Capítulo 14: Antiguos y nuevos.

Lania y Zarik tenían intención de ir a la ciudad al ver que la noche había llegado. Sabían que las anomalías atacarían en ese poco tiempo en el que la Luna llegaba a Tron-Axt. Por ello le pidieron a Roxy que no saliera porque aún seguía cansada, aparte que era un gran riesgo.

A nada de salir, vieron a Andrea llevando a dos personas en sus hombros, siendo acompañadas por un chico que no conocían y Mikuro.

—Andrea, ¿qué ha...?

—Necesito tu ayuda. Anais y Yue han caído inconscientes porque las anomalías han intervenido en la prueba —interrumpió Andrea con cierta angustia visible en su rostro.

—No me lo puedo creer... —susurró Zarik.

A Lania le costó reaccionar un poco mientras que Zarik ayudaba a Andrea a dejar a Anais y Yue en las habitaciones. Cuando Lania reaccionó, fue a por la medicina y se las dio a ambas para que se recuperaran.

De mientras, Morgan, Mikuro y Andrea estarían en el comedor, conversando sobre qué decisiones debían tomar.

—Andrea, tienes que quedarte aquí a cuidar de ellas. Nosotros iremos a la ciudad —ordenó Mikuro.

—No, Mikuro. Estás parcialmente herida y no podemos arriesgarnos —respondió Andrea.

—Me niego quedarme de brazos cruzados. Te quedarás tú aquí, pero yo no.

—Mikuro...

—Os quedaréis aquí —intervino Zarik, mirando hacia ambas—. Los tres estáis agotados por esa prueba y la pelea, si os quedáis aquí, vigilaréis a Roxy, Anais y Yue.

—¿Roxy? —preguntó Andrea.

—Ya os daré las explicaciones —respondió Zarik mirando hacia su hermana que estaba detrás suya—. Nos vamos.

Una vez que Lania dejó toda la medicina para Anais y Yue, no dudaron en marcharse, quedando solas en la casa con un silencio que las dejaba con una gran angustia. Andrea soltó un suspiro lleno de frustración.

—Tranquila, Andrea —intervino Mikuro—, la noche en Tron-Axt no dura mucho y las anomalías se debilitaron tras esa batalla, por lo que no tenemos que preocuparnos del todo.

Andrea solo la miró de reojo y al final se sentó en el sofá. Cuando escuchó el crujido de su espalda, se dio cuenta que, en esa pelea, aunque aguantara mucho, había salido muy herida. Cierto era que Solace, como anomalía, tenía una regeneración progresiva, pero aun así no evitaba sus heridas con la pelea que tuvo con Mikuro.

—Tú también estas muy herida, Andrea. Luchaste contra esas anomalías que han intentado matarte por esa traición —explicó Mikuro, mirándola con cierta intranquilidad.

—Parece que estamos los tres en una situación similar —supuso Andrea, respirando con cierto cansancio—, pero no me voy a rendir si estas anomalías vienen.

—No te creas que me quedaré mirando como peleas —aseguró Mikuro.

«Mientras no cometamos errores, todo irá bien», intervino Morgan, provocando que Andrea sintiera la tensión en sus hombros.

Aun le costaba creer lo vivido, para empezar, le era difícil de entender que Anais tuviera a un tipo de ángel guardián a su lado y que la protegiera. Aquello era tan irreal que solo rebobinaba el momento.

¿Cómo sabía lo ocurrido en ese día?

Segundo, admitía que Mikuro era bastante fuerte a pesar de haber perdido su cuerpo, la veía como alguien impresionante ante cada puñetazo que daba, demostrando su buena defensa personal en combate. Andrea quería seguir aprendiendo, y si era con Mikuro, al ser alguien que dominaba el hielo, sería genial para conocer sus capacidades.

—¿Puedo preguntarte algo, Andrea? —intervino Mikuro, mirando a la mencionada con calma.

—Adelante.

—¿Dónde aprendiste a pelear?

