Capítulo 37: Aire puro.

No tenía claro cuántas horas habían pasado desde lo ocurrido, pero el silencio en la sala hacía que Andrea sintiera una gran tensión encima. Sus manos tocaban unas sábanas ásperas, logrando que sus sentidos se pusieran en alerta y abriera sus ojos. Se sentó en la cama, mirando a su alrededor, encontrándose en una habitación de colores grises y blancos con apenas unos muebles dispersos, los justos para poder dejar algunos objetos o unas sillas que no se veían muy cómodas.

—Hospitales, no. Por favor te pido —murmuró Andrea, mirando de un lado a otro, ignorando el ligero dolor que tenía en su estómago—. Dime que no es un hospi-

De pronto, la puerta de la habitación, que se encontraba la derecha, sería abierta, encontrándose con Anais con unas pocas vendas en sus brazos al igual que su rostro. Cuando sus ojos se encontraron, las lágrimas aparecieron.

—¡Andrea! —gritó Anais con gran ilusión.

La pequeña no dudó ni un segundo en correr hacia su hermana, abrazándola con todas sus fuerzas sin que Andrea pudiera levantarse de la cama. Tal recibimiento hizo que soltara lágrimas sin querer, abrazando y acariciando el cabello de Anais con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Tal escena sería presenciada por Mikuro, mirándolas con una sonrisa cariñosa.

—Estás bien, menos mal —murmuró Mikuro con un suspiro mientras se acercaba.

Andrea dejó de abrazar a su hermana para acercarse a Mikuro y abrazarla con fuerza, un gesto que tomó por sorpresa, pero no dijo nada al respecto y correspondió.

Mima, me duele un montón la espalda, ¿cuánto tiempo estuve durmiendo? —preguntó Andrea poniendo sus manos en sus caderas mientras estiraba.

—Cerca de cuatro días en Tron-Axt —respondió Mikuro.

—¿¡Eh?! ¿¡Tanto?!

Mikuro soltó una risa suave al ver el rostro de Andrea.

—¿Te acuerdas de lo que ocurrió? —preguntó Mikuro.

—E-Eh... no.

Con un suspiro suave, Mikuro empezó a explicar todo lo ocurrido. La admiración se notaba en sus palabras ante la pelea que tuvo contra el virus.

—Cuando acabaste con el virus, los demás pudieron llegar y crearon una nueva norma, la eliminación de las anomalías en el código —explicó Mikuro.

Aquello puso en alerta a Andrea, tocando su cuerpo mientras se miraba, unos gestos que le hicieron gracia a Anais y Mikuro.

—A excepción de las tuyas, Andrea —añadió Anais—. Sabíamos que esas anomalías eran parte de ti, que son las únicas que parecen estar de nuestro lado.

Andrea soltó un suspiro largo lleno de alivio, sonriendo con calma mientras las miraba. Al menos sabía que ellos dos estaban bien, aunque no le habían respondido a su llamada, por lo que supuso que estaban dormidos.

—Ambas anomalías hicieron un gran trabajo —admitió Mikuro—. En el tiempo que estaba cuidándote, ellas estaban sanando tus heridas.

Mikuro giró su cabeza hacia la derecha, viéndose que la espada estaba encima de la mesa que Andrea había visto por encima. Una vez más soltó un suspiro de alivio.

—Dicho esto, al crear las normas, nos pusimos en marcha con los demás, intentar curarlos —murmuró Mikuro con cierta pena—. P-Por desgracia hubo bajas.

Escuchó bien la pelea que habían tenido los demás contra Zarik o como Anais explicaba que Lucas y Ann habían muerto, aunque se mantenían aún como pequeños muñecos que podían llevarse como un llavero. Aquello le dolió a Andrea, más al pensar sobre cómo reaccionaron los demás ante lo sucedido o como se tomó la pérdida de Zarik para Lania.

—En estos días nos hemos encargado de vigilar a los demás, de asegurarnos que sigan con vida, proporcionar la medicina adecuada y montón de cosas —explicó Mikuro.

—Entiendo. —Andrea rascó su cabeza, mirando hacia las sábanas blancas que tenía encima—. Entonces, ¿g-ganamos?

