Capítulo 30: Acciones del pasado.

En la muralla que separaba Tron-Axt del mercado Extra-Sistema, la mitad de los héroes se encontraba en una situación distinta, una en la que, si bien era peligrosa, lograban acabar con las anomalías que iban acercándose. Jame y Yaina permanecían juntos mientras veían a Florian Soleti y Luziette.

—Florian no está nada conforme con la decisión de Creni —murmuró Jame hacia Yaina—. Se nota en su mirada y sus hombros tensos.

—Sí, pero estoy con Creni. Es mejor vigilar la ciudad por que a lo mejor pueden intentar invadirla en el tiempo que están algunos en el mercado —recordó Yaina—. Aun así... me parece mal que no nos dejaran ir con ellos.

—Querían ir discretos, pero el plan no funcionó, y si vamos ahora, ocurrirán muchas bajas. Los Noilens que tenemos son los supervivientes, pero no son como Florian o Creni, ni siquiera como Lania o Zarik, ¿entiendes? —explicó Jame con seriedad—. Lo más prudente es quedarnos por aquí, más cuando Florian avisó que podían venir las anomalías de otra galaxia.

Yaina tragó en seco.

—¿C-Crees q-que es posible? —preguntó Yaina.

—Es lo que dijo Florian.

Jame y Yaina recordaban bien la conversación que tuvieron con Florian cuando tuvieron que planificar todo. Su forma de hablar no era tan amable y confiada como la vez que lo conocieron, sino que ahora era más seria, demostrando una preocupación que ponía en alerta a todos.

—La idea principal es que los Noilens no solo vigilen esta zona, sino que, a la señal de Anais, nos adentremos al mercado —explicó Florian mientras hablaba solo con Jame y Yaina—. Pero recordar que dependerá de la intensidad de la flecha, recordar bien eso.

—Mencionaste que podrían venir seres de otra galaxia, ¿cómo haremos frente a eso? —preguntó Jame.

Florian se quedó en silencio mientras miraba a los dos Noilens que eran los actuales líderes de su raza, en especial Jame. Durante esos días había mejorado mucho, aunque no tenía los mismos dones que su padre. A pesar de eso, estaba acompañado de Yaina, quien tenía la fuerza de Agnis, y eso no pasaba desapercibido.

—Nos enteraremos, créeme. Son muy orgullosas, en especial los Virus —explicó Florian mientras cruzaba sus brazos—. Únicamente no bajéis la guardia porque a esa raza se le da muy bien copiar identidades.

Recordar aquello hizo que Jame mirara a su alrededor con un escalofrío que recorría su espalda. Cualquiera podría ser un virus, pero ¿era posible ahora mismo? Apenas se habían adentrado y ya había problemas, tanto que tuvieron que intervenir el otro grupo mientras ellos mantenían su posición solo por si las anomalías atacaban Tron-Axt.

La tensión inundaba sus brazos, dirigiendo ahora su mirada hacia Florian. Como poseía el poder del viento, podía ir a una mayor velocidad que los demás para asegurarse que todo estuviera en orden, aunque eso no quitaba la preocupación de sus ojos rojizos.

«Tengo un muy mal presentimiento», se dijo Jame sin quitarle ojo para luego girar su rostro hacia el este y prepararse para atacar.

Era complicado no darle vueltas, Florian no paraba de recordar su pasado. Le era difícil poder respirar con normalidad y sentía una presión en su pecho, un mal augurio que le atormentaba por todas las acciones tomadas. Negaba con su cabeza cuando un mínimo recuerdo pasaba, generando más frustración consigo mismo.

Dejó de vigilar para aterrizar al lado de las gemelas, quienes estaban atentas a sus indicaciones.

—Tengo intención de avanzar. No siento que las anomalías se atrevan a atacar tan directamente —informó Florian mientras estiraba un poco sus brazos.

—¿Estás seguro? —preguntó Luziette, alzando su ceja.

—Según me explicaste, las anomalías atacaban desde el exterior hacia el interior, lo mismo ocurrió en mi planeta. No tienen el valor de atacar desde dentro, sino que van por los más débiles.

—O-O por las personas —añadió Soleti, provocando que Florian la mirara por unos segundos—. Ya sabes que las anomalías se alimentan d-de esa desesperación.

