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[Año 2010]
Seok Jin había permanecido despierto el resto del viaje, ahora estaban alquilando un auto para que tuvieran una movilidad más cómoda mientras estaban ese fin de semana en Japón. Aparte no querían pedir a los padres de Tae que fueran por ellos en plena madrugada, suficiente con que los Kim los esperarán despiertos.
— ¿No te parece un gasto innecesario el alquiler de un auto? —mencionaba Seok Jin, mientras subía del lado del copiloto—. Podríamos haber tomado un taxi o pedir un uber
—No lo hice para mi —Respondía su padre—, es para tí. Para que puedas pasear con facilidad y puedas ir a ver a TaeHyung
—No quiero verlo —soltaba precipitadamente.
Gon Huan lo miraba y enarcaba sus cejas—. Si, claro. Voy a pretender que te creo
—Deberías. No miento —afirmaba.
—Entonces Woo-Young si es tu Omega
—No tengo uno, te dije —susurraba entre dientes—. Aparte si está en el instituto no puedo ir a molestarlo
—Solo pasa a saludar —exclamaba—, no seas imbécil, eran mejores amigos
—Ya hablamos de esto. Él dejo de hablarme, me ignoró y se olvidó de mi ¿por qué iría a verlo? —preguntaba, mirando a su padre irritado.
—Para saber por qué lo hizo, te debe una explicación —exclamaba—, solo hazlo
—No cambiará nada —afirmaba, viendo en dirección a la ventana.
—Si cambiará
— ¿Qué cosa? él seguirá en Japón, tiene su vida y nuevos amigos aquí y yo en Corea
—Exacto. Por eso servirá —repetía su padre, ganándose una mirada confundida por parte de Seok Jin—. Cerraras esa etapa de tu vida y podrás ser libre de hacer a Woo-Young tu Omega.
Seok Jin suspiraba cansino—. No quiero un Omega y Woo-Young no desea un Alfa —respondía—, solo somos amigos
—Si, bueno —su padre reía ladino—, dile que sus ojos no brillen cada vez que le hablas y que no se altere al tenerte cerca
—A Woo-Young no le pasan esas cosas —afirmaba.
Su padre comenzaba a carcajear—. Corrección, no tenías como saberlo y aún no lo has visto ¿cierto?
—No pude hacerlo con todo lo del viaje de improvisto —respondía Seok Jin, sin quitar los ojos de su padre.
—Bueno, cuando lo veas... —exclamaba y miraba a Seok Jin—. Sabrás de que te hablo y repito, ve a ver a TaeHyung, cierra la historia o comienzala de una jodida vez.
Seok Jin pasaba saliva y no respondía nada esta vez, dejaba a su padre conducir en paz, muy seguro de a dónde llegar. Cuando finalmente lo hacían, los Kim salían a recibirlos de inmediato.
— ¡Kim Gon Huan! —soltaba el padre de TaeHyung.
—Kim Do-San —respondía éste, ambos Alfas se abrazaban con confianza—. Amigo, tanto tiempo.
Seok Jin veía a la madre de TaeHyung acercarse con lentitud a él. La única persona con la que había hablado los últimos tiempos en los que aún llamaba a Tae como todas las tardes, pero ella le decía una excusa diferente cada día. La mujer jovial, de rostro ovalado con ojos grandes y labios similares a TaeHyung, llevaba su pelo más corto y sonreía con dulzura.
—Seok Jin. No lo puedo creer, eres un... —pasaba saliva sorprendida—. Tu madre no me contó que ya te habías definido
—Sucedió hace unas veinticuatro horas, aproximadamente —respondía con honestidad.
La mujer se acercaba y lo abrazaba con timidez—. Estás tan grande, woah... —se alejaba y tomaba su rostro entre sus manos—. Estás tan apuesto, mírate... La última vez eras un niño que llegaba a mis hombros.
Seok Jin sonreía con dulzura y asentía.
—Definitivamente he crecido, estoy viejo —se burlaba.
—Eres parecido a Sunny, ella es linda tu padre no —se burlaba el padre de Tae mientras le daba un fuerte abrazo.
Seok Jin reía junto con los demás presentes. Ambos tomaban su bolso, pero el Alfa dueño de la casa insistía en llevarlos mientras Tae-Eul los guiaba dentro. Do-San, se encargaba de llevar Gon Huan al cuarto de huéspedes, mientras que la madre de Tae llevaba a Seok Jin a su respectiva habitación.
—Dormirás en la habitación de TaeTae —mencionaba la mujer. Seok Jin sentía su pulso acelerarse, sentía un suave aroma a arándanos, casi a punto de desvanecerse.
