Capítulo diecisiete: Código 005.

No es tan fácil. No conmigo.

Salir de casa no era una tarea fácil y Andrina era consciente de ello. Le pareció bien que la reunión se hiciera a una hora más tardía, así podrían salir de casa por la ventana sin ser descubiertos. Al vivir en una casa, no tenían que preocuparse por las alturas, aunque si les angustiaba saber cómo saldrían las hermanas, ya que no solo vivían en un segundo, sino que estaban cerca de la estación de buses de Lugo. Salir de ahí sin ser detectadas era complicado.

—Andrea dijo que podía hacerlo, que disponía de un truco para ello —comentó Kamico, poniéndose una camisa más cómoda y que no le diera pena romper o manchar—. No sé que ideas tiene, pero tengo miedo de lo que le pueda pasar.

Andrina le miró con un rostro serio, cruzando sus brazos.

—¿Crees que es la anomalía que la ayudará? —preguntó.

Kamico alzó un poco los hombros tras ponerse la camisa.

—No lo sé, pero no han dicho nada de cancelar planes, por lo que tenemos que reunirnos ya —respondió Kamico.

Andrina miró hacia su móvil. Donde habían quedado era cerca de la estación de trenes. Un punto medio donde ambos podían acceder, aparte de que a esas horas de la noche no solían pasar muchos coches ni trenes. A las doce era una hora ideal, aunque debían ir con cuidado.

—Pongámonos en marcha.

Con cuidado. Andrina y Kamico salieron por la ventana. Al conseguirlo, se pusiron rumbo a paso ligero. Cerca de ahí, saltaron las verjas para meterse debjo del puente y con ello esperar a las hermanas.

Se mantuvieron en silencio, sintiendo el frío en sus pieles. Kamico se abrigaba con la chaqueta que al final se decidió poner, mientras que Andrina se abrazaba y miraba las vías del tren, asegurándose de que nadie los estuviera vigilando.

Por suerte no tuvieron que esperar demasiado cuando vieron desde el otro lado de la vía a las hermanas. Andrea bajaba corriendo sin temor alguno a diferencia de Anais, que iba con más cuidado. Cuando se vieron, Andrea movió la mano derecha en un saludo, y con ello cruzaron las vías con cuidado para reunirse.

—¿Cómo lo has hecho? —preguntó Kamico, impactado.

—Ha sido...

—¡Volando! —gritó Anais, notándose la tensión de sus hombros y respirando con dificultad—. ¡La anomalía tiene el control del aire y salimos de nuestra casa por la ventana! ¡Volando!

Los hermanos se miraron de reojo para luego ver como Andrea rascaba la cabeza con una pequeña sonrisa.

—Oye, todo fue bien. No te quejes —respondió Andrea con una leve risa.

—Tienes suerte que no chillara porque tu vuelo era inestable. Y no solo eso, has usado poderes y eso crea más anomalías —contestó Anais con cierta molestia.

—Pues era eso o salir de la casa, y como sabrás es imposible hacerlo con nuestro padre que tiene un gran oído y nuestra mamá que no se duerme hasta las doce, y aun a veces se despierta en medio de la noche. Espero que poner las almohadas en la cama funcione como engaño —contestó Andrea, cruzando los brazos.

—¿Tú crees que se creerá algo así? —preguntó Kamico.

—Mi madre es astuta en unas cosas, pero en otras no. Dudo que desconfíe, menos de Anais —respondió Andrea alzando los hombros por un momento sin importancia—. En fin, ¿nos movemos?

No se hicieron tardar demasiado. Formando un círculo, vieron como el destello los envolvió, y con ello, se fueron hacia el código 001.

Su llegada fue un poco desastrosa, pero al menos pudieron aterrizar contra el suelo. Anais casi cae contra el suelo de no ser que Andrea la agarró a tiempo, mientras que Andrina y Kamico trataban de mantener el equilibrio. Una vez estables, se dieron cuenta que se encontraban cerca del ayuntamiento donde estaban los tres líderes.

—Aun me cuesta acostumbrarme a esto —murmuró Kamico, tragando saliva con dificultad.

—¡Ah! Habéis regresado.

La voz de Negatividad les tomó por sorpresa, viendo como estaba acompañada de Renic. Andrina se dio cuenta de que tenía algunas mejoras en sus brazos y la zona de su cuello.

—Tenemos algunas cosas que preguntar y ciertas novedades —habló Andrea con una sonrisa tranquila, caminando en dirección a Negatividad.

