Capítulo 32: Esperanza.
La confusión azotaba por completo a Florian. Aquel lugar oscuro en donde se encontraba encerrado, había cambiado a una dimensión más familiar para él, una que reconocía de sobras, su hogar.
Lágrimas caían mientras observaba Gemáit. Lleno de montañas que parecían ser pilares donde los templos se mantenían en pie en lo más alto, encontrándose con varios Gemity volando por un lado a otro, dándole vida al lugar que Florian creyó estar muerto.
Se daba cuenta que esos templos que conocieron la destrucción y la desgracia, se estaban reconstruyendo poco a poco con unos colores vivos que hacían bombear su corazón con fuerza, sintiendo por un momento que todo lo que había ocurrido era solo una mancha más que se podía retirar con paciencia.
Sonreía sin poder controlar sus emociones, mirando hacia sus pies para ver que pisaba el pasto verdoso de las montañas redondeadas de las cuales solían encontrarse los animales que de pequeño solía jugar mientras practicaba sus poderes del viento, siempre con la supervisión de sus padres.
La nostalgia fue como una caricia suave que le hacía revivir la vida de aquel pequeño travieso que muchos conocían. Siendo el elegido que muchos admiraban, la Luz impactante de Géminis.
¿Por qué estaba aquí?
—Creo que llegué a tiempo, tus heridas son muy graves, ¿estás bien? —preguntó mientras examinaba sus heridas con sus ojos, sin tocarle aún.
«¿Qué hacen aquí? ¿Por qué se preocupan por mi? ¿Por qué mira mis heridas?» La confusión azotaba a Florian, recordando por un momento a la mujer de cabellos rubios cuyos ojos nadie se podría olvidar por su heterocromía. ¿Quiénes eran? ¿Por qué le sonreían con calma y felicidad? Tantas dudas le inundaban que era incapaz de hacer nada.
—Creo que aún estás impactado por mi presencia, ¿me equivoco? —preguntó Géminis con calma—. Creo que tendría que haber hablado bien las cosas contigo en vez de expulsarte ante la frustración y miedo que sentía.
Florian no se creía sus palabras, ¿se estaba arrepintiendo? ¿Él? ¿Por qué? ¡Se lo merecía! ¡Merecía ser desterrado! ¡Había traicionado a todos por su ego y ansias de poder!
—G-Grandioso Géminis. Tercer Signo. Primer ángel del viento —logró pronunciar Florian aun con el miedo que tenía encima—. ¿P-Por qué...?
—Creo que debí entenderte y darte ciertos escarmientos, pero no haberte desterrado —interrumpió con educación y firmeza.
—Pero yo...
—Florian, ¿por qué no me lo dijiste antes? Capaz eras egocéntrico, pero tenías la intención de ayudar a todos. No solo eso, recién supe que tenías la intención de contener a todos los signos, como varios otros seres de nuestro sistema.
—Yo...
Por un momento, Florian miró de reojo hacia la chica de cabellos dorados. Escalofríos recorrían su piel, ante esa mirada divertida mientras cruzaba sus brazos, arqueando su ceja, como si esperaba algo. No estaba sola, una nube o niebla rosada la acompañaba, una la cual tenía ojos.
—Oh, no me mires a mí, yo no tengo protagonismo en este momento —aclaró la mujer de cabellos dorados—. De hecho, tendría que irme porque tengo mucho por delante, pero no puedo evitar la emoción de ver un reencuentro.
—¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿E-Eres...? —preguntó Florian.
—Me gustaría responder a tus miles de preguntas, pero tengo mucho por hacer. —Guiño su ojo derecho con una sonrisa divertida—. Tu solo hazme el favor de salvar a mis compañeros vecinos y luego volver aquí, ¿va? Vuestro dios no va a ser el mismo gruñón de siempre, al menos me lo prometió.
La confusión azotaba a Florian mientras miraba a Géminis de reojo, quien sonreía con calma mientras sus manos brillaban en colores blancos. Cuando quiso decir algo, vio que la misteriosa chica no se encontraba ahí al igual que la nube, provocando que las dudas le inundaran aún más.
—Florian, aunque no lo parezca, la esperanza ha renacido. Tenemos una oportunidad —aclaró con un tono suave, uno que no le era habitual para Florian—. Déjame explicarte un poco, al menos para que...
—¡N-No me lo merezco! —gritó Florian, entrando en pánico—. ¡Soy un ser despreciable ansioso de poder que deseaba ser reconocido como si fuera alguien importante! ¡No soy digno de ello, Grandioso Géminis! ¡Lo sabe muy bien! ¡Caí ante el engaño de un virus, creyendo que a lo mejor podría salvarlos a todos!
Géminis soltó un largo suspiro.
—Florian, te estoy diciendo es que puedes retomar esa misión que tenías, volver a ser el héroe y ayudarnos a acabar con las anomalías de la galaxia M.
