Capítulo veintisiete: De otro lado.
El bostezo perezoso de Andrea logró llamar la atención de Dominick quien buscaba en la nevera un sándwich. Le miró con vagancia mientras hacía tiempo a que Andrina descansara lo suficiente como le había pedido. Ahora que la paz estaba de vuelta, Andrea necesitaba distraerse o dormir.
—¿Quieres? —preguntó Dominick mostrando el sándwich—. No sé si te gustará ya que eres humana.
—Parece comestible —respondió Andrea con la ceja alzada.
—Lo es, son sándwiches hechos por mí, los mejores que podrás probar —dijo orgulloso mientras se acercaba a Andrea para darle la comida—. Ten, prueba.
—Bueno, teño fame (Tengo hambre) así que no voy a decir que no.
Se sentó bien en la silla y agarró el sándwich para darle un mordisco sin pensárselo dos veces. En la boca de Andrea se combinaron distintos sabores de embutidos que le encantaban, sus ojos brillaron de emoción y le dio otro mordisco, estaba delicioso. Mezclaba lo que más le gustaba, jamón serrano, chorizo y queso.
—¡Que rico está! —expresó emocionada.
—¿En serio? Eres la primera persona fuera de mi planeta que prueba mis sándwiches.
—¡Sí! —gritó mientras miraba la comida. Dentro había un trozo de lo que parecía ser queso, aunque no lo era como el que conocía en la tierra, sino de un color más anaranjado—. ¿Cómo lo haces? Está riquísimo.
—Un cocinero nunca muestra sus secretos —comentó Dominick mientras reía—. Estos sándwiches siempre los hago cuando voy a pelear, me dan muchísima energía y motivación, aunque en esta ocasión me olvidé hacerlos.
Andrea movió la cabeza en afirmación mientras seguía comiendo. Dominick soltó una risa suave al verla así.
—¿Qué me he perdido? —intervino Sky con el bate en su brazo izquierdo. Vio como Andrea se comía el sándwich—. ¡¿Cómo?! O sea, ¿a ella le dejas un trozo enorme, pero a mí no?
—No —respondió Dominick en tono borde.
—¡No es justo! —gritó Sky mientras señalaba a Andrea quien seguía comiendo—. ¡Ella no lleva ni cuatro horas y ya tiene el privilegio!
—Sí, la chica de rojo ayudó a Peyton y a ti, tiene mérito —respondió Dominick.
Andrea soltó una risa al escuchar el mote.
—¡Pero no es justo! —se quejó.
—¡Mmm que rico está! —exageró Andrea mientras miraba el sándwich—. A estas alturas logro entenderlo todo y me pregunto tantas cosas mientras como esta delicia de...
—¡Para de hacer el idiota! ¡No es justo! —gritó Sky.
Andrea le miró de reojo.
—¿Y te vas a seguir quejando o qué?
—¿Quieres pelea? —preguntó Sky en un tono desafiante.
—Yo siempre, ¿vamos? —preguntó Andrea con una sonrisa divertida.
La respuesta pilló desprevenido a Sky, pero no se negó, menos al ver la excesiva confianza de Andrea.
—Sígueme, sé un lugar perfecto —pidió Sky para luego mirarla desafiante—. Te arrepentirás.
—Sí, uh, mira como tiemblo. —Levantó los brazos para burlarse de él, un gesto que a Sky le cabreó.
—Dominick quiere ver esa pelea, sino es problema.
—Oh claro, cuanto más mejor, así veréis la humillación que le hago —aseguró Sky.
—Dirás al revés, genio.
No muy lejos del lugar, Jareth se encontraba haciéndole las mejoras a Renic, aunque el ruido de la llave inglesa cayendo al suelo lo distrajo de sus pensamientos para mirar de frente a Renic. Había avanzado bastante, tenía torso completo con sus brazos e iba a empezar a reconstruir los brazos. La televisión estaba apagada, pero Renic estaba ahí despierto sin decir nada para no molestar.
—¿Todo bien? —preguntó Renic, encendiendo la pantalla.
—Sí, chico. Lo siento estaba distraído con mis cosas —explicó mientras recogía la herramienta—. A ver, las piernas tengo que ver cómo hacerlos, Negatividad no quiere que te reconstruya porque es muy quisquillosa contigo.