—Durante dos años estuve yendo al gimnasio y boxeo —respondió Andrea, viendo como Mikuro arqueaba la ceja—. El primero es para mantenerme en forma, el segundo es para saber pegar o defenderme.

—Comprendo. —Cruzó sus brazos, encontrándose con el rostro angustiado de Morgan—. ¿Ocurre algo?

«Es inusual ver fuego y hielo en una misma sala. Vuestras auras parecer querer atacarse, pero a la buscan comprenderse. Es la primera vez que veo algo así», admitió Morgan.

Andrea soltó una leve risa.

—Imagínate como yo aún estoy comprendiendo lo que ha ocurrido —murmuró Andrea, bajando un poco la mirada—. Galaxias, dioses, magias... Maldita sea.

—Y eso que solo estas descubriendo una pequeña parte. Sabes que aún hay más oculto del cual nosotros desconocemos —continuó Mikuro, para luego mirar hacia la derecha con cierto nerviosismo.

—Sí, algo he oído. —Suspiró y miró hacia Morgan—. Muchos de aquí si quiera son de este planeta. ¿Verdad?

«Florian es un claro ejemplo y luego hay otros como Lucas, Ann, Soleti, Luziette, Lania, Zarik... Y cientos de seres que viven aquí y han huido de su hogar», respondió Morgan.

—¿Tan mal están las cosas? —preguntó Andrea, alzando la ceja.

—En la galaxia E es donde se encuentra el desastre más grande junto a la galaxia M. Ambos sitios han sido consumidos por el mal —explicó Mikuro, cruzando sus brazos—. La única galaxia donde más o menos dicen que es tranquila es la A, pero no sé qué tanto creerme por la leyenda de los Titanes.

—¡¿Titanes?! —preguntó Andrea.

Mikuro afirmó en silencio.

—La galaxia O, en cambio, es una de las más calmadas, aunque sabemos que quieren generar este desastre que estamos impidiendo —continuó explicando Mikuro y tras eso soltó un breve suspiro—. Es triste decir que uno no puede regresar a su hogar por todo este desastre.

«Yo ni si quiera puedo regresar a mi hogar porque fue uno de los destrozados en esta galaxia», añadió Morgan.

—Yo... —Mikuro abrió un poco la boca. Tras unos pocos segundos, negó con su cabeza—. No sé si quiero regresar a mi hogar.

Andrea cruzó sus brazos, soltando un leve suspiro.

—Este problema es uno de los cientos que hay ahí fuera —supuso Andrea.

—Y es necesario acabar con ello para evitar que vaya a peor —respondió Mikuro.

—Pero de que... —Andrea frenó sus palabras, tragando saliva con dificultad.

—¿De qué...? —preguntó Mikuro frunciendo el ceño.

Andrea no supo donde mirar ni que decir. Sentía una leve tensión en sus hombros, una que por suerte no duró mucho cuando sintió algo en su hombro derecho.

—Las anomalías pueden renacer. Eso es lo que quería decir.

Solace había salido para decir tal noticia. Tanto Mikuro como Morgan se quedaron atónitos ante esa información. Se miraron desconcertados para luego mirar hacia Solace.

—Entonces es como si no hiciéramos nada, ¿no? —preguntó Mikuro.

—No tan así. Según recuerdo, tardan un poco en renacer y más si no se usan poderes en un planeta desecho. Recordar que somo como fallos en medio del universo —aclaró Solace.

«Podemos hacer algo entonces. Actuar rápido y evitar de que todo se descontrole», supuso Morgan.

—Exacto porque las anomalías actúan siempre bajo presión. Todas deben ir rápido, pero nosotros más.

Mikuro sintió una gran tensión en sus hombros y quiso moverse, pero Andrea la agarró a tiempo, encontrando sus rostros.

—Suéltame.

—NI una mierda. Estás aun débil.

—Yo no soy tan débil como tú. Soy una órbita experta. Soy superior a ti —contestó Mikuro.