—Sí, Andrea. El mercado está libre de anomalías y pronto ese lugar cobrará vida —aseguró Mikuro.

Los ojos de Andrea brillaban de felicidad, una emoción que también fue contagiada hacia las demás. Era un alivio que se hubiera conseguido, aunque por desgracia hubiera aquellas bajas.

—Ahora mismo íbamos a reunirnos con Florian para ayudar a los Noilens en lo que haga falta —explicó Mikuro, cruzando sus brazos—. Podemos ir con él, si sabe que estás despierta le hará mucha ilusión.

—¿A qué esperamos? Quiero verlos y darles una sorpresa —pidió Andrea.

—¿Segura? No te veo recuperada del todo, te dolía algunas zonas de tu espalda y tienes aun vendas cubriendo tu estómago... Creo que es mejor...

Las palabras de Anais no habían sido tomadas en cuenta por Andrea porque intentó levantarse de la cama, pero fue arriesgada ya que, al ponerse de pie, sintió el desequilibrio junto al cansancio, provocando que Mikuro la agarrara a tiempo.

—Es mejor que reposes, cabeza loca. Ya avisaré a Florian y a los demás de tu despertar, ¿entendido? —preguntó Mikuro.

—Pero yo quiero...

—Andrea, tu tranquila y descansa, ¿va?

Las palabras delicadas de Mikuro hicieron que Andrea la mirara avergonzada, pero que al final aceptara sin atreverse a mirarla más rato. Mikuro sonrió al convencerla, algo que le parecía imposible a Anais.

Cuando Mikuro se marchó, Anais se quedó mirando hacia la puerta de la habitación con los ojos entrecerrados para luego mirar a su hermana, quien movía su cabello con cierta brusquedad.

—¿Qué haces? —preguntó Anais.

—Na-Nada, da igual —respondió Andrea con cierto nerviosismo—. Voy a descansar un rato.

Anais arqueó la ceja ante la actitud de su hermana, pero al final aceptó, dejando que se tumbara en la cama mientras esperaba a los demás.

El aviso de Mikuro llegó a los oídos de todos, algunos quisieron verla , mientras que otros se mantenían atentos a las tareas pendientes para reformar la ciudad y comenzar con los primeros cimientos para restablecer el mercado.

Tras unas horas, Andrea sería acompañada por Florian, Roxy, Morgan y Yue. Su aparición hizo que Andrea se sintiera acompañada por los demás mientras les explicaba la situación en la ciudad, lo cual no eran muchos cambios, pero al menos agradecían que no hubiera más problemas.

—¿Y Lania? —preguntó Anais en medio de la conversación.

—Tardará en venir, Anais. Quería estar a solas en los bosques cercanos de su casa. Ya sabes que está dando sus respetos a su hermano —respondió Florian con seriedad.

Aquellas palabras no pasaron desapercibidas para las hermanas, viéndose la preocupación en su rostro, en especial Anais ya que le debía mucho a Lania por haberla enseñado a usar el arco y que a su vez no tuviera miedo en situaciones improvisadas.

—¿Y las gemelas? —preguntó Andrea.

—Están con Jame y Yaina, decidieron ayudarles con todo lo que podían antes de irse de aquí —respondió Morgan.

—¿Se irán? —preguntó de nuevo Andrea con el ceño fruncido.

—Claro, al igual que Creni, Lania, Florian y vosotras —respondió Yue—. Contábamos con ello ya que cada uno de vosotros tiene una misión pendiente.

Andrea se puso la mano en la cabeza ante sus palabras. Casi se le olvidaba que sus amigos estaban esperándolos. De pensarlo ya se podía imaginar la preocupación de sus amigos como Andrina y Kamico, y ya no se quería imaginar el enfado que podría tener Negatividad por tomar el destello.

De igual manera, no se arrepentía, cuando miraba sus manos, sentía que había mejorado mucho, que con todo lo vivido en este código, habría aprendido a controlar sus poderes, aunque sabía que aún le quedaba mucho por delante.

—Por ello mismo había pensado en hacer una despedida antes de irnos, creo que sería lo más ideal ¿no creen? —sugirió Florian.