—Me parece bien, pero hay que apurarse si queremos ir a Rimerit —contestó Negatividad, cruzando sus brazos.

Las dudas se vieron presentes en los rostros de Kamico y Anais, algo que no pasó desapercibido para Negatividad. Suspiró y les miró con paciencia.

—Por ahora seguidme. Os llevaré a lo que será nuestro hogar en este código —pidió Negatividad.

No dudaron en seguirla. En el camino, se pudieron encontrar con las miradas curiosas de algunos Iruins, pero no dijeron nada al respecto y siguieron con lo suyo. Se dieron cuenta que algunos de los edificios y casas estaban ya reformados, y eso en parte se debía a la ayuda que Renic y Negatividad habían ofrecido.

Pronto pudieron llegar a su hogar. Una casa de dos pisos y bastante espaciosa. Esta seguía la estética que la ciudad poseía. Colores azules y blancos con varias ventanas de forma circular, tanto en la planta baja como en la primera, donde suponían que estaban las habitaciones.

Una vez dentro, se encontraron con un espacioso comedor donde Andrea no dudó en sentarse y acomodarse, soltando un largo suspiro de alivio. Detrás fueron los demás, acomodándose en el comedor de colores rojos y negros con varios asientos y estanterías a su alrededor, decorado por algunos cuadros y una extensa alfombra negra de decorados blancos.

El calor se mantenía muy bien en el comedor y se debía a las estufas, las cuales tenían una forma circular pequeña pegadas en las paredes.

—De acuerdo. Decirme que habéis descubierto —pidió Negatividad. La única que no estaba sentada.

Anais no tuvo temor en explicar todo lo que había descubierto con la ayuda de Andrina. Todo lo ocurrido junto a los casos dejaron en silencio a Negatividad, poniendo la mano derecha en su barbilla y mordiendo sus labios con una visible angustia.

—Bien. —Suspiró con lentitud, mirándolos con total seriedad—. Os diré lo que sé y recuerdo. Capaz así podemos hilar algunas cosas.

Los presentes afirmaron, y con ello negatividad empezó a explicar:

—De lo poco que sé sobre Christel es lo que ya se ha mencionado, pero creo que se me pasó decir que ella es la Diosa de la Guerra.

—Eso ya es un dato muy importante —intervino Andrea. Negatividad la miró de reojo con cierta molestia—. Vale. Perdón.

Negatividad soltó un leve bufido.

—El asunto es que su nombre causa escalofríos ante los rumores que dicen que causó un genocidio en Claimia, el código 002. —Estas palabras generaron una visible tensión en los presentes—. De lo poco que se sabe, es que ella aun sigue ahí, pero rumores mencionan que alguien esta vigilándola. O sea, la tienen como encerrada.

—¿Por qué no la matan? —preguntó Andrea.

Negatividad alzó los ojos.

—No puedo darte una respuesta concreta, Andrea. Solo sé que esta encerrada ahí y que esas dos diosas quieren ir a por ella y liberarla. Formar más desastre del que tengan en sus manos —contestó Negatividad, para luego poner la mano en su frente—. En cuanto ese caso tan... raro. Para empezar esos nombres no me son nada familiares, pero si puedo sacar una pequeña teoría que se acerca a la de Andrea.

—¡Ja! Me tomaban por loca.

—Eso no confirma que sea del toco cierta. No podemos asegurar nada, más siendo esas dos diosas —aclaró Negatividad de inmediato, antes de que Andrea se confiara.

Andrina puso la mano en su mentón, soltando un leve suspiro.

—Negatividad, ¿es posible que puedas decirnos un poco sobre esas dos diosas? —preguntó Andrina.

Negatividad se quedó en silencio para luego soltar un largo suspiro.

—Sabéis que trabajé a su lado, no por gusto, sino por obligación. Y como tal eso es culpa de Pyschen. Ella tiene el poder de controlar a los demás, pero no es un poder inmediato. Tarda en conseguirlo. Luchar contra ella es ir a contrarreloj.

—¿Hay alguna forma de hacerla frente? ¿Algún punto débil?

Negatividad se quedó en silencio ante la duda de Andrea.

—Suele ser a veces un poco descuidada por su excesiva confianza. Capaz engañarla con eso puede funcionar, pero con mucho cuidado.

—Habría que tenderle una trampa en caso de hacerla frente —supuso Anais.

—No es del todo fácil si tiene a Ànima de su lado. Es más atenta... demasiado —aclaró Negatividad.

—Joder macho. Una cubre los defectos de la otra —contestó Andrea.

