39 | тридцать девять

No ensucies la fuente donde has apagado tu sed.














Alicia observó el edificio de las Naciones Unidas siendo rodeado por personas y la prensa intentando rascar algún tipo de información con respecto al representante de la ONU. Los representantes de los países afirmaban que ninguno sabía dónde estaba y mucho menos cuando fue, pues William no es alguien que suela salir del edificio. De hecho, tiene un rincón apartado que funciona como un pequeño departamento. CIA había revisado las cámaras de seguridad, pero nada mostraba la salida o entrada sospechosa de alguien al edificio, de hecho, las cámaras habían sido interceptadas por una interferencia que dañó por completo la imagen durante las últimas cuatro horas.

FBI estaba totalmente alterado y preocupado intentando dar con alguna pista al mismo tiempo que discutía con CIA (como suele ser habitual). Alicia les había otorgado todos los permisos necesarios para la utilización de Horus, al igual que intentaba ubicarlo en el mapa sin embargo no resultaba en nada. Era como si de pronto el aire se lo hubiese pulverizado y la tierra tragado. Eliminando cualquier tipo de pista o evidencia que les dijera donde se hallaba.

El cielo estaba completamente oculto tras enormes nubarrones grises mientras el sonido de los truenos y relámpagos podían oírse a lo lejos. La lluvia caía de forma incansable y persistente sobre la ciudad de Nueva York. La azabache devolvió su atención completa a la mesa redonda donde todos los países del mundo estaban reunidos, solo faltaban algunos de ellos que no se encontraban en el lugar por estar en sus países. FBI pidió de inmediato que todos se reunieran en las Naciones Unidas, no confiaban en lo absoluto que los representantes de los países estén fuera de este edificio. Al final, si habían logrado dar con ONU, no tenía ni idea qué cosas serían capaces de hacer.

Los países que curiosamente faltaban se trataban de los miembros del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Inglaterra, China y Francia), él único que estaban en la sala de ese consejo era Rusia. Quien le observaba expectante desde el otro lado de la mesa a un lado de sus hermanos,—excepto Ucrania quien estaba grave ante el problema de Donbass—.

Alicia poseía su forma Anonymous, ya no había amagos ni retrocesos en su intento de evolucionar como una representante de una organización no gubernamental cibernética sin representantes, sede ni líderes. FBI estaba hablando y todos le escuchaban con una total atención que ella no era capaz de entender ni enterarse de qué estaba hablando, simplemente su cabeza no estaba en esa sala y mucho menos en ese edificio. Estaba divagando entre la información y datos que había hallado después de haberlo robado del Kremlin. Sus ojos verdes con sus aros girando alrededor de su iris continuaban siendo irregulares. La mirada de la azabache era muy neutra y fría, sus cejas estaban fruncidas y dejaba denotar fácilmente que se encontraba concentrada en sus pensamientos. Absorta por completo del entorno que le rodeaba.

No había visto a OMS desde que llegó a las Naciones Unidas, de hecho, ni siquiera se encontraba presente dentro de la sala de reuniones. Algo que le parecía muy extraño ya que se estaba debatiendo y tratando de ubicar a ONU.

Se estaba tratando de su hermano y no era capaz de comprender por qué no se estaba involucrando.

Su pensamiento de duda se disipó al instante que fue respondida por ella misma. Esbozó una sutil sonrisa y alzó la vista al globo terráqueo digital que estaba siendo proyectado con Horus. FBI intentaba dar con ONU colocando información, fotos y todo tipo de datos claros que el propio programa sería capaz de rastrear en cuestión de segundos. Al final, para ello había sido creado Horus en un primer lugar. Sin embargo, las búsquedas eran en vano. El sistema arrojaba unas palabras en rojo diciendo: Parámetro no encontrado.

—Alicia, por favor. Rastrea a ONU. —pidió FBI después de intentar sin resultados hallar al representante.

Ella giró el rostro lentamente y le miró impasible en su asiento con los brazos cruzados, desde que habían salido de Rusia y llegado a las Naciones Unidas, ella no había pronunciado palabra alguna. Algo que desconcertaba por completo a todos los representantes, nadie podía entender por qué estaba actuando de ese modo. Fijó su atención sobre los asientos vacíos de los restantes miembro del consejo de seguridad y finalmente la colocó sobre el globo terráqueo, el cual comenzó a fallar con unos extraños glitch.