Muchos estaban de acuerdo con sus palabras. Una celebración a modo de despedida era algo que a la propia Andrea le emocionaba. ¿Qué tipos de comidas y bebidas podía encontrarse? No lo sabía y quería descubrirlo ya

En medio de aquella emoción, Andrea no pudo evitar encontrarse con la mirada preocupada de Florian. Parecía querer decir algo, pero no era el momento ideal ni las formas.

Tras largas horas de conversación, al final se fueron marchando hasta que se quedaron Anais, Andrea, Mikuro y Florian en la sala. El Gemity soltó un suspiro largo con una pequeña sonrisa, sacando un destello de su mano derecha.

—Me imagino que esto es vuestro —supuso Florian, viendo la sorpresa en los demás—. Estuve con Lania analizando el destello y, teníais razón, es único, uno que jamás pensábamos que sería real.

—¿A qué te refieres? —preguntó Andrea.

—Los destellos normales solo recolectan unos pocos documentos de un sistema. No todos los de casi una galaxia, o incluso más. Aunque hay que admitir, que acceder a esos planetas no es posible. Es como si el propio destello lo bloqueara —explicó Florian. Andrea y Anais se quedaron impactadas—. ¿Es vuestro?

—Es de mi amiga, pero se podría decir que si es nuestro —respondió Anais.

—Debéis ir con cuidado —pidió Florian, mirando a cada una —. De lo poco que sé sobre los destellos, es que son objetos cósmicos bastante especiales a la vez que peligrosos, se dice incluso que son inestables, por ello nadie se atreve a tener uno en sus manos a no ser que sea necesario.

—Pues en el caso de Andrina, tenía uno en su cuello —recordó Andrea.

—E inactivo durante más de 17 años —añadió Anais.

—¿Cómo lo consiguió? —preguntó Mikuro, cruzando sus brazos.

—N-No lo sabemos, pero supongo que debe de ser por su madre, ya que dijo que era un regalo —explicó Andrea.

—¿No habéis pensado que la madre a lo mejor tiene poderes? —preguntó Florian.

—Eso es absurdo, si no ya se habrían generado anomalías en la tierra antes de que apareciera Negatividad —aseguró Andrea.

—Has visto cómo actúan las anomalías, Andrea —recordó Florian—. Actúan cuando es necesario, sino se esconden y no son detectables hasta que deciden coordinarse.

Aquello puso en tensión a Andrea y Anais.

—D-Dudo que la madre tuviera poderes, a lo mejor obtuvo la estrella por algún tipo de mercado poco fiable —murmuró Andrea, dándose cuenta que eso siquiera tenía sentido.

—No solo hay ese problema, Andrea —continuó Florian con seriedad—. El viento me trae olores inusuales, un mal presentimiento, y no es normal que un virus controle el poder de los errores. Las cosas cada vez se ponen peor, y ya sabéis por quien

—Mierda —susurró Andrea—. Por lo menos le he dado su merecido a ese....

—No ha muerto. Se ha escapado —interrumpió Mikuro.

Andrea abrió sus ojos con impacto, viendo la preocupación en los demás.

—¡Ese fillo de...! ¡Todo un cobarde! ¡Deille a maior malleira e aínda más ao ferir a miña irmá tres veces! ¡Como o vexa xuro que...! (¡Ese hijo de...! ¡Un cobarde en toda regla! ¡Le di la mayor paliza y más al herir tres veces a mi hermana! ¡Como le vea juro que...!)

—Andrea, tranquila. Todo está ben. Estou aquí (Andrea, tranquila. Todo está bien. Estoy aquí).

Era impresionante para Andrea que su hermana menor le hablara en gallego. Pocas veces lo hacía al estar acostumbrada a hablar castellano. Que le hablara de esta forma, hizo que Andrea se tranquilizara de inmediato.

Florian suspiró ante la situación, cruzando sus brazos.

—¿Y te dijo algo más?

Andrea se quedó en silencio, intentando recordar.

—Estaba enfadado, parecía tenerme envidia. Hablaba mucho sobre Cordura y Caos. palabras concretas sobre el porqué era tan interesante para ellos. —Alzó un poco sus hombros y negó con su cabeza—. Honestamente no le hice caso porque... es obvio que estaba cabreada con él.

