Epílogo

Shibuya se había convertido en un erial: los edificios tenían grietas en las fachadas, con pedazos sobre las calles derruidas y un enorme cráter donde había estado anteriormente la estación de tren. No quedaba nada de las luces ni de las risas; todas las decoraciones de Halloween se encontraban esparcidas por las calles, echas jirones. Algunos carteles que sobrevivieron a la explosión, se encontraban a punto de caer a la calle, colgando levemente de los tejados donde habían estado sujetos.

Dos personas se encontraban actualmente en Shibuya, en el epicentro de la explosión, rodeadas de aquella destrucción. Aquel lugar rezumaba energía maldita, era incluso visible para las personas que no podían ver a las maldiciones, seres que inundaron el distrito con su presencia después de haber quedado liberados, como Kenjaku había querido. Habían iniciado los Juegos de Sacrificio.

—Han convertido a todos los estudiantes de Tokio en objetivos. El director Yaga ha sido asesinado y no se puede liberar a Gojo Satoru de la Prisión Confinadora. Se le ha acusado por el caso de Geto Suguru y todo lo ocasionado en el Incidente de Shibuya.

—Ya lo han catalogado, entonces. Los Ancianos son rápidos en deshacerse de quienes no quieren. ¿Algo sobre Itadori o sobre mí?

—Itadori Yuji será ejecutado en el momento en que sea encontrado. Se le ha colocado el trabajo a Okkotsu Yuta. Sobre Uzumaki Naruto, el problema es similar: eres acusado de ayudar al profesor Gojo y serás asesinado, como el director Yaga e Itadori Yuji. Aún no han colocado a alguien que persiga tu cabeza.

Un suspiro de resignación salió de la boca de Naruto mientras mantenía su atención sobre la destrucción ocasionada por la técnica de Geto, aunque este había no había sido el culpable directo de lo acontecido; Kenjaku había usado su cuerpo y su técnica maldita para crear aquel caso y llevar sus planes hasta buen puerto.

—No es algo que me sorprenda demasiado, Muta Kokichi.

Muta asintió ante las palabras de su compañero. El joven hechicero de Kioto, traidor y aliado de Mahito y Kenjaku, estaba vivo cuando debería haber estado muerto. Tras traicionar a sus compañeros, pues el causó el Incidente del Festival, peleó contra Mahito haciendo uso de todo su poder y energía maldita, siendo superado por la Maldición Humana y asesinado por ella. O eso es lo que Mahito y Kenjaku habían pesado que había ocurrido.

Tras haber sufrido un intento de asesinato, Naruto se alejó de sus compañeros y amigos apagando su teléfono y localizador, buscando así al traidor que causó los problemas del festival. Cuando descubrió que fue Muta, no se demoró demasiado en buscarlo, encontrándolo medio muerto debajo de un Mechamaru gigante. Haciendo uso de su Técnica Inversa logró reanimarlo, cerrando las heridas y devolviéndole el alma a su forma normal, pero dejándole el cuerpo como Mahito se lo dejó: nuevo, de una persona no marcada por la Maldición Celestial.

Ahora, él y Muta trabajaban juntos.

—Mahito fue asesinado, espero—masculló el Uzumaki, girando sobre sus talones—. Posiblemente Kenjaku lo tomó para algo relacionado con su plan. Puede ser que lo pueda revivir o que solo devorar su cuerpo sea necesario. Lo dejé a un palmo de la muerte.

—El Juego de Sacrificio ha comenzado, Naruto. Las zonas han sido delimitadas y, probablemente, la intención de Kenjaku sea tomar a Tengen, ¿lo has pensado?

—Lo he hecho. Es lo más viable para él, ahora que el señor Tengen es casi una maldición, por no haberse único a un recipiente debido al trabajo de Fushiguro.

—¿Qué vamos a hacer?

—Lo que vamos a hacer, es destruir los planes de Kenjaku—Naruto miró el destruido distrito de Shibuya y apretó los puños—. Y es una promesa.


*Nota de Autor: hasta aquí la segunda parte de la Trilogía del Hechicero.

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