Capítulo 17
Los Uzumaki habían sido un clan importante dentro del mundo de la hechicería, aunque terminó como muchos de ellos tras la Era Heian: con un linaje extinto, o eso se había creído hasta la aparición del único usuario de Unión Maldita desde hacía algo de más de mil años, lo que colocaba a este individuo en una posición privilegiada...o lo habría estado en la época dorada de la hechicería. El conocimiento de los Uzumaki había caído en el olvido y con su poca presencia en el mundo, los Ancianos relegaron del clan colocándolo en una posición como un clan ordinario y sin importancia real para ellos, cuando en su momento más elevado, fueron colocados dentro de los importantes y fueron uno de los cuatro clanes con más importancia, junto a los Kamo, los Zenin y los Gojo. Pero no haber poseído un usuario poderoso desde hacía años, cientos, y haber perdido miembros con el paso del tiempo, le dieron un motivo cálido a los Ancianos de relegar al clan a una posición más irrelevante, motivo que actualmente usaban para poder deshacerse de su último miembro, pues no conocían que fuera poseedor de Unión Maldita, siendo el segundo usuario de esta técnica maldita desde la Era Heian.
Como muchos clanes, los Uzumaki tuvieron su tiempo de gloria en la Era Heian, el tiempo dorado de los hechiceros y las maldiciones, y podría caer en la mente de muchos que los Uzumaki y Ryomen Sukuna habían coincidido en algún punto, pero esto era erróneo. Los Uzumaki fueron onmyoji y no se inmiscuyeron en el mundo de Jujutsu de manera directa, como cabría haber esperado. Todo esto, por supuesto, fue conocido por su último miembro mientras estudiaba en Estados Unidos, formándose como un hechicero reconocido. Naruto conoció sobre los secretos, la sangre derramaba y las traiciones, identificando muchas cosas que le habían contado, siendo una mentira para mantener su lealtad. Debido a los descubrimientos, había tomado una posición distinta a la que había tenido con anterioridad, dejando de lado su buena disposición y dispuesto a hacer una restructuración. Él era el último onmyoji y el último Uzumaki, único usuario de Unión Maldita. Eso lo convertía en, probablemente, el Hechicero más Fuerte.
Si alguien supiera quien era y lo que era, Naruto no dudaba de que lo habrían intentado asesinar o utilizar, sin importarles que su familia había sido y era importante en la hechicería. Hacía tiempo que su apellido quedó casi en el olvido y si Satoru no hubiera sido su tutor y padrino, probablemente los Ancianos lo habrían moldeado hasta convertirlo en una simple herramienta. Por suerte, la diosa Fortuna había estado de su lado hasta aquel momento y parecía seguir acompañándolo por un largo tiempo más.
De manera lenta, Naruto retiró su mano del rostro quemado de Ryomen Sukuna, viendo el rostro de Itadori Yuji ahora sin tatuaje alguno, con su piel quemada, casi convertida en carbón y supurante. Soltando un suspiro, colocó la mano e hizo uso de la Técnica Inversa para revertir aquella herida. El Rey de las Maldiciones había sido derrotado de forma momentánea, gracias a Kurama, pero el propio Sukuna llevaba razón: no iba a matarlo sacrificando a Itadori cuando el muchacho tenía un futuro brillante por delante como un hechicero poderoso. Lo había sentido y casi podía decir que lo vio en un futuro. Solo necesitaba la maduración correcta, con los entrenamientos y la guía apropiados. Pero su padrino había sido sellado, según la información de Mechamaru, quien parecía haber dejado un plan de respaldo.
"Ese idiota traidor"
Geto Suguru había sido el encargado de sellar a su padrino. Pero ¿cómo estaba vivo? El cuerpo de Geto había sido enterrado, inerte, frío y con las heridas presentes que lo llevaron a la tumba. ¡Él estuvo allí cuando murió el hombre! Vio como la sangre manchó su ropa y como él y Yuta lo vencieron antes de que Satoru le diera el golpe de gracia. ¿Había alguna técnica de resurrección? ¿Sería una reencarnación? ¿Tal vez un clon del propio Geto creado por una técnica maldita? Naruto frunció el ceño ante esas preguntas y se irguió sobre su altura. Sentía el aire sobre su piel. Estaba casi desnudo.