—Entiendo.

—Yo quiero añadir algo —intervino Anais con una clara intranquilidad en sus gestos—. Cuando estaba a solas con ese virus, me dijo que, aunque no existieran planetas desechos, seguirían reviviendo. Mientras los errores existan, todas las normas serían nulas.

Florian cruzó sus brazos mientras cerraba sus ojos.

—No se alejan mucho de lo que dicen en nuestra galaxia —comentó Florian mientras abría sus ojos—. Mencionan de una victoria gloriosa a la vez que no se rinden en ser devotos a Caos.

—Son un poco enfermos con ese hombre, ¿no? —preguntó Andrea.

—Es su líder, Andrea. Normal que actúen así cuando desean verle brillar y controlar todo a su paso —respondió Florian con total seriedad.

Andrea se quedó en silencio, sintiendo un escalofrío en su espalda.

—Parecía... ser incluso más —añadió Andrea, logrando captar la atención de todos—. Hablaba como si Caos para ellos fuera su salvación, como si fuera su única opción en la que creer.

—Teniendo en cuenta que los iba a liberar, sí, tiene sentido que esos dos seres lo veneren —murmuró Florian. Tras esas palabras, no pudo evitar soltar un suspiro largo, mirando hacia otro lado—. Todo esto que me habéis dicho le informaré a Géminis para ver si saben algo. Nuevos héroes están apareciendo y es una oportunidad única para poder salvar a todos de aquellos que intentan esparcir la palabra de Caos.

—¿Qué sugieres? —preguntó Anais con interés.

—Una alianza, claramente —contestó Florian con una sonrisa—. Creni es un Onegrot, ¿sabéis lo bueno que es eso? Nuestros nombres resonarán en otras galaxias y es posible que esos peligros puedan ser evitados. Yo tengo intención de ayudar con todo lo que tengo a mi sistema, y apuesto que los demás también como Lania, que tiene intención de volver a su planeta para ser devota al Invierno.

—¿Eso significa...?

—Que si logramos fortalecernos, podremos unirnos entre las galaxias —explicó Florian con ilusión—. Lo malo es que nos queda la galaxia A... El más antiguo de todos y el más misterioso.

Andrea se quedaba perpleja ante tal información, sintiendo una vez más que todo era parte de un videojuego, pero no lo era, más al pellizcarse su brazo.

—Esto será muy bueno para nosotros, en especial la galaxia Olvidada —continuó Florian —, pero por ahora creo que es bueno que descansemos un poco y hagamos esa ceremonia de despedida, ¿no creen?

Las presentes, a pesar de sentir cierto miedo en su cuerpo, aceptaron la idea, viéndose la ilusión en Florian, quien habría dado el destello a Anais para luego despedirse, diciendo que contaba con ellas esta noche.

Una vez dicho todo, Andrea intentó levantarse con la ayuda de Mikuro y Anais, logrando que por fin se mantuviera en pie a la vez que Solace se despertaba. La ilusión renacía cuando Solace se dio cuenta de que todos estaban bien, al igual que Alias, que cuando fue agarrada por Andrea, no pudo evitar moverse de un lado a otro como si fuera una cría pequeña.

—¿¡Hemos ganado?! —preguntó Alias con emoción.

—Así es —respondió Andrea.

—¡Qué maravilla! ¡Podremos descansar un poco! ¡Eh, Solace! ¡Te dije que íbamos a ganar! —contestó Alias.

Solace, saliendo del hombro derecho de Andrea como una pequeña bola negra, miró a su compañera con el ceño fruncido.

—¡Sí bueno, tú no eras la que curaba a Andrea mientras estaba dormida en los brazos de Mikuro! —respondió Solace, provocando que Andrea sintiera un ligero calor en sus mejillas.

—¡No! Yo era la protectora, la espada con vida que vigilaba todo, ¡obviamente!

Andrea soltaba de vez en cuando ligeras risas mientras que Mikuro y Anais se les veía un poco confundidas por ver una situación así. Era tan raro que dos anomalías se llevaban bien con una humana.

Pero era bueno ante estos cambios, ¿no?

