1. CRUSH.
«Y estoy fingiendo que no has estado en mi mente,
pero me empecé a interesar por las cosas que te gustan.
Y ahora solo estoy intentando hacerme el interesante,
pero eso no es lo que quiero hacer ahora.
Y ahora no estoy intentando estar contigo, contigo.
Pero yo podría ser tu crush.»
Tessa Violet - "Crush"
[...]
Día 1= Competencia deportiva + Disaster Squad (amigos).
—Eres un idiota.
Por supuesto. Y es que Hitoshi no podía esperarse una respuesta diferente, una opinión, o un algo que no fuera una ligera ofensa hacia su persona viniendo de los labios venenosos del rubio de ojos grises.
Monoma lo observa con superioridad no contenida, porque sabe que eso le molesta, lo frustra, y le hace gruñir en respuesta, ganándose una ceja alzada junto a brazos cruzados.
—No creo que esa sea la palabra adecuada pero...
Los ojos verdosos lo miran con algo de pena, y es que en su noble alma y cauto vocabulario no existen los insultos, en casi ninguno de los casos, pero hay algo de decepción en los ojos de Midoriya, un creí que podrías pero no pudo, y ahora está aquí con...
—Monoma, tiene razón, viejo. Lo arruinaste, así que eres un idiota.
Hay una mueca en sus labios rosados, la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo, mientras niega con la cabeza agitando sus cabellos rubios eléctricos y los ojos dorados que no se dejan ver al tenerlos cerrados.
Está aquí con esos tres lunáticos que apenas se voltean a verse por las mañanas para darse los buenos días por obligada cortesía. En otras circunstancias no se molestarían ni en mirarse las caras, o dirigirse un par de palabras, pero cuando Shinso está de por medio, hacen un esfuerzo por él.
Hitoshi no sabe si sentirse agradecido o miserable porque estos tres se junten para gritarle en la cara la idiotez de sus actos.
—Solo tenías que hacer una cosa, Shinso. Una sola cosa y...
—Y aún así lo arruinaste. ¿Costaba tanto pasarle la botella de agua con la mano como...?
—¡Cómo un maldito ser humano normal!
El pelimorado se encoge ligeramente en su lugar, aunque los otros tres chicos frente a él sean más bajos y no le causen ni una pizca de miedo. Se encoge de la vergüenza con las mejillas sonrojadas, desviando la vista a cualquier lugar, auto-compadeciendose de sus errores mientras oye sin escuchar los reclamos de sus amigos.
Hay algo que deben saber, si no es que toda la maldita preparatoria ya lo sabe, y es que Hitoshi está perdidamente enamorado.
Su madre tenía razón cuando era un niño y le contaba la belleza del amor, la forma en la que el mundo adquiría color, junto a la alegría del corazón latiendo a un compás descontrolado pero ella había olvidado contarle el sinsabor de un amor admirado a lo lejos.
Es la primera vez que se siente así, y aunque no es un completo primerizo en todo este tema de los besos, los noviazgos, y los me gusta. Hay algo en la forma en la que su corazón tiembla desbocado, sus mejillas se sonrojan y su sonrisa se acrecenta cuando el lindo chico de ojos duales y cabello bicolor se le acerca, hablando con su voz profunda que lo hace suspirar y sentirse atontado.
Idiotizado. Según las siempre positivas palabras de Neito, y le gustaría negarse, decir que a pesar de todo sigue siendo un ser humano racional, pero cualquier jodida justificación se fue a la mierda en el momento que cometió la más grande estupidez de todos los tiempos.
O tal vez estaba exagerando, seguramente sí, Shoto es muy amable, probablemente le perdonaría pero no tenía forma de saberlo, mientras se escondía en los salones abandonados hasta el final del horario de entrenamientos, siendo animado/regañado/aconsejado por los que podía considerar sus amigos más cercanos.
La cosa es que su crush, estaba entrenando en el campo siendo que era el delantero del equipo de fútbol.
Atlético, guapo y talentoso. Cómo dijo Hagakure alguna vez, y es que sí, no había forma de negar lo obvio.
De cualquier forma y como era común, cualquiera que quisiera podía estar sentado en las gradas observando el entrenamiento, siempre que no tuvieran la osadía de interrumpir. No era raro ver chicos o chicas, ya que las animadoras también entrenaban a las mismas horas, algunos iban a esperar a sus amigos para irse juntos, otros hacían sus tareas aunque para él fuera raro a otros parecía serles cómodo, y otros tantos solo iban a admirar a los que entrenaban.
