22 | двадцать две
Él piensa mucho: hombres así son peligrosos.
Los ojos enfurecidos de Rusia estaban clavados sobre el cuerpo de ONU, quien leía unos documentos que estaban sobre su escritorio. El contrario tenía sus brazos cruzados entre sí, esperando con impaciencia que el peliazul hablara después de cinco minutos. Él estaba claramente consciente del por qué Rusia estaba en su oficina y qué venía a decirle. Sin embargo, parecía que ONU buscara evadirlo bajo cualquier concepto para no enfrentarlo, pues sabía lo que pediría y qué haría al respecto.
—¿Vas a decirme algo? —finalmente Rusia fue quien inició la conversación, parecía ser invisible a ojos de ONU. Este alzó la vista para verle con seriedad y un rostro inmutable.
—No tengo nada qué decirte. Así que, por favor, si eres tan amable de salir de mi oficina. —le habló ONU con frialdad y alzó su mano apuntando hacia su puerta a espaldas del ruso. Este frunció sus cejas con un notorio enfado.
—Что ты сделал с Алисой? Chto ty sdelal s Alisoy? (¿Qué le hiciste a Alicia?) —cuestionó demandante y avanzó unos pocos pasos al frente bajo la severa mirada de ONU.
—Simplemente tuvo un desmayo. No fue nada grave, Rusia. —le respondió con un tono frío, pero igualmente calmado, intentando quitarle un poco de peso al hecho de haber visto a la azabache vomitar y luego caer inconsciente sobre la silla en sus propias manos.
—Я тебе совсем не верю. YA tebe sovsem ne veryu. (No te creo nada.) —le respondió Rusia con un tono severamente frío y desconfiado—. И так как я тебе не доверяю, я хочу опеку над Алисией. I tak kak ya tebe ne doveryayu, ya khochu opeku nad Alisiyey. (Y como no confío en ti, quiero la custodia de Alicia.)
ONU le miró impasible y estático en su posición. Sus manos se unieron entre sí, entrelazando sus dedos con calma mientras desviaba la atención a la superficie de su escritorio. Soltó un sonoro suspiro de molestia y frustración.
—Ты прекрасно знаешь, что нельзя. Ty prekrasno znayesh', chto nel'zya. (Sabes perfectamente que no puedes.) —le respondió en ruso para después volver a verle con unos ojos fríos y severos, no mostraban absolutamente ninguna emoción en ellos. al contrario, parecía no flaquear ante la mirada furiosa del eslavo.
—Конечно я могу. И у тебя нет выбора, кроме как отдать его мне. Konechno ya mogu. I u tebya net vybora, krome kak otdat' yego mne. (Claro que puedo hacerlo. Y no tienes más opción que dármela.) —le demandó Rusia con una arrogante sonrisa en su rostro que fue fácilmente perceptible por ONU, él sabía con claridad que el contrario no podía negarse a otorgarle la tutela absoluta de Alicia.
El peliazul soltó un sonoro suspiro de molestia para finalmente otorgarle la victoria al ruso, no estaba muy contento con aquello, pero tampoco tenía otra opción. Argentina había venido el día anterior con la misma petición, y entre Rusia y el argentino, prefería darle la custodia de la azabache al primero. No es que no confiara en Argentina, simplemente es mucho más descuidado y disperso que el eslavo, quien tiene una personalidad más serena, calmada y centrada que el latino. No le convencía mucho la idea de entregarle el Patriae Tutelam al ruso por temas de Anarchy, la cual era una mafia rusa y no estaba muy seguro si Bielorrusia y Rusia estaban involucrados en el asunto de Petrov.
Sin embargo, no iba a entregarle el Patriae Tutelam de Alicia con tanta facilidad. Era algo que ella misma tenía que presentar, ONU simplemente accedía a la petición y emitía el documento legal de custodia. Dejando al país representante como el protector absoluto del humano.
—Bien. Tú ganas. Pero sabes perfectamente que el Patriae Tutelam lo debe presentar ella. —le respondió finalmente, accediendo al reclamo del eslavo. Le vio mostrar una inmensa sonrisa de arrogancia e invicta que le molestó bastante.
—Это не будет проблемой. Eto ne budet problemoy. (Eso no será un problema.) —le respondió con arrogancia y una sonrisa altiva.
—Надеюсь, ты позаботишься о ней, Россия. Nadeyus', ty pozabotish'sya o ney, Rossiya. (Espero que cuides de ella, Rusia.) —le respondió ONU al notar como el eslavo comenzaba a caminar en dirección a la puerta de salida. Este se detuvo en sus pasos para tomar el pomo de la puerta entre su mano derecha y se giró sobre sus talones para mirarle con una sonrisa diminuta.
—Не волнуйся, я сделаю. Ne volnuysya, ya sdelayu. (No te preocupes, lo haré.) —le respondió para finalmente abandonar la habitación y dejar solo a ONU dentro de su oficina.