Sin vergüenza alguna, el chico entró a una tienda abandonada y cambió su ropa, incluyendo los zapatos, y salió de ella con unos pantalones holgados de color blanco y una camiseta sin mangas negra como la noche misma, que se pegaba a su pecho. Justo detrás, bordado, había el rostro de un zorro anaranjado con las fauces abiertas, disparando un tipo de esfera de energía, lo que destacaba sobre el color de la tela.
"Nanami muerto junto a Naobito y otros que pelearon junto a Megumi y Satoru ha sido sellado. Parece que los planes de ese Geto están yendo demasiado bien. Las posibilidades de que el objetivo principal fuera sellar a mi padrino, están al cien por cien. Eso significa que quien está detrás de ello, no me conoce. El verdadero Geto me hubiera encerrado tras lo que pasamos, pero este farsante no lo ha intentado siquiera. Todavía cuento con posibilidades de victoria"
No tuvo miramiento cuando se echó al hombro al inconsciente Itadori y comenzó a caminar hacia la barrera. Debía dejar al adolescente fuera de lo que iba a pasar a continuación. Si no lo hacía...bueno, probablemente terminaría demasiado herido, muerto o inestable mentalmente, lo que lo convertiría en un punto frágil para él, quien debía lidiar con lo que estaba pasando dentro de Shibuya. E Itadori necesitaba un descanso, sobre todo con lo que tendría que lidiar por culpa de Sukuna.
Naruto se detuvo al borde de la barrera y la tocó, sintiendo la energía maldita que la mantenía aun de pie, como una pantalla. Algunos puntos que la erigían (habían sido tres barreras superpuestas, al parecer) fueron removidos por los hechiceros, por eso ahora podían salir sin problema y estaba muy debilitada.
—¡A quién esté detrás de esta barrera! ¡Toma!
Y lanzó a Itadori a traves de la barrera, girando sobre sus pies para correr hacia la estación, donde estaba la Prisión Confinadora con Satoru en su interior.
Naruto era consciente de un detalle que muchos hechiceros probablemente habrían pasado por alto: sellar específicamente a Gojo Satoru, tenía un motivo detrás. ¿Cuál era entonces ese motivo? Cualquier persona, incluido él mismo, habrían pensado que sería por los Seis Ojos y el Infinito, las técnicas de los Gojo y tendrían razón...al menos en parte. Satoru era el equilibrio entre maldiciones y hechiceros, una barrera que nadie pensaba sobrepasar. Pero últimamente las maldiciones habían crecido, evolucionado, alcanzando nuevas cuotas de poder que parecían propias de seres de la Era Heian. ¿Sería por eso por lo que sellarían a Satoru? No, eso solo era una de las razones, pensó Naruto, mientras entraba a la boca del metro. Había muchas otras detrás, como por ejemplo que supieran usar a Geto para detener a Satoru, lo que llevaba a un conocimiento sobre la técnica de su padrino, así de como su historia personal. ¡Quién estuviera detrás, conocía al clan Gojo de forma íntima! Con esa revelación. Naruto ahora dudaba mucho más de que fuera Geto el encargado de sellar a su padrino y causar aquel desastre. No, Geto Suguru no se aliaría con maldiciones, él las usaría y las tomaría para sí mismo, como había intentado hacer con Rika.
"¡La única opción para unir las piezas de este puzle, es que vea al villano personalmente! Tengo que llegar a lo profundo de la estación..."
Cuando Naruto llegó a lo que sería la planta media de la estación, justo entre las escaleras por las que bajó y las siguientes, vio los cuerpos deformes de los rehenes de la estación, todos convertidos en monstruos deformes e irreconocibles. Al otro lado del enorme grupo de víctimas, se encontraba Mahito, la Maldición Humana, con su pelo gris hasta por debajo de los hombros y su rostro lleno de cicatrices.
