los centenares de robos de datos provenientes de sus propios servidores para cubrirse y no ser puesto en el punto de mira. Él tenía el acceso ilimitado a todo tipo de información de cualquier organización y representante que esté bajo el brazo de las Naciones Unidas.

Las dudas que le hizo creer alrededor de su padre, quien al final, le advirtió no confiar en ONU ni OMS.

La constante vigilancia poco sana que había creado por el simple hecho de no perderla de vista.

Ya se había acabado todo. Y no podía estar más feliz de haber logrado eliminar el virus.

Virus detectado.

01010110011010010111001001110101011100110010000001100100011001010111010001100101011000110111010001100001011001000110111100100000.
56 69 72 75 73 20 64 65 74 65 63 74 61 64 6F 20.

8610511411711532100101116101991169710011132.

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Muchas gracias por haberme acompañado en esta bonita travesía con Alicia recibiendo más putazos que abrazos. Me gustó mucho poder escribir este libro y llevar acabo una idea inicial que tenía muy buena pinta en mí cabeza. Al final pude proyectar muy bien gran cosas de las que quería hacer así que realmente estoy satisfecha con el resultado.

Hay cosas que pulir realmente y que inicialmente, quería hacer clones malvados, pero al final no me gustó mucho y acabé con esta idea. Me pareció mucho más atractiva.

Agradezco mucho el apoyo incondicional que me dieron y sinceramente espero verles en otro futuro libro o sitio.

Nos volveremos a leer.

—Homicidal_Bloody

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