CAPITULO 13

¿Por qué me besaste?

Los ojos de Hayden me miraban con alegría, abiertos de par en par, las comisuras de sus labios se doblaban hacia arriba dejando ver una hermosa sonrisa, y expresando así su alegría. Mi corazón dio un salto, él podía hacerme flaquear, era una sensación de alegría y temor al mismo tiempo, empecé a pensar en lo que pasaría si él llegara a traicionarme, o a abandonarme después de lograr escapar del bosque, pero mis pensamientos se interrumpieron cuando Hayden me preguntó:

—¿Dónde prefieres dormir?

—Perdón, ¿qué?

—¿Prefieres dormir de este lado de la cueva donde está la hornilla; o de este otro lado que es un poco más frio?

—Está bien, puedes dormir donde habitualmente lo haces, yo me acomodaré en cualquier lugar.

—Bueno, entonces dormiré en el lugar que es más frio.

Me di cuenta de que la piel que estaba colocada en este espacio de la cueva era muy cómoda, y al voltearme a ver a Hayden, lo noté un poco encogido, como si no fuese su lugar, él era un muchacho caballeroso, que no dudó en darme su lugar para que durmiera mejor. Cerré mis ojos dando gracias al cielo por haber encontrado a tan maravillosa persona.

¤ ¤ ¤

Despierta, despierta...

Un par de manos zarandeaban mis hombros, pero no podía abrir mis ojos, mi cuerpo se sentía flácido y sin fuerzas, quería seguir durmiendo.

Despierta Úrsula, rápido...

Sentía que me movían la cara de un lado a otro, y que esas mismas manos tomaban el cabello que caía sobre mi frente y lo movían hacia atrás. Sentí un poco de presión sobre mi abdomen, y al mismo tiempo me pellizcaban las mejillas.

Despierta mujer...

Mis labios se sentían húmedos, había una respiración cerca de mi cara, logré abrir los ojos, y estos se encontraron directamente con los ojos de Hayden, sentí el corazón en la garganta y que me hormigueaban los brazos, traté de gritar, pero él, con su mano, tapó mi boca y susurró:

No grites, discúlpame, no podía despertarte, está pasando algo allá afuera, tenemos que prepararnos.

Me levanté azorada, pero primando el principio de la supervivencia.

¿Por qué tenías que besarme?

—No lo llamaría beso, tienes el sueño muy pesado, solo te soplé, parecía que no respirabas. Sabes, deberíamos investigar que sucede, sígueme...

Lo seguí hasta la entrada de la cueva, ya no necesitábamos a los bichos de luz, porque la claridad del día entraba y nos dejaba ver el camino.

[A la distancia] "Señores, es imperativo buscar a la joven, es parte primordial de los planes de la Reina Hogat."

Se me hizo un nudo en la garganta, Hayden, que estaba delante de mí, tomó mi mano tratando de esconderme detrás de él.

Es bonito pensar que una persona que acabas de conocer trata de protegerte.

En ese momento Hayden susurró:

Ese es el Rey consorte con la guardia, parece que te están buscando, pero al entrar rompieron la barrera de mi cárcel, así que debe estar abierta.

Me asomo un poco para ver en qué situación nos encontramos, y efectivamente, estaba Hermes, el Rey consorte, como jinete en una especie de caballo. Los caballos no tenían crin, en cambio, sus cabezas estaban peladas, eran más grandes que un caballo terrestre, pero se veían dóciles y firmes.

Hermes volteó a mirar a la cueva.

Hayden y yo nos escondimos en un pequeño espacio cerca de la entrada de la cueva, trataba de ocultarme con su cuerpo, mi cara quedaba a la altura de su pecho donde podía escuchar levemente el sonido de su corazón agitado.

—¿Estas asustado? — Le pregunté susurrando.

Él me miró fijamente, su mirada se tornó serena, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, levantó su brazo izquierdo y se giró un poco de ese mismo lado para tapar cualquier visual hacia mí, me sostuvo de la cintura y me empujó más cerca de él.

[Pensamiento: Mi corazón, se me va a salir, no sé si por la emoción de tener a este hermoso hombre cerca de mí; o por el temor que me vayan a capturar, necesito ser valiente, me tiemblan las piernas, pero debo superarlo]

No te preocupes, te protegeré — dijo.

Sentimos como el Rey consorte se bajaba del caballo, mi corazón se aceleraba, Hayden colocó su mano derecha en su cadera, donde tenía envainado su cuchillo.

Los pasos estaban acercándose a la entrada de la cueva, la mirada de Hayden cambió a una más temeraria, pero seguía ocultándome. Los pasos del Rey consorte se acercaban cada vez más.


Continuara...


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