13 | тринадцать
Quien se eleva demasiado cerca del sol con alas de oro las funde
Soltó los papeles sobre el escritorio de Frank con fuerza y este saltó de su posición. Estaba dormido o desmayado, Alicia no estaba muy segura de cuál de las dos opciones era. Su cabeza estaba sobre sus brazos encima de la superficie de la mesa de su escritorio. Los ojos verdes de Frank se fijaron sobre Alicia y ella notó que llevaba un bolígrafo pegado en su mejilla.
—Tomá tus putos archivos —le dijo Alicia. Él miró el montículo de papeles que había a su frente que duplicaban el tamaño de tres enciclopedias de latín. Alicia extendió la mano hasta su mejilla y le sacó el lápiz pegado para después soltarlo sobre la mesa—. Parece como si hubieses peleado contra una manada de osos agresivos.
—¿Tan mal me veo? —le preguntó. Desvió su atención a la pantalla apagada de su computadora intentando verse en el reflejo. Alicia asintió.
—Literalmente parece que te desenterraron después de setecientos años —le respondió, se cruzó de brazos—. ¿Llevas toda la noche acá?
Frank asintió para después soltar un bostezo. Miró el reloj de su muñeca y sus ojos ocultos tras un par de ojeras se abrieron sorprendidos. Se levantó de su asiento apresurado bajo la mirada de Alicia.
—¿A dónde vas? —le interrogó.
—Tengo reunión con ONU y el Consejo de Seguridad. —le respondió acelerado mientras trataba de acomodar la corbata media desecha en su cuello y trataba de abotonar su camisa.
—Frank estás literalmente muriendo —exageró Alicia, y lo sostuvo por los hombros en tanto notó que tambaleó hacía la derecha—. ¿Querés que le diga a William que estás enfermo?
—No —se negó, sus párpados le pesaban demasiado. Alicia se sintió mal al ver lo cansado que estaba su jefe y amigo, y lentamente lo dirigió hacía un sofá negro al lateral derecho para que tomara asiento—. Ve tú en mí lugar.
—¿Qué? Yo no puedo hacer eso. No me corresponde —le respondió confundida y notó como él soltaba otro bostezo para después recostar su cuerpo en la extensión del sofá. Alicia soltó un suspiro—. ¿Frank? ¿Te dormiste?
Frank no respondió hasta que después de tres segundos fue asaltada por un pequeño ronquido.
—¡Frank!
—I woke up! (¡Desperté!) —espetó e inmediatamente su cuerpo se sentó en el sofá, aunque sus ojos estaban cerrados.
Alicia cubrió su rostro con sus manos en señal de frustración.
—¿Qué tengo que hacer, llevar y decirle a William?
—Lleva mí credencial, mí notebook y dile que... —habló con un tono somnoliento y su cuerpo lentamente caía en cámara lenta sobre el sofá hasta que su cabeza hizo contacto con la superficie—que... me gustan los conejos.
—¿Qué? —soltó totalmente confundida.
—¿Eh? —masculló adormecido.
Alicia inhaló una gran cantidad de aire para llenar sus pulmones, y luego con lentitud lo expulsó por su nariz en un intento por relajarse a sí misma y no echarle un balde de agua helada en la cara.
Realmente se volvía imbécil cuando estaba cansando. Lo acaba de descubrir.
Sin embargo, no podía culparlo. Probablemente se había quedado despierto toda la noche investigando sobre Sycorax, las vacunas y el paradero desconocido de quienes habían generado aquella fórmula. Aunque aquello no le correspondía del todo ya que CIA estaba al tanto de ello, pero no podían hacerlo todo al mismo tiempo. Así que él se había ofrecido amablemente en ayudar en el trabajo.
Alicia escuchó nuevamente los ronquidos de Frank por lo que miró a su alrededor hasta hallar su notebook sobre el escritorio. Caminó unos cuantos pasos hasta cerrarla y tomarla en manos. Buscó sobre la superficie la credencial que le había dicho y la encontré al borde de la mesa a punto de caer. La tomó en manos y la colgó de su cuello, quedando por encima de la suya.
Se giró sobre sus talones para ver a Frank dormido sobre el sofá como un pequeño niño. Avanzó hacía la puerta principal para salir de la oficina e ir a la reunión que tenía con William.