—¿Y por qué mejor no preguntas dónde están los miembros del consejo de seguridad? —finalmente su voz sarcástica y profunda retumbó por la extensa habitación, dejando perplejos a todos los representantes. Pasó sus ojos verdes titilantes por todas las miradas que se habían fijado sobre ella buscando una respuesta concisa.

—Están en sus capitales.

—¿Estás seguro?

La habitación sucumbió brutalmente en un silencio palpable que comenzó a pesar, el sonido de las gotas de lluvia chocando contra los ventanales al mismo tiempo que los destellos blancos de los relámpagos iluminando el cielo gris y tormentoso se daba paso a espaldas de Anonymous. Los aros alrededor de su iris continuaban teniendo rotaciones irregulares y arbitrarias, como si ya no tuviesen la posibilidad de volver a coordinarse más. FBI le miró paralizado en su posición, observándole en silencio y dubitativo.

—¿Qué insinúas? —cuestionó el peliblanco. Si ella soltaba aquello de aquel modo, estaba dejando en claro que sabía algo más y se lo estaba guardando para sí misma—. Si sabes algo, dilo.

—Pregúntale a OMS, ella sabe más que yo. —volvió a responder con aquel tono irónico en la voz, tal que era incluso molesto de oír. Como si buscase aplastar de forma arrogante a todas las personas en la habitación. FBI nuevamente le miró un poco más consternado. ¿Qué sabia para decir esto?

¿Qué clase de relación tendrían el Consejo de Seguridad con la desaparición de ONU? ¿O viceversa?

El federal soltó un suspiro de agotamiento, desvió su atención de la azabache sentada a su lado con un rostro frívolo y un par de ojos destellantes paseándose por las miradas curiosas de los representantes. Colocó su atención sobre la superficie de madera oscura, observando los papeles encima. Alicia parecía muy reacia a colaborar, de hecho, parecía no tener ninguna intención de hacerlo y menos estaba de acuerdo de encontrarlo. No sabía el por qué, jamás tuvieron un roce tenso que activara esta indiferencia.

Tenía que estar escondiendo algo tan grande y complicado que era imposible de poder entender ni asimilar en este momento, y ella probablemente lo sabía por lo que se mantenía al borde de la situación. Algo sabía sobre ONU que no podía revelar ahora mismo, pero tampoco mostraba indicios de querer ayudar (más allá de haber prestado a Horus), ante aquello, estaba indicándole que no era bueno lo que estaba ocultando.

—Trae a OMS. —pidió FBI a un guardia azul que custodiaba a puerta.

Este asintió para salir de la habitación cerrando detrás de él. El semblante de Alicia cambió como si le hubiesen colocado otro chip, una sonrisa arrogante e invicta se esbozó. Sus ojos brillaron con mucha intensidad, como si aquellas tres palabras le hubiesen alegrado el día oscuro que tenía.

—¿Por qué no ayudas, Alicia?
Ella volteó hacia el federal a su lado, cabizbajo y con la mirada colocada sobre la madera. Se le notaba muy frustrado y alterado.

—Lo estoy haciendo.

—No, no lo haces. Eres Anonymous, sabes absolutamente todo. Puedes ver cámaras, controlar teléfonos, computadoras, radios, todo —habló FBI con un tono notorio de frustración, su mandíbula presionada solo demostraba lo enfadado e impotente que se sentía—. No te cuesta más de tres minutos encontrarlo. ¡Por qué no lo haces!

Alicia no respondió, solo le observó a su lado con sus brazos cruzados. Sus ojos brillaban como si se tratase de una luz pasiva de emergencia que estaba indicando la salida. Todos los representantes de los países le veían expectantes y en un perfecto silencio, tratando de no perderse absolutamente ninguna palabra de la azabache y tampoco pretendían intervenir.

—¡Contesta! —vociferó exigente, giró hacia ella y movió su silla aprisionándola con sus brazos sobre los apoyabrazos.

Ella se mostró inmutable a pesar del movimiento brusco que había hecho el federal, sus brazos seguían cruzados entre sí y su mirada estaba perfectamente neutra. En cambio, el peliblanco estaba muy exaltado y alterado, sus cejas fruncidas, sus ojos celestes clavados sobre ella como estacas fundidas en fuego. Sus dientes apretados ejerciendo presión sobre su mandíbula.

