~30~

SeokJin y TaeHyung se estaban despidiendo de su madre en el umbral de la puerta.

—Por favor, andén con cuidado. Tae, no trabajes tantas horas —pedía.

—No puedo prometer tal cosa. El primer turno es largo... Pero tendré cuidado, lo prometo —exclamaba.

— ¿Seguro esas gotas son fiables, no? ¿Y funcionan? —preguntaba la mujer otra vez.

TaeHyung asentía—. Si, lo son. Cálmate, estaremos bien.

Sunny suspiraba—. Ten mucho cuidado, ningún esfuerzo con pacientes, ni nada. Intenta safarte si debes levantar a alguien

— ¡De acuerdo! —intervenía Seok Jin—. Ya, eres insoportable

— Lleva a mi nieto en su vientre, vas a tener que tolerarme.

El alfa la miraba shockeado unos momentos y luego sonreía, miraba a TaeHyung y besaba su sien una vez más.

— Avísame cuando el doctor Park te contesté ¿Si?

—Por supuesto y ustedes manténganme al tanto. De todo —exclamaba viendo fijamente a Seok Jin.

—Lo haré, promesa. Sólo no dejes que toda esta información afecte tu diario andar. Lo principal es mantener la calma sin bajar la guardia —mencionaba Seok Jin, sobando el brazo de su madre y luego abriendo los suyos para que esta pudiera propiciarle un abrazo como estaba deseando.

—Ten mucho cuidado tú también —decía con seriedad, aferrándose con fuerza a la cintura de su único hijo.

—Lo haré —en ese instante su padre se le unía con un pendrive en mano.

—Aquí, has tu presentación y ponla aquí. Más seguro mañana me van a confirmar día y hora de la reunión por lo cual, lo que sea que vayamos a exponer debemos ponerlo aquí —mencionaba, cuando Seok Jin lo tomaba Huan suspiraba—. Ten mucho cuidado —añadia entre dientes.

Seok Jin lo miraba y asentía sin decir nada más. Luego de eso su padre saludaba a TaeHyung y en la tensión del momento el alfa puro solo se inclinaba de forma reverencial, pero su padre lo jalaba por un abrazo bastante apretado. Seok Jin se sorprendía un poco. Él podía contar con los dedos los abrazos de Gon a través de sus años. Este le sorprendía en sobremanera, pero no se quejaba. Podía oler la preocupación de su padre latente y cuidadosa. Él apretaba sus brazos alrededor del hombre y lo sentía suspirar.

—Arreglaré esto —susurraba.

—Sé que lo harás —exclamaba Huan.

TaeHyung aún estaban en el auto mientras Seok Jin lo miraba en silencio, esperando a que se decidiera salir para finalmente entrar en casa de sus padres.

— ¿Estás listo o quieres otros treinta minutos? —susurraba el alfa, mirándolo—. Creo que he visto a YeonJun abrir la puerta unas diez veces esperando por ti.

Ellos ya habían avisado que irían, pero SeokJin había estacionando en un lugar donde no podían visualizar su auto correctamente.

—Sí, él es muy pegado a mí —mencionaba TaeHyung visiblemente nervioso.

Seok Jin suspiraba y tomaba su mano—. Podemos hacer esto otro día —exclamaba.

TaeHyung fruncía el ceño y negaba—. Estoy a nada de  comenzar mi primer turno, no quiero retrasarlo... De acuerdo, vamos —exclamaba sin pensarlo dos veces y salía del auto.

Seok Jin se quedaba perplejo, esperaba unos momentos y TaeHyung volvía a entrar.

—Cinco minutos más.

El alfa reía —. Sin presiones, bebé. Daré vuelta el auto.

Cuando finalmente estaban visibles, YeonJun abría la puerta otra vez.

— ¡Aquí están! ¡Ya están aquí! ¡TaeTae y SeokJin hyung, están aquí! —gritaba emocionado.

TaeHyung sonreía y salía del auto al encuentro de su hermano menor. YeonJun aterrizaba sobre el abdomen del Omega con un fuerte abrazo que movía a TaeHyung por completo.

—Oh, cuidado campeón. Estás tan fuerte como para tirar a tu hermano —decía Seok Jin con preocupación.

TaeHyung ponía los ojos en blanco.

— ¿Te hice daño, TaeTae? —preguntaba el niño.