—La vez que me construyó empleó materiales de la tierra y conocimientos de un tal Kersmark —recordó Renic. Varios interrogantes aparecieron en su pantalla.
—Un hombre de la tecnología, ¿no? —preguntó Jareth mientras guardaba la herramienta. Tras eso se sentó en un taburete.
—Sí, bueno más bien un dios —corrigió, sorprendiendo a Jareth—. Dios y gobernador del código 004, Roboie. Según me dijo Negatividad.
—Y yo que creía que no tenía suficiente con este planeta para encima tener que enterarme que hay hombres locos creando robots peligrosos —suspiró Jareth un poco agotado.
Como sabía que Negatividad no vendría aun, invocó su guitarra y empezó a tocar un poco para relajarse a vez que le surgieran nuevas ideas.
—¿Desde cuándo toca? —preguntó Renic, curioso.
—Desde los dieciséis, chico —respondió mientras entonaba la guitarra.
—¿No pensó en ser guitarrista?
—Alguna que otra vez, pero el destino no siempre te da lo que quieres y debes aceptarlo —respondió con una sonrisa nostálgica.
Dio las primeras notas, sonaba bien y esto le hizo sentir una pequeña felicidad ante los días que se juntaba con sus amigos y cantaban en medio de la noche.
—¿Es difícil? —volvió a preguntar Renic.
—No te creas, es tener pasión por ello y practicar sin parar.
Sin tardar mucho más, Jareth empezó a tocar la guitarra con calma. Renic se quedó en silencio escuchando la canción mientras notas musicales aparecían en su pantalla. Era raro decirlo, pero Jareth se sentía agradecido de estar acompañado después de tanto tiempo, de normal no enseñaba sus habilidades con la música, a excepción de Peyton.
No muy lejos de ahí, se podía ver en la habitación como Andrina se levantaba con un rostro cansado, moviéndose con cierta dificultad para abrir la puerta, pero al hacerlo, tuvo el encuentro inesperado con Gaia. Tal momento hizo que Andrina pusiera la mano en su cabeza y cayera, o bueno, casi lo hace al ser agarrada por Gaia de inmediato.
—Menos mal que Andrea me pidió vigilarte. Me dijo que te había visto muy pálida... Más de lo que ya eres —bromeó Gaia con una sonrisa delicada.
—Tengo ganas de vomitar —admitió Andrina, sin saber donde mirar, si quiera era capaz de pensar con claridad.
—Deja que te acompaño al baño.
Andrina afirmó a duras penas y se fue al baño con Gaia a su lado. Ya ahí, se mojó la cara con agua fresco, intentando sujetarse en el lavamanos, pero hasta eso le era complicado ya que sus brazos temblaban sin descanso alguno.
—No has podido descansar bien por lo que veo —murmuró Gaia.
Andrina frunció el ceño.
—No me digas —susurró en un tono borde, aunque pronto abrió los ojos para mirarla de reojo con una clara culpa—. Ah... Lo siento, se me escapó.
Gaia sonrió con calma.
—Creo que es la primera vez que estás así de enferma, ¿no?
—Sí...
—Andrea me lo explicó —comentó Gaia con una leve risa—. Me dijo que eras una chica extrañamente sana.
—Y por alguna razón ahora estoy pillando todo tipo de males —añadió Andrina, soltando un leve suspiro—. Menuda mierda.
Gaia intentó acercarse a ella para acariciar su espalda, pero Andrina se negó a ello con un gesto delicado.
—No me hace falta —murmuró Andrina—. Creo que me voy recuperando.
—Si tienes que vomitar no tengas miedo. Ya me he acostumbrado ante las borracheras de Arley a las cinco de la mañana —admitió Gaia.
Andrina soltó una leve risa.
—No sé cómo eres capaz de aguantar todo esto —murmuró Andrina, mirándose de reojo en el espejo—. Yo aun... soy incapaz.
Gaia apretó un poco sus labios.
—No fue fácil adaptarme. Cuando era más joven, no paraba de llorar por todo y siempre tenía miedo —admitió Gaia, mirando a un lado—. Por desgracia a mi me tocó el sufrimiento de ser experimentada por esos locos que carecían de corazón... Fue ahí cuando dejé a un lado mis miedos y emociones para ser lo que ellos deseaban.
—¿Un monstruo? —preguntó Andrina, mirándolos de reojo.
Gaia alzó un poco sus hombros.
