Capítulo 32
Las decisiones forjan a las personas y dan visibilidad a los caminos que siguen a lo largo de sus vidas, convirtiéndose en una parte íntegra de cada uno. Yuji había tomado sus decisiones: comerse el dedo de Sukuna para salvar a sus compañeros; estar dispuesto a ser ejecutado como si no importara su vida; considerarse una parte más del engranaje del destino y los planes para detener a Kenjaku...había tomado decisiones que se marcaron en su camino y que comenzaron a construir su futuro y su presente sin que él pudiera tomar realmente una decisión, sentirse realizado por seguir el camino frente a él. Pero como le había dicho su abuelo, algo que le repitió hasta el final de sus días, Yuji no podía abandonar a sus amigos sin sacrificarse él mismo para el bienestar de los demás.
Volver de la muerte no era algo agradable ni que una persona pudiera hacer. Cuando un ser humano moría, debía quedarse muerto y su familia llorar su fallecimiento. Esto era algo que pasaba en todos lados, sin importar si eras hechicero o un humano ordinario con mucho dinero pero nada de energía maldita. No fue el caso ni para él ni para su profesor, quien estaba peleando contra Kenjaku.
Yuji tomó una enorme bocanada de aire cuando volvió a abrir los ojos. El rostro pálido de Choso fue lo primero que vio, mirándole con una preocupación real reflejada en sus oscuros ojos. El hombre había estado usando su técnica de "Manipulación de Sangre" para devolverlo a la vida o, al menos, para que no muriera hasta que alguien pudiera usar la "Técnica Inversa"; algo que el propio Yuji usó nada más abrió los ojos, sintiéndose como nuevo...sintiéndose mejor.
Había sido como renacer.
Al adolescente le habría gustado hablar con su hermano, pero no pudo despedirse de sus amigos y familiares. Los temas de una vida cotidiana no estaban dentro de sus prioridades en el presente. Cuando sus ojos capturaron el movimiento de Sukuna y como iba a aplastar la cabeza de Aoi, solamente pudo moverse hacia adelante y reaccionar con un "Black Flash" después de detener el pie del Rey de las Maldiciones.
Sukuna no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, lo que su cuerpo sintió. Podía percibir la energía maldita de Yuji Itadori en el cuerpo de Yuji Itadori, ¿pero podía estar vivo? No poseía los "Seis Ojos" del clan Gojo, pero sabía que aquel adolescente que lo golpeó era el mismo que lo tuvo dentro de su cuerpo durante dos meses...o casi el mismo adolescente. Podía ver que el chico era Yuji, pero no comprendía como volvió a la vida.
Ambos se miraron, separados por un espacio de varios metros que podía considerarse como un terreno "neutral". Sukuna repasaba con sus ojos el cuerpo del adolescente, buscando alguna marca que indicara que el chico era una invocación o que había sido traído a la vida por alguna especie de ritual. Por su parte, los ojos de Yuji miraron cada una de las manos de Sukuna, cada uno de los brazos. Para poder vencer a Sukuna, solo tenían una oportunidad y debían de confiar en las habilidades de Hana, lo que le dejaba a él el papel más peligroso.
Yuji apretó los puños, pero no fue un gesto que se replicó en su cuerpo. No se mostró tenso ante la intensa mirada del Rey de las Maldiciones ni dejó que el miedo embotara sus sentidos. Extrañamente, Yuji no podía percibir el miedo dentro de su cuerpo, en la amalgama de emociones que lo hacía levantarse. Podía percibir ira, tristeza y, tal vez, un poco de desesperación por obtener resultados. Pero esto último, lo mantenía al fondo de su mente, encadenado en una caja en lo más profundo y no estaba dispuesto a soltar sus preocupaciones.
Las palabras de sus padres y su abuelo, así como las de Nanami y Junpei, estaban presentes también en su cabeza, resonando cada pocos segundos. Estaba feliz por saber que su padre y su madre se habían amado, pero estaba enfadado con Kenjaku por haber asesinado a Kaori y haber tomado su cuerpo. Habría nacido sin importar que Kenjaku interfiriera y lo habría hecho en una familia llena de amor.