TaeHyung tomaba su rostro y sonreía negando, luego se inclinaba y rozaba su nariz a la de YeonJun en un bonito beso esquimal. El corazón de Seok Jin se estrujaba y sus ojos ardían ante la imagen.

Su bebé tendría la misma edad que YeonJun ¿Se vería similar?... ¿Sería niño o niña? Esta podría haber sido su vida hacía diez años atrás, pero se la habían arrebatado como le habían arrebatado a TaeHyung. Esta nueva vida que se estaba formando en el vientre de su omega sería su segundo niño, ellos podrían haber sido una familia grande. Una familia hermosa, desde jóvenes, no le importaba. Él hubiera decidido dejar todo sólo por estar con TaeHyung y su bebé.

Pero ellos lo habían arruinado, los habían arruinado. Seok Jin nunca sabría el color de ojos que hubiera tenido. El sonido de su voz, su tono exacto de piel. Nunca sabría si luciría más a él o a TaeHyung. O si tendría sus labios con los ojos grandes y hermosos de su Omega. Nunca sabría si hubiera sido de alguna casta en particular. Ellos le habían arrebatado parte de su vida que jamás iba a recuperar. Jamás.

— ¿Hyung? —la voz de YeonJun y su rostro en blanco hacían a TaeHyung mirar en dirección a Seok Jin y notaba al alfa con sus puños apretados y sus ojos rojos.

TaeHyung era consciente del leve aroma que emanaba de Seok Jin, tristeza y furia, otra vez. Sólo que era muy sutil, cocinandose a fuego lento. YeonJun enmarañaba la ropa de TaeHyung, pero el Omega le sonreía para tranquilizarlo y se acercaba a su alfa. Sus manos tocaban su rostro y los ojos carmesí lo miraban finalmente.

—Hey... Amor —susurraba su voz grave, pero dulce.

Seok Jin lo miraba, ubicaba su rostro y aspiraba su aroma. El sutil olor de las feromonas del Omega eran como un sedante y antidepresivos a estas instancias y Seok Jin apoyaba su frente a la de TaeHyung, tomándolo de la cintura y aspiraba con calma. Pasaba el nudo en su garganta mientras mordía el interior de su mejilla hasta hacerla sangrar.

—Está bien... Tranquilo —susurraba TaeHyung.

Seok Jin sonreía recordando que TaeHyung siempre había sido así con él. En su adolescencia sin casta alguna, era protector como el infierno de un pacífico e inocente Seok Jin, siempre ahí para él, dándole ánimos. Ahora de adultos, TaeHyung era dulce y dedicado. Todo un Omega, siempre. Aún cuando era más irreverente que Seok Jin siempre había tenido espíritu de fiera, defendielo y cuidandolo.

¿Cómo este hombre creyó que no entendería su situación de diez años atrás? TaeHyung tenía miedo que Seok Jin no comprendiera cuanto había sufrido todo de primera mano. Dios, le debía tanto a su Omega.

Su brazo se enroscaba en la cintura d TaeHyung y lo atraía a su cuerpo metiendo su nariz en el cuello del azabache y besando su glándula. Ternura y contención en parte iguales.

— ¿Estás mejor? —Taehyung envolvia sus brazos alrededor del cuello de Seok Jin y acariciaba su nuca, enredando sus dedos allí.

—Lo lamento —susurraba.

TaeHyung fruncía el ceño y buscaba su rostro—. ¿Qué cosa?

—Todo —susurraba con su voz pesada y sus ojos brillosos.

TaeHyung aspiraba por aire y sacudia su cabeza en negación—. Tú no tienes que disculparte por nada ¿Me oíste? Ya está, lo haremos diferente esta vez.

— ¡Hyung! ¿Esos eran tus ojos de alfa puro? Woaaaah —decía YeonJun distrayendolos a ambos.

Seok Jin lo miraba y sonreía intentando apartar las lágrimas, TaeHyung lo miraba como un empedernido enamorado y fascinado.

— ¿Todo bien? —la madre de TaeHyung aparecía en escena y los miraba extrañada—. Vimos su auto hace ya varios momentos, pero no quisimos decirle a YeonJun que se estaban ocultando —susurraba al final.

TaeHyung reía y Seok Jin con él—. Vamos adentro, hay mucho de lo que hablar —decía el Omega, tomando la mano de su alfa.