—Mucho no eras si he podido mantener tu ritmo. Estamos a mismo nivel —contestó Andrea con cierta inseguridad porque desconocía la clasificación de poder que ellos empleaban.

Mikuro chasqueó la lengua.

—El asunto es que no voy a dejar que vayas ahí. Iré yo sola.

Iba a decir algo, pero sus palabras se vieron interrumpidas cuando los pasos lentos y suaves se escucharon en el pasillo. Andrea sería la primera en ver como en la puerta del comedor se encontraba con una chica que llevaba un pijama. Desperezándose, miró a cada una de ellas con cierta sorpresa y rascó su cabeza con timidez.

—No me esperaba visita. U-Uhm, soy Roxy. Un gusto conoceros.

—¿Roxy? —preguntó Mikuro.

—S-Sí. ¿Q-Qué ha ocurrido?

Decidieron explicar todo a la vez que se presentaban, ya que Roxy no sabía quiénes eran ellos. Dicho todo, se quedó impactada sin saber dónde mirar

—Lania no iba en broma cuando me mencionó sobre el grupo de héroes —murmuró Roxy—. Creía que lo decía con una esperanza difícil de cumplir porque las anomalías lo consumieron todo, pero y-ya veo que no.

—Rendirse no es una opción, Roxy —habló Mikuro, cruzando sus brazos—. Más si Florian ha estado reuniendo a un grupo de jóvenes héroes.

—Pero ¿los Noilens participarán? Muchos de ellos se veían abatidos tras lo ocurrido.

—Si mostramos esa determinación y fuerza, se unirán a nosotros —aseguró Andrea.

De pronto, la puerta principal de la casa se abrió, llamando la atención de los presentes en el comedor. Al ir al pasillo, podrían ver a Lania, Zarik y Florian respirando con cierta dificultad con varias heridas en su cuerpo. Mikuro fue la primera en reaccionar, preguntándoles si necesitaban algo.

Pronto los demás pudieron recuperarse de las heridas con la medicina que Lania tenía, aunque por desgracia se estaba acabando y eso iba a ser un problema porque no tenía los materiales para ello.

Tras unos largos minutos de recuperación, por fin se pudieron reunir en el comedor, donde surgieron largas horas de explicaciones.

—Tron-Axt está a salvo. Las anomalías han salido, pero no han hecho demasiado destrozo. Ellas también están debilitadas por esa guerra, cosa que es un punto en nuestro favor —explicó Florian, tras eso miró a Andrea—. Sumándole a que Solace, la anomalía, está de nuestro lado, todo canta como los vientos de Gemáit.

—No cantes victorioso, Florian. No olvido tus palabras. Nos llevaste ahí a posta —contestó Andrea, cruzando sus brazos.

—Sí, pero ¿mereció la pena? Yo digo que de sobra. ¡No solo has recordado y liberado tus poderes! Parece que tu hermanita tiene algo muy especial —comentó Florian con una sonrisa confiada.

Andrea rodó un poco los ojos y negó.

—En esta ocasión te lo paso, pero haces algo que ponga en riesgo a mi hermana, y la tendrás clara conmigo —amenazó Andrea.

Florian soltó una leve risa.

—Por Germán y Gema prometo no meterla en un problema. No que yo pueda controlar —contestó con una sonrisa. Después miró hacia Lania y Zarik—. Ahora con todo lo ocurrido, creo que es importante aclarar algunas cosas y formar bien el grupo de héroes, ¿no?

—¿Qué ideas tienes? Porque los Gemity son conocidos por ser una bola de ideas locas y que improvisan demasiado —preguntó Zarik.

—¡Oh! Bueno. Eso tendréis que confiar en mí para hablar con algunos Noilens que nos dejará una zona para entrenar y organizarnos. ¿No os parece?

Andrea vio como Mikuro ponía la mano en su frente. No la culpaba, también pensaba que Florian era un poco caótico.

