23 | двадцать три

Te juro que es mejor ser engañado que sospecharlo una pizca.










Alicia salió del edificio con un rostro cansado y una enorme fatiga en su cuerpo. Acomodó la cinta de su bolso en su hombro y fijó su atención en el coche negro que le esperaba justo enfrente, supo que se trataba del chofer que siempre le traía y llevaba. Había otros dos por iguales que estaban esperando pacientes la salida de los representantes.

El cielo sobre su cabeza estaba estrellado, no había rastro de ninguna estrella o puntos blancos diminutos que les representara. Simplemente se veía un manto negro con una luna llena en lo alto. Hacía un poco de frío debido al viento fuerte que pegaba por las calles. Había personas que caminaban apresuradas de lado a lado debido al frío que calaba en los cuerpos de todos. Coches y vehículos pasaban con tranquilidad por las calles a su lado, yendo a sus destinos.

Alicia abrió la puerta del coche negro y con cuidado ingresó al interior del mismo. Cerró detrás de ella y se colocó el cinturón de seguridad. Saludó con una amable sonrisa al conductor que siempre le traía y llevaba, él le respondió del mismo modo para después salir entre los dos coches que le rodeaban. Se unió a la calle y con normalidad comenzó a dirigirse hacia su edificio.

La chica de cabello ceniza fijó su atención en su teléfono, restándole importancia a las calles por las que el vehículo iba. Al final ya se había acostumbrado y así se estaría entreteniendo un poco hasta que llegase a su departamento. Comenzó a divagar por Twitter, pues era su red social de preferencia. Le gustaba leer los chismes y tweets virales que las personas hacían. Además de ser una plataforma de adquisición de información casi inmediata, era un sitio donde los datos corrían mucho más rápido que en otros sitios y era fácil mantenerte al tanto.

Notó que una curva no era por el sitio que solía ser, por lo que alzó la mirada para ver por la ventana a su lado. Observó edificios y tiendas que antes no había visto, tampoco había tenido la oportunidad de pasear por la ciudad de Nueva York fuera de los límites extraterritoriales de las Naciones Unidas, a excepción de su salida con los tres países latinos.

Le restó importancia. Podía haber tomado otro camino por alguna razón particular, no había nada de lo que debería alarmarse. Con aquel pensamiento en mente fijó su atención nuevamente en la pantalla de su celular, continuando su lectura de un Tweet y sus comentarios. Riendo para sí misma por los memes y respuestas que había. Era lo que más le gustaba de Twitter.

Nuevamente, otro giro hacia el lado contrario le hizo percatarse que se estaban alejando de las Naciones Unidas y como consecuencia, de los territorios extraterritoriales de la misma. Por lo que ya estaba en Nueva York al notar las grandes calles repletas de personas caminando con vehículos que pasaban por su lado.

—¿Dónde vamos? —preguntó con un tono curioso, aunque por dentro, estaba alterada y confundida.

—No se preocupe, señorita Alicia. Es un desvío. Llegaremos al departamento dentro de diez minutos. —le respondió con tranquilidad, alzando su mirada verdosa por el espejo retrovisor. Alicia los miró por el mismo y por alguna razón sintió como si le estuviese diciendo que huyera.

—¿Desvío por qué? —cuestionó.

—Ha ocurrido una explosión de los caños del agua que pasan por debajo de las calles. Está clausurado hasta que se repare. —respondió y dio otro giro hacia la derecha, cada vez se alejaba más de las Naciones Unidas.

Alicia frunció el ceño consternada y confundida

—Entiendo.

No lo hacía. Comprendía que la pérdida de agua de un caño inundaba toda la calle y se cerraba para dejar a los ingenieros trabajar. ¿Pero alejarse casi tres cuadras para esquivar la calle principal?

Desvió su atención en el teléfono y casi al instante se metió a WhatsApp, donde tenía agendado a Frank.

Soy Alicia.
Frank necesito ayuda.

✓✓ 20:14

How do you have my number?

20:14

Lo saqué de las bases de William.

Bro el conductor me está alejando de
las Naciones Unidas.

✓✓ 20:15

¿De qué hablas?

20:15

Me está llevando a otro lado,
no sé dónde.
Me dijo que tomaba otro camino por
un problema de un caño roto, pero ya
nos alejamos como cinco cuadras de mí departamento.