Para cuándo se encontraban en el interior, YeonJun estaba demasiado animado alrededor de los adultos. Mostrando el uniforme de su escuela y sus útiles. Todos lo dejaron hablar hasta saciarse, especialmente porque TaeHyung siempre le daba su atención. Ahora que iban a estar separados, sería difícil para ambos, tanto para el Omega mayor como para el pequeño.

—De acuerdo, campeón. Es hora de que vayas a ver tus dibujitos, no tendrás mucho tiempo luego —decía TaeHyung.

YeonJun resoplaba—. Me estan dejando afuera por conversaciones adúlteras.

"¡De adultos!" Le corregían y el niño salía corriendo entre risas.

Seok Jin miraba su espalda y los pequeños pasos que daba y su cabeza divagaba, un niño corriendo por su enorme y ahora no tan solitario apartamento.

«Hubieran sido dos»

Sus dientes se apretaban y TaeHyung tomaba su mano nuevamente bajandolo a la realidad.

— ¿Comenzamos? —susurraba con sus grandes ojos de cachorro.

Seok Jin relamía sus labios y tomaba su teléfono. Cuando procedían a la muestra del vídeo, Tae-Eul y Do-San tenían sus rostros serios y casi ilegibles, pero el alfa podía oler su ansiedad.

—Estabamos al tanto —mencionaba Do-San—. Verás, Jin...

—Sabe lo que sucedió —exclamaba TaeHyung —. A través de un vivo que hicieron anoche contando como me atacaron... En realidad fue un secuestro fallido, atacarme no era el punto de todo

—Como sea, sigo queriendo que paguen —susurraba Seok Jin.

Do-San miraba a TaeHyung—. ¿Sabes quién fue?

TaeHyung aspiraba y largaba el aire por su nariz, asintiendo.

—Hay que denunciarlos... Eran más que conscientes de porque te estaban buscando y quisieron llevarte. Hay que llevar esto de forma legal —pedía su madre.

—Nadie sabe dónde están. Quien lo atacó fue Ho-Seok —exclamaba Seok Jin—. Ellos no muestra su rostro en los vivos, pero de adolescentes le dejé una cicatriz en nuestra única pelea. Luego de eso él desapareció... Los rebeldes son los mismos que han estado detrás de los secuestros. Han llevado todo una vida entrenando para poder controlar su lobo interior —Seok Jin comenzaba con toda la narrativa conocidas en los libros, habidos y por haber.

Cuando finalizaba, sus suegros lo miraban fijamente.

—No sólo eres un simple alfa puro —mencionaba Do-San—. Eres ese histórico alfa... Si no TaeHyung no hubiera sido un blanco tantos años solo porque eres un alfa puro —susurraba.

Seok Jin apretaba sus dientes—. Yo no sabía lo que era hasta hace unos días... Todo se está revelando abruptamente para mí porque TaeHyung es... —Seok Jin miraba a su omega—. Tener a TaeHyung conmigo hace que mis instintos estén a otro nivel, él es mi interruptor de encendido y apagado.

Do-San los miraba y se detenía en sus manos juntas sobre la mesa, el viejo alfa fregaba su rostro y suspiraba.

—Los alfas con quiénes trabajaba en Japón, están al tanto de todas estas leyendas. No le mencioné nada a tu padre porque es intolerante y en este país arrancaron con la idea de erradicar todo ese mundo fantasioso, pero ellos saben de ti, bueno no de ti, pero si de tu historia —mencionaba Do-San.

Seok Jin suspiraba—. Entonces no necesitaré dar demasiada información al concilio de alfas —los padres de TaeHyung se sorprendían—. Digamos que mi padre se transformó en un creyente esta tarde —susurraba.

Tae-Eul tapaba su boca—. ¿Tú ya dominas a tu lobo?

Seok Jin hacía una mueca—. No. No lo suficiente... —suspirando sacudia su cabeza—. Cuando escuché la historia de Ho-Seok en ese vivo y TaeHyung me confirmó la per-... —el alfa apretaba sus dientes—. Todo dentro de mí se descontroló y pasé por lo que creemos fue mi primera transformación.

Do-San lo miraba sorprendido—. Jin, si muestras pruebas tangibles de que eres tú, tendrás el apoyo de la mayoria. ¿Estás seguro que podrás probarlo sin necesidad de lucir como un amenaza y más como una esperanza?

