Capítulo 21
Los "Dedos de Sukuna" fueron, literalmente, los veinte dedos del Rey de las Maldiciones. Estos se convirtieron en objetos malditos con la esencia de Ryomen Sukuna cuando este transfirió su propia alma a dichas falanges, dividiendo su poder en veinte partes iguales sin predominar en una de estas. Fue uno de estos objetos malditos (o mejor dicho dedos) lo que Yuji Itadori se comió para salvar a sus compañeros, transfiriendo la consciencia y parte del poder del rey dentro del adolescente.
Aunque crear un objeto maldito parece algo fácil, solo una persona había podido lograr recrearlos, haciendo que muchos hechiceros formalizaran un pacto con él para resucitar en el futuro, aunque fuera siguiendo sus planes. Este hechicero fue Noritoshi Kamo, el "Hechicero Maldito", el hombre que investigó sobre la posibilidad de crear humanos/maldiciones a través del útero de una mujer, dando paso a los "úteros malditos" y manchando su legado con dicha acción. Pero esto, no fue obra del antiguo líder de los Kamo. Kenjaku urdió todos los planes, utilizó el cuerpo de Noritoshi como estaba usando el de Suguru Geto y creó los úteros malditos con el objetivo de crear un cuerpo para Sukuna, una vasija que pudiera traer a la vida al Rey de las Maldiciones con todo su poder. Y ese cuerpo...fue su propio hijo Yuji Itadori, quien es, indirectamente, hijo de Kenjaku y un hechicero con la capacidad de devorar objetos malditos y utilizar, en menor medida, sus poderes si fuera el caso.
Este plan, aunque complicado, fue lo que llevó a Satoru Gojo a investigar sobre los objetos malditos, tomando firmemente la idea de convertirse en uno y poder transferir su poder al único estudiante que podría usarlo sin repercusiones, dado a la conexión que establecerían al ser él un objeto maldito y su estudiante la vasija donde residiría su poder.
Pero era algo complicado.
Kenjaku había descubierto como convertir a personas en objetos malditos, pero toda la información había desaparecido con él.
―Está un poco loco, profesor.
Yuji había dejado en claro, con sus palabras, lo loco que sonaba el plan cuando llegó a sus oídos. ¿Convertirse en un objeto maldito para vencer a Sukuna cuando fuera derrotado? Incluso él estaba viendo los problemas de dicho plan, los cuales eran unos pocos. Si Sukuna vencía a Satoru Gojo, ¿por qué él con sus poderes podría vencerlo? Yuji dudaba de que su profesor estuviera viendo lo mismo que él, porque ni siquiera se había inmutado cuando mencionó su plan.
Pero Satoru Gojo era un hombre orgulloso, un hechicero poderoso con cierto nivel de ego que lo había empujado a idear el plan que estaba proponiendo a su estudiante. Había pasado los últimos quince días estudiando los objetos malditos, intentando así llegar a comprender como convertirse en un objeto maldito como lo había hecho Sukuna, aunque este fuera ayudado por Kenjaku. Y, finalmente, comprendió como transferir su consciencia a una parte de su cuerpo para convertirse en un objeto maldito.
―Ma, ma, no es necesario que estes tan alterado, Itadori-kun―la sonrisa divertida se extendió en los labios del profesor como si hubiera sido dibujada con un lápiz. El estudiante frunció el ceño, allí sentado, mirando a su profesor sonriendo como si convertirse en un objeto maldito no fuera una tarea complicada, algo que solamente su enemigo había logrado hacer―. ¿Sabes algo sobre las almas? Has estudiado el estudio de Tsukumo, ¿verdad? El que te entregó Choso.
La difunta Yuki Tsukumo, una hechicera de grado especial que había sido asesinada por Kenjaku recientemente, había dedicado una parte de su vida a hacer un estudio sobre las almas; mismo estudio que la mujer entregó a Choso y este se lo dio a Yuji con la esperanza de que fuera algo importante para la guerra, o al menos así lo había visto Yuki.
Yuji había sido la vasija de Ryomen Sukuna. Había tenido un alma dentro de su cuerpo que no era la suya. De entre los hechiceros actuales, el chico de primer año era el que mejor entendía como funcionaban las almas y la forma de afectarla, lo que era importante para hacer frente a Sukuna dentro del cuerpo de Megumi, pues la intención de todos ellos era separar a Sukuna y Megumi y finalmente deshacerse del Rey de las Maldiciones de una vez por todas.
―Hmm si lo leí mientras entrenaba con Toji-san.
Las almas eran de importancia dentro del mundo de la hechicería, pero estas no habían sido tomadas en cuenta en...¿mil años? Satoru Gojo lo comprendió mientras buscaba la forma de convertirse en un objeto maldito y pasarle sus poderes a su estudiante frente a él.
