Capítulo seis: A golpes duros de realidad.
Si una leyenda lo dice, es porque suele ser cierta. El problema es que todos les encanta romperlas. Como a mí.
Andrina no estaba sola, le fue una gran sorpresa ver a su hermano entrando a la habitación, aunque la forma en como lo hizo fue preocupante. Sonreía con debilidad, caminando con mucho cuidado y lentitud. Esto obligó a que Andrina fuera a por él para abrazarle con fuerza.
Dejó que su hermano se sentara en su cama, sin quitarle ojo a su brazo izquierdo vendado y sujetado al cuello con un tipo de soporte. Este respiraba por una mascarilla que le proporcionaba aire mediante una pequeña máquina que podía llevar mientras caminaba.
—Dios mío —susurró Andrina.
—H-Hola —susurró Kamico con una sonrisa amable. Le era difícil hablar, por lo que siempre estaría tartamudeando—. Qué bueno verte.
—K-Kamico. —Andrina trató de contener las lágrimas de sus ojos—. No hables mucho, te haré preguntas simples y tú mueves la cabeza o respondes con signos —pidió nerviosa.
—Tampoco soy mudo —dijo Kamico con una pequeña risa.
—Bueno. Me preocupa —admitió Andrina con pena mientras miraba a otro lado avergonzada—. Ah, ¿te duele?
—No. Ves que tengo t-todo esto, p-pero no me duele nada. No pensé q-que las operaciones fueran tan indoloras.
Andrina se puso tensa al oír eso y en su cabeza pasó rápidamente a la posible culpable de ello, Negatividad. Mencionó que su hermano iba a ser un cyborg, capaz por ello no sentía dolor. A lo mejor los médicos le pusieron todo eso creyendo que sería un largo proceso de rehabilitación, pero lo que no sabían era que Kamico ya estaba curado por completo.
—Te veo muy pálida, ¿estás bien? —preguntó Kamico.
—Sí, es que son muchas cosas y me preocupaste tanto... —susurró Andrina mientras se ponía la mano en la cabeza.
Kamico abrió la boca, aunque no mucho ya que tenía la mascarilla.
—¿Te duele la cabeza? No me lo puedo creer, a mi hermana doliéndole algo —bromeó Kamico con una pequeña risa. Andrina le miró con la ceja arqueada sin creer que acababa de oír—. Bueno, aunque tú también fuiste atacada —recordó Kamico, poniéndose nervioso al saber lo que acababa de decir—, pero te veo muy bien, parece que no te duele nada.
—No, la verdad es que no fue tan grave a comparación tuya.
—Eso me calma —dijo Kamico con una sonrisa. Andrina le miró con sorpresa—, volvería a repetirlo con tal de que mi hermana no sea atacada por... Bueno.
Se notaba la tensión, Andrina tenía muy claro que Kamico había visto algo extraño al igual que ella.
—¿Atracadores? —Por fin dijo Kamico—. Pues a mí no me lo parecieron.
—No eres el único que piensa eso —murmuró Andrina con la cabeza agachada. Kamico abrió los ojos—. ¿Seguro que estás bien?
—No es fácil escuchar que estuve unos días inconsciente. Me dijeron que estuve con los mejores médicos para ser tratado —explicó, para luego mirar a otro lado—, aunque... admito que tengo una sensación extraña en mi brazo, y tengo recuerdos difusos de lo ocurrido.
—Creo que lo mejor no es darle vueltas a ello —aconsejó Andrina, sin saber bien que decir.
—Sí... ¿Y tú? ¿Cómo estás?
—Me duele un poco las piernas de vez en cuando, pero en general estoy bien como pone en la ficha médica.
—No voy a leer eso, el propio médico me comentó y tanto él como yo estamos sorprendidos de tu mejora —murmuró sin saber bien como seguir hablando.
—¿Por qué lo dices casi dudando?