Florian afirmó y suspiró mientras miraba hacia su derecha, donde se encontraba la montaña. La ansiedad le impactó, y quiso moverse para poder hacer algo más que quedarse quieto, pero sus intenciones fueron detenidas cuando escuchó varios gritos provenientes de la zona sur de la muralla.

Esto alertó a los presentes. Florian reaccionó primero, volando a gran velocidad, avisando también a Jame y Yaina para que se preparan para lo peor. Ante su rápido informe, no dudó en ir para encontrarse con varios de los Noilens apuntaban con sus armas o poderes a uno de los suyos, del cual tenía sus manos puestas en su cabeza.

Cuando Florian se acercó, vio como este separaba sus manos mientras sonreía.

—¡Tanto tiempo, Florian! —gritó ilusionado, sin esconder sus intenciones ni su malicia—. ¡Tantos rumores y por fin te encontramos junto a otros más de la galaxia M! ¡Déjame darte un buen regalo a cambio!

—¡Matarle! —gritó Florian sin dudar.

Antes de que fuera atravesado, detrás del cuerpo del Noilen saldría un ser que ninguno de los presentes pudo ver bien, a excepción de Florian que pudo identificar por el olor que casi olvidaba. Dejaba una señal a muerte bañado en los químicos más corrosivos y perjudiciales. Olvidaba aquella apariencia estable, pero que se podía deformar a su gusto como si nada. Olvidaba cómo eran los virus, seres despreciables y peores que las anomalías.

Cuando impactó contra el suelo, movió sus brazos para que estos se destrozaran, y por un momento, vio como este sonreía con ganas.

—Ehroi doscientos noventa.

Sus brazos explotaron en miles de partículas que distorsionaron la realidad a sus espaldas. Parpadeos de diversos colores parecían corromper su alrededor, pero no era del todo así cuando vieron como portales erróneos consumían todo lo que tocaba. El suelo, las murallas, las armas, incluso a los Noilens que estuvieran demasiado cerca, acabando con sus vidas con tal rapidez que demostraban lo insignificante que era su vida para el virus.

—¡Déjame darte un regalo que jamás olvidarás! ¡La galaxia M ha caído en las manos del verdadero poder! ¡Uno que todos tendréis que respetar! ¡Los errores jamás han muerto! ¡Solo están ocultos para demostrar que no sois nada ante nosotros! —chilló con orgullo.

Florian ni siquiera dudó en usar el viento para apartar a los Noilens de los portales. Tras eso, fue directo hacia el virus con tal de golpearle, pero una barrera de errores se interpuso en su camino. Al alejarse, vio cómo se reía con total confianza.

—Aquellos que piensan que hemos muerto ante los eventos de la galaxia Equilibrada, son los que están tan ciegos de lo que les ofrece su alrededor. ¡Tantos años de paciencia para al final saber que pronto podremos salir! —Rio como nunca, mirando desafiante a Florian—. Solo un poco más. Esta oportunidad casi la obtuvimos en Codece, pero en esta ocasión no fallaremos. ¡Jamás!

Las anomalías salían de los portales con el objetivo de consumirlo todo sin importarles las vidas que acabaran de por medio. Florian veía esto con rabia, viendo como los demás ya habían actuado para evitar que el desastre fuera a más.

Jame usaba el poder de la tierra para mover el suelo, creando soldados de tierra que cobraban vida, siendo guerreros que luchaban a su lado mientras Yaina luchaba con sus puños. Cada acción que tomaban estaba sincronizado, demostrando que ellos no necesitaban hablar, ni siquiera por telepatía, se entendían con cada movimiento que hacían.

Las gemelas también actuaban con el fuego que ambas dominaban con fuerza y velocidad, demostrando su rabia en sus acciones y que, a pesar de ser impuras, seguirían siendo Arinas sin importar la dificultad.

Aquellas acciones lamaban la atención del Virus, que miraba todo con una sonrisa, bajando sus brazos mientras observaba con total atención a Florian.

—Veo que el sistema M intenta seguir luchando por su identidad a pesar de ser consumida y destruida como el sistema N y Ξ. Sigo preguntándome aún el porqué. Después de todo ha quedado vacío, con apenas supervivientes en cada planeta —aseguró.

—¿Seguro que apenas hay supervivientes? —preguntó Florian, sonriendo por unos segundos—. Que mal te informan entonces...