No sé ni dónde mierda estoy ahora.

✓✓ 20:15

Relax, I'll call him now.

20:16

Si porfa

✓ 20:16

Alicia alzó la mirada del chat y notó que ya no había cobertura. Desvió su atención a la ventana a su lado y notó que la gente y los vehículos ya no estaban a su alrededor tanto como antes. De hecho, estaba cada vez más sola y las calles eran más desoladas poco a poco. ¿Cómo podía una mega ciudad tener calles desoladas? ¿Dónde se supone que estaba?

La fémina esperó ansiosa a qué Frank llamara a su conductor. Pero estaba segura que sería imposible, por alguna razón no tenía señal por lo tanto no recibiría mensajes ni llamadas. No era posible la pérdida de cobertura en Nueva York, por lo que sospechó de algún dispositivo que interfería con la señal y la dejaba incomunicada.

¿Qué tan letal es si me lanzo del auto?

Alicia se planteaba seriamente lanzarse del vehículo si la situación lo ameritaba. Tal vez se rompería un par de huesos o en el peor los casos ser atropellada. Pero algo le decía que todo era mejor que estar en el auto que la estaba llevando cada vez más lejos de su departamento y las Naciones Unidas.

Su pie comenzó a moverse con un movimiento compulsivo y repetitivo. Dándole a entender lo nerviosa que estaba debido a lo que estaba sucediendo. Su mirada no se despegaba de la ventana a su lado. Su ansiedad le obligaba a revisar la pantalla bloqueada de su celular cada treinta segundos con la esperanza de que Frank le mandara un mensaje o tuviese cobertura. Pero nada cambiaba y continuaba desconectada.

Tomó su celular en manos y con la esperanza de que la cobertura llegara le envió un mensaje. Sin embargo, no llegó como se esperaba.

Frank?

✓ 20:18

Cruzó unos semáforos que estaban en verde, dirigiéndose en recto y pasando dos cuadras para después girar a la derecha.

No sé qué está pasando

✓20:18

No me gusta como se ve esto

✓ 20:19

Frank la concha de tu vieja, si me muero te jalo los pies por las noches

✓ 20:19

Los nervios de Alicia eran muy claros y evidentes. Esto ya no era un desvío, esto ya lo estaba considerando como un secuestro.

Giró nuevamente hacia la derecha y la calle en la cual antes había unas escasas personas y vehículos se acabó por completo. Ahora no había nadie y parecía más bien una calle a las afueras del centro de la ciudad. Residencial o algo por el estilo. Veía decenas de edificios y tiendas de ropa cerradas.

Pronto el coche se detuvo en la acera frente a un edificio que ella desconoció por completo. Movió su cabeza para ver al conductor, el cual se había quitado el cinturón de seguridad.

Alicia si pudiste meterle una trompada con el bolso a Bielorrusia que mide 1,80 estoy segura que podés defenderte del conductor. Le habló su conciencia.

El conductor se bajó del auto y lo rodeó bajo la mirada preocupada y expectante de Alicia. Abrió la puerta de un solo movimiento y entonces los ojos de la azabache notaron una pistola que sacaba de la parte trasera de su cuerpo. Cargó el cañón y le apuntó sin piedad. El corazón de Alicia dio un vuelco dentro de su pecho.

—Get out of the car. (Bájate del auto.) —ordenó el conductor. Su rostro palideció, con su pulso temblando y su corazón latiendo contra su pecho buscó el broche del cinturón de seguridad y lo apretó hasta liberarse. El arma no dejaba de apuntarle, dejándole la sangre helada—. Get out. (Bájate.)

Alicia con el terror corriendo en su cuerpo se arrastró por el asiento, sin despegar la mirada del sujeto a su frente que le apuntaba con frialdad. El hombre la tomó por la muñeca y jaló de ella con fuerza, casi logrando que Alicia caiga al piso del tirón brusco que había tenido. La sacó del coche por completo. Se posicionó detrás de ella con la pistola apuntándole al lateral izquierdo de su cabeza mientras con su brazo libre le rodeaba y apretaba el cuello. Inmovilizándola.

La obligó a caminar hasta un callejón entre dos edificios que ella no supo reconocer en lo más mínimo. Tampoco tenía entendido si eran residenciales o de alguna empresa. No conocía Nueva York, no podía saberlo. Estaba totalmente desorientada y desconcertada. En un estado de parálisis mental dónde su mente estaba en blanco por completo y su cuerpo solo respondía a los empujones que el conductor daba.

