Capítulo 15: Antes de empezar.

Cerca de la entrada del almacén abandonado, donde alguna que otra vez los Noilens se reunían para recoger algunos de los materiales olvidados o para pequeñas reuniones, se encontraba una parte el grupo de héroes.

Para Andrea y Anais les era impactante que hubiera varios allí y que pudieran reconocerlos. Sentían un gran nerviosismo porque muchos de ellos si bien eran óptimos para ser héroes, algunos habían tenido conflictos como Andrea con Ann.

Lania, quien acompañaba a las dos chicas, se dio cuenta y decidió hablar:

—Ann quería hablar contigo, Andrea, pero tranquila, no es nada malo —explicó Lania.

Andrea suspiró, aunque no retiró la tensión de sus hombros.

—Me disculparé con ella de inmediato —aseguró Andrea.

—¡Los vientos apuntan aquí, señoritas! ¡No os tardéis mucho!

La voz de Florian se escuchó a lo lejos, llamando la atención de todas. Saludando con una sonrisa confiada, pidió que entraran para dar así comienzo a las presentaciones.

Mientras entraban, Andrea no pudo evitar fijarse en Ann. Tenía un parche bastante grande y mal cosido en su vestimenta al igual que en el mentón. Tímidamente fue acercándose, pero no fue la única, Ann también lo hizo, encontrándose en medio del camino para surgir un pequeño silencio incómodo.

—Florian me explicó todo.

Hasta que Ann tuvo el valor de hablar.

Andrea tragó en seco.

—Eeh. Y-Yo, mira Ann...

—No te culpo —interrumpió Ann, mirando hacia Andrea con una sonrisa tranquila. Tenía que levantar su cabeza ya que era más pequeña que Andrea—. ¿Sabes? Creo que fuimos un poco injustos contigo por el miedo que teníamos al tener una anomalía, actuamos así para ponerte a prueba, y si bien es cierto que me asusté por ese golpe, no te puedo culpar porque mi hermano o yo haríamos lo mismo.

Andrea rascó su cabeza, soltando un suspiro sin saber bien que decir.

—¿Sabes? Me alegra ver que la anomalía que tienes es aliada —continuó Ann—. Es complicado asimilarlo, de hecho, nadie se lo puede creer aun y entenderás el porqué.

—Claro que lo hago, pero eso no quita que me sienta mal por el golpe. Yo...

—Te perdono, Andrea —interrumpió Ann con amabilidad—. Solo te pedimos que vayas con cuidado. Confiamos en ti ya que Florian nos dijo que tanto la anomalía como tú os coordinasteis para acabar con las demás anomalías. —Tras terminar sus palabras, Ann suspiró con pesadez, sin saber dónde mirar—. Yo soy capaz de perdonarte, aunque Lucas le costará más a no ser que demuestres que la anomalía y tú os coordinéis.

—Lo haré, Ann. Tenéis de vuestro lado a una aliada que dará lo mejor de sí misma, al igual que Solace —aseguró Andrea.

Ann miró hacia el suelo sucio y grisáceo del almacén del que se encontraban, era un poco oscuro a pesar de tener grandes ventanas sin cristal. El techo se encontraba a una gran altura, por lo que tenían espacio para poder moverse por los aires o dominar sus poderes con total libertad.

—Por el momento toma esto como un voto de confianza. No solo mío, sino de todos, aunque no te lo digan como yo lo hago —susurró Ann esto último.

Andrea, sin dudar, dio su mano derecha hacia Ann. Aquello la sorprendió, pero al final se la dio. Perdonarse fue para Andrea una liberación que necesitaba para empezar con buen pie.

Tras eso, miró hacia Lucas. Le veía con aquel rostro irritado sin decir ni una sola palabra. Su presencia era tenebrosa y más por como la observaba. Aun con ello, miró a otro lado con los brazos cruzados, dejando en claro que había visto todo y que por el momento podría llevarse bien con ella.

—¡Por los vientos! Eso parece como si estuviéramos en clase, cuánta gente. —Rio Florian, llamando la atención de todos mientras ponía sus manos en sus caderas—. Creo que muchos de aquí solo se conocen de palabra, por ello creo conveniente que nos presentemos debidamente. En mi caso ya me conocéis todos, pero soy Florian, un Gemity de la galaxia M.

Todos los presentes se irían presentando poco a poco. Lania y Zarik cazadores de la galaxia E, uno del cual algunos conocían por ser la galaxia del Equilibrio. Luziette y Soleti, Arinas de la galaxia M, o conocido como la galaxia Maldita. El mismo donde venía Florian y Mikuro.

Después estarían Ann y Lucas, Licreixos los cuales provenían de otro núcleo del todo, conocido como otro multiverso. Su planeta no se le conocía como códigos o planetas desechos. No tenían esa terminología tan complicada. Como tal, eran de Licrei, un planeta condenado por su rey cegado por sus riquezas en vez de cuidar por los suyos.