—Algunos me llamarán monstruo. Yo le llamo tener el valor suficiente para hacer el bien, aun si es hacer daño a gente como tú. Si es necesario para obtener ese bien, no me importa carecer de corazón por un momento.
Andrina se quedó pensativa por unos segundos y miró hacia el espejo.
Juró por un momento que tenía... ¿alas en su espalda?
—Sé que algo te pasó con Sigilo y Adelfra —continuó Gaia. Andrina la miró de reojo—. Tuviste que hacer frente a Hain y te habrá sido duro ver como lo matabais, pero era por un bien necesario, Andrina. Si no moría él, lo haríais vosotros.
—Los salvé —susurró, sin saber donde mirar.
—Lo hiciste, y creeme que eso no lo van a olvidar —aseguró Gaia.
—No los veo muy agradecidos. Los veo incluso asustados —murmuró Andrina, frunciendo el ceño.
Gaia alzó un poco sus hombros.
—Puede que sea porque tenían una idea de ti que les rompiste por completo. Cuando yo me volví fuerte para acabar con los problemas, muchos les sorprendieron mi cambio, pero supieron que era por un bien necesario —contestó Gaia, viendo como Andrina relajaba ese rostro a uno más tranquilo—. No te culpes por lo que has hecho. Nos has salvado a todos porque hain nos tenía encerrado, y créeme que eso es mucho. Aparte... parece que estas despertando tus poderes, ¿no es así?
«Más bien creo que es a alguien», pensó Andrina para luego mirar y afirmar ante las palabras de Gaia.
—Tengo mil dudas en mi cabeza que necesito aclarar, Gaia —admitió Andrina con cierto cansancio—, pero... agradezco mucho esta conversación. Me hace sentir menos culpable.
—No deberías sentir culpa, Andrina. Recuerda eso.
Sonrió calmada y a punto de moverse, pudo escuchar unos gritos desde el pasillo que la hicieron fruncir el ceño. Con la ayuda de Gaia, salió del baño para poder identificar la voz y con ello la figura de alguien que no se esperaba ver.
—¡Hermana!
—¿¡K-Kamico?!
Sin tiempo a procesarlo, su hermano la abrazó con todas sus fuerzas con unas pocas lágrimas en sus ojos y le hacía mil preguntas de cómo se encontraba. Gaia vio esto con sorpresa, viendo de reojo a Negatividad junto a una chica a su lado.
—Kamico, te doy solo unos minutos. Quiero reunirme con Jareth para hablar sobre tus mejoras y las de Renic —le recordó Negatividad.
—¡S-Sí! ¡No tardaré! —gritó Kamico emocionado mientras abrazaba a su hermana.
—Bien. Anais, ahora te llevo con tu hermana. Espero que no se haya ido lejos —respondió Negatividad.
—Creo que Andrea se iba a pelear con Sky —murmuró Gaia, poniendo la mano en su barbilla.
Negatividad puso la mano en la cabeza.
—No puede ser.
—¿Porque me lo esperaba? —preguntó Anais con la ceja arqueada, soltando un leve suspiro—. ¿Podrías decirnos dónde puede estar?
—Es cruzar ese pasillo y luego a la derecha, no tiene pérdida —indicó Gaia.
Ambas lo agradecieron y se marcharon. De mientras, Kamico no paró de hacerle preguntas a su hermana para que le explicara todo lo ocurrido. Gaia se marchó para que hablaran todo lo que quisieran sin incomodidades.
Como Gaia había indicado, Andrea no estaba lejos. Tras una puerta que daba al exterior, pudieron escuchar os gritos de varias personas y abrir las puertas, vieron como Andrea y Sky estaban haciendo una prueba de fuerza. Con las manos agarradas y colocando los brazos en una mesa, intentaban aguantar y hacer más fuerza para tumbar el brazo del otro rival.
—¿Qué estoy viendo?
—Es una pelea de pulso —respondió Anais la pregunta de Negatividad—. No se están peleando, es... una pelea amistosa.
—¿Eso es bueno? —preguntó Negatividad, cruzando sus brazos.
—Es la forma más pacífica, así que sí, es muy bueno.
Allí se encontraban varios animando tanto un bando como otro. Andrea apretaba los dientes para hacer la mayor fuerza posible, aunque no era la única, Sky tenía varias venas marcadas en su cuello y frente.
