Capítulo 35
Una estación de tren se había extendido hasta donde podía llegar la vista. Los edificios derruidos, el campo de batalla y la sangre habían desaparecido para dejar paso a una estación sin daño alguno y sin marca de batalla alguna. Sentado en un banco, con los ojos ampliamente ensanchados, se encontraba Sukuna; pero aquel no era el Ryomen Sukuna de cuatro brazos, cuatro ojos y dos bocas. El Sukuna que estaba sentado, llevaba el uniforme de hechicero que había usado Yuji Itadori desde que se unió a la escuela de Tokio. Su cabello, rosado, estaba erizado y las marcas negras surcaban nuevamente un rostro juvenil, adolescente. Aquel Sukuna, era la versión anterior a ocupar el cuerpo de Megumi Fushiguro y de haber liberado su forma "original". El Sukuna allí sentado, aunque mantenía el poder de su forma original, tenía un aspecto mucho más humano, casi como si fuera un gemelo rebelde del mismo Yuji.
Frente a Sukuna, estaban dos adolescentes que no mostraban herida alguna o daño alguno en su cuerpo o vestimenta. Los ojos de Yuji habían dejado de ser ambarinos/dorados y volvían a ser de un color castaño que reflejaban una enorme calma y seguridad, aunque tenían un fuego constante. Por otro lado, Nobara se mostraba en perfecto estado y no parecía cansada tras su "dominio" usado contra Uraume. Los dos adolescentes estaban de pie, mirando a Sukuna, pero no estaban sorprendidos, o al menos no demasiado.
Aquella estación formaba parte de los recuerdos de Yuji Itadori y formó su "Expansión de Dominio", la cual tenía a los tres encerrados hasta que se desvaneciera por completo. Los tres estaban encerrados hasta que el adolescente de cabello rosado deshiciera su técnica o el límite de la misma llegara, lo cual no parecía probable hasta cierto tiempo que equivaldría a unos cinco minutos, esto fue lo que estipuló la mente del Rey de las Maldiciones mientras se levantaba, abandonando el único banco en aquella estación.
No había ninguna otra persona. La "Expansión de Dominio" de Yuji era una completamente cerrada, sin que nadie pudiera escapar de la misma. La de Sukuna y la de Nobara, se formaban alrededor de una determinada zona, tomando a su rival dentro de cierto rango. Eran las más fáciles de evadir, como descubrió Yuji al comprender la "Expansión de Dominio" de Sukuna durante el enfrentamiento.
―¿Qué es lo que vas a hacer mocoso?―los ojos del rey se movieron siguiendo los movimiento de Nobara, quien se estaba alejando de ambos―. ¿Me vas a matar de aburrimiento?
―Hmmm. Podría ser una buena opción―se encogió de hombros ante las palabras de su rival―; pero no es la más acertada ahora mismo, ¿no crees? Ni siquiera pensé en usar el aburrimiento. De hecho, creí que mostrarte las partes importantes de mi vida, sería bueno para que me comprendieras; sin embargo, ese pensamiento lo deseché al poco de expandir mi dominio y atraparte en él. Que No-chan entrara en el mismo, solo me lo hace más fácil.
―¿Fácil? ¡Ja! ¿En serio usas un apodo cariñoso con esa chica? Ninguno de los dos sobreviviréis a esta guerra, chico. Puedo verlo.
―Kenjaku cayó. Por eso tienes a Tengen dentro de ti.
Los dos se encontraban en un bosque. Hojas rojizas caían lentamente sobre la hierba, como si el otoño hubiera llegado al mundo construido con la energía maldita de Yuji. Pero ninguno de los dos estaba preocupado por lo que los rodeaba, ni siquiera parecieron percatarse de que habían recorrido toda la ciudad hasta aquel bosque. Yuji no prestó atención alrededor y Sukuna no le dio importancia a lo que le rodeaba. Ambos estaban enfocando su atención en el otro.
―Si...veo que te fijaste. Kenjaku tiene un plan sobre otro, lo que es un poco tedioso. Sin embargo, es lo que me ha asegurado la victoria. Una vez salga de tu dominio, no habrá vuelta a atrás.
