34 | тридцать четыре

Es más sencillo obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada.









 

 



 

Alicia suspiró observando hacia la multitud alterada debajo de sus pies a través del enorme cristal del ventanal perteneciente al departamento. El sol estaba colocado sobre el cielo encima de un gigante manto azul con sutiles manchas blancas dispersas. El frío aún continuaba siendo persistente y algo muy cotidiano en la ciudad de Moscú. Veía las pancartas y carteles agitarse con violencia en tono a un cántico que la misma protesta había creado. La policía trataba de contenerlos en tanto Rusia entraba dentro del edificio siendo escoltado por un policía para protegerlo de las cosas que le lanzaban como señal de odio y molestia.

Había pasado un día completo y sin mucho que hacer ni tampoco muchos cambios en su cuerpo. Su color de ojos verdes parecía quedarse de forma permanente en su rostro y nunca más volvería al par de ojos heterocromáticos que siempre había tenido. FBI se había pasado todo el día encerrado en su habitación en una reunión con ONU y OMS. No tenía ni idea de qué tema estaban tratando, pero estaba segura que estaban hablando sobre ella y su transformación a una organización anónima.

Un sonido de chispas o más bien, de un cortocircuito llamó su atención. Volteó hacia atrás, observando la sala de estar totalmente vacía. Frunció el entrecejo con confusión ante el sonido extraño que habían captado sus oídos, al no volver a escucharlo devolvió su atención al ventanal a su frente.

No tenía mucha idea de qué sucedería con ella, con su cuerpo ni qué le deparaba. FBI no le decía mucho con respecto a ese tema y no estaba muy segura de por qué. Todo lo que sabía era sobre una célula que fue dada por URSS que mostró la célula evolucionar a Rusia. Después se enteró de la existencia de dos vacunas diferentes, una para aliviarle los dolores provocados por sus países y la otra les otorgaba la forma humana—la cual habían dejado de utilizar por petición de OMS y únicamente usaban las que ella creaba—. Luego se enteró que su padre le había inyectado algo gracias a la carta que Rusia le había entregado, supuso que eso fue el detonante definitivo para ocasionar que Alicia se transformara en Anonymous. Sin embargo, por alguna razón algo le estaba diciendo que no sabía todo y que le estaban ocultando algo peor que ser una organización no gubernamental anónima de hackers cibernéticos.

Sus oídos percibieron el sonido de la puerta principal abrirse después de haber leído la tarjeta de acceso. Alicia se giró sobre sus talones y pronto notó el cuerpo de Rusia ingresar al departamento con un traje formal de color negro con una corbata roja. Le vio portando un bolso de laptop en su mano derecha. Se quitó los mocasines en la entrada y los apartó del caminó hasta finalmente ingresar por completo a la sala.

—Я дома. Ya doma. (Estoy en casa.) —anunció Rusia y la azabache caminó unos pocos pasos para aparecer en el panorama del eslavo.

Alicia notó al instante que los ojos de Rusia se posaron sobre ella y notó que su rostro estaba severamente endurecido. Sus labios estaban curvados, su entrecejo estaba muy fruncido. Se podía percibir fácilmente que estaba muy enfadado y molesto con algo que la azabache no tenía ni idea y mucho menos se imaginaba. Le vio avanzar pocos pasos hacia ella y Alicia por instinto retrocedió en los suyos, como si buscara alejarse de él.

—Какие-то парни приходили в дом два дня назад? Kakiye-to parni prikhodili v dom dva dnya nazad? (¿Vinieron unos tipos a casa hace dos días?) —interrogó Rusia con una voz súbitamente profunda mientras avanzaba a pasos lentos. Alicia frunció las cejas con confusión. No tenía ni puta idea de qué había dicho, pero por su tono de voz sonaba muy serio y demandante—. ¿Vinieron dos tipos a casa?

Pronto su cadera chocó contra el respaldar del sofá blanco. Observó en dirección a este y apoyó su mano sobre el mismo, sosteniéndose. Devolvió su atención al ruso que avanzaba a pasos lentos pero torturantes en su dirección. Sus ojos amarillos en su forma humana eran mucho más aterradores que los celestes que llevaba cuando tenía su rostro pintado en tres colores horizontales. La mandíbula de Rusia estaba apretada y marcaba mucho su quijada, demostrándole lo enfurecido que estaba. Los ojos de Alicia le observaban perplejos, el aro alrededor de su iris comenzó a rotar aumentando la velocidad del mismo modo que la llanta de un vehículo de carreras. Titilaron suavemente entre la luz de la habitación, siendo perceptible incluso para ella misma.