No quería incluirse en el último grupo porque iba allí como buen amigo para esperar a Denki y volver juntos a casa, pero el hecho de que sus ojos se desvíen hasta la silueta delgada pero bien formada del bicolor, era algo simplemente inevitable.
Hoy en la tarde habría un partido, el pelimorado ni siquiera sabía si era importante o no, pero de cualquier forma el entrenamiento fue adelantado para cuando la mayoría aún se encontraba en clases. Hitoshi y los de su grado tuvieron suerte de que el profesor Yamada decidiera faltar, así que la mayoría tomó la iniciativa de ir al campo para matar el tiempo hasta la siguiente clase.
Midoriya estaba sentado junto a él, hablando sobre una de las películas de súper héroes que vió el fin de semana con su novio, mientras veían a los chicos estirar sus cuerpos, saltar y dar vueltas trotando por el campo.
Por suerte, Neito tenía clases de matemáticas, y Denki estaba también entrenando, porque de otra forma seguramente no lo dejarían en paz con las burlas, los chistes de doble sentido y las insinuaciones con sonidos de besos.
Midoriya era más calmado, y solo sonreía con complicidad mal disimulada cuando lo atrapaba mirando demasiado al bicolor. Aunque Izuku fuera también un gran amigo de Todoroki, había jurado no hablar al respecto ni entrometerse en el tema, más allá de dar consejos y apoyo.
Oía lo que el peliverde decía, aunque sin prestarle la atención que este deseaba, mientras sus ojos se desviaban en dirección al campo, o más bien, en dirección a una persona en específico...
¿Adivinan a quién?
Que locura eso de estar enamorado o más bien, embobado, con la forma en que su pecho se agita al detenerse luego de correr, su cabello gotea sudor hasta su mandíbula, sus mejillas se sonrojan y suspira pesado entre muecas extrañas por culpa del cansancio. Y a pesar de todo eso, pensar que se ve muy guapo.
Definitivamente estoy perdido. Suspira, algo apenado de sí mismo, aunque la mirada de complicidad con la que Izuku lo observa, le hace suspirar incluso más pesado.
—No estoy suspirando por él.
—Yo no dije nada.
—Pero lo insinuaste... —responde con los ojos entrecerrados, ganándose una sonrisa brillante de parte del peliverde. Rueda los ojos, bufando con una sonrisa ligera, lanzando su mochila a un lado y reclinando su cuerpo hasta quedar acostado, dejando su cabeza sobre la almohada improvisada en las graderías y las piernas sobre el regazo de Midoriya. —Mejor voy a dormir, avísame cuando sea hora de irnos.
—Solo quedan treinta minutos...
—Tiempo más que suficiente.
Decide cerrar los ojos, ignorando el sol que apenas le golpea, disfruta la brisa fresca que agita por poco su cabello, y resiste las ganas de patear a Izuku con su insistente necesidad de no estar quieto, sin dejar de tamborilear sus dedos sobre los tobillos del mayor.
—Eh, Shinso...
—¿Qué? —responde ligeramente gruñón. Cinco minutos, ¡Solo cinco minutos pide! Pero parece que no es posible.
—Pues, me están llamando por teléfono...
—Atiende la llamada y ya. No te he prohibido hablar ni nada. —contesta con la única intención de fastidiarle. Sabe que seguramente quieres irse para hablar a otro lado, porque el peliverde es así, penoso en algunas ocasiones.
—Pero... —Shinso abre los ojos, mirándole con insistencia pintada en sus irises púrpuras, como un “Dilo, solo dilo.” Cree firmemente que Midoriya debe empezar a decir directamente las cosas que le molestan. —¿Podrías quitar tus piernas? Me gustaría atender en otro lugar.
—¿Por qué? Ni que fueras a sextear con tu novio...
—¡Shinso!
—Bueno, ya... —contestó entre risas, apartando las piernas y volviendo a sentarse erguido como una persona normal. Izuku se levantó con las mejillas ligeramente sonrojadas antes de alejarse mientras contestaba. —¡Disfruta tu llamada!
—¡Ya basta! —chilló de regreso, dejando al pelimorado riéndose en su lugar.