—U-una duda, ¿n-no hay una opción para pedir ayuda? —preguntó Roxy.

—Está complejo conseguir ayuda si entrar este planeta te afecta las normas, pero no os preocupéis porque contamos con pequeñas ayudas que nunca habéis valorado, como Creni que es un Onegrot.

—¿Onegrot? —preguntó Andrea.

—Eso es mentira, Creni era un mandado y...

—Un Onegrot es un mago que domina las magias de cada galaxia, aunque son muy difíciles de ver, por no decirte que solo son dos por galaxia —explicó Florian, interrumpiendo a Zarik mientras le miraba de reojo—. Zarik, sé que no te llevas bien con Creni con todo lo que pasasteis, pero me temo que tendrás que dejar eso a un lado, más en esta situación.

—Como busquemos a Creni, vamos a tener una pelea grave. ¡Más si es un Onegrot! Según dicen esos magos...

—Son muy creyentes y respetuosos. Sí. Sí. Lo que sea —interrumpió Florian, moviendo un poco la mano para mirar a los demás, alzando un poco la ceja—. Ay, pero que el viento fresco de la playa os de un poco, por favor. Tenéis una cara tan amargada que cualquiera se puede angustiar al veros.

—Es grave la situación, Florian.

—Pero se puede conseguir con todo lo que os he mencionado. ¡Esos elegidos sin cabeza no vendrán! Es poco probable a pesar de haber Hunxert's aquí.

—Recuerda que están esas dos diosas —murmuró Andrea—. Pyschen y Ànima, ellas vinieron aquí.

—Oh, esas no tenían tanta constancia —admitió Florian con intriga—. Dos idiotas que son elegidas de los Errores. Esas son de aquí, ¿verdad?

—Sí, al menos es lo que nos dijo Negatividad —contestó Andrea.

Mikuro sintió un respingo en su espalda y la miró de reojo.

—¿Quién? —preguntó Mikuro.

—Negatividad. Ella nos dijo que había venido en este código junto a las diosas. Lo más probable es que quieran venir de nuevo con todo lo que estamos formando y más al captar un poco su atención en Rimerit —explicó Andrea.

—¿Se sabe en que planeta estaban? —preguntó Florian.

—Dijo que estaba en el sistema Ji... —susurró Andrea, poniendo la mano en su barbilla.

—¡Ah! ¡Bueno! ¡Vientos refrescantes! ¡Eso no es algo que debamos preocuparnos! Atravesar los Portales de Sistemas es muy complicado, principalmente porque su aparición es muy inusual —aseguró Florian con una leve risa.

—¿Portales de Sistemas? —preguntó Andrea.

—Son como agujeros negros, pero no son como tal uno. Son portales que tienen esa apariencia y aparecen en momentos muy concretos. Moverse entre sistemas no es fácil —respondió Lania.

—A no ser que tengas un destello —añadió Zarik.

—Pero como los destellos solo consiguen información de un sistema, podemos relajarnos un poquito —intervino Florian, poniendo las manos en sus caderas—. A lo que importa. ¡Tiempo corre! ¡Oh por los vientos! ¡Vamos a movernos lo más rápido posible para evitar que esos elegidos puedan hacer algo! ¡Son anomalías! Si los rumores son ciertos, en el código 008 pudieron acabar con una condena que les hacía aparecer cada cincuenta años. ¡Si ellos pueden, nosotros también!

«Sí que está bien informado de esta galaxia», pensó Solace.

«Si quería vivir aquí, es normal que se informe, ¿no?», preguntó Andrea.

«No toda la información se consigue así de fácil. Lo más probable es que lo supiera ante los rumores y libros que sobrevivieron a esa guerra».

—Por-cier-to. —Florian miró hacia Roxy con una sonrisa divertida—. ¡Roxy! Me alegra verte aquí y que hayas mencionado sobre esa espada, ¿cómo es posible que la herrera más conocida de Tron-Axt no pueda levantar su propia espada?