Tampoco ayudaba que su padre fuera la reencarnación del hermano de Sukuna.
Yuji no estaba feliz por estar emparentado, de maneras extrañas, con los dos seres más peligrosos de la hechicería. Eran lazos que, aunque quisiera, no podría borrar, y podía usarlos como herramientas para vencer a ambos y terminar con aquella guerra.
Estaba dispuesto a ello, a ser el segundo "Ryomen Sukuna".
―Puedo decir que estoy sorprendido y que respeto tu tenacidad, mocoso; pero deberías haberte quedado en el otro lado.
Los cortes salieron disparados hacia Yuji sin que Sukuna hiciera algún gesto para avisarlo. Pero no le hizo falta. Respondió al movimiento de su enemigo con "Desmantelar", con una versión distinta a la que había usado el Rey de las Maldiciones, pero que permitió anular el ataque de este, causando estallidos invisibles.
―He comprendido algunas cosas―Yuji se había lanzado hacia adelante un segundo después de que su "Desmantelar" chocara con el de Ryomen Sukuna―. Mi padre fue la reencarnación de tu hermano. Dentro de mis genes, soy un posible monstruo capaz de destruir un país entero. Mi familia era una familia de hechiceros. Y, según mi abuelo, he "despertado"―el jab chocó contra las cuatro manos de Sukuna, causando una onda de choque―. Se podría decirse que soy el "Ryomen Sukuna" de la actualidad.
Sukuna no pudo reaccionar cuando el segundo jab llegó desde abajo, golpeando sus manos (las cuales tenía para detener la fuerza del golpe) y fue empujado hacia atrás, varios metros.
―Son suposiciones bastante erradas. Para que seas yo, necesitas no tener escrúpulos, ser un monstruo de verdad...
―¿Y quien te dice que yo, ahora, los tenga?
Flechas de sangre cayeron hacia Sukuna con un gesto de Yuji. Había manipulado la sangre esparcida por el campo de batalla, formando proyectiles delgados que atravesarían hasta un grueso muro de concreto.
―Si bien te estas catalogando como un monstruo, no lo eres. ¡Aun tienes sentimientos!
Ryomen Sukuna aplaudió con fuerza. La onda sonora esparció los cortes creando una cúpula alrededor de él, cortando los proyectiles de sangre sin que estos fueran un peligro para él.
Yuji movió las manos y las juntó. La sangre cortada respondió formando una espada gigante. Bajó el brazo derecho simulando un corte y el arma cortó el sitio donde debería haber estado Sukuna.
―¡Estas improvisando, chico!―los puños de ambos chocaron. Yuji se echó hacia atrás y Sukuna lo golpeó con la palma de la mano, causándole varios cortes en su torso que se curaron al segundo―. ¡Tú...!
Yuji giró en el aire y pateó a Sukuna, enviándolo contra el suelo, lanzándolo con su fuerza sobrehumana. Aun mirando hacia abajo, disparó una flecha de fuego que el propio Sukuna repelió con la suya propia, causando una explosión de llamas y humo.
―¡Solo estoy haciendo lo mismo que has hecho!
Dos "Black Flash" chocaron cuando los puños de Yuji y Sukuna se encontraron, conectando un golpe que generó un fuerte viendo y un estallido de energía maldita. El choque causó que la energía se dispersara en finos rayos negros con bordes rojos, golpeando cientos de sitios al mismo tiempo.
"Este mocoso"
Sukuna movió los brazos. Yuji reaccionó al leve movimiento empujándolo con un estiramiento de brazo, generando una fuerza invisible que le hizo recordar a Sukuna la misma técnica que él usó con Kashimo y el resto de los hechiceros. Sintió como el suelo desapareció de debajo de sus pies y vio a Yuji mirándolo.
El chico cerró la mano formando un puño.
La sensación de desgarró siguió poco después al gesto. Era un gesto simple, que no implicaba peligro. A los segundos, Sukuna comprendió que aquel gesto, fue para realizar "Desmantelar". Aunque no solo lo comprendió. Las líneas comenzaron a aparecer en su torso, piernas...en todo su cuerpo. Gracias a la "Técnica Inversa", regeneraba cada una de las heridas a una velocidad que impedía que su cuerpo fuera desmembrado, pero fueron al menos mil cortes los que aparecieron rasgando su piel, músculo y carne.
