~5~
[Año 2010]
Seok Jin se encontraba manejando presuroso por las calles de Japón, escuchando la voz de aquel artefacto que le decía cuando girar y cuando no. Estaba tan ansioso, irritado y necesitado que, no notaba cuando apretaba el acelerador, yendo más rápido de lo debido. Estaba consumido por el deseo de llegar, estaba sufriendo, dejándose llevar por la necesidad y el anhelo. Se encontraba tan absorto en aquellas sensaciones que, no notaba cuando el semáforo pasaba a rojo y por poco llevaba puesta una adolescente. La chiquilla estaba pálida, Seok Jin se había visto obligado a salir del auto para inspeccionarla.
— Lo lamento, cariño. Lo lamento mucho —mencionaba acelerado—. ¿No te hice daño o si? Lo siento niña...
—E-estoy bien —la chiquilla se disculpaba de inmediato con un par de inclinaciones y cruzaba corriendo.
Seok Jin suspiraba—. ¡Aish! mierda, necesito enfocarme —el semáforo cambiaba y las bocinas sonaban.
Corría de vuelta al vehículo y volvía a andar, esta vez iba más lento, suspiraba cerraba una fracción de segundos sus ojos y comenzaba a regular su respiración, su pulso desaceleraba y su corazón recobraba el ritmo correcto de palpitación. Miraba hacia al frente y se enfocaba en la voz nuevamente, notaba el mapa del aparato que le indicaba que estaba cada vez más cerca de su destino, de su lugar deseado... De TaeHyung.
Había bajado la velocidad y estaba intentando profusamente mantenerse calmado y eventualmente lo había logrado. Estaba concentrado, con el solo propósito de llegar y calmar a su Omega, luego de unos segundos asimilando aquello, parpadeaba lentamente frente a la realidad que se estaba presentando ante sus ojos. Después de un largo tiempo de no hablar con TaeHyung—su mejor amigo de la infancia—estaba conduciendo para encontrarse finalmente y no reunirse como el tipo de amigos que él recordaba. Si bien TaeHyung le había dado su primer beso, sus charlas con el tiempo habían sido amistosas, cuando eran niños siempre había sido amistoso el trato. Ningún indicio de algún tipo de enamoramiento por parte del chico que le dijo que debía de ser su alfa ¿Siquiera era correcto desearlo de esa forma?
Aunque fuera correspondido porque, claramente lo era, después de tanto tiempo de no hablar y de haber dejado de contactarlo, rechazar sus llamados sin una mísera explicación, siquiera ¿era justo que Seok Jin respondiera a su necesidad?
¿Qué diablos había pasado por la cabeza de TaeHyung para dejarlo de un día para otro, pero ahora estar muriéndose por él?. Seok Jin sacudía la cabeza, necesitaba estar neutro para ese encuentro, su lado animal, su lobo interior no debía de interferir, él quería y merecía, una explicación coherente por haber sido abandonado de tal forma por la única persona que significaba—y significa—mucho para él, lo había dejado solo cuando más necesitaba de su compañía.
¿Acaso TaeHyung lo había extrañado? ¿o solo su estado vulnerable y necesitado era el que le reclamaba?. Pensar de esa forma le hacía sentir un hueco en el pecho, quería más, necesitaba saber que TaeHyung lo había extrañado o necesitado como amigo en estos tiempos, pero algo dentro de él lo dudaba. Aquel Omega, solo parecía necesitarlo con desesperación debido a su celo. Él solo parecía necesitar alguien que golpeé duro dentro para calmar el dolor y la necesidad. Él no necesitaba exclusivamente a Seok Jin, solo necesitaba cualquier alfa, quizás uno de confianza y todo eso había sido una jodida y maldita coincidencia del destino. Él quería ser más, pero quizás estaba deseando demasiado. Él no había necesitado de un Omega en todo este tiempo—y estaba malditamente seguro—que tampoco lo necesitaría ahora que era un alfa.
