Capítulo 5: Señor Won.

"Young Soo"

Cada vez que los días pasaban la carga en el trabajo se duplicaba, el nivel de estrés entre los empleados había aumentado con solo el hecho de saber que la fecha de la nueva colección estaba a la vuelta de la esquina.

A muchos de nosotros nos emocionaba que los medios televisivos hablaran de la compañía más prestigiosa del país, así como la razón de experimentar el interés de un público ante una nueva mercancía.

Cuando el vehículo se detuvo en frente de las instalaciones bajé mientras sostenía un maletín de tamaño mediano, le di algunas indicaciones al chófer y cada quien tomó su camino. Al estar a unos cuantos pasos de llegar a la entrada un hombre de estatura más baja apreció frente a mí junto a una expresión de felicidad.

—Buenos días jefe, ¿cómo estuvo su mañana? —Preguntó rápidamente. Por mi parte realicé un gesto con la cabeza para responder a su saludo.

—Normal, a comparación de otras mañanas. —Mientras iba avanzando el sonido de un par de zapatos se lograba escuchar detrás de mí. —¿Y usted? ¿Cómo amaneció?

—Hoy desperté con más ansiedad que otros días. —Sonaba nervioso, por lo que asentí al entender su molestia. —Cada día que pasa el público no para de hablar sobre nuestro regreso, no sé si se enteró, pero la marca fue nombrada en el noticiero de las siete, las vistas no paran de subir...

Mis pies se detuvieron cuando noté la expresión apenada en el rostro de la recepcionista, parecía que la conversación con el cliente no iba de la mejor manera ya que este exponía su molestia con cada movimiento que realizaba, algunos empleados que miraban desde la lejanía se acercaron con la intención de apoyar a su compañera, no obstante, parecía que tal apoyo le enfadaba cada vez más al extraño.

Mi cabeza formuló algunas hipótesis, pero luego de unos segundos entendí que si permanecía en esa misma posición no lograría nada así que, para no perder más el tiempo también avancé hacia ellos con el propósito de solucionar cualquier pequeño e insignificante problema, después de todo, yo era el rostro de la compañía y este tipo de situaciones son mi pan de cada día.

De pronto, me detuve en seco cuando vi como el cuerpo de mi asistente bloqueaba mi camino, provocando que nuestros labios estuvieran a unos cuantos centímetros de tocarse. La expresión de sorpresa apareció de inmediato en la cara del chico, seguido por una risa nerviosa. Mi frente se arrugó al mismo tiempo que examinaba su lenguaje corporal.

—L-lo sien-t-to, señor. —Volvió a reír. —No quería asustarlo de esta manera, y-yo... —Tragó duro. —No sabía que esto podía ocasionar un accidente, no vaya a creer que me gustan los hombres... Digo... usted es una persona muy agradable, hablando del físico, claro...

Su risa hacía eco sobre mis oídos mientras que, mi expresión no tenía alguna intención de cambiar.

—Lo que quiero decir es que...

—Olvídalo. —Solté de pronto. —No lo vuelvas a hacer, ¿me escuchaste?

—S-sí, señor...

Lo analicé una vez más y me di cuenta que expresaba algo de pena, para evitar que el espacio se volviera aún más incómodo decidí callar y dirigirme a mi oficina en completo silencio. El recuerdo de la recepcionista con el cliente apareció cuando el ascensor iba por el séptimo piso, ante esto, no pude evitar que mis cejas se juntaran al no haberlo recordado.

Me sentía un completo estúpido al decir que era el rostro de la compañía cuando ni siquiera era capaz de solucionar ese tipo de problemas, Dios... esto me estaba enfureciendo, tal vez, podría marcar a recepción para averiguar si el problema ya se había solucionado, si la respuesta era un no, me tocaría ir hasta ellos, una vez más.

Tomé asiento en la silla giratoria mientras tomaba el teléfono y presionaba un par de botones, sin embargo, mi dedo índice se quedó en el aire cuando algunos gritos comenzaron a escucharse desde lejos, parecía ser que una manada de personas se estaba dirigiendo a mi oficina ya que el suelo era capaz de retumbar gracias a las constantes pisadas fuertes.

