Capítulo 7

Dos figuras se movían por la azotea mientras las otras tres observaban, sin intervenir en el enfrentamiento. La primera agachó su cuerpo y como un boxeador intentó conectar un jab directo contra el costado de su adversario, algo que este último previó y bloqueó al mover la pierna y usarla como una defensa, causando que su pie detuviera el puño de su enemigo y que se impulsara en un salto quedando a diez metros de su enemigo, levemente agazapado. Pero la segunda figura estaba cayendo sobre la primera con un devastador "Puño Divergente" que generó una sacudida al edificio con una segunda onda que hizo trastabillar a su rival, obligándolo a afianzarse sobre el suelo al enviar la fuerza de su cintura a sus piernas.

Para Yuji Itadori Kinji Hakari contaba con un poder físico por encima del promedio y podía aguantar sus golpes o movimientos feroces sin despeinarse un solo mechón de su cabello peinado hacia atrás. Tampoco parecía ser un hechicero que fuera a cansarse pronto y la experiencia que el chico tenía sobre él, implicaba un total de dos años de trabajo por encima de los tres meses en los que él llevaba siendo un hechicero, con una compresión básica y un uso simple de la energía maldita y cualquier otra herramienta.

Para Kinji Hakari aquello había pasado de ser un día ordinario a ser un poco entretenido, mostrando cierto interés por Yuji Itadori y su intención por reclutarlo para rescatar Satoru Gojo de la prisión donde había sido contenido. Pero no era algo que él fuera a hacer abiertamente sin obtener algo a cambio y sin comprobar que realmente podían obtener la cárcel de Satoru de las manos de su enemigo. Alinearse con una formación débil, solo lo llevaría a la muerte y su mente no estaba interesada en llevarle a él y Kirara a la muerte, lo que descartaba nada más aparecer en su cabeza, aunque fuera por un segundo.

Ambos jóvenes se miraron durante unos segundos. Yuji aun tenía el puño incrustado en el suelo, con grietas saliendo del epicentro del choque, sin haber sentido un daño en su extremidad por el golpe. Kinji se mantuvo distanciado, observando cualquier reacción que pudiera tener el chico de primer año.

Lentamente, una hoja de color amarillento cayó entre los dos estudiantes. Aquello pareció ser la señal. Kinji y Yuji se movieron hacia adelante y comenzaron un intercambio de golpes el uno con el otro, recreando una imagen perfecta que podría haber quedado para un cómic de artes marciales. Sin embargo, la superioridad de Kinji comenzó a hacer brecha entre los dos, aumentando la distancia y la diferencia cuando el chico de tercer año golpeó el rostro de Yuji y lo derribó con un barrido que envió al muchacho de cabello rosado sobre su espalda. Cuando el mayor fue a golpear con su rodilla el pecho de su adversario, este colocó las manos e hizo una voltereta circense para evadirlo.

"Tiene dos años de trabajo y entrenamiento sobre mi tiempo como hechicero. Y no cuento con una disciplina de artes marciales para generar una diferencia. Mi cuerpo no responde con la velocidad adecuada a sus movimientos y la presión que él ejerce sobre mí en ese ámbito me obliga a flaquear. Y tiene una fuerza para respaldar eso. Sin embargo, en ese aspecto gano yo. Por cada golpe que yo acierte, son cinco de los suyos sobre mi cuerpo"

Yuji Itadori observó la postura de Kinji Hakari mientras intentaba encontrar un punto débil en su defensa o encontrar un modo para superar lo que el chico mayor sabía. Satoru se había encargado de entrenarlo para controlar la energía maldita y Todo lo había entrenado ligeramente para mejorar su "Puño Divergente", pero eso no hacía una disciplina completa para poder lidiar con alguien cuando no lo quería matar...¿o sí? Era posible que Kinji quisiera matarlo, pero Yuji no estaba intentando matar a su posible respaldo y lo único que tenía era su fuerza bruta sobre lo demás que tuviera Kinji, además de su "Puño Divergente".

La situación estaba balanceada hacia Kinji Hakari.

El chico de tercer año pareció notarlo al ver la duda en los ojos marrones del novato y fue todo lo que necesitó para impulsarse hacia adelante sorprendiendo a Yuji. Tomando ventaja de la duda en el muchacho, el chico de tercer año se envolvió alrededor de él con un movimiento de Jiujitsu que tiró al de cabello rosas al suelo, con su brazo restringido por los brazos de Kinji, mientras que sus piernas lo atenazaban contra el suelo con una fuerza sobrehumana.