―Bien, bien, eso acorta mucho el camino para que comprendas como uno puede convertirse en un objeto maldito―el profesor de hechicería había investigado todo lo que pudo encontrar sobre como convertirse así mismo en un objeto maldito. Ya había hablado con Yuta en ese tiempo para que el chico usara su cuerpo si moría, pero estaba creando ahora más ases bajo la manga―. He estudiado como Sukuna se convirtió en un objeto maldito, como transfirió su consciencia y poder en veinte dedos, dándoles las propiedades de "objetos malditos" y transfiriendo algo de su consciencia a ellos. Al principio se creía que fueron los ancianos y el consejo quienes hicieron el trabajo, o al menos los diez hechiceros que lo enfrentaron. Pero tras las palabras de Kenjaku, sus movimientos y planes...queda claro que él hizo todo.
La historia escrita había sido una verdad que ni siquiera el profesor de hechicería pudo cambiar. Se había contado, a lo largo de mil años, que Ryomen Sukuna fue derrotado por diez hechiceros fuertes, viéndose obligados a dividir el poder y consciencia en veinte dedos del cuerpo del Rey de las Maldiciones, separando las falanges y ocultándolas de cualquier brujo o maldición con consciencia, manteniendo así a Sukuna muerto durante mil años.
Y ahora, todo ello fue una mentira escrita en papel.
Kenjaku había encontrado la forma de crear objetos malditos y de hacer que personas se convirtieran en ellos. Y dicha forma de hacerlo, estaba ligada al alma de la persona que quería convertirse en un objeto maldito, siendo lo más importante. Así había sido como Sukuna se convirtió en un objeto maldito: dividiendo su alma en veinte partes iguales, transfiriendo su poder y consciencia en el mismo porcentaje entre las partes, dándole a Kenjaku un plan futuro...el cual estaba llevando a cabo actualmente sin remordimiento.
―Hmm es algo plausible―la voz del adolescente sacó a Satoru de sus pensamientos―. Cuando Sukuna estuvo en mi interior, pude sentir algo "más" dentro de mí mismo, como si alguien más estuviera dentro de mi cuerpo o como si fuera un disfraz puesto sobre otro cuerpo. Si Sukuna dividió su alma en veinte partes hace mil años, lo mismo que hizo para poseer a Fushiguro, significa que solamente con tener consciencia sobre su propia alma, un hechicero podría convertirse en un objeto maldito sin limitación alguna.
―Eso es correcto. Y ese es mi plan.
―¡¿?!
―Pensé en Okkotsu o Zenin para convertirse en mis vasijas, pero no creo que sea lo correcto. El potencial de Okkotsu-kun solo puede llevarse al límite cuando él es dueño de su poder, cuerpo y de Rika, por lo que sería una carta desaprovechada―movió sus ojos por la habitación, admirando la decoración japonesa―. Zenin es una luchadora de cuerpo a cuerpo sin energía maldita, por lo que darle energía maldita es imposible y desaprovecharía convertirse en mi vasija. Eso nos deja solamente a la "Vasija de Sukuna", a la persona que asimiló la energía maldita del Rey de las Maldiciones.
Las esperanzas se posaron en Yuji y el chico sintió las mismas sobre sus hombros como dos fuertes manos que lo empujaron hacia abajo. Respiró profundamente, inhalando y exhalando como si estuviera hiperventilando, con su mente funcionando al cien por cien, sin poder llegar a una idea clara o un pensamiento audible. Su profesor lo estaba empujando a convertirse en...
―...un monstruo. Sería un monstruo si hiciera eso, profesor.
―¿Ah? ¿Es así?―Satoru rio secamente―. Eres un "útero maldito", un hechicero empujado a una restricción que dotó tu cuerpo de un poder físico abrumador y despertó su energía maldita sellada cuando compartiste cuerpo con Sukuna. La definición de "monstruo" puede ser perfecta para alguien como tú en un mundo como este. Sin embargo, Itadori-kun, la guerra solo tiene cabida para los monstruos. Ellos son los únicos que sobreviven.
La idea que propuso Satoru Gojo, era repugnante para alguien como Yuji Itadori, quien se había criado en un mundo normal hasta que decidió cambiar su vida salvando a sus compañeros, devorando el objeto maldito que lo convirtió en una vasija. Pero...¿por qué no serlo de nuevo? Megumi, su mejor amigo, estaba siendo controlado por el monstruo que anteriormente estuvo dentro de él. La hermana de su amigo fue asesinada mientras era poseída por otra persona. El mundo ordinario...ya no existía. Y estaban en guerra.
Hizo crujir los nudillos de sus manos. Soltó todo el aire que mantuvo dentro de sus pulmones, creando un sonido silbante. Había llegado hasta el punto de entrenar con un muerto, todo con la intención de salvar a su compañero.
Los ojos castaños de Yuji miraron el extraño brillo azulado en los ojos de su profesor. Ambos, adolescente y adulto, entendieron que habían creado un plan y que ambos caminaban por el mismo puente.
―Bien, profesor. Explíqueme su plan.
Satoru Gojo, por primera vez, solamente asintió sin sonreír.
*Nota: disfruten...antes del infierno
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