Seok Jin simplemente no parecía ser como el resto, su lado animal podía aplacarlo con suma facilidad. Incluso comenzaba a pensar que el resto exageraba sobre la necesidad—en su caso—de poseer un Omega, de irritarse con facilidad, o no poder controlar su celo cuando este aparecía y querer tomar a alguien como suyo. Hacer lo que se le viniera en gana y dejar que su lobo interior lo dominra como al resto, no era algo con lo que él podía relacionarse... Él parecía estar bastante controlado, claro, dejando de lado el misterioso desgarre en su pecho la misma madrugada que se había despertado y definido. Todo por culpa de TaeHyung y su celo, todo por culpa de la necesidad de su amigo o ex amigo, seguramente y TaeHyung ni siquiera era virgen, considerando como lo había llamado y como le había rogado, claramente se dejaba dominar como el resto por su naturaleza.
Mi alfa... Ni siquiera debes ser consciente de lo que dices.
En el camino sus pensamientos negativos habían tomado posesión de su cabeza y eran los que predominaban, los mismos que lo mantenían tan calmado y enfocado en tener una seria charla con su ex amigo que, la calentura y la necesidad se habían desvanecido. Estaba con el solo propósito de llegar y obtener las explicaciones que merecía mientras aparcaba el auto y miraba en dirección al hotel donde TaeHyung se encontraba. Su interior, el cual minuto atrás estaba alterado, ahora se encontraba en completo sosiego mientras bajaba del auto que su padre había alquilado y se dirigía en dirección a la entrada.
Cuando se encontraba dentro, directamente en recepción, un hombre de unos treinta y ocho años, aproximadamente, lo atendía amablemente.
—Buenas tardes y bienvenido. ¿en qué podemos ayudarlo?
—Vengo a visitar a una persona que se está hospedando aquí —respondía con calma.
El recepcionista parecía tipear algo en la computadora frente a él.
—Por favor dígame a nombre de quién se está hospedando, habitación y por último, pero no menos importante, su nombre por favor —el tipo alzaba la vista y lo miraba seriamente.
—Vengo a ver a Kim TaeHyung hospedado bajo el nombre de su madre, Kim Tae-Eul. Mí nombre es Kim Seok Jin, la habitación es en el piso diez, letra C.
El recepcionista asentía, tipeaba, tomaba el teléfono y marcaba mientras volvía la vista a él. Seok Jin fruncía sus labios en forma de sonrisa amable mientras el tipo frente a él, apenas si parpadeaba.
—Kim TaeHyung —respondía el azabache con seriedad al otro lado de la línea.
—Joven Kim... —Seok Jin alzaba sus cejas y miraba hacia arriba—. Hay un chico de nombre Kim Seok Jin que se encuentra en nuestro lobby ¿lo hago subir?
—De inmediato, por favor —pedía TaeHyung, cortando el llamado.
El recepcionista se quedaba viendo el tubo en su mano y volviendo a la realidad exclamaba:
—Puede subir —mencionaba, extendiéndole una tarjeta.
Seok Jin asentía, tomaba el plástico rectangular y con una reverencia iba camino al elevador. Dentro de este notaba como sus manos sudaban y su pierna se movia ansiosa. Estaba manteniéndose en calma desde el incidente del semáforo y pensar negativamente acerca de TaeHyung, lo a tenía frío y distante. No iba a dejar que su lado animal lo dominará. Cerraba sus ojos y los apretaba fuertemente hasta que las puertas se abrían ante él, volvía a abrirlos, daba un paso hacia fuera y cuando finalmente quedaba parado en el pasillo, el elevador se cerraba. Miraba las puertas y al final encontraba la letra C. El aroma a arándanos era suave, muy suave para su sorpresa, casi parecía sentirse sutilmente como en la ropa usada que había en el ropero de TaeHyung. Había cerrado los ojos sintiendo como su pulso se aceleraba y el calor se acrecentaba, al mismo tiempo que sentía el aroma cada vez más fuerte.
Sacudiendo su cabeza se concentraba y caminaba en dirección a la puerta. Sus tupidas cejas estaban fruncidas, el aroma había disminuido ¿era su propia calma la que lograba mantenerlo cuerdo y sentir poco aquel dulce aroma que lo invitaba a despertarse y sacar su lado más salvaje? ¿o TaeHyung había tomado algún supresor extremadamente fuerte que lo mantenía más tranquilo?. Levantando su mano miraba la tarjeta que le habían entregado en recepción y con lentitud exhalaba todo el aire retenido, para que luego de unos largos segundos, deslizar la misma para lograr destrabar la puerta y así, poder entrar.