—¿¡Cómo lo voy hacer!? ¡Estoy lejos, muy lejos! ¡Y aquí todo ha empeorado!
Géminis frunció el ceño, mirándole con una clara molestia que a Florian le hizo temblar hasta el alma.
—¡¿Qué no me escuchas?!
Su voz resonaba con fuerza. Florian sabía que había colmado su paciencia ante sus temores y eso era algo que al propio Géminis detestaba. Sentimientos que demostraban ese temor y con ello atrasar sus objetivos. Vio como sus manos se movían con decisión, provocando que las heridas que tenía Florian fueran desapareciendo, pero no solo eso.
—N-No —pidió Florian al darse cuenta de lo que iba a ocurrir—. No me lo merezco, yo...
—Te castigaste durante varios años, Florian —interrumpió Géminis con seriedad—. Sé que creíste en aquel ser que engañaba a todos con su apariencia, que te prometía miles de cosas, en especial el hecho de superar cada prueba para ser el escogido. —Suspiró—. No te culpo que no supieras nada, que te cegaras todo porque querías proteger a los tuyos, no por ego. Esas fueron palabras que te dije sin saber tu verdad.
Lágrimas caían mientras miraba a su dios, cayendo de rodillas contra el suelo para rendirse su respeto a la vez que arrepentimiento. Temblaba sin parar mientras apretaba sus dientes,.
—No tendría que haber sido un idiota —murmuró Florian, haciéndose daño en sus dedos—. Te-Tendría...
—Florian —llamó con seriedad y firmeza, provocando que el mencionado se levantara con cierta rapidez, mirando a su dios con aquellos ojos llorosos, pero aun mostrando su respeto—. Lamentarse en el pasado de poco sirve si la esperanza ha renacido.
Las palabras sonaron con fuerza mientras veía como su alrededor iba desvaneciendo como si el viento se lo fuera llevando.
—Quiero que seas el guerrero que luchó a mi lado, pero con los errores aprendidos para ser más fuertes que antes —continuó hablando con la mayor paciencia que podía tener (que era poca)—. Cierto es que estás en ota galaxia, uno que también necesita tu ayuda. —Sonrió, provocando que Florian empezara a temblar—. Pero confío en que todas esas anomalías y virus tiemblen cuando vean a la verdadera Luz Impactante brillar con total fuerza.
Poco a poco Florian se dio cuenta que el escenario en donde se encontraba iría cambiando, encontrándose en medio del desastroso mercado. No estaba solo, a sus espaldas sentía la presencia de su versión femenina, quien también se encontraba impactada y con lágrimas presentes. Se miraron por unos segundos, viendo como sus ojos brillaban en un rojo carmesí lleno de fuerza.
—No seréis los únicos —murmuró Géminis, causándole escalofríos en su espalda.
Ambos veían desde la lejanía como Soleti y Luziette, a pesar de estar heridas, luchaban con todo lo que tenían, usando el fuego de sus manos. Este no era tan débil o inexperto como los entrenamientos que tuvieron, sino que tenían más vida y fuerza, creando columnas de fuego que a cualquiera le podía intimidar.
—Los signos van despertando —continuó hablando con más esperanza—, y a su vez los necesitan para acabar con sus acciones.
Por unos segundos, las dos versiones de Florian se observaron, sonriendo con una confianza que hacía tiempo que no veían.
—Confiamos en vosotros como una vez hicimos.
Aquellas últimas palabras hicieron que los dos se agarraran de la mano, apareciendo una gran cantidad de humo rojizo que hizo unir sus cuerpos en uno solo, siendo Florian en su versión masculina. La confianza renacía de nuevo a la vez que su fuerza, mirando de un lado a otro con sus ojos hasta encontrar su objetivo.
—¿Cómo en los viejos tiempos? —preguntó Florian hacia ella, recibiendo una respuesta positiva que solo escuchó él—. ¡Je! ¡Que así sea!
Y rápido como nunca, apareció enfrente del virus que se encontraba alejado del conflicto, sorprendiéndose ante la presencia de Florian. No pudo evitar el puñetazo directo en su rostro, lo que acabó impactando contra el suelo. Ante esto, Florian juntó sus manos para apuntar hacia el suelo, creando de inmediato un gran tornado en dirección al virus.
—¡Déjame darle vida a eso!
La voz de Luziette tomó por sorpresa a Florian, viendo como la Arina de cabellos morados apuntaba con sus brazos al tornado, creando así uno hecho de fuego que iba aumentando de velocidad y peligro. El virus trató de levantarse del suelo, pero no pudo cuando sintió a sus espaldas como la tierra parecía tragarle.
—¡Esto es por matar a mi raza! —habló Jame con rabia, moviendo sus manos de forma que las rocas inmovilizaron al enemigo.
En medio de los gritos del virus, los presentes mantenían sus poderes a la vez que estaban atentos a l tornado de fuego. Cuando este tragó a la anomalía, Jame dejó de usar su poder para respirar con dificultad, mirando a los demás.