Decide revisar su celular, va a esperar hasta que el peliverde vuelva. Faltan poco menos de veinte minutos para volver a clases, parece que el entrenamiento ya terminó, los jugadores se dispersan, y algunos estudiantes se levantan de sus lugares en las gradas para ir caminando lentamente al salón que queda bastante lejos del campo.
—Oye, Shinso...
Sus hombros se tensan, y el teléfono casi se le resbala de los dedos, no es la primera vez que hablan, joder, pero aún así es sorpresivo, y no puede evitar sentir una mezcla de emoción junto a los nervios dando vueltas en su estómago.
—Todoroki ¿Qué sucede?
Pregunta intentando modular el tono de su voz y que no suene tan alto, después de todo, Shoto está pocos metros alejado parado en el suelo, mientras el pelimorado se encuentra sentado en la tercera fila de las gradas, necesitan levantar un poco la voz para escucharse pero nada demasiado exagerado.
—Deje mi mochila con Midoriya, pero olvidé sacar mi botella de agua. ¿Podrías pasármela, por favor?
Es obvio que, a falta de Midoriya, la respuesta más obvia es pedírselo a él. La mochila azul de la que habla, está ahí, descansando junto a la amarilla de Izuku, y la negra que es suya, se siente un tonto por no haberlo notado, pero para cuando llegó, ya estaba ahí, así que no le prestó mayor atención. Se acercó y la atrajo hasta su lado para poder tomar la botella entre sus manos.
—Claro. Allá va...
Tal vez no todo sea culpa del enamoramiento, estas cosas pueden pasarle a cualquiera, enamorado o no, la torpeza y los errores son algo inherente del ser humano, que pueden equivocarse en cualquier momento, también influye la lentitud del cerebro somnoliento y las manos resbalosas de sudor, combinado con su terrible puntería.
De cualquier forma, en un intento lamentable por verse cool y despreocupado, Hitoshi le arrojó la botella a Shoto, que al parecer por alguna razón no estaba preparado, y la botella tampoco estaba del todo cerrada porque salpicó por todas partes, empapando su cuerpo casi por completo, de lo que no parecía ser agua, sino una de esas bebidas deportivas de colores vistosos, manchando su uniforme, y goteando por sus brazos.
—Ah... Shoto, yo lo...
Las risas que se escucharon de parte del resto de los jugadores que aún no habían entrado a los vestuarios y las burlas de algunos de los estudiantes que iban caminando por ahí en dirección a sus aulas, no mejoró la situación.
Shinso se sintió sobrepasado por la vergüenza de haberle hecho eso, y las felicitaciones entre risas que hacían parecer que lo había hecho a propósito tampoco ayudaban. Tal vez lo mejor habría sido quedarse para justificarse, pedir perdón y aclarar el que no lo hizo a propósito pero los ojos heterocromáticos se encontraron directamente con los suyos, abiertos de par en par con una mueca de incredulidad y el ceño fruncido.
El corazón le dolió enormemente, sintiéndose tan apenado que no pensó en nada más que tomar su mochila para irse corriendo, pasando junto a Midoriya que quedó preocupado al verlo pasar con velocidad.
A fin de cuentas la clase siguiente era la última del día, así que daba igual si se la perdía, se fue directamente hasta uno de los salones abandonados, para reacomodar las ideas y también a lamentarse por sus errores. Lo de tener sueño no era mentira, así que sin darse cuenta se durmió hasta ser encontrado por sus amigos que lo levantaron entre regaños.
—Tal vez lo peor fue que huyeras como cobarde. —dijo Monoma, negando con la cabeza y con los dedos acariciando su frente.
—Debiste pedir perdón y aclarar las cosas al momento, Shinso. —comentó Izuku, con una mueca apenada.
—Midoriya tiene razón, viejo. Entiendo que estuvieras apenado pero...
—Ahora Todoroki creerá que lo hice a propósito.
—Bueno, no. Hablé con él cuando fuimos al aula, y... —Ahora todos los ojos estaban sobre Izuku, que titubeó antes de continuar. —No parecía estar molesto por lo que pasó.
—¡No todo está perdido! —chilló Denki con alegría.
—Pero dijo que quiere hablar contigo luego del partido de esta tarde.
—Estas jodido. —dijo Neito.
—¡Monoma!
—A menos que milagrosamente le nazcan unos huevos, no creo que el idiota tenga el valor para hablar con él. —Hay una mueca extenuada en su cara, mientras hace gestos grandes y ridículos en su dirección.