—¿Qué te pasa? Menuda débil estás hecho —habló Andrea.
—¡Cállate! —gritó nervioso.
—Lo que tengo que ver —susurró Negatividad poniendo la mano en la cabeza—. ¿Eso es normal en la tierra?
—Mucho más de lo que crees —aseguró Anais y soltó una risa suave. Tras eso miró a su hermana para sonreír—. ¡Vamos Andrea! ¡Gánale!
Andrea se emocionó al escuchar su voz, la miró de reojo para verla allí animándola con alegría. Una gran fuerza la inundó y decidió hacer un poco de trampas.
«Tío, ayúdame un poco», pidió Andrea.
«A mí no me metas en esos líos», respondió Solace.
«Tío, no me jodas, ayúdame anda».
«¿Qué gano a cambio?»
«Lo que sea, ¡apúrate!»
Cansado, Solace le dio un poco de fuerza a Andrea, viéndose en su ojo derecho como se volvía totalmente oscuro. Con esa ayuda, Andrea hizo un gesto rápido que le permitió ganar. La emoción se escuchó mientras Andrea levantaba los brazos en señal de victoria.
—¡Eso es trampa! ¡Usaste a la anomalía! ¡Lo he visto!
—¡Chora, chora! ¡Non podo oírte! —¡Llora, llora! ¡No puedo oírte! se burló Andrea.
Negatividad no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, por lo que solo dio la espalda a todos.
—Voy a ver a Kamico a ver si terminó de hablar con Andrina. Te dejo a cargo de tu hermana.
—Me temo que es al revés —dijo Anais con una risa leve.
—Lo que sea.
Al salir pudo ver como Kamico ayudaba a su hermana a caminar, observó esto en silencio con los brazos cruzados sin decir nada. Pronto, Andrina y Kamico se dieron cuenta de la presencia de Negatividad.
—Sígueme, Kamico. Tenemos poco tiempo —pidió Negatividad.
—¿Puedo ir? —preguntó Andrina.
Negatividad aceptó sin problema alguno.
Se reunieron con Jareth y pusieron en marcha sus planes e ideas para mejorar a Renic y Kamico. Andrina observaba en silencio para no molestar, más al darse cuenta que la forma de hacer las cosas era similar a la tierra, aunque empleando unas magias que no comprendía al ser una raza distinta.
Las horas pasaron y por fin terminaron de reparar a Renic. Se veía mejor que antes y esta vez tenía una vestimenta distinta que Kamico trajo especialmente para él porque se negaba a que el robot fuera con una ropa sosa. Negatividad no puso quejas, pero si se dio cuenta que Kamico estaba muy emocionado por ver a Renic con la ropa que consiguió en Suqueia.
—Hazlo luego —intervino Negatividad, cortando la ilusión de Kamico—, tenemos que mejorar tu brazo también.
—Oh... Claro —respondió, notándose los nervios en sus manos temblorosas.
—Tranquilo, no te pasará nada, confía en mí —intentó Negatividad calmarle como mejor podía.
Kamico la miró con una suave sonrisa.
—Confío en ti, tranquila.
Andrina observó las mejoras a su hermano. Tenían que ir con cuidado porque según que tocaran podría matarle en el acto. Fueron con muchísima precaución, tardando unos cuantos minutos.
Con un largo suspiro y quitando el sudor de su cabeza, Negatividad sonrió al ver que lo habían conseguido, Kamico estuvo dormido en todo momento gracias a que Jareth ya veía preparado con una de las medicinas que Darey le había dado para esta ocasión. Cuando lo despertó, Kamico miró de un lado a otro perdido.
—Bien, según he acordado con Jareth, os hemos dado mejoras importantes a ambos, empezando con que vuestra batería durará mucho más que antes. Darey me cedió unas baterías muchísimo mejores y más fáciles de recargar —explicó Negatividad—. Esto significa que vuestro cuerpo o brazo puede ser recargado por la electricidad por otra persona, o sea, Andrea os puede dar energía si os hace falta.
—¡¿E-En serio?! —preguntó Kamico boquiabierto—. ¿Cómo es posible?
—Vuestros brazos procesan esa electricidad y la transforman en energía para vuestras partes robóticas. En principio debería funcionar ya que Jareth lo probó con un dispositivo que suelta electricidad —explicó Negatividad mientras Jareth ajustaba sus gafas con una sonrisa confiada.