No tenía ni la más mínima idea si era posible suplantar la presencia de Frank y menos estaba segura si William le dejaría hacerlo. Pero al menos iría y le informaría a ONU que el representante de FBI prácticamente se había desmayado del sueño.
Ella no se complicó y prefirió alejarse de aquel tema que había descubierto hace dos días, y el cual había hecho un gran avance sobre las investigaciones que estaban llevando la ONU y OMS. Por lo que continuó con su trabajo ya impuesto por William y avanzar con Horus. Ya casi acababa por completarlo, así que estaba segura, que dentro de una o dos semanas estaría en funcionamiento como si nunca hubiesen perdido la mitad de su trabajo final y el programa.
Aunque no podía evitar sentir curiosidad, le involucraba de alguna forma por ser hija de Santiago Petrov. Y él había trabajado para ONU anteriormente, ella nunca lo supo y supuso que su familia tampoco. Por lo que, algo le decía que le correspondía saber qué pasaba y qué era todo esto.
Hasta ahora solo fue capaz de entender que los representantes no son humanos como tal, y utilizan unas vacunas para soportar dolores y heridas ocasionadas por sus poblaciones. Ella lo asimilaba como la personificación física de los países, representando de forma visual cada territorio, sus costumbres, historia, conflictos y personalidades.
Le daba curiosidad saber cómo eran realmente sin las vacunas. Muchas ideas representativas pasaron por su mente. Y ante aquel pensamiento soltó una pequeña risa mientras avanzaba por los pasillos en dirección a la Sala de Juntas.
Tocó la puerta con unos golpes de nudillos fuertes para llamar la atención por completo. Pronto fue abierta por un policía de seguridad de la ONU. Portaba un uniforme de color azul. Le dejó entrar sin decirle nada y ella con duda avanzó unos pocos pasos hasta ingresar al sitio dónde su mirada enfocó cinco países miembros, más los diez elegidos a través de votos por otros representantes. No reconocía a muchos de los que estaban en ese sitio, los únicos a los que fue capaz de identificar fueron Lev y James.
La puerta cerrarse detrás de ella le sacó de su ensimismamiento. Fijó su atención en William.
—¿Alicia? ¿Qué haces aquí? —le preguntó confundido.
—Frank me envió. Digo, el representante del FBI, Frank me envió —se corrigió al instante, se notaba perfectamente lo nerviosa que estaba. Había una especie de tensión extraña en el ambiente que no era capaz de identificar—. No durmió durante toda la noche y se desplomó sobre el sofá.
—¿Y se encuentra bien? —preguntó William. Ella asintió con un leve movimiento.
—Eso espero, se veía muy mal cuando fui —respondió con una sutil sonrisa casi impecable. Pegó la notebook contra su pecho al sentir como el ambiente se volvía más pesado, juraba que el aire no pasaba por sus pulmones del todo. Carraspeó su garganta al notar el silencio sepulcral que se había formado—. Vengo a informar eso. Me retiro.
—No es necesario. Puedes quedarte —habló ONU y ella le miró con curiosidad y sonrió amable. Él le devolvió el gesto—. Toma asiento, Alicia.
Ella le miró con duda antes de avanzar un par de pasos hasta el único asiento disponible de la mesa en la que estaban reunidos. Todas las miradas estaban fijadas sobre cada uno de sus movimientos y eso solo provocaba que sus nervios escaparan por sus poros. Colocó la notebook sobre la mesa y la abrió en silencio.
Notó como todos llevaban trajes formales negros o grises y ella apretó sus labios entre sí. Portaba una gabardina beige, unos pantalones del mismo tono, su camiseta era de color negro básica de algodón con cuello alto. Su calzado eran unos zapatos de tacón negros. Destacaba notablemente del grupo.
—Bien. Antes de empezar, Alicia debes saber que nada sale de esta habitación —advirtió William y ella le miró por unos extensos segundos para luego asentir y fijar su atención en la pantalla que acababa por iniciar—. ¿Frank te dijo que rol cumples?
—No, se desplomó antes de decirme. —le respondió con sinceridad. Tiró de su manga hacia atrás para poder apoyar sus codos sobre la mesa.