Entró al callejón aquél sin entender nada, todo estaba severamente oscuro. No era perceptible ningún tipo de luz más allá de los faroles de las calles detrás de ellos. Pronto un pequeño foco se encendió iluminando una puerta metálica un poco oxidada.

Se acercó con ella tomada por el cuello, despegó la pistola de su cabeza y Alicia sintió como si su alma abandonara su cuerpo. Dio fuertes golpes en una especie de código, esperó unos pocos segundos hasta que esta fue abierta por un tipo totalmente cubierto de pies a cabeza. Solo podía ver sus ojos y ante la escasa luz del lugar, tampoco era posible identificar su color.

Se hizo a un lado, dejando entrar al conductor con Alicia de rehén. Las fosas nasales de ella fueron apoderadas por un fuerte olor a tabaco y otras sustancias que no supo identificar, solo sabía que aquello le estaba quemando la nariz. Era como un olor químico muy fuerte.

Miró a su alrededor con ojos temerosos y totalmente desconcertada. Era un edificio aparentemente abandonado pero que estaban utilizando para ocultarse. Notó mesas repletas de químicos, vasos de cristales, matraces, tubos de ensayo, probetas y más objetos de laboratorio. Todo aquello estaban repletos de líquidos de colores, Alicia no era capaz de entender qué era eso.

Enfocó su mirada en un hombre con una bata blanca, tapabocas y una red de pelo que evitaba que cayera cabello sobre sus experimentos. En manos tenía un tubo de ensayo con un color rojizo y estaba tratando de mezclarlo con otro de color verde manzana.

El empujón seco del conductor la hizo avanzar unos cuantos pasos al frente.

—Arrodíllate y manos a la cabeza. —ordenó y Alicia obedeció, arrodillándose sobre el piso y con sus manos temblorosas colocó sus palmas tras su nuca, uniendo sus dedos. Sentía como su pecho era golpeado por su corazón totalmente aterrada. Sus ojos estaban totalmente desconcertados.

Fijó su atención al frente, encontrándose con un hombre vestido de negro por completo siendo escoltado por dos más. Caminaba hacia ella con pasos lentos y torturantes. Lo único que ocasionaba en Alicia era la probabilidad de tener un ataque al corazón ahí mismo.

Se posó a unos metros de ella y le miró con frialdad. Incluso pudo ver una pizca de odio en el reflejo de sus ojos.

—Ya la traje. Devuélveme a mí familia. —el conductor a su espalda habló con una voz quebradiza. Alicia frunció el entrecejo, desconcertada.

La risa retorcida del hombre a su frente erizó todos sus vellos. El individuo desvió su atención en ella y aunque llevase una tela cubriendo la mitad de su rostro, pudo notar una sonrisa cínica.

Alzó la pistola y rápidamente disparó. Dándole un tiro perfecto en la cabeza. Los oídos de Alicia se ensordecieron ante el ruido de la bala disparada. Luego sintió el golpe seco de un cuerpo cayendo a sus espaldas. Los ojos de la azabache estaban tan abiertos que podrían escaparse de sus cuencas.

—Alicia Castillo. Taylor Shepard. Bonito nombres para una bella dama. —comentó aquel hombre.

Alicia no podía entender qué estaba ocurriendo ni quién era aquel hombre a su frente. Le vio hincarse en sus rodillas para colocarse a la misma altura que ella, los ojos de Alicia inmediatamente se enfocaron en el arma que empuñaba en su mano derecha. Aquel hombre lo notó por lo que soltó una pequeña risa en forma de respiración.

—No te preocupes, dulce. No voy a hacerte daño —dijo aquel sujeto, ella le miró y no podía ver nada más allá de un par de ojos azules—. Quiero que hagas algo por mí, ¿Puedes hacerlo?

Alzó su mano contraria y la tomó por el mentón con delicadeza. Alicia sintió como su corazón se paralizaba y detenía justo en ese instante, sus ojos se cerraron del terror que padecía y tembló en su posición. Su mano estaba helada por lo que sintió el contraste de temperatura entre ambos cuerpos, erizando todos sus vellos en un instante.

