Capítulo 10: El juego, recién comienza.

—¿Estás seguro que no se enfadará? ¿Y si me despide? ¿Qué voy a hacer desempleado y con la responsabilidad de mantener a una familia? Estoy acabado, toda la confianza que me tenía el señor Won ha desaparecido gracias a un plan que desde el inicio nunca estuve de acuerdo.

—Park, ¿Cuántas veces te he dicho que te tranquilices? Yo conozco a Young Soo como la palma de mi mano, es más, te aseguro que lo conozco más que sus padres. A pesar de que ese hombre se comporte totalmente indiferente ante cualquier situación, es una persona vulnerable como cualquier otra. Sé lo que te digo, así que no permitas que tu ansiedad juegue con tus nervios.

—¡Oh, Dios mío! —Exclamó el sujeto en medio de un colapso. —Se está acercando, repito, ¡Se está acercando! ¿Qué hago Tae Sung? ¡¿Que le digo?!

Y en efecto, el miedo se había apoderado de la sangre del mayor, la paranoia ni siquiera le permitía expresarse como una persona civilizada lo haría. Sentía como si su laringe se bloqueará por completo, impidiendo que el oxígeno circulará correctamente hacia la tráquea. El empleado, desde el otro lado de la línea comenzaba a estresarse al no ser capaz de tranquilizar a su compañero, así que sin conocer que otra táctica podría utilizar para crear un efecto contrario, corto la llamada sin tener la desdicha de despedirse.

Cuando el hombre presenció el abismo del silencio, sentía que el alma se le escapaba del cuerpo al saber que a partir de ese momento enfrentaría una situación que ni siquiera sabía cómo defendería su honor. El sonido de la puerta trasera siendo abierta lo paralizó por completo, percibiendo como el pequeño móvil se resbalaba de sus manos y caía violentamente en dirección a sus pies. Sin embargo, su preocupación no estaba en aquel aparato, sino más bien, sobre lo que le diría su jefe.

—¡Bu-bu-bue-n-nos días, señor Won! —Exclamó de golpe, sin saber cómo había tenido los pantalones suficientes como para decir una frase que, para él, era demasiado larga de lo que se sentía capaz de decir en ese momento. —¿Cómo amaneció?

El contrario solo elevó el rostro y lo miró en completo silencio, diciéndole todo con una simple y aterradora mirada.

—Me imagino que no quiere hablar...

—Llévame a casa, tengo que cambiarme y regresar lo más rápido posible a la empresa.

—Ya mismo me pongo en marcha, señor.

La llave giró sobre su propio eje y el sonido del motor no tardó en hacerse notar.

—Ah, por cierto. —Volvió a mencionar. —¿Ya me puedes regresar mi billetera? No sabes cuanta falta me hizo ayer.

El mayor sabía que a pesar de que la voz de su jefe se escuchará pacíficamente, desde el fondo imaginaba que sus palabras estaban envueltas en un terrible odio hacia su persona. Abrió el pequeño compartimento y con un temblor en la mano, le pasó el pequeño objeto oscuro a su superior, mirando cada uno de sus movimientos a través del espejo retrovisor.

Una vez que dejó de sentir la cartera, un pequeño suspiro salió de sus labios al haber imaginado que el chico aprovecharía tal oportunidad como para arrancarle el brazo entero, así que, rápidamente, para desaparecer cualquier pensamiento estúpido, subió la música del pequeño estéreo sin importarle lo que le diría el contrario.

Cuando se sentía lo suficientemente listo como para manejar, su labor como chófer por fin había comenzado.

"Young Soo"

Tan pronto como había revisado la hora en el reloj de aquel humilde hogar, era conciente de que no era correcto permanecer más tiempo si quería que mi abuela no se diera cuenta que no había llegado a casa para dormir. La puerta detrás de mí se había cerrado bajo un rotundo éxito, sin siquiera emitir algún sonido que provocará que los demás despertarán ante algún ruido extraño.