—¡Señorita, espere un momento!

Ni siquiera me dio tiempo de reaccionar cuando las puertas del despacho se abrieron de golpe, mi vista se levantó velozmente al mismo tiempo de que una chica ingresaba a toda prisa. No era necesario averiguar qué clase de emociones estaba experimentando en ese momento ya que, desde mi lugar observé que desprendía un avanzado estado de furia.

Su respiración estaba agitada y parecía notar como el sudor bajaba lentamente por su frente. Sus ojos eran grandes y de color avellana, mantenía una coleta desde la base del cráneo (por cierto, mal hecha), manifestaba mejillas rosadas, nariz pequeña, labios pequeños, cejas rectas y sus prendas, bueno... tan solo se trataba de un conjunto bastante básico.

No obstante, eso no era la único que llegaba a repercutir sobre mi vida ya que, el momento en el cual nuestros ojos se encontraron logré percibir como su mala energía transcendía hacia mi cuerpo provocando que, mi tranquila mañana fuera reemplazada por una extraña sensación negativa.

—¿Usted es Won Young Soo? —Preguntó con dificultad (debido a su respiración agitada). Me moví sobre mi asiento un tanto molesto.

—Señor, una disculpa por este atrevimiento, pero, la chica es muy rápida. —De pronto un empleado de seguridad apareció detrás de ella, también un tanto agitado. —Ya mismo me encargaré de ella.

Sin más, la tomó de los brazos y comenzó a jalonear hacia la salida, la chica se quejó de inmediato y empezó a lanzar manotazos en el aire con la única intención de ser liberada.

Debido al gran escándalo que estaban provocando otros empleados de la compañía no dudaron en acercarse a las puertas para ver el gran espectáculo que se estaba generando. A punto de que mi paciencia estuviera por terminar me levanté furioso mientras que, de mi boca salía un estruendoso grito.

De pronto, el lugar quedó en completo silencio, todos los pares de ojos se dirigieron hacía mi con una pizca de temor y sorpresa. Muchas de las personas me consideran una persona pacifica, pero en presencia de esto, no podía permitir que mi oficina se convirtiera en algún espectáculo de lucha libre así que, evidentemente me era necesario que todos desaparecieran de una buena vez.

—Este no es un lugar para crear sus espectáculos, si tanto lo desean es mejor que se vayan de aquí.

—Un momento... —La chica realizó una acción rápida con el propósito de zafarse del guardia. Este (más que enfadado) intentó atraparla, pero inmediatamente realicé una seña para que se detuviera. Todo volvió a quedar en completo silencio.

—Deja que se quedé, yo arreglaré las cosas, y ustedes... —Mencioné sin apartar la vista de los invitados sorpresas. Estos, al detectar el mal temperamento no tardaron en estremecerse desde su lugar. —Es mejor que se retiren antes de que tomé la decisión de despedirlos.

Ni siquiera había pasado medio minuto cuando el lugar quedó en completo abandono, a excepción de la chica y de mí (claro). Cuando sentí que el ambiente era menos tenso, volví a tomar asiento sobre mi silla mientras dejaba salir un largo y pesado suspiro.

—Así que... —Le sonreí sarcásticamente. —Tú eres el cliente que estaba molestando a mi empleada.

—¿Cliente? —Se burló. —Acaso... ¿no me recuerda?

Mi expresión se neutralizo y aclaré la garganta.

—Solo recuerdo a las personas con un nombre importante, y por lo que veo... no creo que estés interesada en ser mi socia, tal vez, solo quieres ocasionar disturbios para dañar la imagen de mi compañía y posiblemente sacar algún beneficio monetario.

Sabía que su orgullo fue herido porque su rostro se había transformado como el de una bestia enfurecida, parecía que sus ojos estaban a punto de salirse mientras que sus dientes comenzaban a castañear ante la rabia contenida. Mi cuerpo permanecía inmóvil sobre la silla al mismo tiempo que mis ojos exploraban tal escena significativa.