»Su aroma.
Tae-Eul encendía las luces, una habitación con paredes de color azul y gris, placard computadora y muchos libros se dejaba ver. Una tipica habitación de un chico de dieciocho años. Seok Jin miraba todo con sumo cuidado y veía muchas fotografías donde veía como TaeHyung se veía ahora con dieciocho y su cabello con un tono marrón chocolate, casi negro.
Había una foto con un chico, muy bonito y ambos salían sonriendo. Seok Jin olvidaba la presencia de Tae-Eul y tomaba dicha foto que parecía ser bastante actual, aunque no estaba seguro. Sus dedos acariciaban la imagen de TaeHyung y Tae-Eul lo veía atentamente.
—Está en el instituto —respondía, Seok Jin recordaba que no estaba solo y dejaba la foto en su lugar nuevamente.
—Lo siento —exclamaba el reciente Alfa.
Tae-Eul pensaba sus palabras, no estaba segura sobre si decirle que, en realidad TaeHyung estaba teniendo su celo en un hotel del que ella sabia muy bien dónde se ubicaba. Quizás sería buena idea, ella confiaba en Jin y verlo con ese porte y presencia, ella lo quería para TaeHyung, pero ellos aún no se irían de Japón y Seok Jin tenía que volver a Corea. Si algo más que un simple favor de Seok Jin a TaeHyung se desarrollaba, no sería algo bueno para ninguno. No si pensaba a largo plazo.
TaeHyung estaría nuevamente depresivo pensando en su mejor amigo, si pasaban al siguiente nivel sería una caída más dolorosa. No podía hacerles eso, así que prefería quedarse callada y evitar que Seok Jin viera a TaeHyung.
—No te disculpes. Me gustaría hacerle saber que estás aquí, pero quizás y este muy ocupado —mencionaba la Omega.
Estaba intentando sonar relajada y no alterarse por estar mintiendo de esa forma. Seok Jin giraba y se encontraba con los ojos de Tae-Eul, seguían siendo dulces, pero el joven la estaba estudiando en demasía.
—Usted no quiere que yo lo vea —mencionaba Seok Jin.
Notaba como lel lobo interior de la Omega se alteraba y entristecía al mismo tiempo. Qué mierda haberse despertado para este justo momento. Seok Jin no quería entristecerse y tampoco quería preguntar por qué no quería que se acercará a TaeHyung. Respetaba a Tae-Eul y respetaría su decisión.
—Jinnie...
—Está bien, señora Kim —exclamaba el castaño—. No iba a ir verlo de todas formas
—Me gustaría que supieras que no es de mala que lo hago...
—No tiene que explicarme
—Me gustaría hacerlo de todas formas... Si me lo permites —pedía con dulzura.
Seok Jin sonreía dulcemente y negaba—. Me iré en un día o dos, no se lo permito —respondía, intentando ser respetuoso—, no importa la razón, no me acercaré a Tae.
Su madre terminaba por entristecerse y dejaba al muchacho en la habitación de su hijo. Su corazón se comprimía en su pecho, pero muy en el fondo sabía que era la decisión correcta. TaeHyung no tenía que enterarse que Seok Jin estaba en Japón y todo estaría bien. O al menos eso quería creer, pero sabía que su hijo la estaba pasando mal, especialmente al ser un celo totalmente diferente y muchísimo más fuerte. TaeHyung ya no buscaba aferrarse a su padre como un niño, TaeHyung necesitaba un Alfa para aliviar su dolor y su deseo. Pero sabía que su hijo no podría soltar a Seok Jin y sabía que el reciente Alfa quedaría triste, pero ¿qué podría hacer? Aún no volverían a Corea, TaeHyung tenía una vida en Japón ahora, todos ellos y Seok Jin quizás y ya tenía a alguien más.
—No debes meterte Tae-Eul —hablaba para si misma, fuera de la habitación de TaeHyung.
Seok Jin suspiraba y se sentaba en la punta de la cama, estaba cabizbajo y desganado, pero volvía a agudizar su olfato y sentía la fragancia a arándanos que no tenía nadie de los Kim, seguía su aroma y abría la puerta del placard. Había un tacho con ropa sucia de TaeHyung—más bien ropa usada—que su madre se traía cada dos semanas, la lavaba y volvía a mandársela. El tacho aún no estaba lleno, pero Seok Jin metía la mano desesperado y tomaba una camisa del tipo leñador de color roja y con lentitud se la llevaba a su nariz para olerla.
»Tae...