Lentamente me retiré el calzado y lo reemplacé por un par de pantuflas oscuras, ante esto, era imposible evitar que algo así me traería mucha ventaja puesto que, al momento de que mis pies tocaban el lujoso mármol, ningún ruido lograba emitir. Con mucha paciencia fui subiendo los escalones y cuando por fin había llegado a la puerta correcta giré el picaporte con sumo cuidado, dándome cuenta que en el interior de mi habitación de encontraba la persona que menos deseaba ver a estas alturas del día.

—¿Young Soo? Hijo... ¡Por Dios! ¿En dónde estabas? —Expresó con sorpresa. Había sentido como mi corazón se fragmentada en mil pedazos al ver cómo su expresión emanaba cansancio. —Te marqué a tu celular, pero me mandaba a buzón, también llamé a la oficina y una de tus asistentes me dijo que te habías sido temprano. Por un momento, pensé que te había sucedido algo y si eso hubiera ocurrido, te juro que un acto como este nunca me lo perdonaría.

Sin decir nada, solo me acerqué a ella y la envolví en mis brazos. Tan pronto había hecho esto, comenzaba a sentir como mi camisa se mojaba ante las pequeñas lágrimas que emanaba mi abuela, el hecho de escuchar su lloriqueo me hacía pensar que era un hombre terrible porque desde que tenía memoria me había prometido que nunca le haría daño.

Pero, el solo hecho de imaginar que en algún punto de la historia me hubiera tomado el tiempo de aclarar todo con ella hacia que mi piel se estremeciera ante la vergüenza del momento. ¿Qué pensaría cuando le dijera que mi chofer había huido con mi billetera y que por mi parte me había quedado sin batería en el celular? Ante la imagen que había creado frente a sus ojos, no quería verme vulnerable como cuando era un niño.

—Me tenías tan preocupada, no sabía en donde te había metido.

—Lo siento.

—Ya estaba decidida, si a medio día no llegas a esta casa iba a ir a la estación de policía para reportar tu desaparición.

Una pequeña risa salió y siendo cuidadoso con mis movimientos, la separé de mí para llevarla a la cama y que esta tomara asiento. En su rostro aún había rastro de sus lágrimas así que, tomé el borde de mi camisa y a toquecitos empecé a pasarla por aquel camino acuoso. A pesar que había hecho bien mi trabajo, aún quedaba la huella del dolor a través de sus ojos.

—Mi celular se quedó sin batería, por eso la mandaba a buzón.

—Entonces... —mencionó un tanto pensativa. —Si no estabas en la empresa ni mucho menos aquí, ¿En dónde te habías metido?

—Yo...

—No me digas que estabas en casa de un amigo porque si no mal recuerdo, todos esos muchachos se encuentran en el extranjero.

—No, abuela. No estaba con ningún amigo, sino más bien...

La mujer me miraba impaciente, llegue a imaginar que en algún momento mandaría toda su paciencia hacia la basura y comenzaría a gritarme con la única intención de conocer toda la verdad. Un poco nervioso, pase mis manos sobre mis muslos, intentando retirar cualquier rastro de sudor.

—Conocí a una mujer y ayer, bueno...

—¿Durmieron juntos? —Preguntó sorprendida. Presenciando como sus ojos estaban a punto de salirse de sus orbitas. 

—No, no es eso. Abuela, siendo sincero, es una historia muy larga y se me está haciendo tarde para llegar a la empresa. Hoy vienen unos socios de Australia y sabe perfectamente que son personas muy importantes para nosotros. Necesito llegar temprano, ver algunos documentos con Tae Sung y preparar la reunión. —Ante esto, rápidamente me puse de pie con la intención de ir a preparar mi baño. No obstante, la pequeña mano de la mujer sobre mi brazo hizo que me detuviera en seco.