El alfa pasaba el nudo en su garganta y los dedos de TaeHyung se apretaban alrededor de su mano. Seok Jin lo miraba y TaeHyung sonreía sutilmente. Dios, él haría lo que fuera por este hombre. Sus ojos se volvían rojo carmesí y escuchaba el jadeo de Tae-Eul.

—Yo recuerdo esos ojos —susurraba la Omega, ganando la atención de su esposo y su hijo.

TaeHyung fruncía el ceño—. ¿Cómo es que los recuerdas?

Seok Jin suspiraba—. Tu madre los vio hace diez años atrás ¿Cierto, señora Kim?

Tae-Eul asentía—. Más que segura que no los controlabas así.

Seok Jin apretaba sus ojos y el amielado dulce volvía a ser su tono natural.

—En absoluto —respondía avergonzado.

TaeHyung fruncía el ceño—. Un poco de contexto aquí...

—Te lo diré luego —susurraba Seok Jin con sus mejillas rojas.

TaeHyung se sorprendió de verlo avergonzado—. Oh, definitivamente me darás el contexto después.

Seok Jin asentía, pero Do-San aclaraba su garganta.

— ¿Que tan seguro es que mi hijo mayor este contigo si no puedes controlarlo, Jin? —no había hostilidad en su voz, sólo genuina preocupación y sumo respeto al emplear la pregunta.

Seok Jin entendía la preocupación de Do-San—. TaeHyung es la única persona a la que jamás lastimaría. Yo puedo no estar conectado al cien por cien aún con mi lobo... Exterior —decía con una mueca—. Pero tanto la bestia como yo, sabemos que el único que importa aquí, es TaeHyung. Sólo me vuelvo más insoportable con respecto a que lo toquen o se le acerquen, pero no lo lastimaría. No como sucedió con su pierna diez años atrás. Fue un accidente.

TaeHyung sonreía para si mismo y su madre suspiraba—. Deja esa sonrisa pervertida —soltaba, TaeHyung se sonrojaba.

—Bueno, es que es cierto... Él jamás me haría daño —decía con una confianza, amor y devoción único.

Do-San asentía—. Bien, seguramente tu padre me informe cuando hagan el encuentro con el concilio para acompañarlos a la reunión, si no podemos denunciar hay que proceder de alguna forma cuando tengamos a Ho-Seok a nuestro alcance. Les debe demasiado.

—Él pagará, me encargaré de eso, por el momento es este paso. La reunión y hacerles saber quién soy, por mi parte entrenar y controlar lo que soy. Estamos a punto de armar un ejército para comenzar .... Bueno, ejército es un poco exagerado, pero estaremos comenzando a seleccionar quien es de confianza y quién no, porque esto es el secreto a voces más grande que hay. Y no se puede confiar en todos.

Los padres de TaeHyung asentían y luego Seok Jin miraba a su Omega y apretaba su mano, TaeHyung sentía que su pulso se iba por las nubes. No estaba seguro a qué se debían sus nervios. Había pasado por esto en su adolescencia y no había sido tan jodido decirle cómo ahora.  Bueno, sí había sido jodido, pero ahora estaba con Seok Jin, a su lado, mirándolo con todo el amor y contención que TaeHyung hubiera deseado diez años atrás, pero no fue posible.

— ¿Qué sucede, cariño? —preguntaba su madre.

TaeHyung relamía sus labios—. ¿Re-recuer-... Recuerdas las gotas que te habían dado durante el embarazo de YeonJun? —susurraba con voz temblorosa.

Sus padres fruncían el ceño, pero su madre asentía—. ¿Qué con ellas?

TaeHyung pasaba el nudo en su garganta—. Las voy a necesitar ¿Podrías refrescarme la memoria con su nombre?

El silencio en la sala de los Kim era sepulcral y Seok Jin no solo podía oler el aroma de ansiedad formándose dentro de TaeHyung en diferentes capas cada vez más denso, sino que podía oír el latido de su corazón golpeteando con fuerza en su caja torácica.

—Hey... —susurraba pasando sus labios en la sien de TaeHyung rozando allí sus belfos y dejando un suave beso—. Estoy aquí.

TaeHyung apretaba sus ojos y aspiraba el sutil aroma que Seok Jin parecía desprender pura y exclusivamente en su dirección. Sutil a su alrededor e intenso al aspirar con ganas.