Las horas fueron pasando poco a poco, siendo Andrea reunida con Mikuro junto a los demás para preparar la ceremonia que sería realizada en la plaza central. Mientras Anais se fue hacia la casa de Lania, en exactitud hacia los bosques ya que deseaba hablar con ella o al menos acompañarla en su pésame.

Tardó un poco en encontrarla, viendo los bosques profundos junto a una tristeza que la dejaban incómoda. Adentrándose, vio como Lania estaba cerca de un árbol cuyos colores estaban transformándose en unos más grisáceos. Con cautela se puso a su lado, viendo como tenía los ojos cerrados con sus manos cruzadas, algo similar a como si estuviera rezando.

La imitó, sin decir ni una sola palabra, rezando lo que sabía de su país donde había nacido. En silencio pedía que el alma de Zarik pudiera descansar en paz y que no fueran tan injustos con él porque, a pesar de todo, había intentado redimirse.

—No tendrías porque acompañarme en esto, Anais. —Suspiró—. Y tampoco tú, Roxy.

Anais se giró con cierta sorpresa para ver que, en lo alto de los árboles, en uno de los gruesos troncos, se encontraba Roxy sentada en una posición que demostraba respeto y luto. Con cuidado, Roxy bajó de los árboles para acercarse.

—Esto es solo un ritual que funciona para los cazadores, no tenéis porqué estar aquí —explicó Lania, abriendo sus ojos mientras las miraba, viéndose el cansancio en estos.

—Queremos acompañarte —pidió Anais—. Aunque es cierto que no hablaba mucho con Zarik, quiero al menos acompañarte.

—Estoy de acuerdo con Anais, aunque en mi caso es que Zarik. —Tragó saliva con dificultad, desviando la mirada—. Era similar como un padre o tío, y quiero despedirme de él como es debido —explicó Roxy, quien tenía la máscara puesta para no mostrar sus emociones.

Lania, con un suspiro suave, no le quedó otra que aceptar.

—Pido antes que retires tu máscara, Roxy —habló Lania con firmeza—. Es una falta de respeto no hacerlo. Es un símbolo de mentira a la vez que es irrespetuoso para la persona. El alma sigue aún viva, observando todo.

Roxy, tragando con cierta dificultad, retiró su máscara, viéndose como sus ojos estaban rojizos por las lágrimas que había derramado, y que aún tenía cayendo por sus mejillas. Guardó la máscara mientras secaba sus lágrimas con su mano.

—Las emociones expuestas no es un sinónimo de vergüenza en esta situación, Roxy —explicó Lania—, sino que muestras el cariño que le tenías a la persona, como en verdad te preocupabas y apreciabas a la persona.

Roxy afirmó sin decir nada, poniéndose al lado de Anais.

—En los cazadores, de normal se le da cierta energía a lo que sería el alma, es una forma de expresar el cariño a la vez que la preocupación —continuó Lania, juntando sus manos y entrelazando sus dedos—. Se dice que cuanta más energía, más se demuestra el amor que se le tenía por el alma, como demostró ser alguien que de verdad era apreciado.

Anais arqueó la ceja ante esas palabras, ¿y entonces con los famosos que no se merecían en verdad ese cariño?

—Aunque eso no significa que vaya a cambiar su destino —añadió Lania, como si fuera capaz de leer los pensamientos de Anais—. Es solo demostrar el cariño que se le tenía. Después de todo la Muerte no se deja guiar por terceros ni secundarios, solo mira el alma del usuario y decide su destino.

Las últimas palabras habían sido pronunciadas con dolor. Vio las lágrimas en las mejillas de Lania mientras respiraba con profundidad, intentando hablar.

—Ahora...

Pero sus palabras no le salían, de hecho, se había quebrado, provocando que Anais se acercara a ella al igual que Roxy. Ambas intentaron consolarla como mejor podían.

Los sollozos fueron escuchados en medio del bosque, aunque por suerte fueron disminuyendo con el paso de los minutos, provocando que la calma regresara y que pudiera cumplir con el ritual, uno del cual Anais le pareció interesante, ya que tenía ciertas similitudes con los entierros que había en su país.