—Antes de visitarte, me explicó que tú estabas para una semana de recuperación mientras que yo estaba para dos, pero les fue muy extraño que ambos nos recuperáramos tan rápido —recordó Kamico. Andrina tragó saliva con dificultad—. Mira, de ti me lo creo. Nunca te has enfermado y por lo que me has dicho has tenido un dolor de cabeza y poco más. Tu cuerpo es muy fuerte, pero el mío...
—Capaz hicieron algo mal y no calcularon bien. No sé. —Rio Andrina, notándose sus nervios—. Tu parece que sigues en pie y te mantienes más o menos bien.
Hubo un silencio, no muy largo ya que Kamico tragó saliva.
—Estaba peor que este estado según me explicaron, sigo con vida gracias a ellos —declaró. Miró a su hermana, sin saber dónde mirar—, pero la verdad es que no siento que fuera así. Si bien no me duele el brazo izquierdo, siento que hay algo que lo une con mi corazón. Es una sensación muy difícil de explicar, pero es como si... —Volvió a mirarla, viendo las lágrimas en los ojos de su hermana—. Como si mi brazo fuera mi fuente de vida.
A estas alturas Andrina no sabía qué decir, respiró agobiada e intentó no alterarse. Si lo hacía su hermano no la iba a creer o, si la creía, capaz estaría muy alterado y montaría un escándalo por ello.
—Yo...
De pronto llamaron a la puerta, Andrina la miró de reojo mientras que Kamico se dio la vuelta. Fue sorpresa ver a los padres de Andrea y Anais que no dudaron en hacer miles de preguntas.
Ambos padres se alegraron al ver que estaban muy bien, pensaban que su estado era mucho peor, más al escuchar que les costaría recuperarse. Hablar con ellos hizo que Kamico recordara con pena a los suyos, miró de reojo a su hermana y se atrevió a preguntarle en un susurro, pero ella no dio una contestación, aunque su rostro daba todas las respuestas que necesitaba. Esto le preocupó mucho y que la paranoia le afectara.
Se tambaleó de un lado a otro y el aire dejó de entrar. Su visión se volvió totalmente borrosa, escuchando las pulsaciones de su corazón acelerado.
Casi cae al suelo, de no ser que Andrina le agarró a tiempo con la ayuda de Alma y Elías. Lo llevaron con cuidado a la cama, viendo como Kamico recuperaba la respiración y su visión.
—L-Lo siento, yo... no quería...
—No, esta vez es entendible.
Andrina conocía sus ataques de pánico. No era la primera vez que le pasaba. Desde joven tuvo problemas en el que era incapaz de controlar sus pensamientos. Temor a todo tipo de cosas o a situaciones extremas como esta. Entre todas ellas, Andrina sabía que hermano tenía un pavor increíble a la Muerte. A día de hoy sabía controlando, pero esta ocasión era una que los superaba a ambos.
—Mamá y papá están bien —logró decir Andrina. Kamico la miró de reojo—. Papá ha tenido un pequeño accidente, pero no es nada grave, pronto hablaremos con ellos, ¿te parece?
—Gracias —susurró Kamico con alivio.
—Lo siento mucho, debí haber dicho algo, pero tampoco tenemos muchas noticias —comentó Alma. La mujer llevaba un conjunto de verano de color naranja al hacer aun calor—, nos avisó que si necesitábamos dinero, que la avisáramos ya que nos pagaría todo.
Los hermanos hicieron el mismo gesto a la vez colocando su mano derecha en su frente. Suspiraron y se miraron con una suave sonrisa para luego mirar de nuevo a Alma.
—No se preocupe, la situación ahora es muy caótica y es normal que nos pasen ciertas cosas —respondió Andrina.
—Sí. Por cierto, ¿y sus hijas? —preguntó Kamico con curiosidad.
—Fueron al médico, Andrea al parecer no se encuentra muy bien, no paraba de toser, algo le habrá sentado mal —respondió Elías.