—¡Pero si es rubio-kun!
—¡¿Qué has hecho Mahito?!
—¿Esto?—Mahito cogió a uno de los monstruos, un ser jorobado, de ojos huecos y piel deforme, y sonrió—. ¡Es mi mayor obra de arte! ¿No te gusta?!
La bilis subió por su garganta y Naruto retuvo las ganas de vomitar. Aquello...no era propio de una maldición, era propio de un monstruo lunático fuera de control, de un niño con poderes.
—Obra maestra—siseó, dejando que un poco de su ira contenida se filtrara en su voz—. Voy a matarte, Mahito. No podrás huir ahora, no después de lo que has hecho.
Se lanzó hacia adelante.
La mente de Mahito trabajó con rapidez. El chico que venía hacia él, iba con intención de matarlo. Eso solamente lo hizo sonreír, porque no era el mismo que cuando pelearon en el festival, o cuando asesinó al amigo de Itadori. Había esperado que el chico de cabello rosado apareciera, pero se conformaría con asesinar al rubio, como hizo con Nanami...
Pero los pensamientos que Mahito tuviera, murieron al segundo de ver unas oscuras llamas quemando a su obra maestra. Las personas convertidas en aquellos terribles seres, se quejaron, aullaron de dolor de maneras ininteligibles que apenas fueron audibles por el crepitar de las llamas y el sonido del resto de víctimas.
Cuando Mahito quiso darse cuenta de lo que sucedía, Naruto golpeó su costado con un derechazo que lo envió a estrellarse contra una columna de la estación, agrietándola. Pero el Uzumaki no se detuvo; siguió con otro directo a la misma zona, acompañado de una onda de energía maldita que amplificó aquel golpe, y destrozó la columna y la pared detrás de esta, enviando a Mahito contra aquel cráter, haciéndolo más profundo cuando su cuerpo se estrelló contra dicha zona.
—¡Gha! ¡Esto no es nada!—Mahito sonrió de manera divertida, regenerando su cuerpo. El puño de Naruto había hundido sus costillas, perforando uno de sus pulmones y casi su corazón; pero era imposible que muriera. ¡Solo alguien que pudiera golpearlo en el alma, podría matarlo de manera definitiva!—. Ahora que tengo...
—¡No lo has comprendido!—un golpe conjunto de ambos puños del rubio, envió una onda que agrietó la pared entera y, como una telaraña, las grietas fueron apareciendo, teniendo el epicentro en la zona donde Mahito estaba incrustado—. ¡VOY A MATARTE, BASTARDO!
Naruto comprendía la técnica maldita de Mahito y eso le daba la defensa perfecta contra ella gracias a su propia técnica, impidiéndole a la Maldición Humana que pudiera cambiar la forma de su alma, lo que produciría un cambio en su propia forma física. El error principal de todos los que peleaban contra él, era que no sabían cuál era su técnica maldita. Y Unión Maldita le permitía afectar con energía maldita el alma de cualquier usuario, porque comprendía lo que era la división de almas.
En el momento en el que Mahito recibió el tercer golpe, este de manera directa contra su cuerpo, sintió una vibración en su interior y un miedo insano llegó a hacerle sudar frío, viéndose obligado a convertirse en un conejo para evitar el cuarto golpe. El brazo se movió veloz y el puño destrozó la pared.
—Veo que lo has entendido—se movió rápido, enviando una onda de fuerza invisible. El conejo que era Mahito, se estrelló contra la pared al otro lado del andén—. Puedo dañar tu alma hasta el punto de destruirla. Es la única manera en la que puedes morir, motivo por el que Nanami-sensei no pudo asesinarte, cuando claramente es más fuerte que un hechicero promedio y tú simplemente eres escurridizo. Me contuve en su momento, pensando en los planes que podríais llevar a cabo...¡pero no más!
—¡¿?!
—¡DESPARECE!
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