Al abrirla y meterse a paso lento, el aroma estaba por toda la habitación. La misma consistía en una gran cama king size apenas se entraba, con la TV en frente de la misma. A la derecha veía un minibar y un pasillo a su izquierda. Todo el aroma dulce de arándano llenaba sus fosas nasales y lo alteraban, de a poco sentía como iba entrando en calor otra vez y apretaba sus puños.
—No, Jin... —susurraba y se calmaba a la fuerza.
Abría los ojos y de repente veía a TaeHyung apoyado contra una de las paredes con las que consistían aquel pasillo. Su cabello estaba como aquella foto que había visto, marron oscuro, casi negro y lacio. Era más alto de lo que la foto que había visto en su habitación, aparentaba. Sus ojos estaban brillosos, con unceleste caso grisáceo, apagado... No eran los celestes que recordaba en su cuarto de limpieza cuando niños que, exponía su casta de Omega. Estaba tranquilo, pero pegado a la pared, como si intentará sostenerse de ésta y lo miraba con sus ojos llenos de sorpresa y sus labios entre abiertos. Llevaba una camiseta negra con roturas y cuello grande más un pantalón gris deportivo, estaba descalzo y se veía muy cansado.
Notaba como la mirada de éste bajaba lentamente para verlo e inspeccionarlo tal y como él había hecho. Seok Jin llevaba un suéter a rayas, blanco y azul y su jean tenía roturas exponiendo sus muslos. Estaba demasiado atractivo y TaeHyung parecía no poder hilar sus pensamientos, seguía contra la pared y antes de que Seok Jin pudiera decir algo, él hablaba antes.
— ¿Cómo lo haces? —susurraba sin fuerza. Estaba tan sensible y mojado.
Seok Jin fruncía su ceño y con su voz, más grave de lo esperado cuestionaba—. ¿Cómo hago qué?
TaeHyung apretaba sus ojos y pasaba saliva por aquel tono serio de voz, logrando de a poco alterarse de nuevo porque tocaba todos sus botones de forma correcta—. Apenas pude sentir tu aroma una fracción de segundos y ahora estás... Tan calmado
— ¿Por qué me dijiste que viniera? —preguntaba firme.
TaeHyung pasaba saliva y se notaba como su pecho subía y bajaba, mordía su labio inferior y empuñaba parte de la gran camiseta en su mano. Sus feromonas comenzaban a desprenderse, su aroma iba en aumento y su cuerpo comenzaba a sentir las sensaciones que tenía hacía veinte minutos atrás, pero de repente se había calmado sin saber cómo mierda había pasado aquello cuando ni lo supresores de mayor costo tenían tal rendimiento.
Aspiraba suavemente y ahí estaba... Maldición, su ropa ropa rozaba su cuerpo y hasta eso lo ponía hiper sensible.
—Canela... —susurraba el Omega con esa voz tan melosa—. Es un aroma dulce e inconfundible, es fuerte... Su sabor es igual y ligeramente cítrico —susurraba, aún apretaba la tela en su mano y volvía a relamer esos labios rosados y carnosos.
Seok Jin lo miraba con seriedad mientras que TaeHyung parecía cohibido, bajando la mirada y mirándolo de nuevo, completo, por partes. Lamiendo sus labios o mordiendolos repetidas veces.
—Sin embargo el arándano... —mencionaba Seok Jin, no podía dejar de tener esa voz grave y llena, probablemente, de mucho rencor que lo mantenía en su lugar en ese momento—, es un aroma dulce y de sabor ligeramente amargo.
TaeHyung pasaba saliva y agachaba la cabeza. Seok Jin podía olfatear que estaba entre el celo y el arrepentimiento. Su cabeza seguía agachada y ahora con ambas manos apretaba el borde de su camiseta. Jamás había visto a TaeHyung de esa forma, siempre había sido el temperamental de los dos, pero ahora se veía tan... Dócil, cohibido, intentando luchar con sus ganas, el deseo que iba y venía al igual que en Seok Jin. El alfa no estaba seguro si era el mismo TaeHyung y sus emociones o parte de él estaba teniendo cierto poder sobre el Omega.