—Yo... —tocó su pecho con insistencia. — Soy la chica de ayer, la que su chófer casi asesina por un estúpido descuido, y usted...—Me apuntó con rabia. —Le dijo que me llevara a un hospital para hacer lo que quisiera con mi bicicleta, desperté esta mañana y lo primero que veo es a un hombre de paquetería que me dice que un tal Won Young Soo ha dejado un presente a mi nombre, acaso... ¿tiene algún problema de memoria o debería dar más detalles?

—Entonces... —dije lentamente, procurando que mis palabras fueran tan suaves como el roce de una caricia. Presentía que, si volvía a elevar la voz, la situación se volvería más difícil. —Usted, vino hacia mi área de trabajo para presentar una queja ante mi solidaridad, ¿no es así? Hay muchos comentarios de chicas que se quejan porque los hombres estamos perdiendo nuestros principios y valores y una chica como usted ¿viene a gritar sobre lo que hice? —reí sin ganas. —Intenté ayudar porque consideré que también fue mi culpa, si hubiera sabido que esto pasaría ni siquiera me hubiera bajado del coche.

—Creo que las cosas no han quedado claras... —Se movió hacia mí, permitiendo que su área superior se mantuviera sobre el escritorio. Sus ojos, parecían ser más grandes desde la distancia en la que me encontraba. —Quiero saber, qué demonios le ha hecho a mi bicicleta, porque yo nunca le pedí que me recompensara con una nueva. Si quería que guardara silencio ante la posible y ligera reputación dañada de su persona o incluso de la compañía, me lo hubiera comentado señor Won y le aseguro que, en estos momentos no estaríamos ante esta situación tan desafortunada.

—Decidí comprar una bicicleta para ofrecer mis disculpas, pero no sabía que el hecho de haber tomado esa buena decisión me iba a traer consecuencias. —Sonreí sin mostrar los dientes. —¿Quiere saber en dónde deje su pertenencia? Por qué no empieza en el depósito de chatarra, tal vez, aún está a tiempo de recuperarla.

Su mandíbula volvió a apretarse al mismo tiempo de que se alejaba y tomaba su cabeza con desespero. Quizás, cometí un error sobre la decisión que acababa de tomar, pero la sed de venganza viajaba por mis vasos sanguíneos y no podía permitir que una oportunidad como esta se me escapara de las manos.

—Por cierto... —dijo al abrir la puerta. —No firme los papeles de paquetería así que, le deseo un feliz y agradable paseo por la ciudad en su nueva bicicleta, señor.

Y sin más, la puerta se cerró detrás de ella, permitiendo que mis pensamientos sobre lo que acababa de suceder fueran relevantes tras las siguientes horas de trabajo.

💸

El vehículo se detuvo desde la altura, las luces se apagaron y mis ojos viajaron por todo el panorama nocturno, podría parecer que el lugar estaba abandonado a no ser por los grandes faroles que iluminaban las montañas de metal. Mi cabeza comenzó a recordar los hechos que ocurrieron luego de que la mujer saliera de mi oficina, una pequeña idea apareció, aunque no estaba tan seguro de que algo así ocurriese, preferí guardar un poco de precaución y le encargué a mi empleado que me diera señales ante la nueva tarea que le había encargado.

"—¿Jefe? —El hombre se acercó apresuradamente. —He recibido una llamada desde uno de los depósitos, me han confirmado que la señorita se encuentra allá."

Cuando escuché aquellas palabras no tardé ni un minuto en reaccionar, mis pies se movieron a toda velocidad hacia el ascensor mientras que, mis dedos tecleaban rápidamente el número telefónico de mi chofer. La adrenalina me invadía, y el solo hecho de ver su rostro y burlarme de la situación provocaba que algo dentro de mi sonriera con maleficio. Mis intenciones no tenían por qué perjudicarle, más bien, solo fue una manera de disculparme por algo que no fue culpa de mi empleado ni la mía, sin embargo, ante la actitud que ella tomó, estaba claro que debía disculparse.

Mi vista seguía clavada en dicho lugar, con la esperanza de encontrar lo que me interesaba en estos momentos, sin mucho éxito, preferí salir del vehículo no antes de dar algunas indicaciones al chofer. Caminé por los alrededores y bajé tras haber hecho un análisis de la situación, desconocía si la decisión que acababa de tomar era la adecuada (ya que el hecho de estar en una posición tan alta traía ventajas en cuanto a una mejor vista) puesto que, no lograba observar algo de importancia.