―Ni siquiera creo que salgas, Ryomen Sukuna. Mi "Expansión de Dominio" es un poco especial y distinta. Mi intención no es matarte; no físicamente al menos―los ojos castaños de Yuji Itadori refulgieron con un brille divertido―. Como sabes, mis golpes dañan el alma- Bien, mi técnica dañará tu alma y separará a Fushiguro de ti.
―...comprendo. Quieres destruirme.
―Eso es correcto.
Haber tenido a Sukuna durante un periodo largo, le dio la capacidad a Yuji de identificar cuando un cuerpo tenía un alma demás, pudiendo dañarlas por separado y debilitarlas para evitar que la anfitriona sufriera un daño abrumador que la matara. Eso hizo durante toda la pelea: golpear directamente el alma de Ryomen Sukuna y debilitar su conexión con Megumi Fushiguro, lo que había llegado a lograr hasta cierto punto, aunque la propia mente de Megumi era lo que le impedía a Yuji conseguir separar a su amigo del Rey de las Maldiciones, una tarea mucho más sencilla ahora que estaban en su dominio y que, una vez que lograran cierta separación, Hana podría borrar por completo a Sukuna como intentó anteriormente.
―Entonces, tendré que matarte antes de que hagas tu movimiento, chico―Sukuna levantó ambos brazos y Yuji comprendió lo que haría―. ¡Desmantelar!
Los cortes invisibles destrozaron el bosque donde los dos estaban, haciendo que los árboles cayeran sobre su propio peso con un crujido sonoro de ramas y trono (al ser cortado) y golpearan el suelo con cierta fuerza. Esto no molestó a Sukuna, que pasó a disparar una flecha ardiente directamente contra el bosque. No tardó mucho en aparecer una enorme humareda y un mar de llamas que lo arrasó lentamente, bajo la atenta mirada de su invocador.
Pero la mente de Sukuna no pareció recordar que no estaba en su dominio...si no en el de su adversario. Pronto sintió como los ataques lanzados, le eran devueltos. El fuego y los cortes lo abrumaron por varios segundos antes de respirar, ahora con el uniforme hecho jirones y chamuscado sobre su cuerpo.
"La Canasta Hueca de Mimbre es la mejor herramienta ahora. No he perdido mis poderes, solo he vuelto a una forma anterior por una manera temporal. El mocoso no podría revertir los cambios realizados sin un gran pago"
―Odio cuando sacar algún que otro truco de debajo de la mesa, Sukuna―la pierna cruzó directamente hacia el rostro del Rey de las Maldiciones. El pie, con toda la intención de su dueño, lo golpeó directamente en el rostro y lo envió hacia atrás. Giró y derrapó, sintiendo como la sangre manchaba los restos de su ropa―. Pero aquí, no te sirven demasiado.
Sukuna no iba a discutir. No sabía como actuaba el dominio de Yuji y no sabía que era lo que podía esperar después de recibir sus propios ataques por una fracción de segundo. Si el chico lo hubiera atacado en serio, estaría muerto.
"¿Juega con la mente?"
El intercambio de golpes obligó a Sukuna a deshacer su técnica defensiva. Usando la mano izquierda, detuvo el puño directo de su adversario, pero este lo envió unos centímetros hacia atrás, Viendo su oportunidad, Yuji usó "Desmantelar" para atacar a Sukuna, ataque que este rechazó haciendo uso del suyo propio, ocasionando otra explosión invisible que reverberó por el lugar.
El dominio de Yuji no parecía generar un ataque directo como lo hacían el de Sukuna o Satoru; tampoco parecía causar un control sobre su enemigo o generar un ataque masivo que exterminar a su rival. Ningún hechicero había aprendido que había que los dominios se manifestaran o como la mente o la intención del hechicero le daba forma para lo que necesitaba. Aquel dominio se había formado bajo la intención clara de Yuji para separar a Sukuna de Megumi, destruyendo el alma del Rey de las Maldiciones en el proceso. Eso podía ser un indicio claro: Yuji podría reflejar los ataques para que dañaran el alma de su rival y debilitar la conexión entre los dos huéspedes del mismo cuerpo hasta el punto de separación y la exterminación de aquel contra el que el chico luchaba. Si esto era así, Sukuna no podría hacer mucho para defenderse, aunque tenía mejores opciones que contra un dominio como el de Satoru Gojo o el suyo propio.
