▶𝟶𝟹
Y cuatro días después, tras días de agonía en los que pensaba que no sobreviviría a semejante calor, me había recuperado totalmente, por fortuna, para el día de mi cumpleaños, el 29 de Junio.
Ese día, dormí como no lo había hecho en meses. Todos los días madrugaba (cosa que normalmente odiaba en mi vida como humana, pero ahí no me importaba hacerlo por los chicos) y entrenaba con Skipper y los demás, pero aquel día me dejaron dormir hasta cuando yo quisiera. Y acabé levantándome a la una de la tarde.
Me levanté aturdida y no sabía qué hora era, pero presentía que sería bastante tarde. Fui a la sala principal, y para mi sorpresa, estaban los cuatro allí, esperándome, con una tarta y varios regalos envueltos en papel de colores.
Sarah.- Lo siento Skipper... Siento haberme levantado tan tarde...
Skipper.- ¿Y es lo único que se te ocurre decir? Sarah, habíamos acordado entre todos, que hoy nada de entrenamiento ni de misiones... Y gran parte de esa idea fue de Kowalski, lo reconozco, los demás la aprobamos y escogimos algunos complementos.
Kowalski.- Quería que tuvieras una buena celebración por tu dieciocho cumpleaños... —dijo rascándose tímidamente la nuca.
Sarah.- Gracias...
Me acerqué a él y le besé con todo el cariño que pude. A Rico y a Private pareció no importarles que hiciera aquello, pero, por alguna extraña razón, a Skipper no le hacía ninguna gracia.
Skipper.- ¡Por Dios chicos! ¡¿Ya empezáis?!
Private.- Déjalos Skipper... Están enamorados... ¿Sabes lo maravilloso que es estar enamorado?
Skipper.- Ya vale de cursilerías, Private —dijo haciéndole callar de un tortazo.
Kowalski.- ¿Por qué nos riñes, Skipper? ¿No recuerdas lo que pasó con Kitka?
Skipper.- Mi dama alada... —sacudió la cabeza—. Pero ese no es el tema. Venga, es hora de que Sarah sople las velas. Kowalski, ven conmigo.
Los dos se levantaron y se llevaron la tarta al interior del laboratorio y Private y Rico se quedaron conmigo, ofreciéndome una sonrisa amistosa.
A los pocos minutos, apareció Kowalski con la tarta y las velas encendidas, mientras que ambos cantaban el Cumpleaños Feliz. Después, Private y Rico se unieron a la canción, y yo puse mi clásica cara de estúpida mientras la cantaban.
Cuando acabaron de cantarla, me aplaudieron enérgicamente.
Private.- ¡Pide un deseo, Sarah!
Sarah.- No sé qué pedir... Creo que todos mis deseos se han hecho ya realidad... (Dije dando una vista general y posándola finalmente en Kowalski)
Skipper.- Tiene que haber algo que aún puedas desear.
Sarah.- ¡Lo tengo! —dije antes de soplar las velas.
Los chicos volvieron a aplaudirme, y antes de cortar la tarta, cogieron los regalos con impaciencia.
Skipper.- Primero abre el de Kowalski.
Kowalski.- Espero que te guste.
Lo abrí con la extraña paciencia que siempre tuve para desenvolver regalos, mientras que si hubiera sido por ellos, el envoltorio se hubiera roto hacía ya rato. Cuando acabé de despegar todas las tiras de celo del envoltorio, lo abrí y no pude creerlo; era una camiseta a medida de mi cuerpo de pingüino de Helloween, del álbum <<Gambling with the devil>>.
Sarah.- ¡Dios mío Kowalski, es preciosa! Pero... ¿cómo has hecho que...?
Kowalski.- Una historia que acabó con el rayo encogedor.
Sarah.- Muchas gracias...
Quise besarle, pero Skipper carraspeó ruidosamente y se quedó mirándonos.
Skipper.- Ahora abre el de Rico.
Rico.- Ezpero que te guzte.
Repetí la misma y agobiante operación con las tiras de celo, hasta que logré despegarlas todas y ver el regalo. Se trataba del disco original de Helloween <<7 Sinners>> mi álbum favorito.