—Han surgido muchas bajas, pero lo bueno es que las anomalías de esta zona son cada vez menores gracias a Soleti y Yaina —informó Jame hacia Luziette y Florian—. ¿Qué os ha pasado? Noto que tenéis una gran fuerza, u-una que da muchísimo miedo.
Luziette y Florian se miraron por unos segundos y se sonrieron.
—Hemos tenido una charla —comentó Luziette mientras miraba a Jame.
—Oh, sí, una charla divertida con nuestros dioses —añadió Florian—. ¿De verdad hablaste con Aries?
—Es algo imposible, pero ocurrió —confirmó Luziette—. Y no estaba solo, había una chica...
—¿La chica de heterocromía? —preguntó Florian.
—¡Sí! Era inusual, pero tenía una gran confianza —respondió Luziette, para luego mirar con esperanza a Florian—. Parece que no todo está perdido.
Florian sonrió, mirando hacia el tornado y viendo cómo el virus lograba salir muy herido. Se posicionó, preparándose para otra ronda.
—Entonces no les fallemos —respondió Florian con decisión, moviendo sus brazos—. Es nuestra oportunidad.
Ante esto, se movió con rapidez para agarrar al virus de su cabeza, impactándola de inmediato contra el suelo. Luziette usó el fuego para quemarlo, aunque por desgracia también afectó a Florian.
—¡Tú usa todo el que tengas! —exigió Florian—. ¡Puedo aguantar este calor!
Mientras Luziette obedecía, Jame usaba su poder de la tierra para tener atrapado al virus, permitiendo que Florian pudiera apartarse. En medio del vivo y peligroso fuego, los presentes escucharon el sufrimiento del virus del que poco a poco iba desapareciendo.
El alivio se sintió en su cuerpo, pero no duró mucho cuando se dieron cuenta que las anomalías del lugar estaban apareciendo cada vez más. Florian fue el primero en moverse junto a los demás, encontrando las murallas que protegían Tron-Axt siendo destrozadas.
Vio como Yaina, a pesar de estar herida y cansada, daba golpes a diestro y siniestro con sus puños, apareciendo de sus pulseras colores vivos que permitían inmovilizar al enemigo cuando los golpeaba. La fuerza y velocidad era admirable, aunque no era la única porque a su lado Soleti usaba el fuego para ahuyentar a las anomalías, evitando que atacara a los Noilens que estaban fuera de combate.
Los demás no dudaron en aportar, protegiendo a los Noilens que había. Una lucha constante en la que parecía que no iba a terminar.
—¡Seguir protegiendo! ¡Yo me haré cargo de llevar a los Noilens heridos a la ciudad! —ordenó Florian.
—¡Te cubriremos!
Florian se puso en marcha, aunque tuvo que sacar a su versión femenina para poder llevar más Noilens. Ambos por fin se entendieron tras tanto tiempo de discusiones y conflictos, viéndose la sonrisa y el alivio en sus rostros, pero sin distraerse de lo principal.
Con rapidez, los fueron dejando en la plaza, encontrándose con Gila, quien ya se había preparado para una situación así. Ver como dejaba a cada uno de los Noilens en el suelo con una sábana y almohada correspondientes, hizo que Florian sintiera un escalofrío en su cuerpo, recordando ese momento del que su planeta, por desgracia, sufrió una situación similar.
—Florian, ¿Jame y Yaina están bien? —preguntó Gila.
Sus palabras hicieron que Florian se girara y afirmara con dificultad.
—Sí están bien. Disculpa a mi hermano, es que toda esta situación le recuerda a su pasado y no quiere que se repita.
«¿H-Hermano?», se preguntó Florian, mirando hacia ella.
Como tal su raza era siempre dos mentes en un cuerpo, pocos se atrevían decir que eran como hermanos, ni mucho menos decir que eran pareja. Que ella dijera tales palabras, provocó que él sintiera miles de emociones, sintiendo que la confianza había vuelto, pero mucho mayor que antes.
—Lo siento, Gila —habló él mientras miraba hacia su hermana con una sonrisa —, y sí, están todos bien. Te iré trayendo más Noilens, algunos están fuera de combate y si están ahí es posible que mueran.
—Estaré aquí ayudando con todo lo que pueda junto a las demás enfermeras —aseguró Gila.
—Gracias.
Florian, junto la compañía de su hermana, fueron a gran velocidad hacia las murallas. Sus miradas se encontraron, provocando que una risa se escapara de sus labios.
—Así que... ¿hermanos?
—¿Tiene algo de malo? —preguntó ella, arqueando la ceja.
—No, no, lo que tu digas, hermanita. Solo quiero saber, ¿quién es el mayor?
—Creo que es obvio —respondió ella con el ceño fruncido, provocando que su hermano se riera.
—Me parece bien.
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