Los minutos pasaron y mientras caminaba y miraba por mis alrededores un tanto inquieto, lo que estaba buscando con tanto anhelo por fin se encontraba a unos cuantos metros de mí. Su ropa seguía siendo la misma y frente a ella parecía estar una gran pila de bicicletas oxidadas y en la mayoría de los casos, estropeadas. Posiblemente lo que ella estaba buscando podría pasar desapercibida por uno de esos objetos indecentes, así que, antes de hablar arreglé mis prendas y aclarar mi garganta.

—Pensé que lo ibas a tomar como un juego cuando te dije que buscaras en este lugar, pero al parecer, superaste mis expectativas.

La chica giró sobre su propio eje cuando me escucho hablar, era como si estuviera sosteniendo su propio corazón.

—¿Qué hace aquí? Pensé que...

—Es muy tarde para que una chica este sola en la ciudad a la mitad de la noche, puede ser muy peligroso. —Interrumpí. Ajusté mis anteojos y me acerqué para tener una mejor imagen de su rostro, aún parecía estar confundida ante mi repentina aparición. —Si gustas, podría llevarte hasta tu casa.

—No gracias.

—Aquí no vas a encontrar nada.

—Entonces dígame en donde puedo encontrar mi bicicleta.

—¿Por qué tanto interés en esa cosa? —Pregunté de golpe, fastidiado con el mismo tema. —¿No te gusto lo que te regale? Es mucho más bonita que esa basura que traías, si no te gusta, solo dímelo y puedo comprar otra.

—No quiero nada que venga de usted, ¿acaso no entiende que solo quiero lo que es mío? Y como veo que no está aquí para cooperar es mejor que se vaya.

No parecía tener algún interés en mi persona, por lo cual, tan pronto mencionó lo anterior volvió a la postura anterior. Algunos segundos pasaron y solo me dediqué a mirar en silencio mientras que la chica se acercaba cada vez más a esa peligrosa pila de basura, quizás, mi sentido de alerta se encendía cada vez que ella realizaba algún movimiento porque sentía como la vida de alguno de los dos saldría perjudicada ante un estúpido capricho.

Yo no podía salir herido y mucho menos esa mujer ya que, si eso sucediera, tal vez me metería en problemas con la ley ante la clara evidencia de las cámaras de seguridad que aportaba el lugar, en consecuencia, por un peligroso movimiento, la montaña de chatarra comenzó a moverse tras la inestabilidad de un piso más bajo, mi brazo se estiró rápidamente y logré jalarla hacia mi cuerpo antes de que algunos objetos cayeran cerca de nosotros.

Mi corazón latía rápidamente al instante en el que mis ojos observaban la escena, de un momento a otro escuché como la respiración de la chica también se había acelerado gracias al ruido estrepitoso. Tardó en reaccionar, pero su mano se movió con violencia con la intención de librarse, no obstante, fracasó.

—¿Qué hace? —Preguntó en medio de un ataque de nervios. —Suélteme, le he dicho que se vaya.

—Puedes salir herida si te acercas, ¿no es evidente que el área no es segura? no puedo arriesgar que alguno de los dos salga herido.

—¿Por qué tiene que ser tan terco? Esto, ya es una situación que solo tiene que ver conmigo, no sé qué es lo que quiere de mí, pero ya estoy fastidiada. Déjeme en paz.

—Te diré en donde está tu bicicleta si me prometes que confiarás en mí —mencioné rápidamente.

Los ojos de la chica brillaban ante el reflejo de una noche estrellada, pareciese que algo de su boca deseaba salir, pero solo optó por empujarme delicadamente y asentir en completo silencio. La vergüenza empezaba a aparecer en su rostro puesto que, sus mejillas se teñían de un color cálido y la valentía de mirarme directo fue desapareciendo poco a poco. Le mencioné que me siguiera y como perrito domesticado por su dueño obedeció a mis órdenes.

