CAPITULO 10

Escapé

Aprendí una nueva escritura, nuevas historias, a leer con letras extrañas, parecía como si fueran jeroglíficos, el chino-mandarín no era nada comparado con la cantidad de símbolos que se utilizaban para escribir.

Estuve investigando un poco cuando pude comprender la escritura en mayor manera, he estado concentrada en esta biblioteca por 14 días, solo he salido a bañarme para no sentirme asquerosa y llena de polvo, pero la matrona es muy exigente, siempre está ocupada constatándose que aprenda las cosas lo más rápido posible, ya casi no puedo seguir el ritmo.

Los días en el mundo de Leviv son largos y las noches más largas aún, podría decirse que un día en este mundo equivale a treinta y dos horas terrestres, por lo que lo hace muy agotador. Tienen por costumbre comer solo dos veces en el día y se me hace un hueco en el estómago, de tanto tratar de leer y de tantas palmadas en la espalda me duele el cuerpo, y la anciana no se rinde, ni siquiera se sienta, esa señora es de acero, no se cansa... estoy agotada...quiero escapar de aquí, es una tortura.

Llegó la hora del examen final, estaba super preparada para lo que me esperara y poder seguir ayudando a la Reina Hogat, así no me simpatizara. Las preguntas estaban sencillas, parecía que todo fluía a través de las hojas, terminé en un par de horas y me sentí satisfecha. La matrona revisó el examen y con una mueca en la cara, me felicito y dijo que podía salir, que había aprendido todo lo que debía saber.

Salté de la felicidad y salí de la biblioteca lo más rápido que pude, estuve trotando, estirando las piernas en medio de los pasillos, pero en un momento tropecé con un adoquín suelto y caí suavemente a los pies de una puerta.

—La jovencita ya aprendió lo necesario para convencer a la princesa de metal que pertenece a este mundo — Le dijo la matrona a la reina Hogat.

—Que gran noticia querido — decía la reina Hogat — nuestros planes van viento en popa, siendo consecuentes con esto, lo ideal es escoltarla a la ciudad de metal con una de las sirvientes, para que esta nos informe de todos los movimientos que realice Úrsula. Cuando yo vaya a hablar con ella, necesito que ninguno de ustedes esté presente, necesito explicarle el plan con mucho cuidado y no estoy dispuesta a permitir distracciones. El plan es que cuando al fin llegue esa niña a la ciudad de metal, se haga amiga de la princesa, esperaremos a que la saque de la ciudad y yo, tomaré el trono, así lograré gobernar la ciudad más grande y ustedes me podrán acompañar, ¿Quedó claro? Quiero que todo salga perfecto, y cuando las niñas se hayan alejado lo suficiente, tú, querido, puedes hacer con ellas lo que te plazca.

—Tengo muchas ideas de lo que podré hacer con ellas — Dijo el rey consorte — no te preocupes, no regresarán nunca.

El miedo se apoderó de mi ser, sentía que no podía moverme, la mandíbula se me endureció tanto que sentía que se iban a partir mis dientes. En silencio me levanté del piso, me saqué los zapatos y caminé lo más rápido que pude hasta donde me llevaran los pies. Sin darme cuenta llegue a el pequeño patio del oráculo, estaba totalmente solo y el pez nadaba en círculos alrededor de la fuente, me acerqué lentamente hasta el agua y Eb asomó su cabeza y me dijo: "Debes hacer lo que tu corazón te diga".

Toqué ligeramente el agua, y, como por arte de magia, en mi mente pude ver cómo salir de ese lugar.

—Gracias Eb — le dije al pez, me coloqué los zapatos y seguí el camino que me había mostrado.

Para poder salir de allí tuve que pasar cuidadosamente por el comedor, donde, detrás de una repisa, presionaría una piedra y ésta abría una pequeña puerta. Apenas entré, la puerta se cerró detrás de mí y quedé en completa obscuridad, me sentía más asustada que en el momento que escuché los planes de la reina Hogat, nunca había sido claustrofóbica pero la situación era muy angustiante, sentía que me iba a quedar sin oxígeno en cualquier momento.

Respiré profundamente tratando de recomponerme, debía escapar si quería sobrevivir, debía seguir ese principio y mi instinto, este era el camino que me había mostrado el oráculo, así que debía calmarme y seguir.

Empezaron a surgir dudas dentro de mí mientras avanzaba, ¿realmente el oráculo podía ayudarme? ¿Podría Eb estar confabulado con la reina? ¿y si al salir moría de una forma distinta? ¿los oráculos realmente buscaban lo mejor para este mundo, o solo le hacían caso a la reina del lugar donde vivían?

Sacudí mi cabeza, me froté los ojos, traté de ser positiva y fui gateando hasta que apareció una pequeña luz, empezaba a distinguir el lugar por el que pasaba, era un túnel pequeño con las paredes de rocas alisadas, formaban un semicírculo y mientras más avanzaba, se iba haciendo más grande. Pude colocarme de pies y ver alrededor de unos cinco metros una escalera tallada en una roca, ésta subía y llevaba a una cueva que Salía a un bosque.

¡¡¡¡Había escapado!!!!

Llegó nuevamente a mí una sensación de alivio, de alegría, caminé unos pasos hacia delante para poder ubicarme con respecto a la posición del "castillo", por colocarle un nombre, de la reina Hogat, ya que gracias a ella y a la matrona conocía la geografía de Leviv. Al parecer había recorrido bastante, ya que apenas se lograba ver la parte superior de la edificación de la reina Hogat.

Di unos pasos hacia atrás para ver mejor lo que me rodeaba, pero fui cayendo lentamente hacia un agujero, gracias a la gravedad de este mundo no me golpeé, pero no tenia de donde sostenerme, así que llegué al fondo, casi unos cuatro metros.

¡Qué suerte la mía...!

Levanté la cabeza, ya no sentía miedo, estaba decepcionada por ser tan descuidada en un mundo extraño, cerré los ojos por un momento , y cuando los abrí vi a un hermoso joven que asomaba su cabeza por el agujero.

Continuará...

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