Capítulo 17

Las técnicas malditas o rituales eran despertados por aquellos hechiceros que contaban con energía maldita, pudiendo variar entre su tipo y alcance, haciéndose más o menos poderosas, aunque mucho de su poder provenía del manejo del propio hechicero que la empleara. Muchas de estas técnicas, se habían convertido en una línea para las familias de hechiceros de Japón, siendo una representación de su poder o estatus, llegando a ser el motivo en algunos de los clanes de hechiceros, el motivo de la elección de un líder, como era el caso del clan Zenin con la "Técnica de las Diez Sombras", la técnica más fuerte dentro del clan y que puso, en su momento, a Megumi como su líder según las normas del mismo clan.

Pero tener una técnica maldita dentro de la familia, aunque en muchos casos había diversas técnicas en un mismo clan, pues no era algo que se heredaba con la sangre, no hacía seguro que todos los miembros despertaran un ritual o poseyeran energía maldita, como era el caso de Toji Fushiguro o Maki Zenin, quienes estaban sujetos por una "Restricción Celestial" que les impidió poseer energía maldita, pero dándoles unas enormes capacidades físicas equilibrando la balanza, superando a muchos físicamente que tenían energía maldita.

Sin embargo, sobre todas las técnicas y todos los hechiceros de la historia, el ritual más fuerte era la "" del clan Gojo, convirtiendo a quien la despertara en un hechicero sumamente fuerte. Aunque esta técnica debía ser complementada con los "Seis Ojos" para aumentar su control y precisión, para poder manejar todo el poder de la técnica.

En la era actual, Satoru Gojo había tomado el papel del "Hechicero más Fuerte", tomando un papel de equilibrio entre maldiciones y hechiceros gracias a su enorme poder. Era el último de los miembros de su clan, pero contaba tanto con "Los Seis Ojos" como con la "Técnica de Maldición Ilimitada" y tras haberla mejorado y aprendido, Satoru había sido una enorme diferencia entre los enfrentamientos entre hechiceros y maldiciones.

Había sido uno de los hechiceros que Kenjaku vio como una amenaza.

―¿Por qué me ha contado todo sobre su técnica maldita, profesor?

Yuji y Satoru se encontraban actualmente en la misma habitación que había usado Toji para el entrenamiento físico del estudiante de primer año. Ya habían pasado los días establecidos en los que el hombre podía mantenerse "vivo" por la técnica de Nobara, por lo que la primera parte del entrenamiento de Yuji había concluido hacía unas horas y ahora Satoru Gojo había tomado el relevo del hombre al que él mismo había asesinado en una pelea.

Satoru miró a su estudiante por un largo minuto. ¿Por qué le estaba enseñando a Yuji todo sobre su técnica maldita? ¿Por qué le había hablado sobre los "Seis Ojos" y la "Técnica de Maldición Ilimitada" si no era parte de su clan? Yuji Itadori había sido la vasija de Sukuna hasta hacía quince días, donde el mismo "Rey de las Maldiciones" tomó la decisión de ocupar el cuerpo de Megumi Fushiguro convirtiéndose así mismo en un objeto maldito. Eso, por supuesto, había dejado a Yuji sin su principal arma en caso de peligro mortal, pero no lo había dejado desarmado completamente.

Después de conocer la historia de su estudiante, Satoru pensó mucho sobre lo que era Yuji Itadori, tanto para Kenjaku como para el mundo de la hechicería. ¿Era un joven normal? No. ¿Era un hechicero? No hasta que se involucró con uno de los "Dedos de Sukuna" y se convirtió en su vasija. Pero los antecedentes de hechiceros estaban en el ADN del muchacho, estaban presentes. Su madre había sido una hechicera controlada por Kenjaku. El chico había nacido de una manera extraña, siendo en sí un "Útero Maldito", un recipiente creado para contener a Ryomen Sukuna y contener todo el poder de los veintes dedos. Y, a pesar de ello, el chico nació con una "Restricción Celestial".

La forma de nacer de Yuji había sido extraña y planeada por Kenjaku para seguir con sus propios planes. Era descendiente de un Kamo (indirectamente) y la madre, o el cuerpo de la madre de Yuji, había sido una hechicera anteriormente, cuya maldición había sido tomada por Kenjaku cuando habitó su cuerpo para la creación de su recipiente.

Yuji habría sido hechicero si las cosas hubieran seguido el curso natural de las cosas. Satoru vio el mismo patrón que afectó a Maki y Kokichi Muta y no cabía duda de que Yuji contaba con una "Restricción Celestial" que le impidió usar energía maldita o adquirir la técnica de su madre.

Pero había una distinción entre los tres.