"Pero, ¿dónde está la mocosa?"
La atención de Sukuna fue dirigida rápidamente a las flechas de sangre que surcaban el cielo, rápidas, hacia él con las puntas extremadamente afiladas. Las vio avanzar sin titubear, siguiendo las órdenes de su invocador. Su mejor opción era cortarlas y así lo hizo. Respirando hondo, usó "Desmantelar" para cortar las flechas de sangre, convirtiéndose en un grave error. Yuji cerró la mano derecha cuando las flechas explotaron enviando la sangre en distintas direcciones, y la sangre volvió a unirse formando dichas flechas.
Sukuna estaba atrapado.
―Supongo que no tienes como contenerte, ¿eh mocoso?
Sonrió torciendo los labios. Estiró el brazo y disparó su mejor flecha de fuego hacia Yuji, devorando los proyectiles de sangre en el proceso antes de golpear y estallar sobre el adolescente hechicero de primer año. Sukuna se permitió sonreír un poco más, satisfecho con el ataque directo...
―Supongo...que el "Infinito" no me ha abandonado.
El humo se disipó segundos después. El ojo derecho de Yuji relucía nuevamente de una tonalidad azul como el mismo cielo, brillando con intensidad.
―Has...asimilado la técnica maldita de Satoru Gojo, ¿eh? Supongo que he de felicitarte, si me lo permites. Nadie ha podido asimilar algo tan rápido como tú. Debe deberse a tu "despertar".
―Supongo...o tal vez el profesor Gojo tenía fe en que esto pasara, sumándolo a tu técnica. Rotación Inversa: Resplandor Rojo.
Yuji giró el brazo y disparó la esfera roja contra Sukuna. Esta comenzó a devorar todo lo que había a su paso, creciendo en tamaño, intensificándose ligeramente según pasaban los segundos y rotando mucho más rápido que antes.
―Ya superé esto dos veces. Una tercera...no importa demasiado. ¡¿?!
Sukuna bajó los ojos a sus pies. No podía moverse. Había intentado saltar hacia atrás, a la derecha o la izquierda, pero sus pies no se despegaron del suelo por más que lo intentó. Por ello, la esfera roja lo golpeó directamente y, en ese momento, fue empujado hacia atrás unos veinte metros antes de ser engullido por la esfera.
El polvo y el humo ocasionados por la explosión se desvanecieron unos quince segundos después, cuando un fuerte viento agitó los mismos, dejando ver como había quedado Sukuna. La sangre goteaba de sus dos brazos, los cuales recibieron la mayor parte del impacto de la técnica de Yuji, dejando incluso que la carne se quemara y mostrara el hueso bajo la piel y el músculo, sobresaliendo pero no con un estado de ruptura por la explosión. Además, las heridas comenzaron a sanarse lentamente, de manera inconsciente.
―Se supone que esto dañaría mi alma, pero veo que me estoy regenerando como si nunca me hubieras dañado. ¿Qué hace exactamente tu dominio, mocoso?
―Daña tu alma, pero no como tú lo piensas. Solo te estoy debilitando, dañando para separarte de Fushiguro. Será Hana quien te de el golpe de gracia, una vez salgamos de aquí.
―Aun no lo comprendo, pero lo que sé es que debo matarte. ¡Así que...!
―¡Nue!
Los ojos de Sukuna se abrieron y la sonrisa de Yuji apareció con fuerza.
―No eres la única alma dentro de mi dominio, Sukuna. ¡Tu cuerpo tiene dos almas!
Un ave de plumaje oscuro, rojizo y un extraño rostro, agarró de los hombros al Rey de las Maldiciones y lo elevó en el cielo.
―¡Horquilla!
Haciendo uso de la energía maldita que le quedaba, Nobara convocó un clavo gigante que atravesó el cuerpo de Ryomen Sukuna.
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