Aspiraba fuertemente mientras apretaba la suave tela entre sus manos y cerraba sus ojos. El aroma era exquisito, suave apenas perceptible, pero ahí estaba y Seok Jin se sentía drogado, deseando sentirlo con más fuerza, pero apenas estaba ahí. Su cuerpo se tensaba, sus dedos seguían apretando la tela y sus feromonas iban en aumento. De repente la puerta se abría y Tae-Eul lo sorprendía, Seok Jin abría sus ojos sorprendido y estos estaban de un rojo furioso.
TaeHyung había logrado pegar un ojo después de un par de horas—horas que habían tenido que ver con las feromonas en aumento en el avión de Seok Jin—había tomado una dosis para intentar descansar. Había estado despierto todo el día intentando concertarse en sus apuntes y otro rato, más largo, se ocupaba de saciar sus desesperadas ganas y necesidades, pero solo lograba frustrarse porque el dolor y deseo no desaparecían, esos juguetes no lo satisfacían en absoluto. No era lo que quería, se había rehusado a otra dosis pero estaba agotado, así que se había rendido y había encontrado un poco de calma.
Hasta ahora.
De la nada despertaba, notando como su cuerpo se calentaba de pies a cabeza, la dosis no había suprimido su aroma, ni sus ganas y su cuerpo estaba preparandose de nuevo. El dolor y el anhelo lo despertaban como una jodida ráfaga de fuego, su cintura se erguía y su gemido salía involuntariamente.
— ¡Jin!... Oh, dios. Jin... —era todo lo repetía.
Estaba desorientado y adolorido, no entendía porque la dosis no había causado efecto. No entendía como de repente estaba en su punto más alto de calor y necesidad. Sus feromonas se disparaban y sentía tantas ganas de no estar jodidamente solo que, sus ojos se empañaban por culpa del dolor y el deseo.
— ¿Qué mierda fue eso? —susurraba sin fuerza mientras se retorcía. Había sentido esa oleada extraña y muchoas fuerte que las anteriores.
Cómo podía, estiraba su mano para tomar otra dosis. Aquello había sido demasiado repentino, demasiado dolor e intensidad y solo un nombre abandonaba sus labios con tal anhelo que le dolía hasta el alma.
Esta vez, Seok Jin había alterado a su Omega.
—Suelta eso... —pedía Tae-Eul.
Intentaba arrebatarle la camisa a Seok Jin con cierto temor, pero el Alfa apartaba la camisa para que no se la quitará.
Tae-Eul lo miraba con cierto miedo, pero de repente los ojos de Seok Jin volvían a su amieleado normal, sus feromonas se aplacaban y volvía a calmarse. Todo en una cuestión de segundos frente a la madre de TaeHyung, quien seguía con los ojos y boca abierta.
—Lo lamento, señora Kim —tiraba la camisa en el canasto y le daba el canasto completo a Tae-Eul.
En ese instante su padre y el padre de TaeHyung llegaban. Veían la escena y no decían nada. Tae-Eul iba a tomar el canasto pero Do-San, su marido, la detenía.
—Deja eso ahí ¿estás bien, chico? —preguntaba el señor Kim, mientras dejaba el canasto en su exacto lugar, palmeaba el hombro de Seok Jin y le sonreía—. Salgamos, Seok Jin necesita descansar y nosotros también. Buenas noches, Jinnie. Tae-Eul —ordenaba.
La mujer sacudía su cabeza y salía sin mirar a Seok Jin, quien ahora quedaba en frente de su padre en silencio. Kim Gon Huan lo miraba sin decir nada, pero luego de unos segundos en silencio exclamaba con más seguridad.
—Cierra la historia o comienza una nueva —afirmaba, dejando al joven y cerrando la puerta detrás de él.
Seok Jin suspiraba, sentía el vago aroma y cerraba la puerta del placard, aquello no tenía sentido. Debía intentar dormir y no soñar ni creer que TaeHyung lo necesitaba. Era este nuevo "él" que estaba hiper sensible debido a su nueva y reciente casta. Si, eso era. No había una conexión.
Su teléfono sonaba, pero no quería estirar su brazo para tomarlo. Estaba tomando un baño y lo necesitaba, necesitaba este pequeño lapso de calma. La última dosis había hecho efecto y ahora se encontraba demasiado temprano, sumergido en la bañera de aquel hotel. Su teléfono no cesaba y ya comenzaba a aotrmentar su cabeza, así que se estiraba a duras penas luego de secar su mano y veía que Seon no se rendiría en llamarlo.
— ¿Qué haces llamándome tan temprano?
—Seok Jin está en Japón —soltaba sin siquiera decirle hola.