—Bien. Simplemente tienes que llevar el papel de mediador objetivo de la situación. Es decir, mantienes el orden en la sala. También tienes que anotar todo lo que se dice aquí, Frank seguramente te lo pedirá. —explicó William y ella asintió, aunque no estaba muy segura qué clase de papel debería llevar en esta situación.
No era representante del FBI, solo pertenecía al equipo. No tenía sentido que la dejaran entrar así nada más a una reunión del Consejo de Seguridad.
—James. Tú primero. —habló William.
—Mi presidente solicita que el presidente de Rusia detenga su involucración en la región de Donbass en Ucrania. —comenzó hablando con un severo tono de molestia, desvío su atención hacía Lev y este le devolvió la atención—. Todos somos conscientes de lo que eso ocasionaría.
—Dile a OTAN que deje de reclutar, ¿no crees? —devolvió Lev con un tono agresivo-pasivo.
—¿Por qué te molesta tanto la expansión? Simplemente son países asustados de un futuro imperio comunista. —respondió James, tratando de mantener su calma, aunque la mirada del ruso le desafiara.
—¿Esa es tu excusa para colocar armas y misiles alrededor de mí país? Mi presidente ha pedido decenas de veces que no siga expandiéndose hacia el Este. Y no han cumplido —volvió a decir, manteniendo un frío tono que helaba la piel de cualquiera—. Lion está usando la vía pacífica y diplomática para que lo tomen en cuenta. Sin embargo, no lo están haciendo y las ideas se acaban.
Alicia no entendía absolutamente nada de lo que estaban diciendo, pero era severo. Por lo que, solo se limitaba a oír con atención lo que ambos representantes decían mientras anotaba puntos claves en la notebook de Frank. Consideraba esto como un chisme, aunque no podría hablar de esto a Daphne ni nadie fuera de esta habitación.
—¿Qué quieres decir con eso, Rusia? —inquirió James con un tono ligeramente agresivo y desconfiado.
—Nada. Simplemente reitero en la posición de mí presidente. Pide, por quinta vez, detener la expansión de OTAN. —respondió, manteniendo una posición tranquila y calmada a pesar que su mirada y semblante demostraran enfado y rencor.
—Los países del Este también temen de una invasión. —volvió a decir, recalcando la situación.
—¿Invasión? —ratificó con arrogancia.
James le sonrió cínico. Y la habitación sucumbió pronto en un extraño silencio que solo era interrumpido por el teclear de Alicia.
—Sí, invasión —aclaró—. Tanto tú como Bielorrusia son los descendientes de la URSS con más genes suyos. ¿Crees que no están asustados porque un día repitas sus pasos?
La cara de Lev se tensó al oírle.
Alicia no comprendía muy bien aquello, pero se daba una idea gracias a la información que había hallado en la Deep Web entorno a ellos.
—No menciones a mí padre con tu mugrosa boca, Americano.
—Rusia —llamó la atención ONU y él le miró frívolo—. Si vas a insultar, no tienes nada más que agregar. Así que, por favor, no vuelvas a hacerlo.
Los ojos endurecidos de Rusia le miraron por unos alargados segundos, como si estuviese planeando setenta formas de asesinarlo con cuarenta armas distintas. Finalmente, al notar que él no perdía su firme postura de mantener su mirada, la desvió hacía James quien le observaba paciente. Soltó un suspiro bastante desconforme.
—Я понимаю. Ya pumnimoeyo. (Entiendo.) Habla con OTAN y pídele no expandirse ni agregar países del Este, y yo hablaré con mí presidente con respecto a Donbass. —habló Lev.
James soltó un sonoro suspiro de molestia. Al parecer no le gustaba en lo absoluto aquella propuesta. Y no quería aceptar.
—USA, acepta o nos va a cargar la súper chingada. —habló México, y este giró para verle por unos segundos. A un lado de él estaba Brasil.
Soltó otro suspiró, finalmente cediendo.
—Lo intentaré. —respondió.
Rusia le miró con una sonrisa que Alicia no supo si identificar cómo arrogancia, mezquina o invicta. Tal vez era un conjunto de las tres. Sus ojos mieles mostraban una notoria frialdad mientras sus labios curvados en una minúscula sonrisa se estaban burlando de él.