—Оставь ее в покое! Ostav' yeye v pokoye! (¡Déjala en paz!) —la voz de Rusia resonó por la habitación hasta llegar a sus oídos. Se levantó instantáneamente de su asiento y observó desde su posición al federal intentando intimidarla.

—Shut up Soviet! (¡Cállate soviético!) —espetó el federal hacia el ruso, algo que no agradó en lo absoluto al eslavo.

—Ay, no... —masculló Bielorrusia.

—Как ты меня назвал? Kak ty menya nazval? (¿Cómo me llamaste?)

—¡Ya basta! —espetó Noruega llamando la atención de todas las personas. Se levantó de su sitio, captando la atención de todos—. No sabemos dónde está ONU. Lleva desaparecido más de un día. Alicia está insinuando que los miembros del consejo también. ¿Creen qué es momento para pelear? Centrémonos en lo que está sucediendo sin acabar matándonos entre nosotros. ¿Sería mucho pedir?

Rusia soltó un suspiro intentando calmarse a sí mismo para después volver a tomar asiento, Kazajistán palpó su hombro como si buscara calmarlo un poco. Los ojos del eslavo estaban clavados sobre el federal como si tratase de exterminarlo con la mirada, y el contario le devolvía la acción con una mirada amenazante. Devolvió su atención en la azabache a su frente que observaba sus uñas con indiferencia y aburrimiento, notó la mirada pesada del peliblanco sobre ella. Alzó la vista para encontrarse dos pares de ojos enfurecidos y cubiertos tras nubarrones de frustración.

—FBI... —llamó Noruega. El federal se alejó de la azabache con una acción furtiva, como si le hubiesen obligado dejarla—. Takk skal du ha. (Gracias.)

FBI se giró sobre sus talones, alejándose de Alicia unos pocos pasos mientras apoyaba una mano sobre su cintura y la otra se colocaba sobre su boca con una acción de frustración. Como si limpiase sudor de su rostro. Fijó su atención en la puerta al lateral derecho por la cual ingresaba OMS junto con el guardia azul. La azabache se acercó nuevamente a la mesa sujetándose de la madera, pues ante el brusco movimiento del contrario su silla se había desplazado unos metros. OMS notó que, dentro de la sala, se hallaba Alicia a un lado de FBI. La misma que volteó a verle y una inmensa sonrisa tétrica se esbozó en su cara como si le hubiesen entregado carne fresca a un hambriento león.

—Vendré en otro momento. —murmuró casi inaudible, pero fue perfectamente sonoro ante el absoluto silencio que reinaba en la habitación junto a una tensa atmósfera que imposibilitaba poder respirar con libertad. Se giró sobre sus talones tomando el pomo de la puerta con la intención de salir huyendo de aquella habitación.

Las luces titilaron dentro de la habitación, parpadeando de forma muy extraña. Alicia alzó la vista a los focos indirectos sobre su cabeza, frunciendo el entrecejo con confusión al captar el mensaje que estaban entregando aquellos parpadeos y pausas continuas. Los representantes a su alrededor no parecían enterarse de que aquellas señales se trataban de un código morse, en realidad estaban seguros que era causado por Alicia.

...- . -. / .- / -... ..- ... -.-. .- .-. .-.. --- ... (Ven a buscarlos.)

Pronto el sistema de seguridad de las Naciones Unidas se activó. Una alarma sonó y poco a poco unas persianas metálicas comenzaban a descender desde el techo comenzando a cubrir las puertas y ventanas que les rodeaban. El sonido tétrico de las cuerdas descendiendo eran lo único que percibían sus oídos. El holograma del planeta en medio de la habitación comenzó a fallar como si la señal fuese tan escaza que no era posible que se proyectara. Las luces se atenuaron, comenzando con una reserva de energía para poder mantener el edificio funcionando con lo justo y necesario. Las luces iluminaban lo suficiente para poder ver dentro de la habitación.

Security system activated. All exits and windows have been hermetically sealed. Please remain in your rooms until the system is disarmed. (Sistema de seguridad activado. Todas las salidas y ventanas han sido selladas herméticamente. Por favor, permanezcan en sus habitaciones hasta que el sistema sea desactivado.) —una voz artificial sonó por los parlantes sobre las paredes.