TaeHyung se enderezaba sobre la bañera y pasaba saliva mientras que su corazón palpitaba fuertemente.
— ¿Que mierda estás diciendo?
— ¡Podrías revisar tu maldita casilla de mensajes! —setenciaba Seon ofendido—. Debo alcanzar la primer clase. Mira lo lamento, lo sigo sin tu permiso con una cuenta falsa, revisa tus mensajes. Hablamos luego.
Seon cortaba la llamada y TaeHyung quedaba en pausa, repasaba las palabras en su mente y de inmediato iba a revisar sus mensajes para encontrar la foto que Seon le había mandado. La cuenta de Seok Jin y su post que aclaraba que estaba viajando a Japón. Eso había sido hacia aproximadamente unas ocho nueve horas y solo había un lugar en donde él podía estar. Ahora bien podía llamar a casa o mandarle un mensaje a Seok Jin a través de su red social.
Intentaba calmar sus nervios y se disponía a llamar de inmediato a casa, era de mañana, seguramente y ya estaban despiertos para atenderlo. Así que esperaba a que el tono sonara y pensaba en sus palabras. Su madre debía de haberle dicho que Seok Jin vendría ¿por qué no lo hizo? ella estaba al tanto de lo mucho que lo había extrañado todos estos años. Así que se comía las uñas mientras su furia aumentaba dentro de él.
Mientras tanto en la casa de los Kim, el teléfono sonaba y sonaba. Seok Jin se encontraba desayunando solo debido a que Tae-Eul había ido a trabajar y su padre había salido con el señor Kim para ver a los Alfas de su nueva manada, por lo que solo una persona podría atender ese llamado. El castaño se ponía de pie y dudaba, no conocía el horario de cuando volverían así que, no tendría una respuesta concreta para quien llamaba, pero por otro lado podría ser algo importante ya que, de por sí era extraño estar donde estaba. Algo debía de estar pasando así que tomaba el teléfono y respondía.
—Buenos días, casa Kim —soltaba suspirando y esperando.
Al otro TaeHyung había quedado con las palabras atoradas en su garganta, sus ojos se habían llenado de lágrimas y sus labios se habían secado.
— ¿Hola? ¿Hay alguien al otro lado? —preguntaba Seok Jin dulcemente.
TaeHyung apretaba sus ojos y ponía su mano justo en el centro de su pecho y cortaba la llamada. Seok Jin por su parte fruncía sus cejas confundido y cortaba el llamado, dejando el inalámbrico en su lugar volvía a la mesa, antes de siquiera sentarse, el teléfono sonaba una vez más. El castaño se ponía erguido de inmediato y pasaba saliva.
Su cabeza se adelantaba a los hechos y pensaba nuevamente que quizás, alguien más era... Pero luego otra idea se posaba en su cabeza. La llamada seguía sonando y sus pasos vacilaban, pero luego aceleraba y respondía de inmediato.
— ¿Hola? —su corazón palpitaba fuertemente.
TaeHyung mordía su labio, notaba el tono de voz más ansioso que éste tenía y de repente suspiraba, soltando todo el aire, justo al otro lado del teléfono. Seok Jin lo oía y cerraba sus ojos ante la sensación de escalofrío que aquel suspiro había ocasionado.
— ¿Tae? —se animaba a susurrar. Sentía la temperatura de su cuerpo aumentar.
TaeHyung mordía su labio intentando callar el gemido de frustración que se estaba formando en su garganta. Apretaba sus piernas dentro de la bañera tan fuerte como podía y se retorcía dentro de esta con una fuerte oleada que se presentaba de repente y de la nada, tan solo por la voz de Seok Jin diciendo su nombre.
"Mmm.." volvía a retorcerse evitando llevar un dedo a su parte más necesitada y Seok Jin sentía la misma necesidad que esté tenía, había escuchando el leve gemido y el ruido del agua.
—Tae... Hablame —rogaba con voz áspera, casi en un susurro.
—Jin... —gemía al teléfono—. Jin, te necesito... —gemía apenas inaudible.
Apretaba su cuerpo con más fuerza contra la base de la bañera por lo sensible que estaba su entrada mientras que Seok Jin estaba jodidamente duro con una facilidad y un horrible dolor físico e interno.
—Tae... ¿Dónde estás? —susurraba, apretando con su mano libre su terrible erección.
—Alfa... Ven, mi Alfa, por favor.
Seok Jin sentía la necesidad de socorrerlo, de tomarlo para él. Sentir su piel, sus labios después de tanto tiempo tenía necesidad por algo que apenas si recordaba o conocia. Él deseaba saciar toda la necesidad de TaeHyung y la suya propia.
