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Había quedado tan agotada después de ver a mi abuela y compartir todo su dolor, que me quedé dormida en las aletas de Kowalski hasta la mañana siguiente. Aquella mañana nos despertamos casi al mismo tiempo, y me puse en pie con expresión de alarma; acababa de recordar algo. 

Sarah.- Kowalski... ¿De qué se trata el experimento de que me hablaste ayer? 

Kowalski.- Ah, es cierto —dijo extrayendo de su espalda un frasco con un líquido púrpura que borbotaba con un brillo místico—. Lo he llamado <<suero humanizante>>. Si sale bien, debería desencadenar dentro de ti una reacción que provocaría que regresases a tu estado anterior, es decir... volverías a ser humana, aunque por tiempo limitado.

Sarah.- ¡Kowalski! ¿De verdad te has tomado la molestia de hacer este experimento... para mí? 

Kowalski.- No lo dudes... 

Skipper.- ¿Y qué pasaría exactamente si esto saliera mal? 

Kowalski.- Bueno, ahí quería llegar... Resulta que si saliera mal, Sarah se convertiría en una bestia abominable que arrasaría todo a su paso... 

Skipper.- No me digas más. Destruiría el universo. ¿Hay algo que hayas inventado que no amenace con destruir al universo? 

Kowalski.- Por tanto, debido al alto riesgo que conlleva... —dijo ignorando la pregunta de Skipper—. Me ofrezco voluntario para probar el experimento. 

Sarah.- No. (Dije sin poder evitarlo) Yo lo haré. 

Kowalski.- Sarah... es muy peligroso, es el mayor experimento que voy a hacer en mi vida, ¿te das cuenta de que si sale bien tendría la clave para que pudiéramos tomar diferentes formas a nuestro antojo? 

Sarah.- Lo sé, pero quiero hacerlo yo. No quiero perderte. 

Kowalski.- Sarah, yo tampoco quiero perderte... 

Sarah.- Pero lo preparaste para que me transformara para hablar con mi abuela... yo he de hacerlo ya que he sido yo la que os ha hecho venir hasta aquí para esta misión. Confía en mí. 

Kowalski.- Sarah, no... 

Sarah.- Sí... Déjame hacerlo. 

Skipper.- Me cuesta reconocerlo Kowalski, pero tiene razón. Deja que ella lo haga... Aunque pueda dolernos lo que suceda después... 

Kowalski.- Pero Skipper... 

Skipper.- Dale el frasco. 

Kowalski me entregó lentamente el frasco, con gran pesar y con la mirada llena de tristeza. En ese momento vi lo importante que era para Kowalski, y lo importante que era él para mí. El frasco cayó en mis aletas y entonces, Kowalski se me acercó y me susurró de tal forma que tan solo yo pude oírlo. 

Kowalski.- No lo bebas todo, deja algo para mí... si esto sale mal, yo también lo tomaré e iré contigo... me niego a perderte otra vez. 

Me alejé de ellos y destapé el frasco. El líquido burbujeante pareció brillar aún más cuando lo hice. Y me di cuenta de que tenía mi vida de nuevo en mis manos, para elegir si abandonarla o aferrarme a ella. Aunque esta vez no era lo mismo; no solo mi vida estaba en juego. Recordando las solemnes palabras de Kowalski, si salía mal me convertiría en una bestia que lo destruiría todo. Y las posibilidades de que eso no sucediera, no eran demasiado alentadoras; a Kowalski le habían salido mal todos sus experimentos. ¿Quién decía que aquel no sería uno más? Pero aquello, una vez más no me detuvo. Y bebí el brebaje que Kowalski me había preparado, sin vaciar el frasco por completo. Entonces, un destello púrpura me iluminó de repente, y los pingüinos tuvieron que taparse los ojos para que la luz no les hiciera daño. Cerré los ojos, con la esperanza de que aquello no se descontrolase. Y cuando pasó, los abrí de nuevo. Sentí ropa sobre mi cuerpo, era más alta, tenía... dedos. No podía creerlo, volvía a ser yo, otra vez, como era justo antes de morir, con la misma ropa... todo igual que antes. 

Sarah.- Dios mío... 

Rico.- ¡Wooooooow! 

Private.- ¡Oh cielos! ¿Esa era tu forma humana? 

Sarah.- Sí... Espera un momento: ¿por qué si soy humana puedo oíros y entenderos? 

Kowalski.- Estás bajo los efectos del experimento sí, ahora eres humana, sin en cambio estás a caballo entre ser un pingüino y una humana, con lo cual tienes la capacidad de comunicarte sin problemas con ambos. 

Skipper.- Kowalski, ¿te das cuenta de que al fin un experimento ha salido bien, o sea, sin amenazar con destruir el mundo ni nada? 

Kowalski.- ¡Sí, sí! ¿¡NO ES GENIAL!?

Sarah.- Kowalski... —dije agachándome hacia él y besándole en la mejilla—. Gracias. 

Kowalski.- De nada... 

Skipper.- Venga chicos, no hay tiempo que perder, ¿cuánto tiempo dura aproximadamente el efecto de esa cosa? 

Kowalski.- Alrededor de dos horas. 

Skipper.- Pues venga chicos, que empiece la operación <<Dar con la abuela de Sarah>>, no perdamos más el tiempo. 

Private.- Pero Skipper, ¿no sería demasiado raro que una chica humana llevara a cuestas a cuatro pingüinos? 

Skipper.- Ah... Bien visto. 

Entonces Rico me señaló el armario emitiendo extraños sonidos, queriendo decirme que abriera la puerta. Y cuando lo hice, entró y descubrió una mochila azul en la que los cuatro parecían caber perfectamente. 

Sarah.- Bien visto, Rico. Meteos ahí. 

Cerré la cremallera con cuidado y les dejé un hueco para que pudieran respirar, era evidente que no entraba en mis planes que los cuatro se asfixiaran. Abrí uno de los cajones de mi cuarto y saqué mis llaves y me llevé algo de dinero. Sabía que me haría falta.

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