―¡Voy a romperte este brazo, Yuji Itadori!

La amenaza no era una amenaza como tal. Kinji Hakari iba a romper su brazo si no hacía algo al respecto y podía sentirlo cuando el chico mayor tiró de su extremidad y la empujó hacia abajo con su fuerza de hechicero empujada por la energía maldita. Pero si Kinji podía jugar a eso, él podía hacerlo de una mejor manera.

Respiró y calmó su mente. Relajó su cuerpo y dejó que la energía maldita se moviera hacia si brazo restringido para endurecerlo. Cuando este se cumplió, Yuji se removió y se puso de pie, aun con el brazo en el suelo, siendo retenido por la fuerza de Kinji en su llave.

―¡WRAAAA!

Los ojos de Kinji se abrieron cuando sintió que el suelo desaparecía y quedaba sostenido en el aire por la fuerza en la extremidad de Yuji Itadori. Aunque la falta de suelo no tardó mucho en ser rellenada. El chico de primer año bajó el brazo con fuerza y estrelló al de tercer año con fuerza contra el suelo, resquebrajándolo y causando que el dolor corriera por la espalda de Kinji, quien escupió algo de sangre a la vez que aflojaba su férreo agarre sobre la extremidad de Yuji, dejándolo libre para caminar varios pasos hacia atrás.

"¡¿Él solo ha usado su fuerza bruta?!"

Kirara observó el golpe con ojos ampliados, desconcentrándose de su propio combate contra Megumi y Panda. A pesar de su confianza desmesurada que depositaba en Kinji, él no había esperado que un chico de primer año pudiera lograr eso solamente con la fuerza de su propio brazo y sin técnica alguna. Desde luego no esperó que golpeara a su compañero con un bombazo de una mano contra el suelo empujando la fuerza con energía maldita.

Era, ciertamente, sorprendente.

―Algo ha cambiado en Itadori-kun.

Panda parpadeó mientras vio aquel enfrentamiento. Conocía a Yuji y sus capacidades, pero no había esperado aquello sin la ayuda de su "Puño Divergente" o...Sukuna. Aunque Yuji fue capaz de vencer a Mahito, esto fue con la ayuda de Aoi Todo y aun el chico de pelo rosado no contaba con la fuerza para vencer a alguien con experiencia.

―...

Megumi respondió con su silencio, pero no estaba en desacuerdo con las palabras de Panda. Después del Incidente de Shibuya, Yuji Itadori había recibido algún tipo de cambio y parecía haberlo vuelto un mejo hechicero, aunque no podía determinar que había cambiado. ¿Sería por el trauma del incidente? ¿Por los compañeros muertos? Megumi no podía responder las preguntas y solo podía ver como se desarrollaba todo aquello, como Yuji crecía o moría en el intento.

―¡Argh! Eso ha sido bueno―con lentitud, Kinji comenzó a levantarse y mostró una sonrisa divertida, ligeramente manchada por la sangre del escupitajo―. Eso no lo vi venir, pequeño mocoso de primer año. ¡Esto está siendo divertido!

Kinji se lanzó nuevamente hacia adelante imitando sus movimientos como la vez anterior. Iba a aprisionar a Yuji en una peor llave de Jiujitsu y romper su cuerpo para obtener lo que quería. Pero ese fue el error de Kinji Hakari. Yuji captó el movimiento, lo leyó, lo registró en su mente y reaccionó por inercia moviéndose en contra del movimiento de Kinji, apareciendo frente al chico de tercer año y estrellando su rodilla contra el rostro de este, rompiendo su nariz y haciéndolo que trastabille hacia atrás, sangre goteando por su mentón.

―¡Joder!

Yuji alzó los brazos, ligeramente flexionó las piernas y cubrió los huecos que pudiera tener al mismo tiempo que colocaba la pierna izquierda por delante de la derecha. Su cabello se agitó y el viento acarició su rostro levemente. Pero ni siquiera eso lo hizo parpadear o retroceder ante los ojos de Kinji.

―...