—Tae... Dime dónde estás, iré por tí
—Te necesito
—También yo —respondía, pegando toda la parte superior de su cuerpo a la isla de la cocina—. Dime dónde estás.
TaeHyung estaba tan ido que no podía pensar claro—. V-voy a enviarte la dirección, mándame un mensaje a mi teléfono. Dios, te necesito tanto, por favor.
El Omega se retorcía en la bañera y gemia sin tapujos en el teléfono. Tenía al castaño restregando su mano sobre su bulto hasta que, parpadeaba y caminaba para mirar por la ventana, el auto alquilado estaba frente a la casa, iba en busca de la llaves y estas estaban en la mesa de noche de la habitación en la que estaba su padre.
—Tae...
—Alfa.... —gemía necesitado.
Seok Jin apretaba los ojos y pasaba saliva—. Debo cortar para poder agendarte y enviarte mi número —mencionaba volviendo a la mesa de la sala.
Su mano se apoyaba sobre esta para soportar su peso.
—Te necesito, Seok Jin... —rogaba TaeHyung fuera de si.
—Y yo a ti —respondía, clavando sus uñas a la mesa de madera, perfectamente encerada—. Debo cortar o no podré salir de aquí
—Dime que vendras, por favor. Por favor, dime qué vendrás, Alfa...
Seok Jin clavaba sus dedos y rasgaba la mesa, igual de ido y necesitado que TaeHyung—. Eres mi Omega —susurraba apretando sus ojos y mordiendo su labio—. Eres mío —susurraba y TaeHyung gemia más fuerte—. Mío, solo mío, iré por tí ¿si?
—"Mmhp" —TaeHyung estaba tan necesitado y él necesitaba concentrarse, pero le estaba costando—. Quiero besarte otra vez...
—Tae...
—Quiero me toques, cada parte de mi cuerpo anhela tus manos.
Seok Jin suspiraba, iba a prenderse fuego si seguía dentro de esa casa—. Tae, cariño... Solo dime-... Dime dónde estás, por favor
—Hotel Sunroute Ginza —susurraba TaeHyung finalmente, intentando enfocarse—. Ven pronto, Seok Jin... Ya te espere demasiado
—Habitación —soltaba entre dientes al ver lo que le había hecho a la mesa sin querer. Tomaba un bolígrafo y papel del estante más cercano.
—Está a nombre de mi madre... Ven, por favor Seok Jin, es en el barrio Ginza
—Debo cortar
— ¡No...! —rogaba TaeHyung entre el llanto y el deseo.
—Iré por tí —sonreía completamente ido—. No puedo moverme si tengo el teléfono inalámbrico de tu casa. Estaré ahí... Resiste un poco más
—Ya no aguanto, por favor. Te necesito dentro de mí. Conmigo. Por favor
—Dios, Tae. Estaré allí —Seok Jin cortaba el teléfono y apretaba sus ojos respirando hondo.
Aquello había sido una charla totalmente diferente a lo que imaginaba pero en estos momentos su Alfa solo quería saciar las necesidades de su Omega y viceversa. Dejaba el teléfono en su lugar y miraba como había arruinado la mesa, miraba sus dedos y no entendía en que momento sus cortas uñas habían hecho aquello, pero no tenía ni ganas de recordarlo. Anotaba el telefono de TaeHyung y abría la puerta para salir. Buscaba la locación del hotel para dirigirse de una maldita vez, tenía un solo propósito y era darle a TaeHyung lo que quería. Sería la primera vez usando el GPS y esperaba que la maldita cosa fuera precisa y lo llevará dónde TaeHyung le había dicho.
Suspiraba e intentaba calmarse, lo lograba. Pero seguía queriendo una sola cosa, quería lo que TaeHyung le había pedido. Quería tocarlo, besarlo, hacerlo suyo. Era suyo, TaeHyung le pertenecía, siempre había sido de aquella forma y él necesitaba tenerlo entre sus brazos después de tanto, tanto tiempo.
Y para colmo, TaeHyung ni siquiera había dudado de su casta, sin siquiera dudar lo había llamado "Alfa. Mi Alfa" y eso lograba desestabilizar su calma de nuevo. Lo necesitaba igual o más de lo que TaeHyung lo necesitaba y deseaba a él.
Bueno, no anuncie nada sobre Upsída porque son capitulos largos, no estaba segura si me iba a salir de una o no.
Y pues, estaba tan ansiosa de retomar mis fics, que si salió UwU... Tremendo, le dijo MI ALFA
Xmwndkskaosq
Con amor Niñita Nany 💜
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