Todos los representantes se alarmaron ante la activación del sistema de seguridad. Solo era posible de ser activado por ONU. Y solo se hacía en caso de emergencias o situaciones tan críticas que desembocaban en atrincherarse dentro de las Naciones Unidas. Nunca antes lo habían utilizado. Los países comenzaron a hablar entre ellos preocupados y notoriamente asustados, desconcertándose ante lo que estaba sucediendo. Por una enorme obviedad, no era normal y tampoco podían entender por qué Alicia estaba haciendo todo esto.

La azabache se levantó de su asiento. Sus ojos verdes destellantes eran el brillo más incandescente que nadie antes pudo presenciar. Como si se tratase de la luna en medio de una noche oscura. OMS se giró sobre sus talones y observó la azabache caminar con pasos penetrantes y lentos hacia ella. Su sonrisa maliciosa era perfectamente visible para todos.

—¡Alicia qué estás haciendo! —espetó FBI, caminó tras Alicia, pero solo bastó con darse media vuelta y observarle directamente a la cara.

Sus ojos se tornaron rojos con un símbolo de advertencia en su iris. El federal chilló de dolor y retrocedió en sus pisadas agonizando lentamente, sus piernas pronto le fallaron hasta acabar sobre sus rodillas chillando con molestia mientras se sujetaba el estómago como si hubiera recibido un golpe seco en aquella zona. Pronto el dolor pareció ser insoportable logrando dejarlo inconsciente. Su cuerpo desfalleció cayendo en peso muerto. Se giró sobre sus talones nuevamente y enfocó su atención sobre OMS, quien se pegó contra la puerta como si buscase fusionarse con la misma.

—No voy a hacer nada. —avisó Alicia hacia el resto de las personas. Todos comprendieron su petición y le observaron en silencio, notando como sus ojos verdes se habían tornado en un rojo escarlata con un símbolo de advertencia en medio.

Fijó su atención sobre OMS y ella le miró paralizada, podía ver como su cuerpo temblaba con violencia. Los ojos de Anonymous se clavaron sobre ella como dos estacas, el tenue destello le iluminaba la cara como una lámpara. Pronto un sinfín de archivos, datos e información altamente clasificada llegó a ella como un balde de agua fría. Los ojos celestes de la peliblanca estaban perplejos, manteniendo el contacto visual con Anonymous. Hacía lo posible por quitar su atención de ella, pero parecía como si Alicia le estuviese obligando a mirarle, sentía un extraño cosquilleo recorrerle todo el cuerpo como si se tratase de una fría corriente eléctrica.

Pronto el holograma detrás de ella comenzó a funcionar nuevamente, Horus estaba buscando algo. Todos observaron cómo se colocaban coordenadas junto con nombres y apellidos completos. El planeta que giraba sobre su eje se expandió hasta enfocarse sobre los Estados Unidos. Un punto rojo apareció en el mapa parpadeando con parsimonia.
Alicia cerró los ojos y se volteó sobre sus talones, mirando el mapa ubicado con una ubicación marcada. OMS masculló con dolor y pronto sus piernas temblaron con violencia, como si Anonymous le hubiese arrancado toda la energía que su cuerpo reservaba. Se pegó a la puerta tratando de mantenerse sobre sus pies. El guardia a su lado la tomó en brazos sujetándola para que no perdiera la estabilidad por completo. Alicia comenzó a reír como si le hubiesen contando un chiste tan bueno que no era posible resistirse. Los representantes le miraron en silencio con mucha preocupación y al mismo tiempo asustados. Desvió su atención del mapa para ver a los países que le rodeaban, bordeando la mesa totalmente expectante a sus gestos y movimientos.

Pronto el cuerpo de OMS se desvaneció en brazos del guardia, acabando totalmente inconsciente. Desde su nariz un hilo líquido de color carmesí se asomó por una de sus fosas nasales, comenzando a deslizarse lentamente hasta manchar sus labios.

Se giró sobre sus talones y caminó en dirección a la única puerta de salida y entrada. El sistema de seguridad se desactivó.

Security system successfully disabled. (Sistema de seguridad desactivado correctamente.)