Andrina se quedó pensativa. De normal Andrea no era muy sensible con su estómago, solía comer muchísimas cosas picantes. Que dijeran eso era extraño.
En silencio, se puso a pensar un rato mientras que Kamico hablaba con los padres de su ex pareja. Podría ser una situación incómoda, pero se sentía muy bien hablando con ellos y volvía a tomar esa pequeña confianza que solía tener, sobre todo cuando hablaban sobre la moda. Un tema que Alma y Kamico les encantaba.
—Bueno, pero a pesar de lo malo, esto es una prueba para demostrar que puedo seguir adelante y que haré mis proyectos sí o sí —logró decir con mucha confianza. Andrina soltó una risa porque por fin estaba viendo al hermano que solía ser antes—. No me voy a decaer, me pondré perfecto para la ocasión y daré lo máximo.
—Quiero ver eso, tengo muchas ganas —comentó Andrina con una sonrisa suave.
Kamico la miró y le sonrió.
—Y también participarás —le recordó.
Con conversaciones amables y divertidas, el tiempo pasó bastante rápido, provocando que las dos hermanas aparecieran en la habitación. Su intervención fue agradable y siguieron conversando un rato más. Hablaron sobre cómo sería todo de aquí en adelante, cómo se organizarían y cuantos días estarían en Barcelona.
A Andrea no le interesaba nada de esto, miraba a Andrina con seriedad e ira con los brazos cruzados. Andrina se fijó en esto y la puso muy tensa, pero trató de ignorarla hasta que los padres se marcharon a fumar un cigarro.
—¿Estás bien Andrea? Me dijeron tus padres que...
—¡¿Qué coño andas escondiendo Andrina?! —preguntó Andrea con agresividad. Su mirada parecía que iba a matarla.
— ¿C-Cómo? ¿Qué dices? —preguntó Andrina.
—A mí no me puto vacilas —contestó Andrea, se acercó a Andrina, pero Kamico le interrumpió el paso poniéndose en medio.
—P-Primero explícate, Andrea —pidió Kamico.
Las miradas se cruzaron. Andrea apretaba el puño con fuerza y esto lo vio su hermana pequeña.
—Nada de violencia, Andrea. Aquí nadie ha hecho daño a nadie —le recordó Anais.
Andrea la miró de reojo, soltó un suspiro y decidió hablar:
—Mira, me llamaréis loca o mentirosa, pero como testigo tengo a Anais —explicó mientras se acercaba a su hermana menor—. Todo empezó ayer por la noche, una cosa rara oscura y líquida me atacó en la cocina, pero no solo eso, atacó a mi hermana esta mañana, y ahora, al parecer está dentro de mi cuerpo.
—Ehm... —Kamico arqueó la ceja—. ¿Qué has tomado alcohol?
—A mí no me vaciles, Kamico, te estoy diciendo la verdad.
Andrea había levantado su brazo derecho para dejarle en claro que iba a pegarle.
—¡Es que no tiene sentido! —se defendió Kamico.
—¡Lo sé! ¡Sé que no tiene sentido! —Bajó el brazo—. ¡Menudo genio estás hecho Kamico! ¿¡Sabes lo peor?! Cuando voy al maldito médico, aparte de que no me detectó nada, me doy cuenta de que hay una persona que Andrina al parecer conoce y que yo pude ver nada más salir del médico. —Alterada, puso las manos en sus caderas y apretó un poco, haciéndose daño con tal de no golpear nada ni a nadie.
Andrina no podía pensar en nada, todo su cuerpo temblaba sin parar.
—Ah, entonces ya la conoces —susurró Andrina. Unas pocas lágrimas cayeron de sus ojos.
—¿Qué has dicho? —preguntó Kamico.
—¡Te he escuchado! —gritó Andrea—. Recuerda que tengo un oído desarrollado. —Se cruzó de brazos—. Claro que conozco a ese ser... ¿Negatividad?
—Sí, ella —gruñó Andrina, poniendo sus manos en la cabeza—. ¿Qué ocurrió?