―¡Eso ha sido divertido, lo reconozco!―limpió la sangre que goteaba de su nariz destrozada. Meneó la mano y sonrió, mirando a Yuji Itadori a unos metros de él―. ¡Pero esto podemos hacerlo mucho mejor! ¿Por qué no me enseñas tu Técnica Maldita? ¡Quiero ver todo lo que guardas bajo la manga!

―No tengo una Técnica Maldita―reconoció el adolescente, sin bajar la guardia―. No tengo algo como eso para respaldar lo que hago. Solo mi control de energía maldita y mi propia fuerza bruta. ¿Sorprendido por eso, Kinji Hakari?

Kinji parpadeó varias veces, incrédulo por la respuesta del chico de primer año. Segundos después, una carcajada genuina escapó de su boca resonando por la azotea.

―¡Jajajaja! ¡Oh, my god! Esto es tan divertido, ¡Yuji Itadori!―la risa fue lentamente desvaneciéndose, pero los labios que mostraban la sonrisa de Kinji cerraron, solo disminuyeron de tamaño e intensidad―. No puedo imaginarme a alguien sin Técnica Maldita trabajando con esos ancianos, si me lo preguntas. Pero supongo que puedes se alguien especial...

―Me quisieron ejecutar.

―¿Qué?

―Satoru Gojo-sensei logró evitar que me mataran, no se cómo. Supongo que usando su posición y me dio esta vida ahora, una vida que ha sido empañada por Kenjaku y sus planes y por el encierro de mi profesor en una prisión―los ojos del chico se volvieron duros y fríos. Kinji sintió como si una hoja de metal acariciara su mentón y, por inercia, acarició este para ver si estaba sangrando o si realmente una hoja lo estaba acariciando―. Y voy a hacer esto, con o sin tu ayuda, Kinji Hakari.

Las palabras del chico de cabello rosado resonaron por la azotea, llegando a los oídos de Kirara, Panda y Megumi a parte de a los propios oídos de Kinji. Se oyeron incluso con una resolución propia de una persona que no tenía nada que perder y que podía seguir adelante a pesar de lo que estaba pasando. Era sorprendente ver como Yuji Itadori estaba resuelto a terminar con Kenjaku y rescatar al profesor Satoru Gojo de la prisión donde los enemigos lo tenían encerrado.

―Comprendo―los hombros de Kinji bajaron levemente y la intención desapareció de su postura, mirando al chico de primer año con cierto respeto―. Supongo que, si seguimos peleando, eventualmente me matarás.

―¡¿Kinji?!

―Tranquilo Kirara―Kinji levantó una mano, deteniendo a su compañero―. Estoy viendo los ojos de Yuji Itadori y veo en ellos una resolución. No vamos a conseguir nada reteniéndolos aquí, solo hacer que pierdan su tiempo. Si seguimos peleando, eventualmente el chico me superará y terminará venciéndome si no uso mi dominio. E incluso creo que su resistencia vencería a mi aguante mental. Alguien que ha sufrido y se mantiene como él, me ganaría en una batalla de aguante psicológico. No soy muy inteligente, pero incluso yo estoy viendo eso.

El grupo de hechiceros traidores y miembros de la resistencia contra Kenjaku, parpadearon ante las palabras de Kinji Hakari mostrándose sorprendidos. ¿Él estaba cediendo cuando aún no habían dado nada para que él se uniera a ellos?

―Entonces, ¿te unes a nosotros Hakari?

―¿Qué es lo que yo gano? Puedo pelear por el lado de Itadori, porque lo respeto. Pero no voy a arriesgarme por nada completamente, Fushiguro.

―Soy el líder del clan Zenin. Podemos llegar a algún tipo de acuerdo por tu ayuda.

La sonrisa de zorro apareció en el rostro de Kinji Hakari.

―Creo que nos vamos a llevar bien, Megumi Fushiguro.

Megumi no estaba interesado en ser líder del Clan Zenin y no estaba interesado en llevarlos a la gloria con aquella cruzada. Tenía cierto aprecio por el hombre que lo cuidó siendo una figura paterna y Megumi no iba a dejar que se pudriera en las manos de Kenjaku. Por supuesto, iba a dar todo lo que pudiera para recuperar a Satoru Gojo.

―Solo extiende un cheque y yo lo firmaré―aceptó el moreno, mostrándose relajado―. Siempre que nos ayudes en este "Juego de Sacrificio".

―¡Ja! Al menos mi muerte, estará llena de un poco de dinero y gloria, ¿no?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top