«Uhm, ¿espada?», preguntó Solace.

—Intenté saber que podía ser y mi única opción es que en verdad haya encerrado un alma dentro de la espada que no atiende a mis órdenes —supuso Roxy.

—¡Ahora eso sí que es interesante! Según sé, creabas espadas a gusto del consumidor, espadas que no tenían pensamiento, que eran dominadas por el propio usuario, pero que ahora me digas que un alma está dentro de una espada, hace muy interesante el asunto —comentó Florian, viendo como Roxy mostraba cierta inseguridad en sus gestos tímidos—. Necesito saber más, a ver si es posible que tú, la gran herrera, puedas conocer más sobre esa en específico.

—Ve-Veré que puedo hacer.

—Siguiente punto, antes de que el viento se lo lleve. —Miró hacia Lania y Zarik—. Hermanos cazadores, necesito saber más sobre vosotros. Como sabréis, somos de distintas galaxias.

—Te diremos todo lo que importa, aunque hay que mencionar que la oscuridad que Zarik tenía no parece ser la misma aquí —aclaró Lania, cruzando los brazos—. Digamos que... tenemos una oportunidad poco común y que debemos aprovechar antes de que sea peor para él.

—¡Que los vientos me alboroten! Tenemos una maravilla de elegidos a héroes en este grupo —exclamó Florian con una leve risa—. Zarik, ¿de verdad que no tienes nada que nos pueda ser útil?

—No es lo mismo lo que hicieron esa secta a lo que pueda ocurrir aquí —respondió Zarik—. Quien más puede saber es Andrea, Anais y sus amigos.

—Sí, correctísimo, pero te recuerdo que los elegidos tienen que estar más unidos que nunca, por eso mismo te pregunto si sabes algo —respondió Florian, pero al ver que Zarik no pudo dar una respuesta, solo pudo afirmar en silencio—. No pasa nada, seguro que a futuro podremos conseguir algo.

—Cualquier cosa que tenga, la diré sin dudar —aseguró Zarik.

Florian sonrió como nunca para luego mirar a Mikuro.

—Viento gélidos se vienen. ¡Mikuro! Me alegra que recuerdes que al menos eres de la galaxia M, el asunto es que no eres del mismo sistema y va a estar complicado a cuál raza pertenecías. Aunque según los rumores de nuestra galaxia, podrías ser de Hïel·la.

—¿Hïel·la? —Mikuro frunció el ceño—. N-No me hace sonar.

—Habrá que ir viendo dentro de tus recuerdos, y sé que lo conseguirás con Andrea. No te diste cuenta, pero ¡la forma en como peleabais! Ha sido clave no solo para que mejoréis, sino que descubráis piezas. Andrea las tiene. Anais parece que también. Faltas tú.

Mikuro miró de reojo a Andrea para luego afirmar en silencio.

—Si a su lado puede servir para descubrir rápido esas piezas, no tendré problema alguno en entrenar a su lado —contestó Mikuro.

Andrea sintió una repentina tensión en sus hombros. Un gesto que a Florian le hizo reír.

—Seguro que sí. —Tras eso, miró a Morgan—. ¡Sigamos! Me alegra ver que tenemos a Morgan. Podemos ver que puedes hacer con los rituales de la familia de Yue, como sabrás, tenemos que darle unos poderes antes de que esos cuernos corrompan su persona, ¿te ves capaz de ello?

«Haré todo lo que esté posible en mis manos», aseguró Morgan.

—Perfecto. En cuanto a tu telepatía, si encontramos a Creni, créeme que irá todo sobre ruedas. Los Onegrot's son geniales en ese poder en concreto y más con las magias. ¡Ya verás que te encantará! —Por último, miró hacia Andrea con una sonrisa—. Querida y amada Andrea, tu hermanita es una caja de sorpresas también, viste a ese ángel, ¿no?

—Sí, lo vi. Se llamaba Hertian.