Kamico abrió la boca sin entender nada, no era el único, Anais se acercó para escuchar con más detenimiento la conversación.
—Historia corta y rápida, al parecer esa anomalía la creó ella y ahora está dentro de mi cuerpo, no me hará nada malo. Al menos eso parece porque me dijo que me ayudará —explicó Andrea. Andrina se alteró y lloró aún más sin mirar a nadie—. ¿Qué coño sabes, Andrina?
—¿Ayudarte? —preguntó Andrina.
—Sí, como Kamico y su creación —respondió Andrea sin medir sus palabras.
Andrina tragó saliva y puso las manos en la cabeza. Kamico frunció el ceño ante esas palabras.
—No me jodas, no me jodas, no me jodas —repitió Andrina.
Kamico se acercó a ella para intentar calmarla.
—Chicas, lo siento mucho, pero no estoy entendiendo nada de lo que estáis diciendo —habló Kamico— y no me gusta nada ver a mi hermana así, suficiente estamos pasando como para que encima...
—¡¿Para qué encima qué?! —exclamó Andrea—. ¡¿Ibas a decir que miento?! —Se acercó a él. Anais trató de frenarla, pero de poco sirvió—. ¡Pregúntale a mi hermana si es mentira! ¡Venga, hazlo! ¡No tienes huevos para aceptar que lo que digo es cierto!
—¡No! ¡No te creo! ¡Vienes aquí de golpe y provocas todo este miedo a mi hermana! ¡Normal que no te crea! —le contestó Kamico. Tras eso miró a Anais—. Anais, ¿es mentira todo?, ¿verdad? Solo es un maldito show penoso, ¿verdad?
—No. —Anais respiró hondo tras pronunciar esa palabra, miró a otro lado y decidió seguir hablando—: Una sombra extraña y líquida me atacó, Andrea me salvó, pero a cambio entró en su cuerpo. No es un show, es la verdad.
—Estáis locas —soltó Kamico sin pensar—. No, me niego, todo es...
—Dejarme que me explique —interrumpió Andrina, aún seguía mirando al suelo. Kamico la miró con sorpresa—. Hace poco, el primer día que llegamos al hospital, conocí a un ser raro. Me negué a creer que era real hasta que me demostró lo contrario... Su nombre es Negatividad y ella ha salvado la vida de mi hermano y la mía.
—Ja... jaja. No, es una broma. —Kamico se alejó un poco de su hermana, poniendo poco a poco sus manos en la cabeza.
—¿Ya la viste el primer día? —preguntó Andrea, se cruzó de brazos mientras miraba a su amiga.
—Sí, solo yo la vi, vosotros no os distéis cuenta, pero pasó por vuestro lado —respondió Andrina con temor.
—¿Es una broma? Claro que lo es, es una broma, una broma muy pesada —deliró Kamico.
Andrina le miró preocupada.
—Entonces esa sensación, no era cosa mía, era ella —susurró Anais, se atrevió a mirar hacia la puerta—. Esa pequeña luz rara que vi, no fue algo casual... Sino que...
Anais se puso muy nerviosa, tanto que no pudo hablar. Andrea la miró de reojo con sorpresa.
— No, no lo es —respondió Andrina a Kamico—. Ella es la que te salvó la vida y esa sensación de que dependes de tu brazo izquierdo como fuente de vida... Es por que es así. —Se le hizo un nudo en la garganta, Kamico puso su mano derecha en su pecho con un gran miedo encima—. Eres un cyborg y tu brazo izquierdo da vida a tu corazón.
Kamico casi se ahoga, estaba tosiendo con fuerza mientras tocaba su pecho con ambas manos con temor y miedo. Sentía que las pulsaciones de su corazón no eran normales, una sensación parecida a las corrientes eléctricas irregulares que iban y volvían.
—Es una broma, es un sueño —logró decir Kamico.
—No lo es Kamico, no lo es —susurró Andrina arrepentida.