La mirada parecía pasar desapercibida para todos en la sala, tal vez, porque estaban acostumbrados a los gestos y personalidad de Lev, y realmente no había nada extraño en su modo de actuar. Pero para Alicia se le hacía tan extraño y raro que no podía evitar no sospechar y sobre pensar en su modo de comprarse. Como si ocultase algo y estuviese mintiéndole a todos en la cara.
Lev notó la fulminante mirada de Alicia sobre su figura por lo que, giró para mirarle. Notó al instante que el rostro de la chica denotaba severamente una sospechas y dudas en torno a lo que acababa de decir. Sus cejas fruncidas, sus ojos apenas achinados, su rostro inmutable junto con unos labios torcidos había abajo. Era el vivo retrato de la desconfianza. Rusia le devolvió la mirada impasible, convirtiéndose en una competencia de miradas que escupían fuego.
—Muy bien. ¿México? —habló William.
—Necesito un poco de apoyo, tengo tres narcotraficantes amenazando a mí presidente de matarlo si no acata sus órdenes. Y la neta creo que ya valió madres mi democracia. —comenzó hablando México con un tono alterado y preocupado.
—Eu também tenho esse problema. (Yo también tengo ese problema.) —habló Brasil a su lado.
—Alicia —llamó William y ella fijó su mirada sobre el peli-gris. Dando por finalizada la competencia de miradas mortíferas con Lev—, ¿puedes investigar sobre ello?
—Sin problemas —le respondió sin rechistar con una suave sonrisa. Tecleó en la notebook anotando el pedido de William bajo la atención minuciosa de todos—. ¿Para cuándo?
—Lo antes posible, por favor.
—Ok. Entonces entre hoy y mañana puede que tenga algo. —habló Alicia, despegando su mirada de la pantalla para mirar a México a su frente. Este él sonrió con gratitud.
—Er det jenta som hacket FN og skapte en super GPS? (¿Es la chica que hackeo las Naciones Unidas y creó un súper GPS?) —habló el representante noruego.
Realmente Alicia no podía entender más allá del inglés y un poquito de francés, por lo que, podían estar insultándola o tramando un plan siniestro en su contra, y ella no se enteraría de nada.
Williams asintió con un leve movimiento.
—¿Alicia eres parte de Annonymous? —preguntó México y ella le miró perpleja. No se esperaba aquella pregunta, y ninguno en esa sala tampoco. Todos giraron a verla, esperando una respuesta.
—¿Por qué la pregunta? —preguntó, manteniendo la calma.
—Nada. Es que, me acordé del grupo que hackeo todo USA por los policías esos que se pasaron de vergas —respondió México, restándole importancia—. ¿Has oído de ellos? Fue hace como un mes o menos.
—Annonymous no es un grupo formado, simplemente son personas que se unen por un propósito. Son activistas. —explicó Alicia. Ya que, por defecto no pertenecía a Annonymous.
—¿Pero has participado? —volvió a interrogar.
—Sí. Unas tres veces —respondió con una sinceridad petrificante. Helando a todas las personas en la habitación—. ¿Por qué?
—Es que neta te pega. —respondió México.
—¡Tú! ¡Hija de perra! —vociferó USA, levantándose de su asiento y apoyando sus manos sobre la mesa—. ¿Tiraste todas mis telecomunicaciones por tres días y tienes el descaro de ser parte del equipo cibernético del FBI?
Alicia le miró impasible.
—Sabes perfectamente por qué fue, James. La próxima vez, controla tus policías —le respondió con tranquilidad. Formó una cínica sonrisa para después decir: —O refuerza la seguridad.
—No quiero a una hacker en el equipo.
—Esta hacker te salvó el culo en un secuestro. Reforzó la seguridad de las Naciones Unidas hasta ser impenetrable. Y encontró información clasificada filtrada hace cinco años con respecto a su vacuna alterada.
USA le miró con impotencia y al mismo tiempo cargado de enfado. La sala sucumbió en silencio otra vez.
—Ahí sí te agarró.
—Cierra la boca, México.
—No le hables así a México. —habló Reino Unido.