Pronto sus dedos tomando su mentón se alejaron sutilmente, Alicia abrió con cautela sus ojos para después oír el chasquido de dedos delante de ella. Vio a los dos hombres girar sobre sus talones hacia una puerta metálica pintada de rojo, la cual poseía manchas marrones de óxido. La puerta se abrió y uno de ellos entró solo por unos segundos, ella no podía ver muy bien lo que había del otro lado por lo que no estaba muy segura con qué iba a encontrarse exactamente.

—Déjeme ir, por favor. —suplicó la azabache con la voz tendida en un hilo, apenas su voz había salido de su garganta. Sus ojos picaban ante las inminentes gotas saladas que querían salir a la superficie. Aquel hombre le miró por unos segundos extensos.

Pocos segundos después aquel hombre armado salió de la habitación arrastrando un representante, Alicia reconoció al instante que se trataba de Bielorrusia debido a sus colores rojos, verde y la franja blanca a un lado de su rostro. Sus ojos eran verdes y su cabello estaba lleno de rulos rojizos. Su rostro portaba heridas superficiales, su labio inferior estaba partido y alrededor del ojo derecho había una mancha rojiza más oscura.

Se le veía adolorido, su rostro cansado y golpeado se frunció al instante con terror y sorpresa al mismo tiempo, como si no se creyera que Alicia estaba justo delante de él. Su ropa estaba totalmente llena de manchas de sangre seca, tierra y suciedad. Lo lanzaron al suelo con brusquedad y este cayó lastimándose el rostro ante el golpe. Sus manos estaban atadas detrás de su espalda.

—Seguramente le conoces. —comentó aquel hombre y caminó unos pocos pasos para tomarlo desde la capucha y obligarlo a sentarse sobre sus propias rodillas.

Tomó por las hebras rojizas a Bielorrusia y le obligó mirar a la azabache, quien llevaba una aterrada mirada de desconcierto. Tomó su pistola y la posó a un costado de la cabeza del representante, este sintió como su corazón estallaba dentro de su pecho y cerró los ojos con miedo, pronto lágrimas aterradas comenzaron a aparecer por sus párpados.

—Su nombre es Bielorrusia, el hermano mellizo de Rusia. Pero, no era el preferido de URSS. ¿Lo recuerdas Alexey?

Su risa cínica y burlona retumbó por el sitio en el que estaban, atravesando la piel de ambos y estancándose en sus huesos. Sintió como su cuerpo se paralizaba mientras el aire comenzaba a ser difícil de respirar, podía ver la mirada arrepentida y dolida de Bielorrusia en sus pupilas.

—Отпусти ее. otpusti yeye. (Suéltala.) —pidió Bielorrusia con una voz rasposa y profunda, podía palparse en su voz el terror que sentía en ese momento. El contrario rio jocoso ante la petición que había hecho.

—Me temo que no voy a dejarla ir. —le respondió, fijó su atención en Alicia y ella le devolvió la mirada con dificultad.

Su cabeza comenzaba a dolerle con severidad y sentía como todo parecía alejarse de ella, sus sentidos parecían adormecerse aun estando ella consciente. Eran los nervios, la ansiedad y el pánico que padecía en ese momento.

—Como sabes, es muy arriesgado hackear cuentas bancarias y también es complicado perder de vista las transacciones hechas. Necesito algo de ayuda para robar un banco. Especialmente el banco más importante de los Estados Unidos, el JP Morgan Chase. Si logras hacerlo te prometo que tú y Bielorrusia podrán irse.

Ella movió su cabeza con frenesí, haría lo que sea para salir de ahí con vida. Aquel hombre sonrió con una enorme felicidad que parecía escapar de cada poro de su piel y atravesar la tela de su pasamontaña.

—Qué bueno que comprendas. —le respondió con una sonrisa.

Le ofreció una mano con la finalidad de que ella la tomara y ayudarle a levantarse del suelo, Alicia dudó sobre aceptar ese gesto, pero finalmente accedió, no tenía ni idea qué podía suceder si ella se negaba.

Posó su palma sobre la suya y con cuidado la ayudó a recomponerse sobre sus dos piernas. La hizo caminar hacia una puerta metálica de un color rojo con manchas de óxido y pintura caída. La abrió y mostró el interior de aquella habitación, era un enorme cuarto completamente equipado con tanta tecnología que ni siquiera el FBI parecía tener, al menos que ella supiese.