Después siguieron los habitantes de Tron-Axt. Yaina y Jame, Noilens supervivientes tras lo ocurrido en el mercado como Yue, que se la conocía por ser la hija superviviente de la familia de los Kae. Morgan, un simple mercader de la zona central del Mercado; y Roxy, la privilegiada herrera del mercado central.

Por último, quedaban Anais y Andrea.

—Como algunos saben, somos de la tierra, un planeta desecho —decidió hablar Andrea—. Digamos que tenemos una historia algo rara porque de por medio están involucradas algunas personitas que no están aquí.

—Vosotras llegasteis aquí con un destello —recordó Lania.

—Eh sí, pero el destello no es mío, es de mi mejor amiga, Andrina. —Tragó con cierta dificultad—. Ella tuvo un destello por más de diecisiete años.

Florian rio con fuerza.

—¡Qué buen chiste! Como se nota que no tenéis ni idea de cómo funcionan los destellos —comentó Florian.

—No bromeamos. Es un destello que tiene esa cantidad de años —aseguró Anais.

—Mira, si la tierra fuera un código, te lo creería. A lo mejor el destello entró tras transformarse el planeta y el destello habría aguantado, pero estamos hablando de un planeta desecho y, como sabrás, un destello no aguanta más de tres días en uno —aclaró Florian.

—Lo sabemos, Negatividad lo dijo en su momento, pero cuando vio el destello de nuestra amiga, se dio cuenta de que era uno que tenía muchísima información —explicó Anais, viendo como Florian fruncía el ceño.

—Me estáis gastando una broma —murmuró Florian.

—Creo que la mejor forma es presentar la prueba en frente vuestra —intervino Lania, dando un paso hacia enfrente para sacar en uno de los bolsillos el destello que Anais y Andrea tomaron para viajar.

Con ello en mano, mostró la información que el destello tenía, dejando atónitos a todos los presentes, en especial a Florian que no paraba de temblar.

—¿Qué sois? —preguntó Florian, mirando a las hermanas.

Andrea y Anais se miraron sin entender la pregunta.

—Un destello no tiene esa información tan exagerada, ¡es imposible! ¿Cómo tenéis algo así de vuestro lado? —preguntó de nuevo.

—Te decimos que quien lo tenía era nuestra amiga, Andrina. No tenemos idea de cómo tiene todo eso. Sin más, lo tiene —explicó Andrea mientras movía un poco sus hombros.

—¿Vuestra amiga contactó con un dios? —preguntó Zarik, cruzando sus brazos.

Andrea arqueó la ceja.

—No, ya me jodería —respondió Andrea mientras cruzaba sus brazos—. Según sé, es un regalo que su madre le dio.

—Oh, su madre es ¿u-un tipo de dios o luz impactante? —preguntó Lania.

—¡No! Es una humana, ¿qué os pasa en la cabeza? —preguntó Andrea, frunciendo el ceño.

El silencio se hizo en el almacén, dejando en claro la tensión que los presentes tenían.

—Andrea, entiende que es imposible tener un destello así en un planeta desecho —intervino Mikuro, habiendo cerrado sus ojos con sus brazos cruzados—. Es algo que todos saben.

—Decíais que era imposible ser aliada de una anomalía, y aquí me veis —contestó Andrea.

—Y eso aterra, Andrea. Al igual que el destello —aclaró Mikuro, mirándola por fin—. Son situaciones imposibles que cuando ocurren, uno se teme lo peor.

Las dos hermanas se miraron sin saber bien que decir, el protagonismo lo tenía Andrina y lo más probable era que si estuviera allí, estuviera atacada de nervios sin saber que responder porque la propia tampoco sabía cómo era posible.

Lania guardó el destello mientras Florian frotaba con sus dedos su frente.

—A lo que importa. El misterio del destello será algo que miraremos, ahora mismo tengo la intención de saber vuestras capacidades para así agruparos en diversos grupos —explicó Florian, manteniendo la calma para luego mirarlos—. Nos dividiremos en tres grupos. Zarik será quien se encargue de enseñaros el dominio de la espada, resistencia y defensa. Lania para aprender vuestros poderes y armas relacionadas con el arco o similares. Por último, yo, que os enseñaré la lucha cuerpo a cuerpo, velocidad y agilidad.

—¿Tú vas a entrenar? ¿Siendo un Gemity? —preguntó Soleti, frunciendo el ceño.

—Por Géminis, que Aries apague el fuego y nos deje volar con calma —susurró Florian, tratando de mantener la calma.

Aries y géminis. Arinos y Gemitys. Si uno conocía un poco el horóscopo, sabía que estos dos no se llevaban del todo bien, o al menos era lo que le había comentado a Anais a Andrea en un susurro al darse cuenta que eran como los doce signos del zodiaco.