—Young Soo, ya no tienes quince años para jugar de esta manera. Ya eres un hombre y yo no he desperdiciado tantos años de mi vida para que tomes estás decisiones tan arriesgadas. ¿Qué pensará esa mujer de ti, del apellido Won? Sabes perfectamente que te he dicho varias veces que tienes que hacer respetar a tu familia y, sobre todo, la imagen de la empresa.

—Lo siento por haberla decepcionado de esta manera, pero permítame decirle algo. Antes de que usted me mostrará ese catálogo yo ya entablaba comunicación con ella y no sé, tal vez sea cierto que me haya excedido sobre mi confianza, pero con el tiempo que llevo conociéndola sé que no es esa clase de mujer que le gusta vender sus experiencias por algo de dinero. Me agrada su persona y nunca creí que al haber hecho algo como esto le llegaría a molestar.

—Ustedes... ¿Son pareja?

Tragué duro, armándome del valor suficiente como para empezar con esta enorme mentira.

—Sí. —Cuando hicimos contacto visual supe que, a partir de ahora, ya no había vuelta atrás. Estaba comprometido de que si esto protegería mis sentimientos, no tenía otra cosa más que aceptarlo. —Hace poco iniciamos una relación, es por eso que no podía aceptar alguna de sus candidatas.

—¿La conozco?

—No lo creo.

—¿Quiénes son sus padres? ¿Cómo se llama su empresa? ¿Son socios nuestros? ¿Cómo la conociste?

—Abuela, por favor, no es el momento de aclarar todas sus dudas.

—Entonces traerla a la casa, ¿Te parece mañana? Personalmente me encargaré de hablar con el personal para que decoren la casa y preparen una gran cena para la noche.

Y como lo imaginaba, desde el momento que mi abuela supiera sobre la existencia de Mi Suk la necesidad de verla en persona no se haría esperar, así que, con anticipación Tae Sung y yo habíamos preparado toda una vida ficticia para lo que ella se esperaría escuchar.

—Te prometo no hacer más preguntas por el momento, pero prométeme que la traerás a casa, quiero conocerla. Necesito saber qué clase de mujer te has enamorado.

La furia dentro de mi comenzaba a repercutir psicológicamente, solo tenía en claro que sus palabras estaban envueltas en como la familia de Mi Suk contribuiría positivamente a nuestros ingresos dentro de la empresa. Debido al cansancio que estaba experimentando al momento simplemente acepté, el mayor se despidió de mi con un beso en la mejilla para después, abandonar la habitación. Imaginaba que desde el fondo ella estaba experimentando alguna especie de tranquilidad, pero detrás de una simple confesión, se escondía una terrible verdad.

"Mi Suk"

—¡Mi Suk! —Se escuchó desde la lejanía. Separé los ojos de la pequeña revista y miré a mi alrededor para comprobar que el dueño de aquella voz se tratara nada más que mi amiga. Se acercó a través del pasillo y saludó con una de sus manos un tanto animada. —Perdón por llegar tarde, pero acabo de tener un examen y preferí quedarme hasta que terminara la clase para comprobar las respuestas.

—¿Cómo crees que te haya ido? —Pregunté mientras dejaba el pequeño libro en el estante de revistas, luego, ambas nos dirigimos a los refrigeradores para tomar nuestras respectivas bebidas.

—Quiero creer que bien, logré contestar la mayoría de las preguntas, lo demás simplemente intenté adivinar. Espero que eso no baje mucho mi calificación.

Cuando nos encontrábamos frente al mostrador, pasamos los artículos hacia el empleado y rápidamente nos cobró. Ya con las bebidas y algunos snacks en la mano nos dirigimos hacia las mesas que se encontraban fuera del edificio para tomar asiento.

—¿Qué hay de ti? Te noto un tanto distraída. ¿Sucedió algo malo con tu mamá?

—Ojalá fuera eso. —Una mueca salió de mis labios.