Andrina miró de reojo a Andrea, luego a Anais. Se mantuvo en silencio y miró a Negatividad.

—El asunto es que con Ànima quiero intentar hablar con ella. No quiero hacerla frente —aclaró Negatividad.

—N-No creo que sea buena idea si tu fuiste creada por ella. Caerás ante su poder y la obedecerás —recordó Kamico.

Los presentes se quedaron atónitos ante ese detalle.

—Ya te dije un poco el porqué, Kamico. No me creo que Ànima esté a su lado cuando... es muy distinta a como actúa con nosotros. Incluso algo me dice que está siendo manipulada por Pyschen —explicó Negatividad.

—Y en caso de que esté manipulada, ¿piensas hablar con ella para liberarla?

—Y capaz así hacer frente a Pyschen. Quitarle un peón. Uno muy importante —contestó Negatividad a Anais.

—Uhm. Podría verse la opción, pero no creo que sea tan fácil si Pyschen esta atenta a ella. Le interesa —murmuró Anais, poniendo la mano en la barbilla.

—Oye, una cosa. La controla dijiste, ¿no? —preguntó Andrea. Negatividad la miró de reojo y afirmó con lentitud—. Eso son hilos, ¿no? Como un muñeco.

—Sí... ¿No pensarás en romper esos hilos?

—Es lo único que se me ocurre.

—No seas tan estúpida. No es tan fácil como crees, y esos hilos suelen ser invisibles o irrompibles —contestó Negatividad, frunciendo el ceñó.

Andrea rodó los ojos.

—Ya veo. La forma de hacer frente a eso es luchar a tiempo límite, pero no podemos hacer frente a eso rompiéndolo o algo así —contestó Andrea, cruzando sus brazos.

Andrina se quedó en silencio, mirando hacia el suelo para luego abrir un poco los ojos.

—Negatividad, tu saliste de esa manipulación. Tu sabes cómo hacerlo —recordó Andrina.

—Sí, pero no es un método tan fácil —contestó, respirando hondo—. Fueron situaciones que me hicieron despertar. Actos que me obligaron hacer y que me crearon un efecto que me despertó, aunque no lo hice del todo cuando llegué a Rimerit. Ahí me tuvieron retenida y... digamos que estar alejada de Pyschen me hizo reaccionar.

—Creo que, si queremos hacer lo mismo con Ànima, tendríamos que hacerla reaccionar con algo que la despierte de inmediato. Eso o aislarla de Pyschen —intervino Anais.

—La primera opción parece complicada si no la conocemos —murmuró Kamico con cierta duda.

—Pero la segunda opción es posible si jugamos bien las cartas —respondió Negatividad, poniendo las manos en sus caderas—. Aun así, solo nosotros no será suficiente. Necesitamos más ayuda y por ello nos iremos a Rimerit.

—¿Segura? Es el lugar donde... digamos despertaste y posiblemente tengas recuerdos malos —respondió Andrina.

Negatividad bajó un poco la mirada para al final mover la cabeza en afirmación.

—La compañera que hice ahí me pidió que volviera para poder ayudarme. No sé en qué concretamente, pues sé que la vez que fui, estaba en una situación un poco compleja —contestó Negatividad, poniendo la mano en su mentón—. Recuerdo que Pyschen quería contactar con los líderes de aquel lugar para conseguir más poder y aliados, pero no sé si realmente lo consiguió.

—O sea que, si vamos, será arriesgarnos —supuso Anais en un murmullo.

—Sí, por ello he pensado bien quienes vendrán conmigo. Los demás tendrán que ayudar a los Iruins. —Miró a cada uno de ellos y bufó por un segundo—. Andrea, Andrina, Renic y Adelfra vendrán conmigo. Anais y Kamico se quedarán aquí.

Pronunciar tales nombres tomó por sorpresa al grupo. Se miraron con cierto desconcierto, menos Andrea quien mostraba una sonrisa que dejaba en claro sus ganas de ir, aunque desapareció esa emoción cuando vio el rostro angustiado de su hermana menor.

Esto hizo que Negatividad soltara un largo suspiro.

—Iré a buscar a Adelfra. Sé que estaba con 96 en una reunión, por lo que deberían haber terminado hace un rato. De mientras, iros concienciado y cualquier duda, Renic os puede decir. —Sonrió confiada—. Esta vez tiene algunas mejoras que los Iruins me han enseñado. Está un poco más preparado.

Cuando Negatividad se marchó, los demás estuvieron con una gran angustia. Andrina se quedó al lado de su hermano, tratando de calmarle al ver como estaba temblando sin parar.