— ¿No dirás nada? —preguntaba fríamente.
TaeHyung mordía su labio inferior y levantaba la cabeza, sus ojos estaban llenos de lágrimas y empujaba su cuerpo contra la pared para frotarse contra esta, sus mejillas estaban rojas y cubría sus ojos con sus manos.
—Lo siento... —susurraba, siendo apenas audible para Seok Jin.
Las fosas nasales del reciente alfa se expandían no pudiendo soportar aquello. ¿Así como si nada lo soltaba? apenas siquiera parecía sentir aquella disculpa, se estaba enfureciendo al verlo jugar aquel papel vulnerable.
—Dilo más fuerte si quieres que te escuche —pedía entre dientes con ira creciendo y quemando en su interior.
—Por favor... Lo siento, lo lamento —seguía repitiendo el Omega con esa voz suave y mirando hacia el suelo.
Seok Jin reía amargamente—. Podrías siquiera verme...
—Lo siento... Te necesito —susurraba TaeHyung sin levantar la vista.
Seok Jin soltaba un gruñido impotente y se acercaba con rabia al Omega y tomaba fuertemente su mentón para levantar su rostro y finalmente verse cara a cara y a pocos centímetros. El gemido dulce y fuerte ante el primer toque que, soltaba TaeHyung, había golpeado directo en su polla.
—Mírame a los ojos y repitelo —pedía con esa voz que lograba alertar y alterar a TaeHyung para simplemente obedecer.
Seok Jin veía como de inmediato veía aquellos ojos tornarse de un celeste furioso y sus feromonas se disparaban drogandolo con ese dulce aroma que desprendía. Apretando sus ojos intentaba detener el proceso, pero las manos de TaeHyung lo tomaban por la cintura con fuerza y lo acercaban a él con desesperación. Mientras que él apretaba su agarre al mentón del Omega, empujando su rostro para que no se acercara al suyo.
—Alfa... —gemía, subiendo una de sus piernas para rodear la cintura del más alto con desesperación mientras su manos intentaban colgarse de los anchos hombros, pero Seok Jin estaba estático con sus ojos cerrados—. Jin... Por favor, te necesito a ti —articulaba como podía.
Seguía intentado tener más contacto y fundirse en el cuerpo ajeno, pero era empujado hacia la pared con fuerza, inmovilizando su cabeza contra esta. Su aroma era tan intenso que Seok Jin ya no podía con aquella droga, con ojos cerrados pegaba su nariz entre la oreja y cuello de TaeHyung y lo apretaba con su cuerpo. El Omega se restregaba desesperado contra sus músculos, gimiendo suavemente.
—Mírame... Abre los ojos y mírame —rogaba TaeHyung.
El Omega podía sentir—en todo su jodido proceso— el celo de Seok Jin en aumento, su olor a canela intenso lo descolocaba por lo dulce y amaderado a la vez, era fuerte con una mezcla de deseo y furia, y TaeHyung lo tomaría todo. Oh, si. Él jodidamente lo tomaría todo.
—Jin... —suplicaba desesperado.
Seok Jin estaba igual que él y no hacía un maldito movimiento más que intentar inmovilizarlo a él. Hasta que abría sus ojos y estos staban rojos, inyectados en lujuria. Un rojo sangre que había dejado a TaeHyung estático y colgado de estos, con el aliento estancado a mitad de camino. Nunca había visto a nadie poseer aquella cualidad y anomalía, ningún alfa de su instituto tenía ojos rojos, ningun alfa era tan jodidamente sereno y centrado, pero Seok Jin al parecer era un jodido culo engreído.
—Controlate... —susurraba entre dientes el alfa.
TaeHyung no podía decir con seguridad que su celo se había desvanecido—en absoluto—seguía caliente y necesitado, pero Seok Jin parecía tener este poder sobre él que, ni siquiera estaba ligado a sus feromonas para tranquilizarlo. Era más bien Seok Jin controlando a ambos interiormente.
— ¿Qué me haces? —susurraba confundido el Omega.
—No sé a qué te refieres... —contestaba el otro, como si no supiera lo que ocasionaba y lo que no.
