Capítulo 1
...Se conoce como gemelos idénticos, o monocigóticos a aquellos fruto de un mismo óvulo que en algún momento a lo largo de los 13 días después de la concepción se divide en dos o más embriones. Tienen el parecido de un clon -mismo sexo, misma apariencia...
—Serás abierto y amable. No harás ninguna broma sucia. Ni ningún tipo de broma. Usarás los cubiertos en la mesa. Comerás con la boca cerrada. No lo observarás demasiado. Tomarás una ducha, arreglarás tu cabello y usarás ropa limpia. Sonreirás. Está prohibido que menciones cualquier cosa personal, porque se supone que eres yo. Así que abstente de hacer o decir cualquier estupidez natural en ti.
—Podría envolverme en plástico también.—Louis rodó los ojos ante la paranoica actitud de su hermano.
Acomodados en el piso de la pequeña habitación que compartían. Refugiándose de la presencia de sus hermanas menores.
Los Tomlinson eran una familia numerosa. Conformada actualmente por 8 miembros.
La casa no era demasiado grande. Ni especialmente lujosa. Era un lugar cualquiera, dentro de la gran gama de suburbios. Con 6 hijos, se encontraban bastante apretados. Y el hecho de que su madre estuviera embarazada—De nuevo—no ayudaba mucho.
La puerta de su habitación siempre estaba bajo llave. Porque ellos, simplemente no confiaban en la capacidad de sus hermanas para mantenerse lejos de sus cosas.
...Los gemelos idénticos padecen y actúan de forma similar. Se cree que debido a la cercanía física propia que poseen, desarrollan de una en mayor medida su capacidad de "Percepción extrasensorial". Siendo esta la habilidad de adquirir información en base a experiencias propias anteriores. Por eso, y de una forma empírica se dice que los hermanos monocigóticos pueden percibir las emociones y estado de ánimo el uno del otro...
—Tal vez. Pero no creo que consigamos tanto plástico en tan poco tiempo.—William frotaba sus manos contra su cabeza una y otra vez. Ahogándose con su propia bilis.—No. Esto no va a funcionar. Todo va a salir mal. Quedaré como un completo imbécil.
—Oye. Esta fue tu idea. Así deja de ser tan negativo, quieres. Quita esa cara de culo y vístete rápido.
—No quiero ir a visitar a la abuela. No justamente hoy.—Renegaba aún el muchacho.
—Ella quiere estar contigo.—Le recordó Louis.
—¿Por qué siempre yo?¿Por qué no va alguna de las chicas?—Estaba cruzado de brazos, con el ceño fruncido. Con un pequeño puchero en la boca.
De todas las personas en el mundo. Su abuela, era la única capaz de diferenciarlos a simple vista; Pese a su memoria era inconsistente. Y su razón inestable. Había perdido poco a poco sus recuerdos por el paso de los años. Ahora. No recordaba el nombre de su propia hija. Tampoco a ninguna de sus nietas. O su nombre mismo.
Había olvidado muchas cosas. A muchas personas. Pero no a sus muchachos. Ambos estuvieron muy apegados a ella de pequeños. Siguiéndole por toda la cocina. Y jugando entre su huerto de hortalizas. Las cosas que hicieron los tres juntos alguna vez seguían frescas en su memoria como si se tratara de un hecho reciente.
Para el resto de la familia, visitarla en el Asilo se había vuelto tedioso. Dejaron de intentar llegar a ella.
La abuela solía contarle a todos los enfermeros del lugar aquellas ocasiones en las que ella y sus chicos cantaban sin parar. Presumía ante todos del talento de Louis para el piano. Y que ella solía ser una excelente bailarina.
En el espacio cuerdo de su mente solo había lugar para ellos. Especialmente para William; Por eso cada viernes la visitaba. Se quedaba junto a ella por horas escuchándola contar el mismo cuento cada vez.
—Vamos. Yo no quiero salir con Henry y no por eso estoy de berrinchudo. Deberías agradecer que al menos voy a intentarlo.
—Su nombre es Harry.—Gruñó Will a su hermano.
—Inmaculado Harry. —Dijo Louis divertido.
—Cállate.