Estaba listo para darle otro puñetazo, pero el repentino golpe en su rostro hizo que saliera impactado contra el suelo. Florian no se creía la fuerza y velocidad que poseía, viendo el virus encima suya.

—¿Crees que no sé a lo que te refieres? —preguntó el virus con una risa —. Me entero de todo, querido. Los rumores de los nuevos héroes, los brillos galaxiales.

Desapareció de nuevo de la visión de Florian, listo para atacarle en su rostro, pero la columna de fuego que apareció enfrente de Florian impidió sus golpes. Se apartó y vio como Soleti, respirando con cierta dificultad, apuntaba con sus manos al virus.

—¡Dos Arinas aliadas con un Gemity! Esto solo hace más entretenido las cosas.

Ante sus palabras, el virus trató de darle un puñetazo a Soleti en su pecho, pero Luziette logró evitarlo, agarrando a su hermana de un costado para apartarla a tiempo. Los tres presentes, verían como el virus volvía a su posición, moviendo sus brazos para poner las manos en su cabeza.

—Me dijeron muchísimas maravillas. La historia de dos dioses universales peleándose y causando casi la extinción de sus razas, la destrucción y desaparición de varios planetas, ¡rumores de la Luna y el Sol! ¡La diosa de la oscuridad acabando con nosotros! ¡Pero lo que más me fascina es que haya alguien que se ha aliado con dos anomalías! —chilló, riéndose como nunca—. Definitivamente es la galaxia más interesante que puede haber, ¡miles de secretos que solo me dan ganas de hacer lo mismo que hicimos en vuestra galaxia!

Soleti no aguantaba sus palabras, por lo que intentó disparar varias bolas de fuego en su dirección, pero no sirvió de nada porque se había hecho intangible. Tal suceso puso en alerta a los tres.

—¡Me sorprende mucho cómo tenéis el valor de hacerme frente! ¡Pero no os veo muy preocupados por los demás! —gritó, sonriendo con malicia—. ¡Capaz pueda hacerles una visita ahora!

Cuando intentó desaparecer, Florian no dudó en aparecer para agarrarlo por la zona de su estómago. Ante esto, el ojo derecho de Florian empezó a brillar con fuerza, provocando que la fuerza de sus brazos aumentara e intentara destrozar el cuerpo aplastándolo. De mientras Luziette, con la espada en llamas, fue a por él para intentar hacerle un corte en su pecho.

—¡Creía que no tendrías la bendición de Géminis! ¡Qué divertido! ¡Protección en tus brazos y pulmones! ¡Pero no por mucho tiempo!

De pronto el virus deformó su cuerpo, haciéndose más delgado mientras sus brazos se destrozaban, siendo así unos tentáculos que agarraron a Florian por la zona de su pecho y cabeza. Con una fuerza brutal, lo apartó para impactar contra el suelo.

Aquello sorprendió a Luziette, frenando sus pasos para crear llamas en sus brazos y cuernos, con la intención de atacar con estos, pero al ver la violencia en los ojos destrozados del virus, no pudo hacer nada. Esto solo hizo que el contrario se riera como nunca.

—¿Acaso me temes?

Sus ojos cambiaban constantemente, pero los que predominaban eran los que estaban divididos por la mitad, derramándose un líquido verdoso que creaban unas marcas en su rostro, viéndose un lenguaje que Luziette no comprendía. Le sonreía con malicia mientras movía a Florian de nuevo, viendo por un momento como de su cuerpo expulsaba un humo rojizo.

—¿Qué has...?

El repentino golpe en su estómago hizo que soltara a Florian, sorprendiendo al virus y dando varios pasos hacia atrás mientras veía a una mujer que apretaba sus puños, viéndose la rabia en sus ojos rojizos.

—Ahora te vas a enterar, escoria.

Si bien la versión femenina de Florian no era veloz, si poseía una resistencia y fuerza que a cualquiera le podía asustar. Mientras se encargaba de darle su merecido al virus, la versión masculina de Florian fue acompañada y levantada por las gemelas, viendo como este escupía sangre por su boca.

—Maldita... sea —susurró Florian—. Ella podrá hacernos tiempo, pero tenemos que pensar en algo, más porque ese virus no será el único que intervenga.