La incitó a dar unos escasos pasos para ingresar al cuarto que estaba sutilmente a oscuras, pues las únicas fuentes de luz provenían de dos pantallas gigantes colgadas, y tres monitores colocados alrededor de un teclado retroiluminado. Era prácticamente una sala perfecta para realizar un perfecto hackeo importante. Sintió como el peso de su bolso colgando desde su hombro desaparecía por lo que ella se exaltó, notando que aquel hombre intentaba quitarle la notebook de encima. Ella se aferró al bolso, atrapándolo entre sus manos.

—Lo siento Alicia, pero no puedo permitir que uses tu notebook en este operativo —le respondió y ella le miró severamente desconfiada—. No te preocupes, te la devolveré cuando acabe todo. Ah, y espero que acabes rápido.

—¿Por qué? —le preguntó de forma inconsciente, su voz sonó más bien un susurro débil y asustado. El hombre le miró y sus ojos se achicaron, demostrándole que estaba sonriendo bajo el pasamontaña negro.

—¿Piensas quedarte aquí con todo eso? —le preguntó.

Apuntó hacia unas columnas de cemento que mantenían con firmeza el techo. Unos sujetos de negro acababan por aferrar con cinta adhesiva unos explosivos. Su cara se desfiguró en pánico y sintió el terror petrificar cada parte de su cuerpo.

—Ahora, tu trabajo es darme acceso a todas claves de las cajas fuertes y cuentas bancarias. ¡Ah! ¿Y puedes sabotear las páginas del FBI, CIA y ONU poniendo un texto que diga: Ups?

Ella asintió, accediendo a su petición, aunque realmente no quería hacerlo, sin embargo, tampoco tenía otra opción ni método para oponerse a ello, estaba tratando con una mafia de alto nivel, no con sus compañeros de trabajo. El hombre tomó el bolso desde el cinturón y se lo quitó de las manos. Se giró sobre sus talones y ella devolvió su atención al frente para caminar con pasos lentos y torturantes hacia la silla negra que había enfrente. Sintió unos pasos detrás de ella por lo que se giró sobre sí misma y notó a un sujeto de negro con un pasamontaña y un arma de alto calibre bien empuñada en sus manos. Se posó a un lado de la puerta que acababa por cerrarse, la azabache sintió como el silencio se volvía sepulcral y el aire se transformaba en polvo.

Giró la silla en dirección a la inmensa mesa con monitores y comenzó a trabajar en lo que aquel hombre le había pedido. Podía oír los gritos de terror y súplica de Bielorrusia detrás de la puerta, haciendo eco en sus oídos y como consecuencia ocasionando que el miedo de ella comenzara a manifestarse en sus dedos, temblando con bastante notoriedad mientras presionaba las teclas. Debido al miedo, el estrés y la poca concentración que sentía, no era capaz de concentrarse con facilidad por lo que se equivocaba en términos, letras e incluso olvidaba como se implementaba un parámetro. No podía perder tiempo de ese modo, equivocarse en las líneas era un grave problema pues, un solo error podía conllevar que la atraparan y le bloquearan por completo del sistema.

No entendía quién era ese sujeto, pero estaba perfectamente segura que se trataba del mismo tipo que atacó a Horus y se presentó ante ella usando las cámaras. El mismo que el sistema no era capaz de filtrar, procesar ni reconocer. Eso quería decir que era un fantasma dentro de la internet y el mundo, personas que no poseían historiales, nombres ni apellidos por razones de espionaje, desaparecidos o porque una organización mayor a ella estaba ocultando esa persona del ojo de los civiles comunes. Casi como como si se tratara de un individuo altamente clasificado.
















Capitulo editado.

Terrible lo que acaba de pasar pero ojo porque esto desata muchas cosas ehhhhhh especialmente relación con rusia ehhhhhhh vamooooo

Si también bardo pero tendremos Rusia ehhhhhh

Si ven errores de ortografía y gramática no me juzguen son 4mil palabras :((

Ustedes no saben la cantidad de cambios que tuvo este libro, tengo como 4 versiones de este y el siguiente capítulo 😭

Ustedes vs yo

Espero que les haya gustado de ser así no olviden dejar un like o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.

Nos vemos.

—Homicidal_Bloody

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