A pesar de la confidencialidad que tanto se mencionaba en ese contrato, no podía cargar con este secreto por mucho tiempo y mucho menos sería capaz de ocultar algo tan importante a Sun Hee, era cierto lo que pensaba, el hecho de haber aceptado un trabajo como este significaba demostrar mi gran interés monetario y cómo no hacerlo si lo que ese hombre me pagaría ni siquiera se comparaba con un mes de salario en aquel anterior empleo.

Tenía que saber que todo lo que hiciera estuviera dentro de lo que podríamos clasificar como "bien", sin importar que ya era un adulto, no quería que mi conciencia cargará con la culpa al haber mencionado o dicho algo que no fuera correcto. Por favor, recién conocía a Young Soo y sin importar lo anterior, aquella noche que se presentó por primera vez en mi casa algo me decía que era sincero con sus palabras.

Ahora, al haber confiado tan rápido en él ya empezaba a dudar de su palabra, tal vez, había creado todo esto para aprovecharse de mí y yo, como una tonta, estaba creyendo en sus mentiras.

—¿Mi Suk?

Parpadeé un par de veces y caí en cuenta en donde y con quién me encontraba.

—Lo siento, es que últimamente han sucedido varias cosas.

—Si algo te tiene así, debe de ser muy delicado, sabes que puedes confiar en mí.

—Sun Hee, necesito que me guardes este secreto, quiero que me prometas que por nada del mundo abrirás tu boca. Mi futuro desprende de esto, ¿Está bien?

—Ya me estás preocupando, ¿Tan delicado es? ¿Qué fue lo que hiciste para estar así?

—Es que yo... —ni siquiera sabía cómo empezar con todo esto. Estaba tan nerviosa que rápidamente abrí la botella de agua y di un gran sorbo ante el picor de mi garganta. Cuando por fin me había refrescado, miré a mi amiga un tanto angustiada. —¿Recuerdas el día del hospital?

—Uhm, sí, ¿Que hay con eso?

—¿Recuerdas las iniciales que encontramos en ese pañuelo?

—Creo que sí, era algo como... ¿W.Y.S?

Asentí despacio. —Descubrí que significaba.

—¿Ah? —Su expresión cambió a una de sorpresa. Rápidamente se inclinó sobre su asiento para acercarse a mi rostro debido a la gran curiosidad que estaba sintiendo en ese momento. —¿Qué descubriste?

—Won Young Soo, ¿Te resulta familiar?

—¿Won Young Soo? —Se preguntó un tanto pensativa. —Won Young S...

Ni siquiera había terminado su frase cuando sus ojos se abrieron ante lo inimaginable.

—¿Es el Won Young Soo que estoy pensando? ¿Won Young Soo, el vicepresidente de Pléthore?

Vaya, al parecer Sun Hee sabía más de su existencia que yo misma.

—Si, es él.

—¿Me estás diciendo que el propietario del vehículo que casi te asesina es de Won Young Soo?

—Bueno, aunque se escuche un poco mal no puedo negar lo que realmente sucedió.

—No me digas que desde el momento que lo viste ni siquiera lo reconociste, es imposible que hayas hecho algo así. Todos en Corea lo conocen, hasta cualquier preadolescente sería capaz de reconocerlo en cualquier lugar.

—Lo siento, ¿sí? mi cabeza siempre está metida en el trabajo y pensando en cómo voy a solventar los gastos del próximo mes, si ni siquiera tengo tiempo de cuidarme a mí misma, como tendré el compromiso de saber quiénes son los dueños de las compañías más importantes del país.

—Vaya, sí que has hecho el descubrimiento del siglo, te felicito querida amiga.

—Deja de ser sarcástica que eso no es lo único que ha sucedido.

—¿Entonces?

Suspiré un tanto cansada, buscando la manera más adecuada para sincerarme con mis palabras.