Tras unas horas, Anais y Roxy acompañaron a Lania mientras hablaban de temas triviales para intentar animarla, llegando hacia la plaza central donde verían como la vida tomaba unos colores más alegres, unos que tomó por sorpresa a Lania.

—Si quieres no tienes porqué ir. Se entiende que quieras...

—No, tranquila Anais —interrumpió Lania con una sonrisa calmada—. No hay que estar lamentándose siempre, es bueno recordar a la persona, saber que jamás la olvidarás, pero tampoco hay que estancarse en ello, ¿entiendes?

Anais miraba a Lania con cierta sorpresa mientras escuchaba el bullicio de fondo, siendo una mezcla de emociones que para la pequeña le era inusual. Miró por un momento a Roxy, quien observaba todo lo que le rodeaba, soltando un suspiro largo.

—Concuerdo con eso —añadió Roxy—. Aparte, es una ceremonia de despedida, estaría feo no ir, ¿no creen?

Una sonrisa se vio reflejada en el rostro de Lania, provocando que Anais soltara un suspiro suave y afirmara, yendo así las tres junto a los demás.

https://youtu.be/9lep67OZdJo

Aunque no fuera de noche, algunos ya estaban con bebidas en sus manos, riéndose y disfrutando del momento. Para algunos les sorprendía como Florian era el que más lo disfrutaba, riendo, bailando y disfrutando de la fiesta mientras tomaba lo que parecía ser de una copa llena de cerveza propia de los Noilens.

Algunos tomaban bebidas más ligeras, mientras que otros como Andrea curioseaban con las comidas que tenían, degustando distintas comidas que le resultaban casi todas picantes, pero no le molestaba, de hecho, era de sus favoritas.

Mikuro solo observaba en silencio con una sonrisa, viendo como Andrea comía y bebía, siendo una de ellas una bebida alcohólica. Aquello preocupó a Anais y a algunos de los presentes, viendo como Andrea reía junto con Florian.

—Qué irremediable —murmuró Anais mientras se reía poniendo la mano en su rostro.

—Oye, Jame, Yaina. Esta cerveza no es muy fuerte, ¿verdad? —preguntó Mikuro.

—No, tranquila, es muy ligera... pasa que Andrea la tomó muy rápido —contestó Jame.

—Como siempre. Es algo que hacía con nuestro padre.

—¿Su padre le dejaba tomar cerveza? —preguntó Lania.

—En donde vivimos es normal que algunos jóvenes de dieciséis años tomen cerveza, siempre y cuando sea con moderación. Mi hermana por ejemplo lo toma muy de vez en cuando, solo cuando es algo de qué celebrar, como ahora —explicó Anais.

—No me esperaba que Andrea fuera así —admitió Mikuro con una risa.

—Cosas de Galicia, ¿qué decirte? —contestó Anais con sonrisa suave—. En fin, creo que es mejor llevarla a un sitio un poco más seguro.

—Me haré cargo yo, vosotros disfrutad.

—¿Segura, Mikuro? —preguntó Lania.

—Creo que vosotros tenéis aún para rato con Florian —respondió Mikuro.

Intentó acercarse a Andrea, viendo como esta empezaba a tambalearse. Por suerte fue agarrada a un lado, encontrándose con ella y mirándola boquiabierta.

—¿Hice algo m-al? —preguntó, viéndose el sonrojo de sus mejillas.

—Tomar demasiado rápido —contestó Mikuro con una leve risa—. Venga. Nos vamos a descansar. no puedes aguantar sobre tu propio pie.

—¡Oh eso es mentira! —Andrea se apartó de Mikuro y movió sus brazos—. ¡Mira hay un trucazo! ¡Di-Dicen que si levantas la pierna y po-nes la ma-no en tu nariz manteniendo el equilibrio, es que estás bien!

Los presentes no pudieron evitar reírse al ver a Andrea intentando mantener el equilibrio, aunque al final cayera, pero en los brazos de mikuro.

—Sí, aguantas el equilibrio de maravilla —ironizó Mikuro con una risa—. Venga, vamos a dormir. ¿Vale?

—Bueeeno —susurró Andrea, entrecerrando sus ojos—. Igual la fiesta le faltaba las buenas gaitas, ¡y estoy molesta porque no pusieron O Pirimpimpín!