— Le diré lo mucho que lo amas y luego voy a manosearlo todo.—Bromeó. Y se puso de pie. Seguidos unos instantes se arrojó sobre su cama. Riendo.—Es gracioso porque actúas como una quinceañera renegada.
—¿Por qué eres tan odioso?—Reprochó el chico.—¿Tienes que reírte siempre de mí?
—Mírame bien. Soy tu conciencia. Y a tu conciencia le causan gracia los corazones que tienes con su nombre detrás de tu cuaderno de historia.
William abrió excesivamente los ojos.—¿Qué hacías tú con mí cuaderno de historia?
—Copiando.—Mencionó Louis. El otro sólo asintió. Estaba acostumbrado a eso.
Por mucho que ellos intentasen salir del cliché de los hermanos gemelos. Había ciertos rasgos de su personalidad demasiado notorios. No eran completamente opuestos. Por supuesto que no. Sin embargo, sus ideas y percepciones de la vida eran diferentes. Como las de todo adolescente.
Se complementaban tan Bien. Porque eran un excelente equipo. No tenían secretos entre ellos. Existía una confianza colosal que alimentaba un lazo de lealtad fuerte. Podían hacer cualquier cosa, si estaban juntos. Ya que el amor filial que tenían y después de tantas cosas juntos. No había persona en la universo que consideraran más importante que el otro.
Will suspiró.—Solo haz tu mayor esfuerzo. ¿Sí, Lou?
Su expresión cansada lo removió haciendo que parara sus burlas. Porque su hermano le causaba ternura. Siempre lo había hecho.
Podían ser iguales pero Louis siempre se sintió más grande.—Irónicamente ya que las dimensiones de sus cuerpos eran bastante pequeñas—Había sido en primero en nacer. Estaba sano y fuerte. Mientras que su hermano tenían algunos problemas pulmonares que desencadenaron en asma con los años. El doctor dijo que era normal. Que el segundo gemelo siempre tiende a ser más pequeño o en su debido caso. Débil. Aunque al pasarlos años ni siquiera lo aparentaba.
Pero joder. Su hermano era demasiado gay para su gusto. El hecho de que no tuvieran Secretos había logrado que Louis se enterara de tantas cosas que ciertamente, él no quería saber. En ocasiones no sabía si estaba hablando con William o con Lottie.
Era viernes al medio día y Will se arreglaba para su visita semanal a su abuela. Mientras Louis lo escuchaba cada dato que este pudiera darle.
Era tonto que su hermano se preocupara tanto él . Después de todo, Louis había tenido cientos de citas. Y había salido con cientos de mujeres. Tenía mucha experiencia en ese campo.
No así su hermano. Que podía pasar por maniático excesivo.
William se despidió de Louis cuando estuvo listo. E intranquilo partió hacia la casa de retiro.
Si pensáramos en aquellos rasgos físicos que los diferenciaban. Solo tomaríamos en cuenta una cicatriz que Louis tenía en la espalda. Pues cuando tenía 10 años. Ambos jugaban por un riachuelo y él se corto con una piedra. Nadie recordaba cómo. Solo recordaban la sangre en el agua.
Louis se duchó por compromiso. Y se colocó una camisa floja. Temática. Junto con vans, pantalones ajustados negros y una Chaqueta de mezclilla.
Su hermano había escogido ropa para él. Pero ni soñando iba a usar ese suéter celeste tan feo. Prefería ir cómodo y a su manera.
Acondicionó un poco su cabello. Tomó sus llaves y su teléfono. Pensando en nada, salió de su casa.
Caminó tranquilo por las calles de su vecindario hasta llegar a las escaleras frente a la biblioteca pública. Se suponía que allí debía ver al chico. Lo buscaba con la mirada. Revisó la hora en su teléfono para constatar que estaba a tiempo.
Los tipos con los que William salía siempre eran feos. Al menos para Louis. Él se consideraba heterosexual, pero también sabía admitir cuando un chico era lindo. Y la mayoría de muchachos que le gustaban a su hermano le parecían esperpentos.
Hasta le causaba escalofríos pensar en el asco de tipo con el que seguramente iba a "ligar".
—William.—Llamó el chico a su lado. No le puso caso.—William.—Llamó de nuevo.—William.—Intentó una tercera vez. Sin éxito. Tocó el hombro de Louis. Y este callo en cuenta de que era a él a quien estaba hablándole.