—No tienes porqué aceptar, hermana —murmuró Kamico, agarrándola de sus hombros—. Podría ir yo, podría ser un poco más útil o...

Andrina le sonrió como mejor pudo, agarrando sus brazos con más calma.

—Está bien, hermanito. Verás que no me pasará nada. Yo creo que ahí las cosas serán tranquilas porque si lograron liberar a Negatividad, entonces serán capaces de mucho más —respondió Andrina, para luego susurrarle al oído—. Aparte, he visto lo que pone el destello. Es un lugar muy espacioso dividido en siete partes. Ahí supuestamente hay diversas ciudades, menos la cuarta, que son solo bosques. Si impactamos ahí, estaríamos a salvo.

Kamico la miró con asombro, parpadeando varias veces sus ojos.

—¿A-Acaso has descansado esta tarde?

—No. La verdad es que no pude. Miré todos los códigos que tenía el destello y la verdad es que es interesante lo que pone. Algunos sitios son más seguros que otros, por lo que confío que estos viajes que haremos serán ligeros —aseguró Andrina con una sonrisa confiada. Kamico no supo que decir en ese instante—. Tu confía en mí, Kami. Verás que todo irá bien.

—A-Aun así, ve con cuidado —pidió Kamico, para luego mover un poco sus manos—. ¡E-Eso me recuerda! Adelfra irá contigo, ¿no? Si pega ese grito y usa sus poderes, podrás estar más a salvo.

—También es una opción —contestó con una sonrisa—. Tu ahora no te preocupes por mi e intenta ayudar a los Iruins, aunque sea un poco incómodo verlos.

—Sí... la verdad es que sí —murmuró Kamico con una leve sonrisa.

Andrina le abrazó con cariño, un gesto que su hermano apreció ya que era algo que necesitaba. Al terminar, no pudo evitar ver a las hermanas. Ambas estaban aun hablando, pero más calmadas que antes. Anais tenía pequeñas lágrimas en sus ojos mientras que Andrea sonreía como si nada.

«Mentirosa».

Se quedó en silencio con aquella palabra resonando, y de pronto abrió sus ojos en demasía al darse cuenta lo que significaba.

«L-Lo es, pero... es por un bien. No quiere preocupar a nadie».

Suspiró cansada y pronto se giró al ver como Negatividad estaba junto a Adelfra. Sonrió aliviada de verla, dispuesta a acercarse, pero vio un gesto que la tomó por sorpresa. Su compañera se había alejado un poco ante el mínimo movimiento que hizo.

Negatividad miró a ambas con cierta discreción para luego suspirar.

—Está un poco cansada —murmuró, cruzando sus brazos—, pero vendrá con nosotros. Eso sí, me dijo que fueras un poco cuidadosa con ella.

—¿C-Cómo?

—La vez que gritaste actuaste un poco raro, al menos es lo que me ha podido explicar —contestó Negatividad, mirando a Adelfra con rostro serio—. No sé bien el qué, pero creo que tendríais que hablarlo mientras nos movemos.

Andrina frunció un poco el ceño, viendo como Adelfra la miraba con angustia. Sus ojos multicolor no brillaban tanto como la primera vez, y eso era una estaca en su corazón.

«¿Q-Qué he hecho? Solo... me giré a la izquierda».

—En fin, nos podremos ya en marcha —contestó Negatividad, mirando hacia los demás y luego a Andrina—. Dame el destello.

Andrina afirmó sin decir mucho al respecto. Los demás pronto se reunieron, formando un círculo a su alrededor.

—Bien, antes de irnos. —Negatividad miró hacia Kamico y Anais—. Reuniros con 96, os vendrá bien para que sepáis que hacer y como ubicaros. No os preocupéis, no os toman como una amenaza, sino como aliados.

Los mencionados afirmaron. Negatividad miró a los demás.

—En cuanto nosotros. Rimerit se divide en distintas bases, así que por favor intentemos estar juntos, ¡no os soltéis las manos! —gritó Negatividad hacia Andrea en específico.

—Que sí, que sí, que no soltaré las manos —habló Andrea mirando a otro lado molesta.

—Bien. —Respiró hondo y cerró sus ojos—. Sujetaros bien yno abráis los ojos hasta que lo diga.

Ante el brillo que iluminó toda la sala, los presentes desaparecieron en cuestión de segundos, dejando solo a los dos hermanos, quienes lo único que pedían era que su viaje fuera seguro.

SISTEMA Ω. CÓDIGO 005

★Todo aquel ser que proviene de otro código, sistema, galaxia u otro núcleo del todo, no tiene ninguna prohibición.