Mikuro frunció el ceño mientras que Anais soltaba un largo suspiro, entendiendo a qué canción se refería.

Mientras se marchaban, Lania cruzó un poco sus brazos con la ceja alzada.

—¿Gaitas? Suena como algo muy tradicional —murmuró Lania.

—Andrea es de las gallegas más tradicionales que puedes ver —aseguró Anais—. Aunque eso no significa que rechace la actualidad. Es... alguien que cuando la conoces no para de sorprenderte.

Lania soltó una leve risa.

—Me lo creo.

Mikuro, con paciencia y cuidado, fue llevando a Andrea hacia la casa de Lania para que reposara en su habitación, aunque no iba a ser nada fácil ya que Andrea balbuceaba palabras sin sentido o sentía unas ganas horribles de vomitar.

—Supongo que esto será una lección para que vayas con cuidado —habló Mikuro con seriedad.

—¡Que-Quería pasármelo bien! —habló Andrea a duras penas—, ¡En las fiestas de mi pueblo soy la mejor!

—Me lo creo, Andrea. Me lo creo —murmuró Mikuro, negando con su cabeza.

En medio de las palabras, Andrea no podía evitar soltar un hipo, provocando que Mikuro la mirara con la ceja alzada. Una reacción que nunca había visto y no sabía si estaba bien o mal. Al final pudieron llegar a su habitación. Andrea se tumbó en la cama y Mikuro pudo suspirar más aliviada.

—Espero que esto te sirva de escarmiento, Andrea. Al final te perdiste la fiesta por estar así —contestó MIkuro.

Andrea se sentó en la cama y la señaló con su dedo.

—¡En Lugo fliparías como soy! ¡Aguanto de sobras! —aseguró, y puso las manos en su boca—. ¡Te invitaría encantada, pero seguro que regresarás a tu aburrido hogar!

Mikuro negó con su cabeza.

—Iba a ir con vosotros, Andrea. No quiero regresar a mi casa.

Las mejillas de Andrea pasaron a ser más rojas mientras abría su boca un poco.

—Joder. ¡Qué genial! —gritó sin pensar, cerrando sus ojos con una sonrisa—. ¡Entonces podré enseñarte todo! ¡Te va a encantar! ¡Vas a reír y disfrutar como mereces! ¡¿Hielo!? ¡Bah! ¡Eso es tonterías!

Mikuro rio al ver como Andrea no era capaz de mirarla con el mareo que tenía encima. Cuando surgió un poco de silencio, Andrea la observó con un temblor notable en sus labios.

—¿D-De verdad que vendrás? —preguntó, aún atónita.

—Si me dejáis ir con vosotros, sí —contestó Mikuro.

Andrea se quedó en silencio para luego rascar su cabeza.

—Te caerán genial mis amigos —aseguró Andrea—. ¡Y será un gusto p-par-para mi enseñarte todo! ¡A-Ah...!

—¿Quieres decirme algo, Andrea? —preguntó Mikuro, alzando la ceja.

Andrea se quedó en silencio para luego afirmar.

—Me-Me im-importas mucho —tartamudeó—. N-No sabes lo-lo feliz que me hace saber que estás con nosotras.

Le fue tierno para Mikuro ver como Andrea jugueteaba con sus dedos sin saber como expresarse. ladeó la cabeza a la derecha con una leve sonrisa.

—También me importas mucho, Andrea. —Con cuidado, Mikuro agarró sus hombros—. Pero ahora debes dormir. ¿Vale?

—No quiero. —Andrea hinchó sus mofletes como si fuera una cría.

Mikuro no hizo caso a su reacción, aunque se veía muy adorable, y la tumbó en la cama con cuidado. Tras eso, Andrea tardó solo unos segundos para agarrar el sueño de inmediato.

Esto solo hizo que Mikuro suspirara con una sonrisa tímida, marchándose de la habitación y dándole miles de vueltas a lo ocurrido.

https://youtu.be/agG7ShZGfJM

Tras varias horas de celebración, tocaban las despedidas. Ese momento donde las verdaderas emociones salían de verdad, o al menos algunos de ellos mostraban lo que sentían, pues otros creían que era mejor despedirse sin darle vueltas.