Y se quedó grabado en su mente por los siguientes segundos.
―Usar mis propias técnicas en mi contra, mocoso―la sonrisa fue oscura, prometía dolor. Yuji solamente bajó el brazo, pero mantuvo sus ojos fijos en Sukuna―. ¡No puedes vencerme! No puedes hacer nada por ti mismo sin recurrir a mí...
―¡Black Flash!
Recorrió el espacio que lo separaba de Sukuna en un parpadeo. Entró en el rango del Rey de las Maldiciones y superó su defensa antes de que este la armara. Golpeó con un gancho directo al estómago de su enemigo y descargó la energía maldita en una milésima de segundo, enviando a Ryomen Sukuna a volar hacia atrás.
―¡¿?!
―No te estoy usando a ti para vencerte―Yuji no había abandonado a Sukuna. Mientras el Rey de las Maldiciones Salía disparado hacia atrás, Yuji lo siguió―. ¡Solo estoy haciendo uso de las técnicas de mi padre! ¡Desmantelar!
Apoyó la mano en una columna. Al tiempo que Sukuna caía al suelo, Yuji despedazó la columna y creó una lluvia de fragmentos que hizo su función de escudo entre él y el Rey de las Maldiciones, ocultándolo al mismo tiempo de los ojos de su enemigo.
―Técnica de Manipulación de Sangre―un fragmento se apartó. Los cuatro ojos de Sukuna miraron a Yuji―. ¡Supernova!
La sangre estalló y Sukuna sintió como su cuerpo recibía un daño masivo, tanto externa como internamente. Fue como si la sangre respondiera ante el movimiento del pelirrosado, como si esperara sus órdenes.
"Realizó la técnica de Convergencia en un segundo antes de pasar a Supernova...este mocoso de mierda es demasiado molesto"
Sukuna limpió la sangre que goteaba por su mentón. Las heridas habían comenzado a cerrarse al segundo de haberlas recibido. Estaba mermando la resistencia de su cuerpo y la energía maldita. Sentía como su cuerpo se iba volviendo más lento...
―¡Ah! Supongo que fue un error menospreciarte―reconoció, mirando a Yuji―. Todo esto...¿simplemente para rescatar a Megumi? ¿O porque herí tu orgullo, mocoso?
El chico saltó entre los escombros que caían. No respondió a la pregunta de su enemigo. Apoyó la mano en uno de los fragmentos y lo empujó hacia Sukuna, obligándolo a saltar hacia atrás, haciéndolo evadir el proyectil.
―...
Sukuna frunció el ceño cuando tomó una distancia prudente. Había comprendido que Yuji ya no tenía la técnica maldita de Satoru Gojo, ¿pero porque el chico estaba tan seguro de sí mismo? Aquellos ojos ambarinos seguían sus movimientos en todo momento y parecían perseguirlo aunque mejorara su cuerpo con energía maldita.
"Él...ha despertado. Lo que vi cuando peleó con el hombre Zenin. Eso, ha pasado ya"
El viento se agitó y los escombros finalmente cayeron al suelo. Caminando entre ellos, con los puños envueltos en energía maldita, Yuji Itadori avanzó hacia Ryomen Sukuna.
―¡Hahahah! ¿Vas a tener esa cara durante toda nuestra pelea, mocoso? ¡No te hace bien verte tan serio!
Yuji volvió a mantener el silencio. Los cortes invisibles chocaron entre sí, creando explosiones de aire alrededor de los dos. Sukuna reconoció que aquel alegre Yuji Itadori...no lo veía tan peligroso como el silencioso mocoso que caminaba hacia él.
Una explosión de escombros detuvo al adolescente e hizo que Sukuna mostrara una sonrisa depredadora.
―Kenjaku...hijo de perra....
―¡YUJI ITADORI!
―...
A pesar del grito y de lo que sus ojos veían, Yuji no reaccionó ni se inmutó al ver frente a él a alguien que creyó muerto.
―¡HE VUELTO POR VENGANZA!
―Mahito...
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