—Más bien es un dispositivo que tengo guardado y uso cuando estoy en peligro, suelo crear un campo de electricidad a mi alrededor —explicó Jareth.
—También os he implementado eso, si estáis solos y rodeados de enemigos, podéis crear ese campo de electricidad, pero perderéis batería —advirtió Negatividad—. Dicho esto, empieza lo interesante. Ambos podréis lanzar fuego desde vuestras manos, aunque se tendrá que recargar con muchísima más frecuencia.
—V-Vaya —murmuró Kamico, mirando su brazo robótico.
—Contigo, Renic, hemos mejorado el sistema de vuelo que tienes, reparación propia en heridas no muy graves y también tienes una mejora en tu base de datos, de forma que tu almacenamiento es más amplio —continuó Negatividad, cruzando los brazos—. Te he implementado idiomas que conocemos aquí y tendrá mejor entendimiento de otros idiomas, traduciéndolo casi al momento.
—Muchas gracias, Negatividad —respondió Renic con educación.
—Me fijé en tu sistema de datos. Algunas de las mejoras no las he podido aplicar como viste en la grabación que tienes con jareth construyendo sus torretas. Espero que te sirva con la reparación de daños menores —murmuró Negatividad.
—Claro que me sirve. De hecho, todo lo aplicado me es de gran utilidad —respondió Renic.
—Una cosa —intervino Andrina—. ¿Mi hermano no puede tener el traductor como tiene Renic?
—No porque los Iruins tienen un dispositivo que se puede colocar en su oído. De hecho, Kamico y Anais tienen uno para los próximos viajes, ya que su forma de hablar no será tan similar a la nuestra. Andrea no le hará falta eso.
—¿No? —preguntó Andrina, frunciendo el ceño.
—Tiene a la anomalía, y de por si estos tienen conocimiento de todos los idiomas.
—Vaya... —susurró intrigada.
—Sí. Las anomalías en algunas cosas tienen ciertas ventajas —admitió Jareth, soltando un suspiro breve—. En fin, al estar todo listo, creo que tendríais que iros ya, ¿no?
Negatividad afirmó.
—En la tierra deben haber pasado cuatro horas, más o menos. Si nos marchamos ya, podremos llegar bien para que descanséis.
Kamico y Andrina abrieron los ojos con sorpresa.
—Todo esto es... difícil de procesar aun. Podremos volver a casa sin que sospechen —murmuró Kamico atónito.
—Tranquilo, a mí también me cuesta entender... —murmuró Andrina.
—S-Sí. —Kamico se quedó en silencio unos segundos para luego mirar a Negatividad con emoción—. ¿Ahora puedo hacer lo que tenía pensado?
Negatividad soltó una leve risa.
—Sí, claro, pero no tardes mucho. Sabes que en poco nos iremos.
—Entonces mejor cuando volvamos a la base —comentó Kamico, mirando a Renic—. Ahora entenderás que es ir bien vestido, sobre todo, en una batalla. —Se vio la vergüenza en sus mejillas—. Estuve mirando junto con Anais vestimentas geniales para batallas y tengo algunas que te pueden quedar perfectas.
Renic no dijo nada, simplemente mostraba flores en su pantalla al sentirse cómodo.
—¿Qué estuviste haciendo mientras estábamos aquí? —preguntó Andrina a su hermano.
—96 nos pidió que ayudáramos a los demás Iruins en la reconstrucción de la ciudad. Anais se centró en las tareas menos costosas mientras que yo me tuve que hacer cargo de lo más complicado —explicó, soltando una risa nerviosa—. Jamás he hecho tanta fuerza hasta ahora, aunque este brazo me ha salvado muchísimo. El asunto es que al terminar, ambos nos pusimos a mirar por ahí. Encontré una tienda que recién estaban remontándola y tras ayudarles, me dieron alguna ropa de forma gratuita... Cosa que aproveché sin dudar.
Andrina soltó una leve risa. Se lo esperaba siendo su hermano.
—Anais en cambio se fue a la biblioteca. Al parecer algunos Iruins han conseguido libros antiguos de otros planetas. No sabes la cantidad de preguntas que tiene a Negatividad, ya que estuvo hablando con 96 y no pudo responderle a todas las dudas.
Negatividad rodó los ojos a un lado.