—Al día siguiente un hombre llamó a mi puerta, cuando la abrí me di cuenta que era alguien de paquetería para entregarme una bicicleta nueva, ahí fue cuando me enteré que el responsable de tal acto se trataba de nada más ni nada menos que de Won Young Soo. Sabes perfectamente lo importante que es para mí tener esa mi bicicleta, así que, sin pensarlo dos veces, tal vez, producto de mi coraje, fui hasta su empresa y armé un escándalo.

—No puedo creer que hayas hecho eso. —Reaccionó con desespero, agarrándose del cabello desde la raíz y jalando un poco. Mi preocupación aumento cuando pensé que en cualquier momento se lo arrancaría. —Y te quejas de que tu madre te pone en ridículo frente a los demás, ni siquiera me puedo imaginar la cara de todos los empleados de esa compañía, de seguro, hasta el día de hoy eres la burla para todos ellos.

—No me importa que se sigan burlando de mí, tenía que recuperar lo que es mío y una bicicleta nueva no hará que todo en mi vida se solucione.

—Yo lo sé, Mi suk, pero tampoco una bicicleta vieja solucionara cada uno de tus problemas. A veces, es necesario dejar ir a las personas o incluso, los objetos, puede que en estos momentos tu salud mental dependa de ella, pero en vez de hacerte un bien solo te está perjudicando.

¿Soltar? Era una palabra que ni siquiera existía en mi vocabulario, a pesar de que los años habían transcurrido aún no era capaz de brindar una merecedora despedida a mi pasado y dar el siguiente paso hacia mi futuro, un futuro que tal vez, me traería muchas sorpresas que podría disfrutar, pero en las condiciones en las que me encontraba, solo buscaba consuelo de alguien que fuera mucho más fuerte que yo y que esta, me apoyara. Aunque, al haber perdido a esa persona, el ánimo que me daba a mí misma, no era suficiente como para perdonar, aceptar y avanzar.

Y como si la vida no quisiera que me amargara más la vida, el sonido de un celular comenzó a acaparar toda nuestra atención, busqué en mi bolsillo delantero del pantalón y cuando me encontré con la pantalla alcancé a leer llamada entrante. No obstante, a pesar de que se trataba de un numero desconocido, contesté.

—Diga.

—Mi Suk, habla Young Soo.

Tan pronto mis oídos habían captado aquel nombre, mi corazón se aceleró cuando recordé el acontecimiento de ayer.

—Oh, sí. ¿Como le va? Desperté esta mañana y no lo vi, pero luego entendí su situación después de leer aquella nota. —Tragué duro, sentía el nerviosismo recorrer cada parte de mi cuerpo.

—Lo siento por haberme ido de esta forma, pero lamentablemente una empresa no se maneja sola.

—Entiendo, por cierto... —dije al recordar la otra sorpresa que nos dejó. —Gracias por el desayuno, estuvo delicioso, no sabía que tenía una gran habilidad culinaria.

—Si no me equivoco, puedo suponer que en este momento me está coqueteando, señorita Kim.

Tan pronto su comentario me tomó por sorpresa la tos no tardo en aparecer, así que ahora parecía encontrarme entre la vida y la muerte. Tras el transcurso de algunos segundos, recibiendo el apoyo de Sun Hee y después de unos largos y refrescantes sorbos de agua, logré recuperarme.

—¿Se encuentra bien? —Escuché desde el otro lado, no quería crearme ideas equivocadas, pero llegué a pensar que se notaba un tanto preocupado.

—Sí, sí, es solo que me tomo por sorpresa porque no era mi intención incomodarlo, disculpe.

—No pasa nada, descuide y, cambiando un poco el tema, solo la llamaba para avisarle que mañana a las ocho tenemos una cita con mi abuela, así que mi equipo pasara por usted unas horas antes para prepararla. Es para que tenga consideración con su empleo.

—Si, no se preocupe, yo me ocuparé de ello. Gracias.

Y sin más, la llamada termino. Dándome a entender que a partir de ahora tenía que sacar mis dotes actorales.

HyunJack.

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