CAPITULO 17

Los ojos blancos

Visualizo mi vida, todo lo que he vivido, me doy cuenta de que en la Tierra no había hecho mucho, que Dios, a su manera, había tratado de darle un sentido a mi existencia, me trasladó a este mundo, pero que, por estar "mariposeando", parece que eché todo a perder.

¿Por qué tenía que salir corriendo? ¿Es tan malo qué te guste alguien a quien apenas conoces? Tonta de mí, todavía puedo sentir su brazo alrededor de mi cintura tratando de sacarme de la arena, todavía siento que me están succionando, no le encuentro el fin, estoy en el limbo.

Y como un juego de la gravedad de este mundo, en realidad estábamos cayendo en una especie de reloj de arena.

Úrsula, despierta, abre los ojos por favor — Me decía Hayden, sacudía la arena de mi rostro, pero no podía moverme, estaba consciente de lo que me estaba pasando, pero no podía reaccionar.

Úrsula despierta, juro que si no lo haces voy a...

Abrí mis ojos.

La cara de alivio de Hayden me reconfortaba, no había muerto, todavía tenía cosas por hacer.

—¿Qué pasó? ¿dónde estamos? — Le pregunto un poco desorientada.

—Gracias al cielo... despertaste.

Miro a mi alrededor, estamos en una especie de cueva con muchos caminos, la arena cae repetidamente sobre el mismo punto, y no parece tener fin, ya que continua por una especie de rio subterráneo de arena. Salimos poco a poco del montón de arena que se formó cuando caímos, levemente el rio de arena se lo va llevando hacia quien sabe dónde, al salir de allí nos damos cuenta de que estamos en suelo firme, es roca, saltamos para confirmarlo, pero todavía quedaba una incertidumbre, por lo que Hayden y yo nos quedamos mirando, y al unísono dijimos:

¿Cómo vamos a salir de aquí?

Luego, como avisándome que mi cuerpo no era de acero, mi estómago gruñó.

Grrrrrrrrr.......

Santo cielo, que vergüenza.

Hayden emitió una carcajada.

Y no siendo una coincidencia, sino que ya teníamos más de un día sin comer, y considerando que los días y las noches de Leviv son más largas, el estómago de Hayden gruñó también.

Grrrrrrrrr..........

Las carcajadas de ambos inundaban el lugar, no sé si era por el hambre, o la adrenalina por habernos podido salvar del remolino de arena, lo cierto es que disfrutamos, como en ningún otro momento, ese pequeño instante de felicidad.

—Y entonces, ¿qué crees que debamos hacer para salir de aquí? — le pregunté a Hayden, ya un poco más tranquila luego de tanto reír.

—Sugiero que caminemos — me responde — no le encuentro sentido el quedarnos aquí, solo caminando encontraremos una salida.

Tenía toda la razón, era lo más natural, así que seguimos caminando en medio del primer camino que se nos ocurrió. Así estuvimos por alrededor de dos horas, o por lo menos, es el tiempo que sentí que habíamos caminado, no tenía muchas fuerzas, y se notaba que Hayden también se estaba esforzando para no quejarse del cansancio, la sed y el hambre.

El lugar donde estábamos tampoco ayudaba, no tenía absolutamente nada con lo que poder alimentarse, solo se veía roca y arena, parecía que estábamos pagando alguna penitencia, se sentía eterno.

De pronto, un viento sopló por nuestras nucas, ambos lo sentimos, nos miramos tratando de cerciorarnos que ambos lo habíamos sentido.

El viento soplo de nuevo, pero esta vez por nuestro rostro.

Decidimos encontrar de donde venia ese viento, ya que debía de haber entrado por algún lugar, y así podríamos encontrar la salida.

Para nuestra sorpresa, al seguir caminando, nos encontramos con una gran plazoleta, en medio de ella había un sembradío, había una especie de trigo, algunas frutas que crecían de la tierra y vegetales, al fondo, de una roca que sobresalía un poco, caía agua.

—Agua, es agua — le dije emocionada a Hayden.

—También hay comida Úrsula, comida... — me contestó.

Corrimos hasta el centro de la plazoleta, nos metimos dentro del sembradío y como animales salvajes, hambrientos, pero con algo de energía, empezamos a engullir todo lo que se nos atravesaba.

Había una especie de sandía, la reventé un poco contra el suelo y su centro era amarillo, lo probé, era dulce y jugoso, saciaba mi hambre, también había algunos vegetales que no conocía, largos y con capas, tomé uno, era delicioso, quizá era el hambre que hacía que todo fuese rico.

Miré a Hayden y estaba haciendo lo mismo que yo, definitivamente nos hacía falta el alimento. Él también me miró, pero al hacerlo vi que abrió los ojos en modo de asombro.

Detrás de mí se escuchó un sonido metálico y Hayden se levantó apresuradamente levantando los brazos.

Voltee para saber que sucedía, estaba un hombre con su espada desenvainada amenazando a Hayden. Me quedé en el suelo, asustada y mirando la cara de aquel hombre.

También tenía los ojos blancos.


Continuara...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top