Se giró a verlo. Sorprendiéndose al ver al joven parado frente a él. No era horrendo como había imaginado. De hecho. Era todo lo contrario. Su cabello rizado lleno de bucles color chocolate que provocaban tocarlo. Y ojos abiertos. Mirándole expectantes.
—¡Hola!—Saludó intentando sonar animado.
—¿Te sientes bien?—Preguntó Harry. Al notarlo extraño.
—De maravilla...—Dijo Louis indeciso. Preguntándose, ¿Cómo un chico como ese aceptaría salir con alguien como su hermano?
Es decir. Will era guapo. Negarlo sería negarse a sí mismo. Pero el tipo de niño que normalmente está demasiado lejos como para aspirar a él. Además, su figura era por poco, más alta que la suya. Y se sentía incómodo.
Examinó a Harry unos segundos. Con su carpeta y sus libros bajo el brazo. La camisa prolija y zapatos caros. Parecía un chico problema. Por los anteojos oscuros colgando del cuello de su camisa. Pero su rostro era demasiado adorable como para intimidarle. Con grandes hoyuelos. Además de estar demasiado limpió.
—Genial. ¿Qué se supone que haremos?—Preguntó Harry tranquilo. Pero su voz había sonado demasiado grave esta vez.
Joder. No sabía cómo responderle. Realmente no tenía nada preparado para ese momento. Gracias, Will. Eres un genio. Pensaba Louis.
—Nada.—Dijo seco.—Es decir, solo iremos a caminar.—Se movió un poco, Harry le siguió. Louis disimuladamente empezó a rebuscar en su bolsillo.
(Piensa en algo, Tomlinson. ¡ Ya sé, invitarlo a comer. No, solo tengo £.10.00. Y media menta. ¡Sí una menta! Que asco, está caliente.)
— Está bien. Igual, van a recogerme temprano hoy.—Dijo Harry despreocupado. Asintió. Y se movieron ahora ya por el parque. Louis lo veía fijamente a la cara examinando con sus ojos cara rincón de su rostro.
—No entiendo que hice para lograr que alguien como tú hablara conmigo.—Reprochó.
—Acosarme.—Repuso Harry.
Louis sintió pena. Doblemente.—Lo siento mucho. No quería molestar...—Intentó disculparse.
Harry rió.—No importa.—Le observó.—¿Nuevo estilo?—Preguntó el rizado.
—Algo así...—Repuso el castaño.
—Me gusta. Te queda bien.—Elogió y Louis sonrió de la forma más boba que existe. Inconscientemente. Reprimiéndose inmediato al notar lo mal que estaba eso.
Caminaban en silencio por los pastos verdes.—Gracias. Gracias.—Se aplaudió a si mismo. Harry se estaba aburriendo. Pero era demasiado cortés como para decirlo.
Así que Louis arrebató uno de los libros que Harry llevaba en su mano y se echó a correr.
—¡Oye, ¿Qué sucede contigo?!—Gritó Harry desde donde estaba.
—Si lo quieres tendrás que atraparme.—Vociferó y corrió aún más rápido.
Sorprendentemente Harry no sé negó. Corriendo dio zancadas detrás de él. Llegando a Louis en un par de minutos.
—¡Eso no es justo!—Gruñó Louis.
Harry estaba riendo. Demasiado. Victorioso al haber demolido al castaño.— El universo quería que yo recuperara mi libro.
—El universo es idiota.—Dijo "molesto". Riendo.
—Nunca te había escuchado decir algo así. Ni tampoco tirado entre la grama.—Cierto. Su hermano no soportaba la tierra. ¿Ya la había cagado?
—¿Y eso es malo?—Preguntó nervioso.
—No.—Obvió Harry.— Es gracioso. —Se dejó caer de espaldas entre el pasto.
—Parece que disfrutas estar allí.—Bromeó Louis.
—En mi casa todo es muy limpio. Y pulcro. Me matarían si me vieran rodando en el suelo.
Observó el patrón de Harry. Definitivamente era unos de eso chicos ricos y populares que levantan hasta la tierra por donde pasan. Otro bebé mimado aparentando ser rebelde.
—No entiendo por que la ropa de badboy si tienes ese rostro. Luces como un pitbull bebé.