Observó en dirección al pasillo donde FBI estaba, no había indicios de que llegase a salir de aquella habitación y mucho menos de abandonar la reunión importante que tenía con sus compañeros de trabajo. Sin embargo, eso no le impedía gritar para llamar la atención del federal en caso de sentirse muy asustada e incapaz de defenderse.

—Ответь мне! Otvet' mne! (¡Contesta!) —soltó con fuerza, exaltando a la azabache. Su voz había rebotado por la extensa y vacía sala.

—¡Sí! Vinieron unos tipos —le soltó con un tono firme sin embargo intentó no alzar la voz para enfurecerlo más ni para exaltarlo—. ¿Qué te pasa a vos ahora?

—¡Nunca le abras la maldita puerta a nadie! ¿Lo has entendido? ¡A nadie! —espetó en su dirección. Alicia no tenía ni idea de por qué estaba tan enfurecido ni el por qué una simple acción como abrir la puerta le había afectado de ese modo.

—Pero, a ver. ¿Qué querés qué haga? Llamaron a la puerta y yo abrí.

—¿Qué querían? ¿Te han dicho algo? —insitió, avanzó un solo paso acortando la distancia y Alicia intentó fusionarse con el sofá en su espalda—. ¿Qué querían?

—Nada, no sé. ¡No sé! Me hice la muda. —respondió Alicia con un notorio tono nervioso cargado de un miedo que estaba escapándose de sus poros y era muy perceptible por él.

Rusia desvió su atención de ella y soltó un gruñido desde el fondo de su garganta con una fuerza demandante. Se alejó de Alicia impotente y lanzó un puño cerrado al aire que logró atinar contra la pared más cercana. Un fuerte golpe resonó por la habitación, y la adrenalina creció dentro de Alicia del mismo modo que una llama al echarle querosene. Miró el hueco claramente perceptible en la pared de cemento y su cara palideció.

Había hecho un puto hueco en una pared de cemento de un puto puñetazo.

—Чёрт побери. Chyórt pabyerí. (¡Maldición!) —espetó Rusia después de propinarle un golpe a la pared. Observó el hueco a su frente y volteó en dirección a Alicia, quien tenía un rostro sumamente pálido y sus ojos verdes destellaban al mismo tiempo que los aros alrededor de su iris giraban con rapidez.

Estaba totalmente enfurecido. Dos miembros del gobierno ruso habían hecho una visita sorpresa a su departamento hace dos días atrás con la intención de averiguar quién más vivía en ese lugar. Se lo dijeron en la cara con una sonrisa siniestra cargada de malicia con la intención de molestarlo y asustarlo. El representante intentó controlarse y mantener su postura firme y calmada que tanto le caracterizaba, pero eso no iba a durarle mucho. Al final aquella noticia cayó encima suyo como un balde de agua helada con cubos de hielo. Rusia estaba seguro que Anarchy le había entregado la información de la existencia de Alicia—o más bien, Anonymous—viviendo en el país. Él no tenía ni la más remota idea qué harían al respecto, pero estaba muy seguro que no podía esperarse nada bueno viniendo de ellos. Le aterraba la idea de pensar en las mil y una atrocidades que podrían llegar a hacerle y simplemente aquello le inervaba la sangre.

Pronto el televisor inteligente a sus espaldas se encendió y comenzó a titilar como si tuviese una falla interna y la imagen no podía se proyectada a través de la pantalla. El teléfono celular de Alicia sobre la mesa ratona comenzó a sonar en una canción aleatoria desde Spotify. El televisor comenzó a pasar canales aleatorios como si alguien jugara con el control remoto. El sonido de chispas y cables quemándose pertenecientes a las tres cámaras angulares de la sala captaron la atención de Rusia del mismo modo que el resto de los artefactos que le rodeaban.

Los ojos de Alicia estaban totalmente abiertos, su cuerpo estaba estático en aquella posición agarrada al respaldar del sofá. Los aros giraban alrededor de sus iris con una extrema velocidad. Pronto su piel comenzó a tornarse en un tono blanco de forma casi instantánea, los trazos del logo de Anonymous comenzaron a aparecer. Su cabello se tornó mucho más negro y divisó mechones verdes aparecer por sus hebras.

—What the hell is going on! (¡Qué diablos está pasando!) —la voz de FBI apareció en la habitación.

Alicia fijó su atención en él y pronto los ojos verdes destellantes de ella se tornaron rojos en un solo segundo. El federal chilló de dolor y como si le hubiesen colocado el pie y hecho tropezar, cayó al suelo mientras se retorcía del dolor. Se abrazó a sí mismo mientras sus gritos desgarradores de dolor hacían eco entre la inmensa habitación en la que se encontraban. Los ojos inyectados en un rojo escarlata destellante estaban clavados sobre FBI como un par de estacas bañadas en sangre. Rusia palideció al observar la situación.