—Why do you tell me? (¿Por qué me lo dices tú?) —inquirió enfadado.
—You don't even know how to speak English well. (Ni siquiera sabes hablar bien inglés.) —le respondió tomando su cabeza entre sus manos con frustración.
—It's my English! (¡Es mí inglés!)
—You inherited it from me! (¡Lo heredaste de mí!)
—¡Dios, cállense la boca! —espetó Alicia frustrada e impaciente, callando a los dos habla ingleses. Logrando de algún modo enderezar nuevamente la reunión—. Mañana te traigo información sobre los narcos de México y Brasil. ¿Qué más?
La reunión continuó por varias horas más, con más problemáticas que los países tenían. Más algunos tenían solicitudes de otros representantes sobre los conflictos que tenían y necesitaban ayuda. Alicia intentó mantener la paciencia y la calma cada vez que se intentaban agredir directamente entre ellos, ONU solo estaba de espectador y controlaba la reunión dándole la palabra a los países. Probablemente porque ya se había rendido de intentar controlarlos y cedió a los intentos en vano.
Salió de la habitación y caminó con William a su lado con dirección a los ascensores. Ambos entraron para que luego Alicia presionara el botón nueve y las puertas lentamente se cerraran.
—¿Cómo mierda aguantas que se peleen cada diez minutos?
—Llega un punto de tu vida en el que ya estás tan cansado de intentar que se lleven bien que al final, dejas que se ataquen un rato para aligerar el ambiente —respondió soltando un suspiro al pensarlo. Miró a Alicia a su lado—. Recuerda que todo lo que has oído hoy no debe salir de la sala.
Desvió su atención a los números sobre la puerta que poco a poco descendían.
—No hay drama con eso. Solo se lo voy a decir a Frank y nada más —le respondió y William le sonrió agradecido—. Por cierto, ¿por qué me dejó presenciar la reunión? No soy nadie importante, solo parte del FBI.
William no respondió pasados unos cuantos segundos. Su mirada no abandonaba los números por los cuales el elevador pasaba. Aquello hizo dudar a Alicia y supuso que algo había detrás.
—Porque considero que eres la única persona capaz de poder controlar a todas las potencias mundiales. —finalmente respondió. La contraria frunció las cejas con confusión, sin comprender a qué se refería.
—¿Qué significa eso? —preguntó confundida.
—Tienes una capacidad de control cibernético tan amplio que ni Frank puede seguirte las pisadas, Alicia —explicó ONU y ella le observaba expectante—. Que tú monitorees los pasos de los países, presidentes y representantes con tecnología es la mejor manera que existe en el mundo para mantener a todos en su molde
—O sea. ¿me está diciendo que estoy acá porque puedo espiar sin tapujos al mundo?
William asintió.
—Del mismo modo que Annonymous. Es correcto.
—¿Y qué pasa si uso esa información a mí beneficio? —le cuestionó desafiante.
—Sabré de dónde viene —le respondió con un tono tranquilo y una sutil sonrisa altiva. Alicia alzó una ceja con curiosidad, no podía evitar aquello que le estaba diciendo, sonara tan raro y retumbara en su mente—. Necesito un par de ojos digitales a veces, ¿no lo crees?
Ella le observó durante unos largos segundos, analizando lo que le había dicho William. Al notar que esté le observaba esperando una respuesta afirmativa por su parte, movió la cabeza, dándole la razón. El peli-gris le sonrió cómplice para después fijar su atención al frente.
Las puertas del ascensor se abrieron para mostrar el piso nueve en el que ella debía bajar para volver a su oficina.
Qué raro anda mí ONU últimamente no? Qué raro anda Rusia con Ucrania y Usa con Rusia y todo contra todos no?
/drink
—Dato: Dentro del Consejo de Seguridad existen 5 países miembros permanentes (USA, Rusia, Francia, Inglaterra, China) y luego 10 son elegidos y rotan cada año (actualmente están Brasil, México, Noruega, Kenia etc)
Cabe destacar que yo esta situación ya la tenía preanalizada y preparada, no salió debido al tema que ocurre actualmente sobre la guerra Rusia-Ucraia.
Espero que les haya gustado de ser así no olviden dejar un like o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.
Nos vemos.
—Homicidal_Bloody
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