Por unos segundos, miró a su alrededor, viendo como la muralla donde estaban fue destruida como si nada. Las anomalías atacaban a los Noilens sin compasión alguna, aunque eran salvados por Jame y Yaina, que luchaban a la par, dándoles un respiro a los guerreros que se veían más apurados. Aun con ello, Florian se lamentaba de no poder hacer algo más, ver como la destrucción del mercado iba adentrándose poco a poco a los edificios más cercanos junto a la naturaleza.

A duras penas, Florian logró levantarse del suelo, viendo al virus luchar contra su versión femenina. Cada golpe que daba era una demostración clara de rabia y odio acumuladas, algo que al contrario le encantaba ver y le pedía que siguiera intentándolo.

La sangre grisácea de Florian fue manchando poco a poco su vestimenta, aunque no era algo que le importara porque también había recibido rasguños y cortes que dejaban ese destrozo.

—Tenemos que atacar todos a la vez. No podrá esquivarlo, le será imposible —aseguró Florian.

Tanto Soleti como Luziette estuvieron de acuerdo, yendo así hacia el virus. Se separaron en distintas direcciones para poder pillarle desprevenido. Soleti y Luziette usarían el fuego para darle en los lados del virus, mientras que Florian —las dos versiones—, estarían de frente y de espaldas a él.

Con el fuego y el viento, dejaron que un gran tornado atrapara al virus en su interior, pero su idea no salió tan bien cuando se dieron cuenta que las dos gemelas habían sido golpeadas sin poder reaccionar. Florian, ante esto, quiso defenderse, pero sintió el empujón de su versión femenina, viendo cómo recibía un puñetazo horrible en su estómago que le hizo escupir sangre de su boca.

—¡No!

—¡No deberías dejar tan libre a tu versión femenina! ¡Qué imprudente! —se burló el virus.

Ante ese golpe, la apartó a un lado como si fuera polvo, viendo de frente a Florian, quien se preparaba para cualquier ataque que tuviera preparado.

—Eres una decepción, Florian. Me esperaba tanto de ti siendo una Luz impactante... pero me temo que ahora solo eres una Luna Creciente y todo por lo ocurrido en Gemáit —supuso con una sonrisa cruel en sus labios.

—Veo que mi nombre si resonó en los demás sistemas —contestó Florian, apretando sus dientes y escupiendo sangre a un lado.

—Tampoco te hagas el importante, solo nos llamó la atención de que vinieras aquí y estuvieras rodeado de estos seres de diversas galaxias. ¿Quién me diría? El guerrero que prometió protegerlos a todos, pero que al final cayó en la trampa del engaño y la manipulación. Tu ego te cegó tanto con querer ser el más fuerte, tomándote como competencia a los demás seres de tu sistema.

La culpa le carcomía a mientras recordaba sus actos. Creyó que podría ser capaz de canalizar los demás signos como la leyenda decía. El cuerpo perfecto, el elegido que los salvaría a todos.

—Es tan satisfactorio, recuerdo que quería hacerte frente, pero huiste porque Germán y Gema descubrieron lo que hiciste y te echaron por tu inmadurez —recordó mientras se acercaba más a Florian—. No fuiste el único, varios más cayeron en nuestros engaños, ego, desesperación, ambición, poder... Al fin y al cabo, todos querían lo mismo y siempre caían en la traición, lo que nos hacía más fuertes.

Tras esas palabras, el virus desapareció para darle un golpe a las espaldas de Florian, uno que pudo detener, pero a cambio vio como sus manos eran consumidas por el contagio. Líneas azules que se adentraban en su piel, dejando un efecto de veneno a Florian que le hizo sufrir por completo, siendo incapaz de moverlas como antes. Ante esto, el virus no dudó en darle una patada en su pecho, tirándole al suelo para ponerse encima suya.

—No sabes lo satisfactorio que será para mí poder matarte —admitió entre risas, empezando así una ráfaga de puñetazos que Florian no pudo detener—. ¡Venga, Florian! ¡Me esperaba más de ti siendo una luna creciente!

En medio de sus golpes, Florian deseaba tener la resistencia de los Arinos. Cada puñetazo que recibía provocaba que la rabia fuera consumiéndole a la vez que la ceguera. Intentó mover sus brazos, pero el contagio se había adentrado hasta sus brazos, siendo incapaz de hacer algo al respecto.

Hasta que una gran bola de fuego azulada impactó contra el virus, alejándole de Florian.