¿La representante de Anonymous podía controlar todo aquello que llevase tecnología? ¿En consecuencia también tenía una especie de poder encima de las organizaciones como FBI?

Los aros rojizos alrededor de su iris se unificaron hasta formar un símbolo de advertencia en rojo con un signo de exclamación en medio. Brillaban súbitamente mientras sus ojos escarlatas estaban clavados sobre el federal al igual que los gritos de agonía del americano se unían a los pitidos del microondas, la música de su teléfono celular y el televisor reproduciendo canales sin parar al mismo tiempo que la pantalla titilaba. Rusia observó atónito los ojos inyectados en aquel color carmesí.

—¡Russia! —espetó en inglés con un dolor desgarrando su cuerpo por completo.

Pronto frente a sus ojos millones de palabras y oraciones en centenares de idiomas que ella desconocía por completo comenzaron a parecer frente a la azabache, impidiéndole poder ver a FBI sobre el suelo mientras se retorcía del dolor. Sus oídos fueron ensordecidos de forma imprevista por voces que hablaban al unísono siendo incapaz de poder reconocer alguna y le era imposible poder comprender qué estaban diciendo. Se sentía severamente alejada de todo lo que le rodeaba y el entorno en el que se encontraba, sintiendo como si su alma hubiese abandonado su cuerpo y dejado sola con su consciencia en el departamento.

Los ojos rojizos de Alicia no observaban otra cosa que no fuese al federal. El eslavo le observó estático en su posición, se quitó la chaqueta americana con rapidez y la lanzó sobre la cara de Alicia, cubriéndole por completo. La contraria intentó quitárselo de encima tratando de apartarlo de ella, pero era prácticamente imposible debido a su fuerza inhumana. La abrazó sujetando la chaqueta sobre su cabeza y pronto el dolor perturbadoramente agonizante se detuvo tan rápido como apareció. FBI tosió con fuerza mientras trataba de recomponerse colocando sus manos debajo de su cuerpo. Rusia observó hacia el federal sobre el suelo y le vio escupir sangre debajo suya. Logró sentarse sobre el piso y observó en dirección al eslavo con una respiración agitada y los ojos totalmente salidos de sus cuencas.

Rusia sintió el forcejeo de Alicia desaparecer al instante, los brazos de ella cayeron a sus costados y su cuerpo cayó sobre sus brazos en un peso muerto. Había quedado inconsciente. Con cuidado le quitó su chaqueta de la cara y le vio desmayada, su rostro no llevaba el color blanco, ni el logotipo y mucho menos su cabello teñido de negro y verde.

El televisor a sus espaldas se apagó. Las cámaras reanudaron su vigilancia devolviendo la imagen, el teléfono celular de Alicia se apagó. Todo había vuelto a la total normalidad.

—¿Qué acaba de suceder? —interrogó FBI en tanto pudo recuperar un poco de aliento.

Se levantó con torpeza del suelo y notó a la azabache inconsciente en brazos de Rusia. Le vio levantar el cuerpo de Alicia en brazos para rodear el sofá por completo y dejarla sobre el mismo con cuidado.

—Yo... —intentó formular Rusia mientras veía el rostro neutral de Alicia sobre el sofá. Se reincorporó y observó al federal que sostenía su nariz ante la repentina pérdida de sangre.

Había sido su culpa. Él había provocado la invocación de Anonymous al exigirle de forma tosca una explicación que ella misma tampoco podía darle con exactitud. Y sus acciones bruscas la habían asustado mucho al punto de provocar un escenario digno de una película de terror. Suspiró sintiéndose severamente culpable y caminó con pasos apresurados en dirección a su despacho.

FBI le vio pasar a un lado suyo y desaparecer en fondo del pasillo. Este caminó a pasos lentos en dirección al baño para poder cubrir con un algodón la sangre que escapaba de su nariz.

Alicia le había provocado esto y no estaba muy seguro que tan bueno era tener a la representante de Anonymous con ellos cuando tenía este tipo de poder sublimemente perturbador. Con solo observar una organización tenía la posibilidad de torturarte al punto de poder matarte de solo una sola acción y sin siquiera tocarte. Tampoco podía dejar pasar por alto que ella había tomado el control de toda la tecnología que había en el edificio. Su laptop con la cual mantenía una reunión con OMS y ONU comenzó a fallar al mismo tiempo que su teléfono celular. Y en cuanto salió de su habitación se encuentra con un panorama tétrico de una representante cibernética controlando los dispositivos que le rodeaban y enfrentando a Rusia.
No tenía ni idea qué había dicho o hecho el eslavo, pero fue suficiente para detonar este caos.














Capitulo editado.





Espero que les haya gustado de ser así no olviden dejar un like o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.

Nos vemos.

—Homicidal_Bloody

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