—Ya dije que no era conocedora de todo. Solo algunos detalles específicos —aclaró Negatividad.
Kamico alzó un poco sus hombros.
—Es la inteligente del grupo y se lo tomó demasiado a pecho. Tanto que ha estado buscando sobre mitologías de otros planetas.
—Por la luz. Lo que me faltaba —susurró Negatividad.
Tanto Andrina como Kamico fruncieron un poco el ceño por esas palabras. ¿Por la luz? ¿No debía ser... por la oscuridad?
—El asunto es ese. ¡Oh! Y Anais también sugirió ideas sobre cómo proteger la ciudad.
—¿También? —preguntó Negatividad, frunciendo el ceño.
—Pasa que Anais es muy fanática de la historia y con ello todo lo que ocurrió en el pasado con las guerras mundiales —aclaró Andrina.
Negatividad ladeó la cabeza a la derecha, frunciendo el ceño.
—¿Guerra mundial? ¿Es una broma?
—Sí, encima fueron dos —contestó Kamico, rascando la cabeza.
—Sin faltaros el respeto, pero ¿los humanos sois idiotas o qué?
Andrina y Kamico solo pudieron alzar los hombros.
—Años de historia. Años de errores estúpidos —contestó Kamico.
Jareth solo pudo soltar una leve risa.
—Y pensaba que los Rieits éramos los más imbéciles por dejar que los líderes controlaran este mundo, para luego enterarme que los humanos tienen guerras mundiales —comentó Jareth.
—Y espérate que no haya una tercera —murmuró Andrina por lo bajo.
Tras unas conversaciones ligeras sobre como eran sus formas de vivir o la historia que tenían detrás, decidieron reunirse de una vez con los demás para despedirse. No les tomó mucho tiempo ya que Andrea y Anais estaban en el comedor hablando con algunos de los mercenarios.
La última que quedaba por venir era Adelfra, quien había estado al lado de Úrsula durante un largo tiempo. Les tomó a muchos por sorpresa como ambas parecían llevarse bien, aunque esa felicidad pronto terminó cuando Adelfra se encontró los demás, mirando con angustia hacia Andrina.
No hubo ni un comentario al respecto, tampoco lo veían conveniente cuando debían irse.
Mientras las despedidas eran presentes, Úrsula no dudó en acercarse a Negatividad para hablarla antes de irse.
—¿Crees que podrás con todo esto tu sola? —La pregunta de Úrsula tomó por sorpresa a Negatividad—. Tu grupo no parece tener mucha experiencia, a excepción de Andrea y a lo mejor Kamico, aunque a este último apenas lo conozco.
—Seguiré buscando aún a posibles aliados, no me voy a quedar de brazos cruzados—aseguró Negatividad.
—Te diría el código 006, pero no es que sea un lugar muy seguro ni para ti ni para nadie.
—Ya estuve y por desgracia formé un gran problema. —Suspiró—. Si voy, tendría que ser con la compañía de Renic —comentó, mirando el destello para ver la información del código.
SISTEMA Ω CÓDIGO 006#
Para la gente que proviene de otro código, sistema, multisistema o núcleo del todo se provoca la pérdida de memoria temporal.
—Solo te voy a pedir una cosa —aclaró Úrsula, mirando a Negatividad de reojo—. No pierdas la cabeza, jamás.
Escalofríos recorrieron la espalda de Negatividad, su rostro se volvió más serio por unos segundos.
—Suficiente he perdido la cabeza para volver a caer en ello. Tranquila, esta vez sé bien en qué bando me encuentro —aseguró Negatividad, lo que tranquilizó a Ursula—. Nos veremos pronto.
—Eso espero.
—Eso espero —repitió Negatividad en un suave susurro. Cerró los ojos y le dio las espaldas a Úrsula para mirar a los demás—. Venga, terminaron las despedidas. Nos vamos.
—Ay, ¿en serio? Ahora que me estaban diciendo todo sobre los Rieits —se quejó Anais.
—Tranquila, señorita Anais, Jareth logró que guardará toda la información, se la diré y así podrá apuntarlo —comentó Renic con una sonrisa amable.
—¡Oh! Bueno, entonces no me quejo —dijo Anais con timidez mientras escondía sus manos.
Sin más, serían envueltos por el destello una vez que se agarraron de las manos. Desaparecieron de la visión de todo el gran grupo, causando distintas sensaciones al conocer a seres distintos de otros planetas.