—Te esperé... A ti, yo solo te quiero a tí —exclamaba. El agarre de Seok Jin aflojaba y TaeHyung pasaba saliva—. No quise atarte a mí. No quería que estuvieras estancado solo conmigo cuando ni siquiera me tenías cerca... —comenzaba a explicar desesperado.
—Eras todo lo que necesitaba —respodía el alfa dolido—. Siempre fuiste al único al que necesite y me abandonaste
—Me habías dicho, en una de nuestras tantas charlas que, no tenías ningún amigo y estabas bien así —susurraba con la voz quebrada—, y aunque mi corazón había dado un salto, no podía ser yo quien te mantuviera encerrado. No era sano para ti y tampoco lo era para mi... —respondía.
—Claro... —musitaba Seok Jin con una seriedad que lograba calentar la piel de TaeHyung—. Vi la foto, ya pudiste reemplazarme más rápido de lo esperado
—Eres irremplazable —se apresurada a responder TaeHyung, quien seguía inmovilizado y notaba el rojo de los ojos ajenos desvanecerse por completo, Seok Jin lo soltaba y le quitaba sus manos de encima, dejándolos frente al otro sin tocarse y con un espacio entre si que, ponía a TaeHyung tenso.
El Omega estaba desesperado, pero notaba que el aroma de Seok Jin se desvanecía con tanta facilidad y este otro sentía la desesperación crecer dentro de TaeHyung.
—La foto de mí habitación... —replicaba tomando su propia camiseta y apretándola ente sus puños para mantener sus manos ocupadas—. Es SeonGwha, mí amigo y Omega...
Notaba como Seok Jin lo miraba con su mandíbula tensa, apretando sus dientes seguramente, la mirada dura que le daba se extendía por todo su cuerpo y notaba como se le quedaba viendo sus manos. Alzaba la vista y el Omega mordía sus labios reprimiendose.
—Me estás controlando... Deja de hacerlo —rogaba TaeHyung.
Seok Jin alzaba sus cejas incrédulo—. Yo no te estoy haciendo absolutamente nada
—Lo haces, no sé cómo, pero lo estás haciendo —susurraba con dolor—. Me estoy quemando por dentro y a la vez hay una extraña calma que no es mía, eres tú... Te necesito —rogaba—. Déjame necesitarte
—Hubieras buscado cualquier alfa de tu instituto... —soltaba con ese tono altivo que TaeHyung jamás, jamás había escuchado en Seok Jin.
Definitivamente era un alfa puro... Y más.
—No quería que nadie más me tocará, SeonGwha te sigue en tu red social... Él me dijo que estabas aquí... —afirmaba moliendo su cuerpo contra la pared—. Sabía que estarías en casa
—Tu madre no me quiere aquí, ella no quería que te viera.
TaeHyung reía amargamente y ese niño prepotente que Seok Jin recordaba salía a relucir y lo empujaba con todas las fuerzas que lograba canalizar con si celo en pleno subibaja, soltaba sus feromonas y volvía a inundar todo el espacio con su dulce aroma. Seok Jin impactaba contra la pared con sorpresa y antes de decir cualquier cosa los labios de TaeHyung chocaban los suyos, el Omega atrapaba su labio inferior y lo mordía tan fuerte y tiraba de él, logrando que sangre brotará de estos. Un gemido involuntario abandonaba la garganta de Seok Jin y apretaba sus ojos. TaeHyung apoyaba sus manos encima de su pecho, empuñando la camiseta con estas y cuando el alfa abría los ojos, todo junto explotaba con él. Sus orbes rojas, su fuerte e intenso aroma y TaeHyung notaba su cuerpo responder con una fuerte y febril oleada que lo obligaba a gemir por el solo hecho de ver a Seok Jin pasar de una carga de celo del 25% al 100% en una fracción de segundos.