Monoma siempre es así. Cobarde, gallina, miedoso, es su forma de darle ánimos, porque como la gente común, no puede decir cosas como ánimo, tú puedes, o ¡Todo saldrá bien! Ese no es su estilo, ni su forma de ser, Neito no hace eso, pero Shinso aunque molesto, no le reprocha, de cualquier forma, ya hasta se acostumbró, y no sabe si eso es psicológicamente saludable, supone que sí, de cualquier forma, sabe que no es enserio, solo lo dice para picarle, para molestarlo y hacerlo reaccionar.
—¡Mi Shinbro por supuesto que puede hacerlo! ¡Porque él es muy genial y puede tener al chico que quiera!
Kaminari en cambio sí es de esos. ¡Eres genial!, ¡Eres increíble! ¡Puedes hacerlo! Está lleno de energía, positividad, y buenas vibras, aunque se burle y haga bromas al respecto, siempre será el primero en proponer un plan ridículo para que pueda acercarse a Shoto, como la vez que le dió un lápiz para que él pudiera dárselo al bicolor que no tenía uno, o cuando consiguió que estuvieran juntos para una tarea. Para Shinso era difícil tragar tanto brillo de su persona, pero ya se estaba acostumbrando, y sería mentir el decir que no se divertía mucho con él.
—Si hablas con él, es casi seguro que todo se resolverá. —alegó Izuku, con una sonrisa pequeña.
Midoriya es un punto medio entre ambos, ni tan negativo, ni tan positivo, aunque inclinándose más por este último. Analizaba las cosas y era objetivo al momento de hablar, hablando con la verdad siempre de forma amable, aunque duela. Fue la primera persona en acercarse cuando se cambió de escuela en su segundo año, lo cual no era algo común en Japón, pero ya se conocían de cuando participó en el festival deportivo interescolar, representando a su antigua preparatoria en el club de kyudō.
Suspiró, y lo cierto es que tenían razón, debía hablar con él, aunque fuera solo para disculparse y dejar en claro que nunca fue su intención dejarlo en ridículo, ni nada parecido.
—De acuerdo, yo...
—Ay, no. ¡Ay, no! ¡El partido está a punto de comenzar!
—¿Y? —A Monoma le importaba muy poco el equipo de fútbol, que se robaba la atención del equipo de basket dónde era capitán.
—¡Que yo debo jugar! ¡Vámonos! —chilló Denki, tomándo con brusquedad de la muñeca a Neito y Hitoshi para luego empezar a correr como desquiciado, Midoriya los seguía un par de pasos al darse cuenta de lo que sucedía y tuvo la amabilidad de recoger la mochila del pelimorado que quedó sobre la mesa.
Parecían lunáticos corriendo para llegar al campo, escuchando el ruido del público en las gradas, de las animadoras haciendo su rutina, y un Katsuki muy molesto esperando en la puerta de los vestidores.
—¡¿Dónde carajos estabas, maldita rata eléctrica?! —gritó en cuanto los vió acercarse casi cayéndose al frenar de golpe.
—¡Juguemos ahora, gritame después! —chilló Denki, saltando encima del rubio ceniza para dejarle un beso en la mejilla y entrar a los vestuarios jalandolo de la camisa.
Los otros tres se quedaron perdidos por un momento, antes de salir del estupor y caminar en dirección a las graderías.
—Shinso ¿Podemos hablar?
Siente un dejavú, una sensación de haber vivido esto antes porque sus hombros vuelven a tensarse y su corazón late desbocado. Midoriya le sonríe pequeño, levantando los pulgares y alentandolo a ir, Monoma en cambio voltea a verlo, con una ceja alzada y los brazos cruzados, mientras sus ojos gritan cobarde.
—Claro, digo, si crees tener tiempo antes del partido. —responde algo apenado, viendo como los otros dos se alejan, siguiendo con su camino.
—¡Te guardaremos un lugar en las gradas, Shinso! —gritó el peliverde, jalando al rubio de ojos grises con él.
Suspira, antes de voltear encontrándose a Shoto, vestido con el uniforme de la academia en colores naranja y verde (extraña combinación) con las letras U.A, en el centro y acentuando su figura. Un uniforme limpio, pulcro y perfecto.
—Al menos tenía un uniforme de sobra, digo, el otro quedó algo sucio. —comentó Todoroki, intentando romper el hielo y ganándose un sonrojo junto a una mueca apenada de parte del pelimorado.