Úrsula respiró hondo y suspiró aliviada, rezando que su misión fuera bien y consiguieran su objetivo. Miró a sus compañeros y habló con total confianza:
—Señores, regresemos a la Base Cuatro y acabemos con esto.
Al llegar a Suqueia, los chicos se sintieron aliviados al ver que llegaron sin ninguna interrupción. Un milagro que Andrea no se asustara. Una vez allí, entraron a la casa y Negatividad les pidió reunirse.
—¿Qué ocurre? —preguntó Andrina.
—Tengo intención de ir al código 006, pero esta vez será sola junto con Renic ya que es un código en el que pierdes la memoria —explicó Negatividad.
—¡¿Ir sola?! ¡Mis cojones! —intervino Andrea—. Vas a perder la memoria y a lo mejor estés en peligro con eso por-porque...
—¿Por qué? —repitió Negatividad, arqueando la ceja.
—Creo que lo que mi hermana quiere decir es que tiene miedo de que tus memorias se mezclen cuando estuviste con Pyschen —explicó Anais.
—E-Eso...
—Por eso Renic me acompañará, con él no perderé la memoria. Vosotros volveréis a la tierra, ¿entendido?
—¡Quiero ir contigo! —gritó Andrea.
El silencio dejó en claro la confusión de los presentes.
—Me niego —contestó Negatividad con severidad.
—Pero yo qu-
—¡No! ¡He dicho que no! Es peligroso, no voy a dejar que tú pierdas la memoria. Aparte de que debes regresar a tu casa y descansar. ¿Comprendes?
—¡Venga! ¡Si vamos juntos no creo que pase nada, nos acordaremos unos a los otros y podremos avanzar! —intentó convencerla.
—Andrea, ir allí es perder la memoria y no quiero tomar ese riesgo. Quiero ir sola con Renic.
—¡Podremos hacerlo juntos! ¡Si él nos hace recordar podremos...!
—¡No, Andrea! —gritó Negatividad. Su tono era cada vez más agresivo—. Voy yo sola, no hay nada más que discutir.
—P-Pero... —Andrea soltó un gruñido largo.
—Andrea, entiendo que te preocupe, pero Negatividad tiene más opciones que nosotros. —Andrina intentó calmar a su amiga. Notó que sus ojos se volvían poco a poco negros—. ¿Andrea?
Andrea se quedó en silencio por un momento para luego mirarlos a todos. Una parte de su rostro estaba consumida por la anomalía, mejor dicho, Solace.
—Ese lugar está consumido por las anomalías y cada vez es peor —informó Solace—. Es peligroso, así que iremos nosotras.
—¿Nosotras? —preguntó Anais con un nudo en la garganta. ¿La anomalía era mujer?
—Utilizar a la anomalía para asustarme no me va a...
Negatividad no se esperaba que Andrea le diera un golpe a su estómago, provocando que escupiera sangre blanca de su boca y que soltara el destello que rápidamente Andrea tomó para luego acercarse a su hermana.
Renic logró reaccionar junto con Kamico para detener esto, pero sería tarde al ver como el destello había consumido a las hermanas. Andrina no supo cómo reaccionar, aunque no era la única porque los demás estaban igual de impactados.
Cuando desaparecieron, Negatividad se levantó con un gran dolor en su estómago.
—Bien... —susurró Negatividad con dificultad—. No me esperaba esa fuerza, pero eso en parte me pude aliviar, como a la vez no.
Intentó sentarse en el suelo con la respiración agitada. Kamico intentó ayudarla como mejor pudo.
—¿A qué te refieres? —preguntó Andrina, tragando en seco.
—A que vuestra amiga está sola en el Mercado Extra-Sistema. La mitad de este mundo está controlado por las anomalías. Como no lo haga bien, estará en un buen problema. Y no solo eso, creo que perder la memoria afecta también a Solace —aclaró Negatividad, poniendo la mano en su estómago—. No entiendo su maldita jugada. ¡No se puede estar siquiera quieta!
—¿Q-Qué estás diciendo? —preguntó Kamico con sus labios temblorosos.
—Pues que solo queda esperar a que regrese... Y reza con que vuelva siendo alguien buena y no consumida por las ideas erróneas que le meta esa anomalía.
FIN DEL PRIMER LIBRO.
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