Las piernas de TaeHyung no resistirían, ni tampoco su cuerpo tan sensible en cada jodido rincón y tampoco era necesario porque Seok Jin lo tomaba de la cintura con una jodida y maldita precisión... Alzaba al Omega y este enrollaba sus piernas alrededor de inmediato, mientras era estampado a la pared ajena con tal fuerza que lograba un pequeño hoyo en el fino concreto. Aquel impacto apenas lo había sentido porque las manos de Seok Jin habían cubierto su espalda. Ahora los carnosos belfos de su alfa lo besaban con desesperación y él le permitía, al abrir su boca, usurparla y adueñarse con su lengua. Los dientes de Seok Jin mordían sus labios con tal fuerza que le dolerian luego y le dolían en el momento, pero le gustaba lo salvaje que se había puesto en solo cuestión de segundos.
Seok Jin estaba tan fuera de sí y consciente a la vez de lo que estaba haciendo que, solo quería hacer a TaeHyung suyo, completamente suyo, nada a medias. Bajaba sus manos para tomarlo de los glúteos y sentía su humedad. TaeHyung era un desastre, su aroma era exquisito y Seok Jin quería romperlo, de la buena manera. Apretaba la carne entre sus manos y TaeHyung abandonaba su boca para gemir.
— ¡Alfa!... —sus uñas se clavaban en los hombros de Seok Jin.
— ¿Qué necesitas? —preguntaba el castaño, besando increíblemente suave, la zona de su cuello y clavículas—. Dime lo que quieres de mí, no de un alfa...
TaeHyung lo presionaba con sus piernas fuertemente y sus manos se iban al cabello de Seok Jin, tan suave y sedoso. Lo tomaba firmemente y susurraba en su oreja:
—Tú eres a quien necesito. Todo de ti quiero y deseo —susurraba, casi gimiendo y moviéndose como podía encima del alfa—. Siempre fuiste tú para mí, maldito engreído...
Seok Jin dejaba de besar sus clavículas, mientras alzaba sus ojos para mirar a TaeHyung, quien volvía a congelarse por el rojo de sus orbes. ¿Seok Jin era consciente o no? definitivamente no parecía serlo.
—Ahí está el TaeHyung que recuerdo... —susurraba el Alfa y una sonrisa tiraba de sus labios.
Aún con esos ojos atemorizantes, aquella sonrisa que le regalaba lo remontaba al pasado y reconocía a ese Seok Jin. Reconocía esa dulzura y él la quería.
—Hazme tuyo... —susurraba y besaba precipitadamente a Seok Jin otra vez, agarrándose fuertemente de sus hombros, pero finalizaba el beso de forma suave y tiraba del labio lastimado con delicadeza—. No tienes idea de lo que espere por esto —con su nariz acariciaba la ajena y se dirigía a la oreja del castaño—. Nadie jamás me ha tocado, por favor te lo pido... —sus piernas se apretaban un poco más y gemía, calentando a Seok Jin por los movimientos pélvicos desesperados—, rompeme si es necesario, pero sacia mí jodida necesidad de ti... Alfa.
Seok Jin suspiraba y apretaba el cuerpo de TaeHyung, buscaba por su boca y una sesión de besos duros y necesitados volvía a comenzar mientras iba camino a la cama. Ahora el aroma de ambos se entremezclaba y era perfecto, demasiado dulce e intenso que, llenaba las fosas nasales de los dos, volviéndose una combinación adictiva que querrían sentir por el resto de sus vidas. Cuando llegaba a la orilla de la cama tiraba a TaeHyung sobre esta, se inclinaba y rompía con sus propias manos la camiseta de este en dos. TaeHyung abría sus ojos y se sentía expuesto—un sentimiento que le había encantado—solo porque se trataba de Seok Jin. No había sentido ni una pizca de vergüenza por su estado actual, solo quería que Seok Jin lo tomará de una maldita vez o sabia que moriría del jodido deseo.
Quitándose el trapo, ahora roto, dirigía sus manos a su propio pantalón para quitárselo, pero la imponente figura del alba se inclinaba sobre él, tomaba su mentón y se adueñaba de sus labios con lengua y dientes. TaeHyung gemía y sentía la otra mano de Seok Jin bajar por su torso desnudo, apretaba su pezón para estimularlo y el Omega temblaba ante el toque suave que ejercía, a pesar de haber hecho un hueco en la pared con él y de haber roto su maldita camiseta, Seok Jin lo tocaba con una suavidad que lo volvía loco y lo hacía apretar la colcha debajo de sus manos. Esa misma mano seguía cuesta abajo para meterse en sus pantalones, soltaba su mentón con la otra, abría sus ojos rojos tomando del elástico para romper el pantalón de chandal que TaeHyung llevaba, se lo arrancaba por pedazos y se alejaba a contemplar el cuerpo del Omega. Piernas largas, delgadas, abdomen plano, espalda ancha, brazos largos, no tan delgados, su pelo marrón oscuro revuelto, sus ojos celestes brillando, su labio inferior siendo masacrado entre sus dientes y su piel, era de ese color acaramelado que le encantaba en demasía.