—Puedo decir que ese ángel es algo que he visto por primera vez, y creo todos estamos de acuerdo con ello —continuó Florian, mirando de reojo a los demás—. Que tenga a ese ángel no solo viene de maravilla, sino que encima es un arquero y quiero creer que, a lo mejor, ¡solo a lo mejor! Anais pueda ser como Lania, una espléndida arquera con una visión anormal.

Andrea puso su mano en su barbilla,.

—Podría ser, aunque él me dijo que era un Materhog —recordó Andrea.

—Curioso nombre, pero no me suena. No sé si los demás lo puedan reconocer. —Ninguno pudo dar una respuesta, pero esto no desmotivó a Florian—. Qué remedio, entonces os pido que ayudes a Anais ya que es como Roxy. Tiene un poder, pero no sabe aún usarlo, aunque ese ángel sí.

—Obviamente la ayudaré, es mi hermana —aseguró Andrea, frunciendo un poco el ceño.

Florian sonrió como nunca.

—¡Vientos a nuestro favor entonces! Debemos tener nuestra primera reunión como héroes, conocernos, ver nuestras capacidades y con ello buscar a Creni.

—Qué obsesión con buscar a Creni. Está muerto —contestó Zarik en un tono más grave de lo habitual.

—Ah, ah, ah. No Zarik. Sé que os odiabais, pero me he dado cuenta de que Creni sí está vivo. Me dijeron algunos Noilens que vieron un tipo de huevo en medio de un edificio derrumbado donde este brillaba en símbolos antiguos, unos que por lo que me dibujaron son igual al de los Onegrot's —explicó Florian, dando pequeñas palmadas en sus manos.

—¿Cómo sabe tanta información? —susurró Andrea, alzando un poco la ceja.

—Te dije que Florian es una Luna Creciente, alguien que tuvo contacto con una Luz Sistemaria —respondió Mikuro—. Es normal que sepa tanto. Son guerreros que sirven a un dios. Seres que deben estar muy preparados para lo que pueda ocurrir.

Andrea se quedó atónita mientras miraba a Mikuro, aunque no pudo evitar ver a Zarik ante la rabia que contenía. Sus ojos rojizos brillaban con fuerza, demostrando su rencor ante Creni. De igual forma, su ira no duró mucho cuando Lania agarró su mano con tal de tranquilizarlo.

—¡Tranquilo Zarik! —habló Florian—. Como te he dicho, es algo que no sabemos y tenemos que confirmar, por ello, mientras entrenamos y nos conocemos, intentaré buscar más información, ¿vale?

—Como ese enano sea un Onegrot le voy a pegar hasta quedarme satisfecho —aseguró Zarik.

—Al menos no le vas a matar porque sabes que son más fuertes que nosotros. Esos bendecidos tienen una suerte. —Rio calmado—. Aunque podemos verlo de forma positiva, si lo encontramos con vida, podemos decir que tenemos a un mago de gran poder de nuestro lado.

Andrea, acercándose a Mikuro, le susurró al oído.

—¿Qué categoría son esos seres?

—Tienen una categoría especial. No se encuentran entro de la tabla de poderes, pero si tuviera que ponerlo... diría que están por debajo de los brillos galaxiales. Es el tercer puesto de los más poderosos.

Andrea se quedó boquiabierta.

—¡A lo que importa! —intervino Florian, tratando de captar la atención de todos—. Darme unos pocos minutos para hablar con algunos Noilens y os daré el lugar para reunirnos. ¡Cuento con vosotros! ¡Ahora más que nunca!

Tras esas palabras, Florian se despidió con rapidez, dejando a varios con emociones mezcladas. Sí, existía esa esperanza de poder recuperarlo todo, pero no había que excederse de confianza. Mientras algunos se organizaban para proteger la ciudad, Andrea y Morgan decidieron reunirse con Anais y Yue. Despertarlas para que supieran de inmediato lo que estaba a punto de ocurrir.

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