Harry le vio indignado.—Al menos soy un pitbull y no chihuahua.
—¿Acabas de llamarme Chihuahua?
—Sí.—Rió el rizado.
Pasaron casi dos horas observando las nubes y gritando groserías al aire. Los chistes sucios de Louis habían sido todo un éxito. Y a Harry no pareció importarle el ver a Louis comer una menta que estaba llena de pelusa.
—¡Harry!—Se escuchó una voz llamando a la distancia. Que poco a poco se hacía más fuerte.
Un chico castaño claro. De complexión un poco más. Robusta que ambos llegó corriendo hacia ellos.
—¿Liam?—Dijo el rizado entre dientes. Luego captó el mensaje que su primo intentaba darle y empezó a recoger sus cosas. Poniéndose de pie velozmente.
El chico llegó sofocado hasta ellos.—Mi.—Tomaba aire.—Tío.—Aire.—Está... esperándonos.
—Lo sé. Enseguida voy.—Se limpió el rostro. Y sacudió su ropa.
—Supongo que te veré otro día.—Dijo Louis Ansioso.
—No. Digo sí. Espera. —anotó en un trozo de hoja que arrancó de uno de sus cuadernos su número. Y se lo entregó al castaño.
—¿P-para mí?—Dijo Louis extrañado.
—Sí.—Rió el otro.—Durante seis meses rogaste por el. Y bueno. Creo que hoy te lo has ganado. Hay que salir otro día.—Terminó.
Louis tomó el trozo de hoja. Y la puso en el interior de su chaqueta de mezclilla.
Harry se inclinó para despedirle con un beso en la mejilla. El castaño se estremeció a medias.
El rizado y el otro chico se marcharon. Louis se quedó como atónito. Incrédulo por tan solo la presencia de Harry.
No había pasado más de dos horas con él. Justo como había dicho su hermano. Pero ahora sentía una inquietud extraña.
Dios. Igual que al inicio se encontró a sí mismo caminando de regreso a casa.
Cuando entró. William estaba sentado al pie de la puerta principal. Al verlo saltó sobre Louis eufórico. Esperando saber cada detalle de las últimas horas de su vida.
—¿Qué te dijo?—Preguntó el menor de ellos.
—Uhm...—Louis dudó. Él quería ver a Harry de nuevo. Pero obviamente su hermano ocuparía su lugar.—Te conseguí otra cita.
—¿En serio? ¿¡Cuándo!? ¿Cómo se supone que me acerque a él otra vez?
Louis presionó el papel que contenía el número de Harry, tentado a dárselo. Pero desistió.—No lo sé. Pero dijo que estaría ansioso.
Mintió. Logró que su hermano se emocionara. Y lo abrazara fuertemente.—Eres el mejor, Lou.—Terminó el otro y desapreció hacia su habitación.
Louis iba a llamar a Harry justo ahora. Mientras durase la ceguera de su doble. Se movió por toda la casa buscando algún lugar donde pudiese estar a solas. No podía ser su habitación, porque William estaría allí. Ni el baño, porque estaba al lado. Y las paredes eran delgadas.
Terminó encerrado en el cuarto de sus hermanas menores. Las gemelas Daysi Y Phobe. Ambas habían salido con su madre. Así que era el lugar perfecto.
Sacó su teléfono y el número. Apresurado empezó a marcar los dígitos en la pantalla.
La línea sonó una vez. Y la voz dentro de ella apareció.
—¿Hola?—Dijo Harry a través del teléfono.
— Hola, soy yo.—Argumentó esperando que le recordarse.
—¿William?—Preguntó Harry.
—No...soy su gemelo malvado.
El rizado se echó a reír sin saber que lo que Louis decía era cierto.
El castaño no se sentía culpable por robar el nombre de su hermano. Ni por ocultarle lo del número. Después de todo, él debió hacer algo bien, algo que William no hizo. Louis había conseguido el número. Así que él hablaría con Harry.
Tal vez. Era momento de empezar a guardar cosas para sí mismo
Hola.
Yo sé que me odian. Pero lo siento mucho. Estuve haciendo muchas cosas y no tuve tiempo de subir el capítulo.
Sólo me pasé 10 días....
Espero que les haya gustado.
Manténgase con Vida. J.S.
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