—No, claro que no lo es —intervino Andrea irritada—, y si no me crees, podemos hacer dos cosas, una arrancar la piel de tu brazo robótico, cosa que no creo que quieras, o dos...
Andrea levantó su brazo derecho para abrir la palma de su mano, esta empezó a soltar chispas de fuego. Tal hecho hizo que Kamico cayera al suelo asustado, Andrina mirara impactada y Anais se alejara.
—D-Demostrar que, a duras penas, puedo crear fuego —terminó su frase. Miró a Kamico y se puso nerviosa—. Y no, no es un truco de magia barato.
Apagó el fuego y el silencio se hizo en la sala.
Andrina se puso las manos en la cabeza y movió su cabello. No sabía qué decir ni que pensar, todo era tan surrealista y no pensaba que tendría que llegar a esas alturas. Por otro lado, Kamico dejó de respirar, pero esta vez logró ser consciente de ello para dejar de pensar en todas esas situaciones. Miró hacia Andrea, luego hacia Anais con pena y por último a su hermana, dejando por fin que sus emociones fluyeran.
Andrea se cruzó de brazos, se sentía mal por tener que decir todo esto tan repentino, pero no iba callárselo para siempre.
Por último, Anais no estaba tan impactada como los demás, creía que era un simple sueño. Se pellizcó varias veces los brazos, las mejillas y se atrevió a darse un golpe en la cara. Fue entonces cuando se alteró, pero aún más cuando vio en la ventana a alguien.
—No m-me f-fastidies —susurró Anais.
Andrea escuchó esto de sobra, miró a su hermana y vio como señalaba la ventana. Se giró y vio al mismo sujeto.
—¿Quién eres?
—Bueno, no quería tener importancia en esta conversación, pero qué remedio.
Negatividad salió de la ventana, Kamico casi pegó un grito de no ser que Andrina se acercó a él para intentar calmarle.
—¿Os queréis calmar? Sois una panda de imbéciles, me estresáis —soltó Negatividad muy irritada.
—Una mierda. —Andrea miró a Negatividad y se acercó a ella, iba a agarrarla del cuello—. Merda voume calmar. (Una mierda me voy a calmar)
—Ay no —susurró Andrina.
Andrea se acercó mientras era agarrada por Anais para evitar que hiciera cualquier tontería. Negatividad se quedó mirándola con los brazos cruzados.
—No deberías actuar así, después de todo he hecho mucho por ustedes, salve la vida de tu mejor amiga y de tu ex pareja, por si fuera poco, a ti también te salvé la vida pudiendo evitar que la anomalía sea más peligrosa y a cambio te diera poderes.
Andrea se zafó del agarre de su hermana y logró por fin sujetarla de la camisa con ambas manos. Negatividad mantuvo la calma en todo momento.
—Te recomiendo que me sueltes, si lo haces os daré todas las explicaciones que necesitéis y más.
Andrea apretó los dientes con rabia, viendo que Negatividad no hacía nada.
—Andrea, suéltala, ella nos puede ayudar mucho más de lo que ha hecho, deja que se explique —pidió Andrina.
Andrea miró de reojo a su compañera y al final la soltó de golpe para alejarse.
—Ya puede ser buena la historia porque si no me aseguraré de matarte —amenazó Andrea y se sentó en el suelo.
—Genial, como si no estuviera amenazada para que alguien nuevo lo haga —bromeó Negatividad mientras se levantaba del suelo—. En fin. Me temo que la explicación será un poco larga, pero cuento con que todos aquí me entiendan.
Respiró hondo y comenzó a explicar:
—Soy Negatividad, en principio, yo venía de Claimia, el código 002, pero por situaciones que no soy capaz de recordar bien, acabé en Steinfall. Un planeta condenado. El asunto es que acabé al lado de... dos diosas que no son nada amigables y que pueden destruirlo todo sin compasión.
Andrea frunció un poco el ceño.