—Os pido un poco de paciencia, ¿vale? No estoy aquí para recriminar cosas del pasado. Eso a mí me da igual y no ganamos nada por presumir quien es mejor dios —pidió Florian.

—¿Seguro? Eres una luz impactante, una muy reconocida en los Gemity. Me sorprende que estés aquí, ¿qué quieres? ¿que tu nombre sea más reconocido en otras galaxias? —preguntó Luziette mirando a Florian con desprecio mientras su hermana menor, Soleti, la agarraba del brazo.

Florian respiró con paciencia.

—Yo soy una Luna Creciente, Luziette. Dejé de ser una luz impactante —aseguró Florian.

—¡¿C-Cómo?! ¡Pero decían...!

—Eso no es algo que importe ahora mismo, Soleti. No voy hablar de ese tema —respondió Florian. Las dos Arinas le miraron con un claro desprecio, pero comprendieron que era mejor eso a un lado ante la situación que estaban. Tras eso, Florian miró hacia Andrea—. Creo que lo que más importa es organizarnos y también saber un poco la situación en la que estamos.

—Oh. Aquí es cuando hablamos de Solace —supuso Andrea.

Florian afirmó con una leve sonrisa.

—Solace tiene conocimiento de la situación, aparte que dijisteis que había un problema mayor —recordó Florian—. Según sabemos, cuando el antiguo grupo de héroes protegía el mercado, fue atacada no solo por anomalías, sino por algo más.

—Es posible que sean esas dos diosas —supuso Andrea, para luego mirar a Mikuro—. ¿No dijiste que tu moriste por algo que no era una anomalía?

—Esas son mis sospechas, y por lo poco que recuerdo, estaba acompañada ... posiblemente esas dos diosas —murmuró Mikuro.

Andrea soltó un suspiro largo.

—Están en todos lados esas diosas —susurró Andrea, sintiendo la tensión en sus hombros—. Lo poco que puedo decir es que esas diosas es que sus nombres son Ànima y Pyschen. Su objetivo es conseguir poder y destrozarlo todo a su paso.

—Como buenas elegidas de los Errores —murmuró Lania, negando con su cabeza en un suspiro.

—Dicho esto, de lo poco que sabemos es que no están en este sistema, al menos es lo que Negatividad nos dijo —continuó Andrea.

—Esa Negatividad, sabe mucho sobre ellas, ¿no? —preguntó Mikuro, frunciendo el ceño.

Un nudo se le hizo en la garganta de Andrea, como si alguien estuviera ahogándola. Respiró hondo e intentó calmar sus emociones.

—Andrea, responde. ¿Negatividad trabajó para las diosas? —insistió Mikuro.

—Sí. Sí lo hizo.

Mikuro miró directamente a Andrea y fue en su dirección. Antes de que pudiera hacer nada, Florian apareció de inmediato y se puso en medio.

—¡Calma, sargento! ¡Deja que se explique! —gritó Florian, agarrando los hombros de Mikuro.

Mikuro soltó un suspiro y se relajó, aunque no del todo al cruzar sus brazos.

—Te escucho, pero detállalo, todo.

—E-Eh. Bueno. Para empezar que no soy Negatividad —contestó Andrea con una leve risa, dando unos pocos pasos hacia atrás, quedándose cerca de Yaina que la miraba con interés—. Y ella está arrepentida de trabajar con ellas, sobre todo con Pyschen porque esa diosa manipula a los demás. Les controla la mente y les obliga a hacer cosas que no quieren mediante los hilos. Negatividad actuaba como un muñeco.

Ann abrió los ojos con asombro mientras que Lucas frunció una de sus cejas, cruzando aun sus brazos.

—E-Eso explica mucho —susurró sin saber dónde mirar.

—Pero no justifica anda —contestó Lucas.

—Deja de ser tan poco empático. ¿Te habría gustado que te ocurriera eso a ti cuando sabes que en nuestra raza es muy común? —preguntó Ann, frunciendo el ceño.

Lucas soltó un largo suspiro.

—Lo que sea.

Por otro lado, Andrea vio como Mikuro se pensaba sus accione sy palabras. Parecía haberse calmado, aunque no por ello bajaba la guardia y su mirada gélida. Para nada. El rencor parecía estar presente al morir ese día.

—No es algo fácil de decir, Andrea —murmuró Mikuro, soltando un suspiro largo—. Si Negatividad fue quien me asesinó, no podría perdonarla al haberse burlado de mí y matarme sin piedad alguna.

—Negatividad se arrepentirá, créeme —aseguró Andrea—. Esa sensación de odio la dominó durante mucho tiempo, pero ahora busca redimirse, cambiar y salvarlos. No te dejes llevar por el rencor y trata de hablarlo con ella.