—Yo de verdad lamento lo que pasó. ¡No fue mi intención mojarte, Todoroki! En el momento me pareció una buena idea pero...
—Todoroki no.
—¿Eh? —Ahora sí que se encontraba confundido, se acercó un poco más para asegurarse de escuchar bien. —¿Qué sucede, Todoroki?
—No me llames Todoroki. —respondió el heterocromático, desviando la vista. Shinso no sabía si veía bien o acaso las sombras del atardecer lo estaban engañando pero juraba ver lo que parecía ser un ligero sonrojo en sus mejillas.
—Pero ¿Por qué? ¿Hice algo malo?
—¿Malo? No, nada malo, pero tú me llamaste Shoto más temprano.
Ahora Hitoshi se encontraba recapitulando todo lo que hizo durante el día. Nada, nada, nada, Todoroki, Todoroki, Todoroki, espera... ¡Eso! Cuando se estaba disculpando justo después de empaparlo, pero antes de completar su frase, se encontraba huyendo del lugar.
—¿Por qué huiste más temprano, Shinso? Entiendo que fue un accidente, pero me preocupó un poco el hecho de que huyeras. ¿Te molestó que el equipo se riera? Ya Bakugo se encargó de gritarles por eso.
—No, no fue eso. Es que tú parecías molesto, pero ahora que lo pienso, seguramente estabas sorprendido porque...
—Porque dijiste mi nombre. Eso fue lo que pasó. —respondió el bicolor, desviando la vista con la mano detrás de su nuca.
—Así que... No estás molesto.
—Solo fue un accidente ¿No? No hay razones para molestarme.
—Sí, lo fue. De cualquier forma, lo siento.
—No hay problemas.
Y ambos se quedaron en silencio, mirándose de reojo antes de desviar la vista apenado.
—Entonces, supongo que iré a las gradas.
—Ah, claro. Yo voy a los vestuarios con el equipo.
—De acuerdo. —respondió, girando sobre sus pies para irse pero encontrándose con la sorpresa de que Midoriya y Monoma estaban asomados desde la esquina de la pared haciendo muecas extrañas en su dirección.
—¿Es tu amigo? —preguntó Shoto, asomándose desde su espalda para verlos. Midoriya tuvo la velocidad suficiente para esconderse antes, pero el rubio quedó a la vista del bicolor, antes de tener la decencia de esconderse de nuevo.
—Sí, lo es.
—¿Y qué hace?
—Intentando darme ánimos o algo así.
—¿Ánimos? ¿Para qué? —preguntó el heterocromático honestamente confundido.
—Eh, pues, puede que me diera un poco de nervios hablar contigo.
—¿Por qué?
—¿En serio no lo sabes? —bufó Shinso. —Creí que era muy obvio.
—¿Qué es obvio, Shinso?
—Que me gustas, Shoto. —respondió, y es que Monoma estaba equivocado, él no era un cobarde.
La misma cara que vió más temprano apareció en su rostro, sus ojos se abrieron, su boca también un poco, pero está vez sus cejas no se fruncieron, en lugar de eso se elevaron, al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaron de sobre manera.
—Yo...
—No tienes que decir nada, Todoroki. Entiendo que no sientas lo mismo, no es necesario que...
—Todoroki no. —contestó el bicolor, acercándose hasta sujetarle algo apenado el brazo.
—Shoto...
—¿Quieres salir conmigo después del partido? —preguntó el aludido, sonriendo pequeño mientras levantaba la vista para verlo a los ojos. Shinso nunca había sido tan consciente de la diferencia de altura al estar tan cerca.
—¿No hay una fiesta luego del partido si ganan?
—Fiestas de ese tipo hay muchas. Una cita con el chico que me gusta, pocas veces.
—¿Yo te...?
Se vió interrumpido porque las puertas del vestuario fueron abiertas y la mayoría de los chicos del equipo pasó por su lado, viéndolos extrañados.
—¡Caminen al campo! ¡Sin distracciones! —gritó Katsuki, así que todos caminaron sin detenerse para nada. El cenizo los miró de reojo y estaba a punto de decir algo, pero Denki se le colgó del hombro, jalandolo lejos mientras le hablaba sobre algo, antes de alejarse Kaminari volteó a verlo para articular “Suerte” de forma silenciosa con sus labios. —¡Ni se te ocurra tardar, bastardo mitad-mitad!