El peliceleste soltó un suspiro para después mirar los papeles a su frente.
—Eso espero.
Dos horas y media después los ojos de Alicia finalmente se abrieron. Su cabeza se sentía muy pesada y sus oídos no percibían más allá del silencio, sin embargo, un pitido agudo era el sonido que prevalecía y más oía. Sus ojos estaban muy sensibles a la luz, y en consecuencia los volvió a cerrar con molestia al percibir la entrada de luz abrasadora que entraron por sus pupilas. Esperó unos pocos segundos antes de poder abrir con lentitud sus párpados y adaptarse por completo a la luz brillante y clara que había en la habitación en la que se encontraba. Miró todo a su alrededor, era un cuarto de Hospital. Desvió la atención a la ventana extensa de la derecha con unas cortinas de seda blancas abiertas, entraba una pequeña brisa de viento del exterior. Podía ver la calle, los coches y personas circulando desde lo alto. Reconoció el río al fondo y supo al instante que estaba en las Naciones Unidas aún.
Observó por todos lados intentando saber qué día y hora era, se sentía notoriamente desorientada y pérdida en el tiempo. No sabía cuánto tiempo llevaba dormida y mucho menos qué día era. Intentó recapacitar lo que había pasado antes de estar acá, sin embargo, su cabeza le dolía lo suficiente como para poder pensar con claridad o intentar hacer memoria. Podía ver imágenes borrosas de lo que había sucedido, veía los rostros de ONU y FBI decir frases sueltas pero el resto parecía como si hubiesen colocado el mute a sus memorias y como consecuencia, solo se reproducían imágenes en movimiento sin subtítulos.
Pronto la puerta se abrió y sus ojos captaron el cuerpo de OMS entrar con una bandeja de plástico, le miró y le mostró una espléndida sonrisa al notar que la azabache finalmente había despertado. Detrás de ella apareció Rusia con una mirada calmada junto a Argentina, quien se encontraba un poco más preocupado mientras jugaba con sus dedos.
—¡Alicia! —espetó Argentina de felicidad al verle consciente y despierta, se apresuró acercándose a la camilla para rodearla por completo en un abrazo mientras descansaba su cabeza sobre la de ella.
Alicia sonrió al sentir el abrazo cálido lleno de emoción que le estaba dando el peliceleste. Los ojos disparejos de ella se fijaron en Rusia, quien simplemente se paró a los pies de la camilla, mirándole desde allí con un rostro serio, pero podía percibir alivio en su mirada celeste. OMS se paró al lado contrario de la camilla y dejó la bandeja con comida sobre una pequeña mesa metálica.
—Argentina, suéltala por favor. —le pidió OMS con amabilidad y este asintió para despegarse de ella y mirarle sonriente, realmente se sentía aliviado de que ella hubiese despertado—. ¿Cómo te sientes, Alicia? ¿Algo de dolor? ¿Molestia?
—Me duele un poco la cabeza y me siento débil. —le respondió con sinceridad y la peliazul asintió con una sonrisa suave para después tomar un pequeño frasco blanco de plástico, lo destapó y volcó sobre la palma de su mano una pastilla.
Tomó un vaso de agua descartable y le extendió ambas cosas para que ella las tomara. Las manos de Alicia se sentían incómodas ante el tacto, como si estuviese mucho más sensible y les pesara el doble. Agarró el vaso con cuidado y tomó la pastilla con la otra, metió la píldora en la boca y luego tragó un sorbo grande de agua para que fuese arrastrada con el líquido. Tragó ambas cosas y le entregó de vuelta el vaso a OMS.
—¿Qué me pasó? ¿Por qué estoy acá? —preguntó Alicia un poco confundida, miró a las tres personas en el interior y ninguno supo responderle en el momento. Al contrario, parecían meditar y pensarlo.
—¿No lo recuerdas? Saliste con Argentina, México y Chile. Tu presión se desplomó y la resaca hizo lo suyo. —mintió OMS y ambos representantes le miraron para después asentir con suavidad.
Si Alicia no era capaz de recordarlo, era debido a que su subconsciente lo hubiese bloqueado con el fin de no provocarle un trauma con respecto aquel tema. Y la verdad, todos preferían que no lo supiese, al menos por ahora. Sin embargo, aún podía haber tiempo a que ese recuerdo se desbloqueara y volviera acordarse.
Alicia movió su cabeza, asintiendo al entender la situación.
—¿Y cuánto llevo? —volvió a preguntar.
—Llevas siete horas dormida —le respondió OMS con una pequeña sonrisa para que la contraria se sintiera calmada y relajada. Algo que logró ya que Alicia le mostró una sonrisa suave—. Solo voy a hacerte un último chequeo y podrás irte.