Mikuro chasqueó la lengua, desviando la mirada sin decir nada. Andrea soltó un largo suspiro.

—Aparte, ¿no crees que yo ya estaría muerta? —preguntó, provocando que Mikuro la mirara intrigada—. Negatividad estuvo con todos y cada uno de nosotros en la tierra. Salvó a mi expareja de la muerte y nos ayudó a entender nuestras capacidades. Créeme que, si fuera mala, habría estado al lado de Pyschen sin importarle nada.

Mikuro suspiró con una gran duda visible en sus ojos.

—Ahg. Supongo que tienes razón —susurró Mikuro, mirando a Andrea con el ceño un poco fruncido—. Supongo que confiaré en tu palabra.

Andrea sonrió aliviada hacia Mikuro, un gesto que tomó por sorpresa a la mujer de hielo, viéndose lo que parecía ser un sonrojo en sus mejillas. Tal hecho le tomó por sorpresa a Andrea, pero decidió no tomar atención y mirar hacia Florian.

—Me alegra que hayáis solucionado un tema como el rencor como ese —intervino Florian, dando una suave palmada y agarrar sus manos—. Esto es algo que en el anterior grupo de héroes no existía, me alegra que haya ese avance.

—El anterior grupo de héroes era distinto, Florian —aclaró Mikuro con cierta incomodidad—. Intentaban que los mercaderes y ciudadanos no usaran los poderes, pero nunca funcionó, aparte de que algunos héroes incumplían esa norma.

—¿Tantas anomalías se crearon en el mercado? —preguntó Jame.

—Demasiadas, de hecho, se dice que algunas se escondieron en lo más lejano del mercado, donde las montañas —respondió Florian.

—Hay algo que me preocupa —intervino esta vez Ann, cruzando sus brazos—. ¿Las anomalías no atacarán a Morgan y Andrea por tener una? Tipo, a Morgan no sé si le harán daño porque no hizo nada en contra de ellas, pero a Andrea...

—Sí, eso será algo complicado de lidiar —respondió Florian, mirando hacia Andrea quien se mostraba bastante calmada para lo que era la situación—. Andrea, contigo tenemos que entrenar a fondo, en especial con esa anomalía.

—¿Aun desconfiáis? —preguntó Andrea con una ceja arqueada.

—No, el problema es que, si esas anomalías te atrapan, intentan manipularte. Lo que nos lleva a una clara desventaja —explicó Florian.

Andrea se quedó perpleja, mirando hacia los demás que mostraban rostros de desconcierto y temor.

—Confiar en que eso no ocurrirá —aseguró Andrea con una sonrisa confiada para pronto sentir como algo de su hombro quería salir.

—Y más porque yo ya me cansé de estar en el bando de los Errores —añadió Solace.

Su intervención tomó por sorpresa a todos. Algunos dieron unos pocos pasos hacia atrás mientras que otros se ponían a la defensiva por si hacía algo. Estas reacciones hicieron que Andrea rodara sus ojos.

—Aun hay desconfianza —susurró Andrea.

—No les pidas mucho. Es normal —contestó Solace en el mismo tono. Respiró hondo y habló en uno más alto—: Sé que teméis en que las anomalías puedan intentar hacerme daño y convencerme de volver con ellas, pero yo ya me he sentenciado desde el momento que mostré gestos que muestran devoción a los Números.

—Cosa contraria a la anomalía de Morgan, me imagino que debe de estar rabiando al verte así —contestó Florian con una leve risa—. Menos mal que la está conteniendo. Poco le quedará para morir.

—Tampoco te confíes, Florian. Las anomalías nos especializamos en ser rastreras y muy desesperadas a la hora de buscar la solución —aclaró Solace.

Florian le sonrió de forma forzosa.

—Lo sé muy bien. Cuieruimie uento asicueruosi.

Andrea frunció el ceño. Solace soltó una leve risa.

«Querido viento asqueroso. Tiempo hacía que no escuchaba ese idioma, entre otros», contestó Solace.

—Oye Florian, ¿no hay forma de retirarle la anomalía a morgan? —preguntó Yaina, frunciendo un poco el ceño.

—Necesitaríamos a Creni, pero no sabemos nada de él. Si alguien usara poderes similares a la luz o magias —explicó Florian, mirando de reojo a Lania.

—Ya te dije que mi empleo de magias es solo curativo porque fui aprendiz de Lleida y Wayra —recordó Lania, soltando un suspiro largo.

—El viento va en nuestra contra —murmuró Florian, poniendo sus manos en sus caderas para luego negar—, pero qué remedio. ¡Vayamos a lo que importa! Nos pondremos con vuestras capacidades porque a partir de ahora empezarán los entrenamientos. Nadie será tratado con amor, todos recibirán un entrenamiento duro por parte de Zarik, Lania y yo.

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