—¡Qué mierda hizo!

—¡Mató a OMS!

—¡Alicia!

Las persianas metálicas se abrieron lentamente. A través de las ventanas la lluvia volvió a chocar contra los ventanales y la luz natural invadió la sala de reuniones. Las luces tenues se hicieron más brillantes. Alicia posó su mano sobre el pomo de la puerta y lo giró hasta abrir la misma.

—Алиса, ты куда? Alisa, ty kuda? (Alicia, ¿Dónde vas?)

La azabache se detuvo en sus pisadas y se giró sobre sus talones para ver los representantes expectantes a sus espaldas. Ella repasó su mirada por encima de cada uno de ellos en silencio, como si se recordara a sí misma qué tenía que hacer ahora. Desvió su atención al frente, cerrando los ojos mientras meditaba qué hacer. Apretó sus labios entre sí, como si se negara a sí misma decir algo.

Cerró la puerta tras ella y abandonó la habitación. Oyó los gritos de Rusia interrogando dónde iba. Caminó con pasos apresurados en dirección a uno de los ascensores, sus oídos captaron sus pisadas rápidas en su espalda. Apretó el botón del elevador y esperó con paciencia que este llegara.

—Как ты думаешь, что ты делаешь? Kak ty dumayesh', chto ty delayesh'? (¿Qué crees que estás haciendo?) —interrogó Rusia posicionándose a su lado. Ella alzó la mirada para verle por unos cortos periodos de segundos y después devolverla a las puertas metálicas cerradas del elevador—. Что ты сделал с ВОЗ? Chto ty sdelal s VOZ? (¿Qué le hiciste a OMS?)

Las puertas del ascensor finalmente se abrieron y la azabache avanzó pocos pasos hasta ingresar. Rusia le miró estático en su posición. No entendía nada de lo que estaba sucediendo ni mucho menos podía entender el actuar tan neutro y extraño de ella. No sabía qué es lo que ella había hecho en Rusia el día de ayer y mucho menos tenía idea de qué fue lo que obtuvo de información, pero era tan complicado que incluso hizo cambiar la actitud de Alicia por completo y finalizado la transformación de Anonymous. Quería ayudar, quería entender, quería poder hacer algo por ella.

Alicia presionó el botón de la última planta en silencio.

—¡Alicia! —espetó y posó sus manos sobre las puertas del ascensor, negando la posibilidad de que estas se cerraran por completo.

—Ты мне доверяешь? Ty mne doveryayesh'? (¿Confías en mí?) —preguntó. Rusia le miró perplejo, observando el color verde destellar pasivo y los aros rotar en sentidos contrarios. Movió su cabeza levemente, pero no pareció convencerla—. Ты мне доверяешь? Ty mne doveryayesh'? (¿Confías en mí?)

—Да. Da. (Sí.)

Alicia esbozó una sutil y suave sonrisa que pareció relajar la preocupación del eslavo. Como si aquel inocente gesto le hubiese dejado en claro que ella continuaba siendo la misma persona, solo las circunstancias le hacían actuar de este modo, no había más alternativas. Posó sus manos alrededor de su rostro hasta envolverlo, repartiendo caricias sutiles sobre sus pómulos. Rusia estaba perplejo y estático en su posición. Sus ojos celestes clavados sobre los suyos como si buscasen no perderse ningún detalle y tratara de memorizar cada facción suya en su memoria. El tacto cálido de sus manos blancas sobre su rostro era tan suave y relajante como una pluma.

—Не волнуйся, я вернусь. Ne volnuysya, ya vernus'. (No te preocupes, volveré.)

Se acercó lo suficiente a él para dejar un escaso y rápido beso sobre sus labios que dejó al eslavo mucho más perplejo de lo que ya parecía estar. Su rostro hirvió en temperatura y retrocedió en sus pisadas, dejando que las puertas lentamente se cerraran. Le vio mostrar una inmensa sonrisa desde el otro lado y le devolvió el gesto del mismo modo.










Capitulo editado.

Neta estoy en un punto donde puedo destruir al planeta de un pinche misil intercontinental alv chinguen todos a su pinche madre

Literal

Espero que les haya gustado de ser así no olviden dejar un like o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.

Nos vemos.

—Homicidal_Bloody

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