Rieits.

En medio del polvo y la tierra, habrían impactado irremediablemente cerca de lo que parecían ser unas vías del tren. Andrina se levantó con dificultad, tosiendo sin parar a la vez que levantaba su cabeza para darse cuenta que se encontraba cerca de lo que parecían ser unas minas abandonadas.

Vagonetas llenas de minerales y dinamita dispersa por algunos sitios era presente, lo que la obligó a quedarse inmóvil ante el temor de tocar algo que no debía. No había aterrizado en el mejor lugar, y lo peor era que estaba sola porque Andrea, una vez más, había soltado su mano.

Con mucho cuidado se levantó del suelo para ver varias placas metálicas diversas por el suelo. Al parecer no solo conseguían minerales de las profundas cuevas señalizadas, sino que también estaban construyendo nuevas vías que llevaban hacia el edificio abandonado que podía ver a lo lejos. Esta, desprendía un aura tenebrosa ante los colores oscuros de una ciudad industrial.

«Mierda, creo que no llegué a la Base Cuatro».

Intentó caminar con cuidado, dando pasos sigilos con tal de no ser detectada, pero este plan no funcionó del todo cuando escuchó un explosivo desde la lejanía, obligándola a agacharse, cubrir sus orejas y chillar.

Un gran error. Lo admitía, pero era normal si estaba en un sitio que desconocía por completo. Cuando esa explosión desapareció, no dudó en moverse para buscar un sitio donde esconderse, pero su idea desapareció cuando enfrente suya alguien impactaría tras una gran caída del cielo.

—¡Woh! Veo que hay un intruso que no debería estar aquí —contestó el sujeto.

Según pudo analizar con rapidez, parecía ser alguien de unos cuarenta años. Con un casco gris que cubría toda su cabeza, y una parte de sus ojos, iba vestido como si fuera un tipo de militar con unos colores más rojizos. Eso sí, Andrina no podía evitar mirar el arma que sujetaba. Era similar a una bazuca.

—Bien. Bien. Identifícate, chica no Rieit.

—Y-Yo...

Vio como levantaba un poco su cabeza, dejando ver sus ojos amarillos tras el casco. Tras eso sonrió divertido, moviendo su lanzacohetes.

—¿Tienes miedo de esto? No hace nada, de verdad que no. Bueno, puede que sí lo haga como no empieces a hablar.

Andrina dio unos pocos pasos hacia atrás. No sabía como podía estar de pie sin caer al suelo y llorar.

—S-Soy Andrina, s-soy de otro planeta y...

—¿Eres una mandada de esas dos estúpidas? ¿O una niñata que trata de dar pena para sacarnos información? —preguntó sin rodeos.

—N-No —contestó como mejor pudo—. S-Solo veníamos para pedir ayuda. N-Negatividad nos dijo que...

—Sí. Claro, te voy a escuchar cuando se nota que estás mintiendo y más cuando estas a punto de atacarme —respondió, apuntando con el lanzacohetes.

—¡E-Espera! —Vio como este no hacía ningún movimiento, solo la apuntaba. Andrina tragó saliva con dificultad—. S-Solo venimos a por ayuda. No queremos hacer ningún daño. P-Pyschen y Ànima, ¿no? ¡S-Son las que vinieron aquí y os atacaron!

Vio como apretaba sus dientes con fuerza. Esto dejó en claro a Andrina que no iba a atender a razones. Trató de huir antes de que hiciera nada, pero al girarse vio como Renic se acercaba a ella para agarrarla con rapidez y salir de ahí volando con rapidez.

La explosión impactó de inmediato, seguido de un grito lleno de rabia por parte del sujeto. Andrina en todo momento se sujetó a Renic, cerrando sus ojos llorosos.

—¿P-Por qué...? —murmuró Andrina angustiada.

Renic la miró de reojo con una clara tristeza visible en su pantalla, pero siguió volando hasta llegar a un sitio alejado de las minas. Cuando Andrina abrió sus ojos, vio como estaban en aquella ciudad industrial, ocultos en uno de los edificios donde todo estaba destrozado y hecho polvo, aunque la estructura en sí podía mantenerse más o menos en pie.

Al aterrizar, vio como Negatividad salía del escondite, cruzando sus brazos con una expresión muy molesta.

—¿Q-Qué ha pasado? —preguntó Andrina.

Negatividad soltó una leve risa.

—No solo se suelta del destello por segunda vez. Sino que, ¿adivina qué? Ella tiene el maldito destello. 

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