Alicia volvió asentir suavemente con la cabeza, para después ver como OMS tomaba una pequeña linterna de la mesa y comenzaba hacerle unos chequeos para asegurarse que no sufría de algo más grave que necesitara de una revisión y control inmediata.
El día transcurrió con normalidad después de que OMS finalmente la dejara salir del hospital. No se sentía muy bien como para trabajar de nuevo, así que simplemente se sentaría a esperar que el tiempo transcurriera hasta llegadas las ocho de la noche. Solo quedaba una hora por lo que, si se mantenía entretenida haciendo algo, el tiempo pasaría mucho más rápido. Su cabeza aún se sentía pesada sin importar que OMS le hubiese entregado un analgésico, el dolor de cabeza había cesado pero la sensación de debilidad aún continuaba presente en su cuerpo. En todo el día no había visto rastro de ONU ni FBI, algo que, por lo general era normal cruzarlos en los pasillos o que llegaran a su oficina preguntando por algo, pidiendo información sobre un tema o cualquier cosa similar. Incluso, le extrañó que hubiese poco movimiento por parte de los representantes, pues a pesar de ser un edificio gigantesco con centenas de habitaciones, era común cruzarse al menos uno o dos de ellos por los pasillos.
Suspiró después de aburrirse de mirar la cronología de sus redes sociales, había actualizado Twitter unas tres veces y nada nuevo aparecía. En Instagram se había cansado de ver videos y memes desde el modo explorar, ya ni siquiera les causaban una reacción en ella. Soltó el celular sobre la mesa y miró su computadora encendida, ni siquiera sabía por qué la había prendido en primer lugar, solo mostraba el fondo de escritorio con el logo del FBI plagado de archivos, imágenes, videos y programas por todos lados. Era verdaderamente una jungla su escritorio.
Se acomodó en su asiento y se posicionó frente al computador con la intención de limpiar toda la basura y archivos que ya no necesitaba ni utilizaba, también iba a reorganizarlos. No tenía ni idea qué era cada cosa, pero eso sería problema de la Alicia del futuro, si no encontraba un archivo sería problema de ella del futuro.
Soltó un bostezo de agotamiento mientras sentía como sus párpados le pesaban desde que había despertado en el hospital. Había intentado comer algo e incluso tomar jugo de naranja exprimido, pero nada parecía quitarle lo exhausta que se sentía, por lo que supuso que se trataba de la resaca que había tenido la noche anterior.
Pronto notó el archivo de hace unos días atrás, era simplemente un .txt perteneciente al Bloc de notas, nada raro ni fuera de lo común ya que ella tenía la costumbre de anotar o traspasar códigos a un bloc para guardarlos por si en algún futuro lo necesitaba. Sin embargo, no llevaba un nombre. Algo poco común en ella ya que siempre les dejaba una resumida descripción o nombre específico en mayúsculas para saber de qué se trataba.
No estaba muy segura el por qué ese archivo no tenía nombre, tal vez se había olvidado de colocarle un nombre y simplemente se guardó como un .txt. Le dio clic derecho y miró sus propiedades, observó las fechas de modificación, acceso y creación. Todas indicaban al jueves, hace tres días atrás. No recordaba haber hecho un documento de bloc de notas ese día, pues había estado en una reunión con ONU, luego aparecieron USA y Canadá en su oficina, y finalmente Horus fue atacado con DDoS. No cabía posibilidad de hackearla, había reforzado la seguridad de las Naciones Unidas y además de eso, era el FBI. Las posibilidades de dejar un archivo corrupto en su computadora eran escasas, por no decir imposibles.
Abrió el archivo con doble clic y notó que se trataba de un link propio de la Deep Web. Probablemente se trataba de algún link que ella había colocado ahí para el futuro, no era una práctica fuera de lo común en ella. Sin embargo, no recordaba haber abierto ese archivo el jueves, tal vez lo hizo por accidente y, como no le prestó mucha atención, no se había dado cuenta. Al final, su escritorio estaba plagado de documentos y pudo tocarlo por accidente mientras buscaba otra cosa. Le restó importancia, no era nada raro.
Cerró el documento y miró con agotamiento la hora que se proyectó en su teléfono, y pudo ver que ya era casi hora de salir del edificio. Tomó su notebook apagada, cerró su pantalla y la agarró para después meterla dentro de su bolso. El cual estaba sobre el suelo bajo el escritorio, así de este modo, no iba a molestarle.
Se levantó de su asiento y colgó el bolso desde su hombro, tomó su teléfono celular en manos. Lo había cargado un poco desde el gabinete con un cable USB que Argentina le había prestado. Solo pudo cargarse un veinte por ciento, pero era suficiente.
Se que parece cortito pero es el punto medio de lo que pasará luego uwu
JAJDJAKA
Espero que les haya gustado de ser así no olviden dejar un like o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.
Nos vemos.
—Homicidal_Bloody
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