Sarah.- ¡Rico es mi álbum favorito! ¡Gracias, gracias!
Rico soltó una risotada y los demás rieron también.
Skipper.- Ahora el de Private.
Private.- Creo que te gustará.
Sarah.- Seguro que sí.
Repetí la operación para encontrarme con un encantador peluche de Spyro, lo que era para mí cuando aún era humana, una reliquia que nunca llegué a encontrar en ninguna tienda.
Sarah.- ¡Oh Private me encanta! ¿¡Sabes lo que he buscado estos peluches cuando era humana!? ¿Y cómo has sabido que me gustaba?
Private.- Me alegro de que te guste y no ha sido difícil adivinar que te gustaría algo así, de tantas cosas que me has contado de Spyro, demuestra que te gusta mucho y la verdad, hasta me ha empezado a gustar a mí.
Skipper.- Y ahora abre el mío.
Y de nuevo, repetí la operación con el regalo de Skipper, para descubrir el juego <<La leyenda de Spyro: la fuerza del dragón>>, juego que había querido tener desde hacía mucho tiempo.
Sarah.- ¡Oh Skipper! ¡He querido tener este juego desde hace no-sé-cuánto tiempo! ¡Pero sé que ha sido mucho tiempo esperándolo! ¡Gracias!
Skipper.- Pero aquí no se acaba, Sarah. Entre los cuatro acordamos comprarte un regalo, uno para que tengas un recuerdo de los cuatro al mismo tiempo, por decirlo así. —dijo poniendo una caja bastante grande en la mesa—. Ábrelo.
Sarah.- No teníais que haberlo hecho chicos... bastante habéis hecho ya por mí... no quiero ser una molestia con todo esto...
Kowalski.- No eres ninguna molestia, te lo aseguro. Y además, esto fue idea de Rico y nos pareció bien a todos.
Comencé a despegar todas las tiras de celo del envoltorio que cubría el enorme paquete que Skipper había puesto en la mesa. Y cuando acabé, me encontré con un maletín cerrado. Lo abrí sin dificultad y me quedé sin palabras. Era una guitarra eléctrica a mi medida, de brillante color negro con llamaradas pintadas en tonos rojizos y naranjas.
Skipper.- ¿Qué te parece Sarah?
Sarah.- Chicos... No tengo palabras... ¡Me encanta! Muchas gracias por todo sois los mejores!
Skipper.- Me alegra que te hayan gustado Sarah.
Kowalski.- Y yo...
Sarah.- Gracias. De verdad.
Skipper.- Y ahora tendremos una buena excusa para enseñarle a ese Anillado lo que es montar una fiesta de verdad.
Y así lo hicimos. Pasamos todo el día con la música que cada uno quería poner, bailando y cantando lo mejor que podíamos. Los chicos me pidieron después que estrenara la guitarra y que les enseñara como tocaba y no dudé en hacerlo. Al final, tanto ruido atrajo al rey Julien, que después de varias preguntas insistentes, acabó por unirse a la fiesta con Maurice y Mort. Y algunos minutos después, se unieron Marlene, Mason y Phil.
Y esa tarde, quise hacer un experimento. Esperé que Skipper no se diera cuenta de lo que hice, y así fue. Mezclé alcohol en su refresco, por ver qué pasaba. Y al final, mi enrevesado experimento salió tremendamente bien. Resulta que descubrí que Skipper no toleraba muy bien el alcohol y se emborrachó enseguida, por lo que pasó gran parte del tiempo diciendo cosas que no tenían ningún sentido y bailando de manera absurda. Sin embargo, su espantoso ridículo nos hizo gracia a todos. En particular una de las veces, en las que, buscando a Private, acabó dentro del frigorífico y nadie sabía cómo había conseguido entrar.
Y mientras el rey Julien tiraba confetis y bailaba como siempre, Skipper hacía su particular danza absurda, Mason y Phil tiraban plátanos, los demás bailaban y yo tocaba la guitarra para todos ellos, el día trascurrió y se hizo de noche más deprisa de lo que nos hubiera gustado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top