El Omega necesitado, veía las manos de Seok Jin viajar a su cinturón, desprenderlo con calma y tirar de este fuera de las tiras. Su cuerpo estaba más que preparado, desprendiendo aquel liquido que le advertía que no había forma de calmar aquello excepto con Seok Jin golpeando dentro de él, hasta romperlo, como había mencionado si fuera necesario. El alfa seguía con sus ojos rojos y su aroma se tornaba mas fuerte que el de TaeHyung, envolviendo al Omega y volviendolo loco, casi sin la capacidad de pensar coherentemente, por lo que, se levantaba y empuñaba la camiseta de Seok Jin para atraerlo bruscamente hacia él. Metía los dedos en su pantalón y comenzaba a desprenderlo con impaciencia mientras intercalaba la mirada lujuriosa entre el bulto de gran tamaño encerrado en aquella tela y los ojos rojos que le calentaban hasta la sangre.
—Sabes que te necesito... —susurraba TaeHyung—, y lo haces a propósito...
— ¿Eso crees? —murmuraba, pasando sus largos dedos por el cabello marrón sedoso del Omega para liberar su frente y peinarlo hacia atrás, tiraba de él y TaeHyung gemía por dos razones. Le había gustado, pero estaba a punto de meter su mano dentro del pantalón y tomar aquella masculinidad impresionante que su amigo y alfa, se cargaba, aunque se veía obligado a mirar aquellos ojos—. ¿Y si no quiero darte nada? —amenazaba.
TaeHyung relamia su labio inferior luego lo mordía, apretaba con todo su puño la polla del alfa por encima de la tela para luego susurrarle—. Me darás todo porque yo te lo pido... Te lo ruego —se acercaba más y con su húmeda lengua pasaba está por toda la dura longitud atrapada dentro de la tela de algodón de color negro.
—Tae... —Seok Jin cerraba sus ojos y echaba su cabeza hacia atrás, la mano lo dejaba y sentía algo más grande y húmedo haciendo fricción contra su erección, abría sus ojos y lo veía—. Joder...
—Hazlo por favor —rogaba TaeHyung mientras restregaba su culo y toda su húmeda entrada sobre el duro falo—. Mmm... Seok Jin —miraba por encima de su hombro y notaba la sorpresa del castaño, se enderazaba y tiraba de los brazos de Seok Jin para que lo tocará, el ángulo de su cabeza iba hacia atrás, cuando notaba al alfa aferrando una mano a su cintura y la otra sobre su pecho, él tomaba su nuca y tiraba de su cabeza por un beso.
El castaño atrapaba aquello labios maltratados y lo besaba en aquel ángulo dónde TaeHyung seguía moliendo su parte trasera contra su erección y arqueaba su espalda para recibir los besos y mordidas que Seok Jin le daba mientras subía una mano, tomaba ese mentón rectangular del que el Omega era dueño y lo besaba fuertemente mientras quitaba sus pantalones. Cuando ya estaba libre de estos notaba a TaeHyung doblar sus brazos hacia atrás intentando quitarle el maldito boxer que no dejaba sentir su carne dura contra su húmeda entrada. Necesitaba ser tomado de una maldita vez por aquel chico. Necesitaba que saciara sus malditas ganas de él, de ellos, finalmente juntos. Seok Jin soltaba su rostro y su cuerpo, TaeHyung caía por poco hacia atrás pero era sujetado inmediatamente de nuevo. Los labios del alfa tocaban su oreja:
— ¿Condones?
—En el cajón —señalaba, aún restregandose contra él.
—Déjame prepararme, maldición —susurraba, tirando de su lóbulo y añadía antes de alejarse—. Aguanta... Mi Omega.
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