—¿Por qué no lo han hecho?
—Poder. Necesitan bastante poder y juntarse con algunos que le aseguren la victoria.
—¿Trabajaste para ellas? —preguntó esta vez Anais.
—Sí. Sus nombres son Ànima y Pyschen... —Miró a otro lado con sus ojos para al final suspirar—. El problema en sí es Pyschen.
—No me puedo creer que esto sea real —musitó Kamico.
Negatividad le miró de reojo para al final suspirar.
—El asunto es que al final escapé de ellas porque... me tenían bajo su control. Si escapé, fue por ciertas ayudas que recibí. Si es que se le puede considerar como ayuda.
—Y estás aquí porque, aparte de huir, necesitas hacerlas frente antes de que todo se vaya a mierda —concluyó Andrea.
—En pocas palabras, sí.
—Como en un videojuego —susurró. La mezcla de emoción y sorpresa apareció, pero rápidamente negó con su cabeza y empezó a patear el suelo con sus brazos cruzados—. ¿Entonces dices que te consumes drogas muy extrañas para inventarte historias como estas?
Negatividad no entendió la pregunta por aquel lenguaje. Andrea soltó un suspiro.
—Básicamente, me cuesta creerte.
—Has visto todo lo que te ha ocurrido en tu cuerpo, me has visto y has escuchado las otras versiones, ¿aún sigues sin creerme? —preguntó Negatividad.
—No, en esos aspectos te creo, pero lo de las diosas... Es una locura —respondió Andrea—. Por no decir que no creo que existan los dioses.
—Supongo que eso son las creencias de cada uno, aunque admito que lo pensé estando al lado de la diosa de la locura —dijo Negatividad mientras se cruzaba de brazos. Andrea soltó una risa desde su interior.
—Diosa de la locura. Claro, ¡ya me jodería!
—Yo... Te creo en cierta parte —intervino Andrina, logró tranquilizarse gracias a su hermano quien la calmaba como mejor podía—, aunque lo que tengo son más dudas que soluciones, porque... el universo para los humanos es un misterio.
—Muchos de los planetas que os rodean no comprenden la terminología y todos los secretos. Eso se aprende a la larga.
—¿T-Terminologías? —preguntó Anais con asombro. Negatividad afirmó con calma—. ¡O-Oh! Algo había visto en uno de los libros que tengo de astrología. Mencionaba sobre que el universo que estamos rodeados no es solo que hay. Venus, marte, Jupiter. Dicen que han visto planetas que a primera vista no son fáciles de identificar, pero que se han revelado ante un brillo que luego les "intenta" camuflar.
Negatividad arqueó la ceja con asombro.
—No tengo tanto conocimiento, pero sé que los tiros van por ahí—admitió para luego sonreírle—. Me caes bien, chica.
Andrea se puso en medio.
—Se llama Anais.
—Lo que sea. —Negatividad rodó sus ojos para alejarse de ellos—. El asunto es que ahora está en vuestra mano tomar una decisión.
—¿Es una broma? —preguntó Andrea.
—¿Qué decisión? —preguntó Kamico.
—Cada uno de vosotros tenéis un poder que, si se perfecciona, podría venir bien. —Miró hacia la ventana por un momento—. Andrea tiene la anomalía, Kamico es un cyborg, tengo un robot a poco de terminar, Andrina sé que tiene algo que puede venir bien y Anais creo que podrá ayudar a su hermana a cómo controlarse y aportarnos algo con su inteligencia.
—Me parece una locura —volvió hablar Kamico—. No estamos preparados para esto.
—Ni siquiera yo lo estoy y me estoy sacrificando para ayudaros y enseñaros con lo mejor que sé —mencionó Negatividad mientras miraba a Kamico, dio de nuevo las espaldas a los demás—. Podéis ser los héroes de este planeta desecho.
Giró la cabeza un poco, mirando de reojo a los chicos.
—O dejar que la locura yla oscuridad gane en este sistema.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top