—De acuerdo, Bakugo. —respondió el mencionado. —¿Y? ¿Qué dices, Shinso?
—Depende. —Se hizo el interesante, escondiendo las manos en los bolsillos del pantalón en una pose desinteresada.
—¿De qué?
—Si digo que sí. ¿Empezarás a llamarme Hitoshi?
—Me parece un buen trato. —sonrió el heterocromático, antes de girar sobre sus tobillos para encaminarse detrás de los jugadores.
—Oye, Shoto.
—¿Qué su...?
Hitoshi se acercó veloz, dejando un beso en su mejilla, sintiendo la frescura de su piel y el olor a jabón junto a suavizante de la ropa limpia.
—Suerte en el partido.
Hay una sonrisa de suficiencia en sus labios, después de todo, lo que el pelimorado necesitaba era un impulso del valor. Y el hecho de que sea el crush de su crush, es el mejor impulso que tendrá jamás.
Las mejillas de Shoto adquieren un ligero tono sonrosado, una sonrisa se eleva en sus labios, junto a una risa divertida.
—Si ganamos el partido. ¿También me ganaré un beso?
—Por supuesto. —respondió en seguida, pero intentó no sonar tan desesperado y más atrevido. —Y si pierdes, tendrás un beso de consolación.
—Ay, Hitoshi. —El bicolor se acercó con una sonrisa de superioridad, sujetándole de la barbilla y sonriendo cuando le habló al oído. —Ganaremos. Y el primer gol será para tí.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
—¡VEN PARA ACÁ EN ESTE MALDITO MOMENTO, JODIDO BASTARDO! —Los gritos de Katsuki se escucharon desde la lejanía. Causándoles escalofríos a ambos.
—Nos vemos luego, Hitoshi. —Todoroki se despidió, trotando en dirección al rubio que despotricaba de la rabia.
—Hasta luego... —respondió moviendo ligeramente la mano. —¡Ya salgan de ahí!
Izuku y Neito salieron de su escondite acercándose con fingida vergüenza al saberse atrapados.
—¿Y qué tal te fué? —Monoma tomó la iniciativa de preguntar, porque no tenía caso lamentarse, cuando en realidad no se sentía culpable.
—¿Para qué preguntas si de cualquier forma lo viste todo?
—No lo vimos todo, después de que Todoroki-san casi nos descubre nos escondimos por largo rato sin ver nada.
—Y hasta allá no se escucha. ¡No te hagas y empieza a hablar, idiota!
—Les contaré... —respondió Hitoshi dando un par de pasos para alejarse. —Cuando Kaminari esté con nosotros.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡A mí no vas a dejarme con la duda! ¡Vuelve aquí, idiota!
Shinso empezó a correr, siendo perseguido por el rubio y el peliverde que simplemente reaccionó por inercia.
Hitoshi se reía mientras escapaba, y es que simplemente estaba feliz. ¿Cómo no estarlo? Tendría una cita con su crush, y un posible beso. Era definitivamente más de lo que esperaba esa mañana cuando se lamentaba en la soledad de un salón abandonado.
Y sí, los avances los hizo él, el coqueteo lo hizo él, la iniciativa la tomó él, pero no habría hecho nada de eso de no ser por los tres lunáticos que se tomaron el tiempo de buscarlo, de darle ánimos, y prácticamente empujarlo hasta el lugar.
Se sentía agradecido, pero no se los diría enseguida, por ahora los molestaría un rato más, después de todo, en estos escasos momentos en los que se convierten en un grupo de amigos totalmente nuevo, separados de sus comunes amistades, las cosas también pueden ser divertidas. Porque no existen solo un grupo de amigos, siempre se puede tener diversas y diferentes amistades.
[...]
AAAAAA ¡YA EMPEZÓ! ¡YA EMPEZÓ!
Día uno, justo a tiempo.
Reescribí este día como unas tres veces, al principio estaba centrado en Shoto como jugador de fútbol que iría a las nacionales, luego iba a ser un día de playa centrado en Hitoshi con un partido de voleibol de por medio. Y terminó siendo una mezcla de ambas cosas (?
Y un poco sobre las amistades que, no sé cómo explicarlo, pero quise dar a entender sobre las amistades con las cuales no pasamos tanto tiempo o tantos momentos pero no por eso son menos importantes.
¡Muchas gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top