Abrimos los ojos con lentitud. La cuerda resbaló por mis aletas, y ya no estaba enredada en la red. Volvía a ser un pingüino, y Kowalski también lo era. Me miró un instante y después me abrazó. 

Kowalski.- Tengamos la forma que tengamos, Sarah... 

Sarah.- ... nunca dejaremos de querernos.

Entonces nos separamos, y Kowalski empezó a estar molesto por tener la red encima. 

Kowalski.- Em... Skipper, ¿qué es esto? 

Los tres se apresuraron a levantar la red y salimos de nuevo. Estábamos en un callejón bastante luminoso. 

Private.- ¡Viva! ¡Habéis vuelto! 

Skipper.- El experimento no ha salido del todo bien, así que hemos tenido que recurrir a medidas desesperadas. 

Rico.- Zi. 

Sarah.- Vaya... 

Skipper.- Tenemos bastante que contaros, así que volvamos a casa. 

Kowalski.- El experimento... no ha salido... bien. 

Sarah.- No pasa nada, Kowalski; algún día te saldrá. 

Kowalski.- Pero te he puesto en peligro.

Sarah.- Me puse yo sola en peligro. Por si lo has olvidado, fui yo la que se ofreció a beber primera el brebaje. Luego, lo bebiste tú. Así que fui yo la que se expuso al peligro, no me expusiste tú. 

Kowalski.- De todas formas... lo siento. 

Sarah.- No pasa nada. Lo importante es que estamos bien. 

Kowalski.- Sí al fin y al cabo, eso es lo más importante.