—¡Florian! ¡Resiste! —gritó Luziette, corriendo hacia él para ver como tenía los brazos consumidos por las líneas azules, viéndose como poco a poco su piel se volvía blanca—. ¡Por todos los fuegos! ¡Soleti! ¡Necesito tu ayuda!

—L-L-Luziette, pide ayuda, no os quedéis aquí —pidió Florian a duras penas.

—¡No!

Ante esto, Luziette no dudó levantar a Florian del suelo, pero tal acto le salió caro porque el virus iba atacarla, o esa intención tenía porque la intervención de Soleti, dándole un cabezazo con sus cuernos para apartarlo del lugar.

Luziette se movió con Florian para salir de ahí, pero sus movimientos serían detenidos cuando vio cómo su alrededor cambiaba poco a poco. Aparecían lo que parecían ser la corrupción consumían todo su paso a la vez que los colores de su alrededor parpadeaban que dejaron aterrados a los presentes.

—¿Qué no entendéis por qué nos hemos fortalecido? —preguntó aquel virus con una risa suave—. Tenemos capacidades interesantes, poderes como los que una vez Caos tuvo.

Con esas palabras, Luziette no pudo evitar respirar con rapidez miraba de reojo al virus. Su hermana, por otro lado, se mantenía firme, o eso intentaba mientras apuntaba al virus.

—Ah, qué adorable es esto. Arinas y Gemyti se unen para acabar con las anomalías —comentó con una pequeña risa—. ¿Qué será ahora? ¿Tarnerit, Carnerit, Gemyti y Arinos unidos para acabar con las desgracias de su sistema? ¡No! Algo mejor, todos los signos unidos para acabar con su maldición... ¡Ja!

Las risas resonaron en la dimensión inusual. Florian miraba como mejor podía a su alrededor, encontrándose con su versión femenina intentando levantarse del suelo, limpiándose la sangre de su boca. La rabia se veía en sus ojos a la vez que el temor.

—Me temo que vuestra gloria acabará aquí y ahora —declaró el virus —. Después de todo tenemos que formar el caos aquí, darle el poder que necesita. Conseguir su ansiado objetivo.

Ninguno de los presentes pudo reaccionar al ver como movía sus brazos de forma que todos y cada uno de ellos se quedarán cegados, sintiendo el daño en diversas partes de su cuerpo, retirando poco a poco su energía para poder seguir adelante. Entre los presentes, Florian solo podía lamentarse mientras sentía la sangre caer por distintas partes de su cuerpo.

—T-Tendría que haber s-sido más valiente —susurró Florian, viendo por unos segundos la figura de su compañera, su versión femenina—. ¿No crees? —preguntó por un momento, soltando un suspiro—. Lo siento tanto...

Cerrando sus ojos en señal de derrota, su cuerpo dejó de sentir ese dolor, creyendo que su fin había terminado. Sus manos sintieron el tacto suave de alguien que le agarraba con cariño, un gesto que le confundió a Florian, abriendo sus ojos para encontrarse con una chica de tez blanca y cabello rubio que llegaba hasta su espalda con unos ojos característicos, divididos por una línea de colores verdes y violetas.

Sonreía mientras ajustaba su sudadera blanca, dando varios pasos hacia atrás.

—¡Así que este es Florian! —supuso la chica mientras ponía sus manos en sus caderas. La forma en cómo hablaba demostraba ilusión—. ¡El guerrero de Gemáit! ¡Qué ilusión!

—Así es, pero recuerda a lo que hemos venido —susurró una voz, una que Florian logró identificar y hacerle temblar tanto que se arrodilló.

—Sí cierto, no quiero gastarle poder a ese Onegrot —recordó con una risa, para luego mirar a Florian—. Bueno, buenito. Me alegra conocerte, aunque la situación no sea la mejor, pero tranquilo, todo irá bien, si quieres decir la verdad.

—¿A qué te refieres? —preguntó Florian, confundido, levantando su cabeza consumida por el temor.

—Creo que eso es algo que deberías hablar con tu dios, ¿no?

Con unos pasos suaves que resonaban en medio del lugar inusual y oscuro, Florian pudo ver la presencia de Géminis, provocando que el pasado y la vergüenza le impactaran,. Se esperaba el mayor castigo, las palabras más crueles que sabía que se merecía, pero solo recibió la caricia suave en su cabeza.

—Me alegra verte con vida, Florian.

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