Cuando vi a mi empleado en la entrada de lugar (como parte de las indicaciones) le asentí para que abriera el maletero. El hombre se apresuró y cuando ya estábamos frente a él, el objeto ya se encontraba a simple vista, parecía que alguna de las partes brillaba bajo la luz artificial, brindando la imagen como de un tesoro recién descubierto.

—Oh, esa es...

Miré al cielo al mismo tiempo que un suspiro salía de mis labios. Eso me pasaba por encubrir este tipo de cosas.

—Me iba a deshacer de ella, pero no sé porque preferí conservarla en mi casa... Tal vez, fue para probar si estabas conforme con la otra bicicleta que te di.

—Y-yo... No sé qué decir, pensé que realmente la había botado.

—¿Podrías...? —Acaricié mis sienes con la intensión de calmar el dolor de cabeza.

"—Disculpe, ¿joven? Mis pies se detuvieron para mirar al hombre que se encontraba detrás de mí. Era un empleado un poco mayor. El chofer de la señora me ha comentado que hay una bicicleta en el maletero, ¿quiere que me deshaga de ella?

Mi boca guardó silencio y pensé en algo rápidamente.

—Guárdalo allá atrás, no dejes que mi abuela se entere sobre esto."

—¿Podrías tomarla e irte? Ahora sé que me equivoqué, no debí mentirte ni presionarte de esta forma.

—Lo siento... —comentó rápidamente. —Perdón por ocasionarle problemas, pensé que... Solo se estaba burlando de mí. Gracias, gracias por no haberla tirado.

Tras esto, realizó una reverencia. Mi garganta se sentía seca así que, en un intento de tragar duro casi me ahogaba con mi propia saliva, sabía que ella tenía que disculparse y estaba seguro que si eso ocurría (una situación que estaba viviendo) mi orgullo se dispararía hacia el cielo o incluso, más lejos, sin embargo, ¿por qué ahora me sentía tan mal? Mi expresión estaba sumergida en el arrepentimiento y en el dolor, mi pecho picaba por la culpa y la palabra decepción aparecía en cada rincón de mi memoria. ¿En dónde está la satisfacción que supuestamente yo debía de experimentar?

—Vete a casa, es muy tarde —mencioné mientras me dirigía a la puerta trasera del vehículo. Al tomar su pertenencia le diría a mi empleado que avanzara lo más pronto posible y quizás, me olvidaría de esta situación para siempre. Me sentía tan desilusionado y el hecho de permanecer en este lugar ya me estaba poniendo muy malas.

—De casualidad... —Antes de entrar mi vista regresó hacia ella un tanto curioso. —¿Habría alguna forma de agradecerle? No tengo mucho dinero, pero puedo ayudarlo con cualquier cosa. Me esforzaré.

¿Cualquier cosa? ¿ah? Mis ojos viajaron de una esquina a otra con la intención de pensar en algo rápido, al tenerla en ese estado, la oportunidad de aprovechar el pequeño favor era algo tan importante, después de todo, el escándalo que se formó frente a mis empleados e incluso, clientes, tenía que ser recompensado. No la pondría en ridículo ya que eso sería un golpe duro contra la imagen de la marca y mucho menos permitiría que trabajara bajo el reglamento de la empresa porque no sabía qué tareas debería cumplir en mi área de trabajo.

Por consiguiente, antes de mencionar el peor pensamiento que existía, sonreí frente a una idea repentina, tal vez, en estos momentos la mujer no sería la mejor candidata, pero si empezamos a poner ciertos acuerdos el resultado no llegaría a ser tan malo. Con un poco de dinero de por medio, se lograría crear una infinidad de escenarios satisfactorios y por consiguiente, saldría muy beneficiado frente a la situación. Por lo tanto, me giré sobre mis talones y caminé lentamente hacia ella, pude observar como sus ojos viajaban de arriba hacia abajo ante la confusión de mi actitud.

—¿Harías cualquier cosa?

Ella asintió no muy convencida.

Una pequeña carcajada se escapó de mi boca y con suma delicadeza me acerqué hacia su rostro. —En ese caso... quiero que seas mi novia.

•●[🪙]●•

¡Feliz año nuevo, 2024!

HyunJack.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top