Entre todos los presentes, Creni fue el que no quiso entretenerse. Tenía varias tareas pendientes y no podía perder tiempo. Se despidió con cordialidad y marcharse con las magias que podía emplear, dejando a todos con las dudas sobre qué sería de él.

Los siguientes en irse serían Florian, quien tenía cierta resaca encima, y las gemelas Soleti y Luziette. Los tres tomaron una de las pocas naves que habían sobrevivido tras lo ocurrido en el mercado. Pudieron hacerle ciertas reparaciones, pudiendo así viajar por el espacio tomando los portales entre sistemas y las conexiones entre Galaxias. Eso sí, con mucho cuidado.

—¡Andrea! —gritó Florian desde la ventana de la nave, provocando que la mencionada se girara—. ¡Cuento con que nos veamos, y espero que te hagas fuerte a la vez que sigas con vida!

Andrea sonrió s.

—¡Más te vale que tú también sigas con vida, cabeza hueca!

—¿¡Eh?! ¡Ja! ¡Claro! ¡Eso se tendrá que ver! —gritó Florian con una risa, logrando contagiar a Andrea—. ¡Que el viento siempre os guíe hacia la victoria!

Andrea, riendo con suavidad, se despidió con su mano.

—Como decimos aquí, ¡mucha mierda! —respondió Andrea, provocando que Anais la mirara de reojo con una sonrisa.

Ante las despedidas, la última que quedaba por irse era Lania, o al menos es lo que suponían algunos, pues la propia cazadora había decidido quedarse unos días más para poder ayudar en la ciudad en todo lo que hiciera falta. Aquello tomó por sorpresa a los demás, en especial a Jame y Yaina.

—¿Está segura, Lania? —preguntó Jame.

—Parte de mi vida ha sido en este lugar, quiero ayudar en todo lo que pueda para ver cómo esa vida en el mercado renace —respondió Lania.

Aquellas palabras fueron importantes para los dos Noilens, sintiéndose acompañados.

—Pues supongo que solo quedamos nosotras, ¿no? —preguntó Mikuro, mirando hacia Anais quien sujetaba el destello.

—Eso parece ser —murmuró Anais.

—¡Qué ganas tengo de ver a los demás! Van a flipar cuando vean la espada o mis poderes —habló Andrea con ilusión.

—Mientras no hagas locuras, está bien —añadió Mikuro.

—Eso es un poco imposible siendo Andrea —recordó Anais.

Mikuro soltó una risa mientras veía como Andrea cruzaba sus brazos. No podía evitar recordar la conversación que habían tenido por la mañana, apareciendo el sonrojo en sus mejillas azules. Con cuidado, se acercó a ella y la agarró de la mano para mirarla con decisión. Andrea tembló un poco, pero afirmó con una sonrisa brillante.

—Os daremos una visita cuando todo ese problema termine —aseguró Andrea a los demás.

—Confío en ello —habló Yaina con una sonrisa segura—, y sabéis que, si necesitáis algo, podéis contar con nosotros.

—Eso está hecho.

Ante las palabras de Andrea, Anais no dudó en tomar el destello para que este empezara a flotar. Las tres se pusieron alrededor y que el brillo las envolviera a la vez que se agarraban de las manos.

Distintas emociones fluían entre ellas. Emoción era la que más predominaba a la vez que preocupación por los demás. ¿Habría pasado mucho tiempo desde lo ocurrido? ¿Estarían todo bien?

Dudas que se resolvieron desde el momento que llegaron a Suqueia, y con ello un gran cúmulo de emociones y de graves novedades.

FIN DEL SEGUNDO LIBRO



O Pirimpimpín: Canción muy conocida entre los gallegos, aunque en mi caso la conocí en la serie "O Pare Casares" El Padre Casares. Sin problema alguno os dejo la canción debajo :3

https://youtu.be/SHE0sGxABYM

Y sí, Andrea es de bailar estas canciones gallegas entre otras.

Por último, si os preguntáis. Sí, Promise de Voyager es el tema principal de este libro, el que identifica la historia.

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