Las personas con una "Restricción Celestial" no podían usar energía maldita y mucho menos ver a las maldiciones, algo que Yuji si podía hacer y era el motivo por el que fue convertido en hechicero. Posiblemente antes pudiera intuir a las maldiciones, pero desde que se convirtió en la vasija de Sukuna, el chico había podido verlas y enfrentarlas manejando su propia energía maldita.

Convertirse en el contenedor de Ryomen Sukuna lo había convertido en una excepción a la regla. Poseía todas las cualidades de una persona con una "Restricción Celestial"; podía manejar la energía maldita para pelear; y podía ver a las maldiciones sin ningún artefacto de por medio. Para Satoru, su estudiante de primer año era una completa excepción que no pasaría hasta dentro de otros mil años.

―Debes comprender todo lo que es mi técnica maldita...porque es parte de mi plan para derrotar a Ryomen Sukuna y traer de vuelta a Megumi a la vida.

Satoru tenía en la mente dos escenarios. El primero de ellos era el más complicado: el vencía a Sukuna, pero por ende mataba a Megumi en el proceso, algo que no estaba poniendo sobre la mesa de manera fija y prefería rescatar a su estudiante y no eliminarlo de la faz de la tierra (lo que era mucho más peligroso para todos). El segundo le mostraba a él siendo derrotado por Sukuna y dejando las cosas en las manos de los otros hechiceros, los cuales no todos eran demasiado confiables para pelear contra un monstruo de hacía mil años. Y, en esa parte, entraba el chico que estaba frente a él, mirándolo con su único ojo sano.

―¿Yo? ¿En qué me beneficiaria conocer su técnica maldita, profesor? Sukuna no puede usarla...

―Pero si puedes emularla―el hombre soltó un suspiro profundo. Sukuna había tomado el cuerpo de Megumi por una sola cosa: su técnica maldita, aquella que podía vencerlo a él―. Sukuna ha tomado el cuerpo de Megumi para poder convocar al General Divino de las Ocho Hojas Divergentes del Sila: Mahoraga, un shikigami que Megumi puede convocar y que puede superar mi técnica maldita, por ende, puede matarme si el combate se alarga.

―No comprendo como eso me ayudaría a emular su técnica, profesor―Yuji miró a Satoru con una confusión real―. No tengo una técnica como Yuta-senpai, por lo que no puedo y no puedo convocar tu propia técnica para pelear contra ellos, profesor. Si Mahoraga te vence, ¿por qué yo podría enfrentarlo?

―¿Te acuerdas cuando te entrené viendo películas?

―Ajá.

―Ahí todavía tenías a Sukuna dentro de tu cuerpo. Eras la "Vasija de Sukuna", el contenedor de un monstruo que ahora está liberado―los ojos azules del albino se clavaron en su estudiante. Eran unos ojos azules como el cielo, tan brillantes como dos zafiros claros―. No podías convocar a Sukuna a voluntad ni podías usar sus técnicas a conveniencia. Pero eso no significa que no pudieras usarlas en un largo plazo.

Yuji se había comido de los objetos malditos más peligrosos del mundo de la hechicería, haciendo así que su cuerpo tuviera dos almas, cada una con su propia mente. Pero así como Sukuna planeaba usar el poder de Megumi...Yuji podía usar el poder de Sukuna para enfrentarlo, cada una de sus técnicas, y eso era debido a los residuos que el propio Sukuna dejó dentro de su anterior vasija y no decidió deshacerse de ella.

―Sukuna planea usar la técnica maldita de Megumi para matarme; pero tú puedes hacer lo mismo. Has sido el contenedor de Sukuna por varios meses; has entrenado en el control y manejo de la energía maldita; eres un "Útero Maldito" creado para los planes de un demente; y has sido maldito con una restricción que te dio un poderoso cuerpo y que tú mismo has roto con la ayuda de Sukuna, quien te dio acceso a la energía maldita al estar en tu cuerpo.

―Eso...

―Ahora mismo, después de mí y Okkotsu, eres nuestra tercera arma en la batalla contra Sukuna y Kenjaku. Eres, con el entrenamiento adecuado, un hechicero que hará la deferencia contra el monstruo de la era Heian que tanto sufrimiento ha traído―las manos del profesor Gojo cayeron sobre los hombros del estudiante, obteniendo la completa atención del adolescente―. Yuji Itadori. Desde este momento, eres un hechicero de grado especial. Haber llevado a Sukuna, te hace sentir el borde entre almas.

Yuji Itadori parpadeó, sintiendo el peso de las manos de su profesor en sus hombros. La importancia de aquellas palabras dichas por Satoru, se clavaron en su mente como un clavo martilleado con la intención de quedarse, como un hierro candente pegado a su piel.

―Pero yo...

―Te voy a dar las herramientas necesarias, Yuji. Por eso te hice entrenar con el viejo loco padre de Megumi―la sonrisa aumentó en los labios de Satoru Gojo―. Tengo un plan para el cual solo tú puedes ejecutarlo.

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