— ¿Estás...? —Tae-Eul quedaba con las palabras en su boca y tapaba la misma con su mano, sus ojos se humedecian y TaeHyung se levantaba de la silla de inmediato.

—No, no, no. No Tae-Eul, no te lo permito... No hagas eso —decía el Omega en dirección a su madre y se arrodillaba a su lado—. Hey, hey... Me vas harás llorar a mí.

Su madre parpadeaba y tomaba el rostro de TaeHyung entre sus manos, su mirada se nublaba por las lágrimas. Do-San estaba igual de conmocionado sentado al lado de su esposa. Seok Jin podía oler todas las emociones mezcladas en el aroma de cada uno. Su corazón se apretaba, parecía sentir todo más intenso. No era de sorprenderse, pero lo hacía igual.

—Es.... Sólo han pasado días —mencionaba confundida viendo a ambos—. ¿Están seguros? —preguntaba viendo a Seok Jin.

Ambos padres de TaeHyung lo miraban con las lágrimas cayendo.

Él se daba cuenta que tenía un nudo en la garganta a la hora de responder debido a la reciente escena—. Mis sentidos están más intensificados, yo puedo-... Él está cambiando, su cuerpo, lo hará pronto. Su aroma es sutilmente más suave, pero ligeramente más dulce de lo que debería... Él está en cinta, lo sé —afirmaba.

—No puedes volver al trabajo —decía Tae-Eul.

TaeHyung se ponía de pie—. Está fuera de discusión, quiero trabajar hasta que no pueda hacerlo porque esto... —TaeHyung miraba su abdomen plano.

Dios, él había trabajado su cuerpo por algo pasable los últimos años pensando en verse bien para Seok Jin y ahora su cuerpo iba a cambiar. Eso era... De acuerdo quizas TaeHyung lo estaba realmente asimilando cuando tomaba asiento e intentaba respirar.

Seok Jin se ponía de pie frente a él y lo miraba fijamente acunando su rostro y sonreía—. Lo harás hasta que no puedas hacerlo más —susurraba, luego suspiraba y miraba a Do-San y Tae-Eul—. SuHo seguirá con él, pero añadiré dos guardias más de confianza. No estará solo, si TaeHyung quiere trabajar, lo hará. Tenerlo encerrado en contra de su voluntad, no es opción ¿Cierto, cariño? —decía el alfa más que resignado.

TaeHyung asentía, más calmado.

Do-San se ponía de pie y caminaba en dirección a TaeHyung, inclinandose a su lado, Seok Jin lo dejaba, conteniendose ante el desplazamiento que le habían dado al lado de su Omega.

— Prométeme que cualquiera cosa extraña que veas, vas a decirlo, Tae —susurraba—. No podemos cuidarte, si no lo haces tú primero correctamente. Ellos van a estar pendientes a cualquier cosa que pueda acercarlos a Seok Jin

—Lo sé, lo sé... Estaré atento, no sucederá nada. Realmente dudo que quieran provocar a Seok Jin al acercarse a mí, sería básicamente suicidio. Es diferente esta vez y ellos ya dejaron un mensaje para él a través de un compañero.

Do-San miraba a Seok Jin—. El Omega atacado por otro Omega. Tu padre me informó —mencionaba poniendose de pie. Seok Jin asentía, el alfa mayor suspiraba—. Por favor dime qué vas a cuidar como es debido de TaeHyung

— ¿Dudas acaso que voy a hacerlo?

—No es que dude, hijo —susurraba el hombre—. Tienes responsabilidades, demasiadas diría yo... TaeHyung podría quedarse aquí

—No —exclamaba el Omega, luego suspiraba y miraba a sus padres—. Entiendo su preocupación, lo sé. Ustedes vieron todo lo que sufrí, pero no voy a alejarme de Seok Jin, no otra vez —decía buscando la mano de su alfa, a cambio conseguía un abrazo tierno de Seok Jin, rodeando su cintura.

El alfa los miraba—. Sé que tengo y tendré más responsabilidades, más de lo esperado, pero TaeHyung es mi prioridad número uno —Seok Jin veía a los padres de TaeHyung abrazarse entre sí, y asentir con incertidumbre, de repente cambiaba parte de su discurso y promesa—. Mi familia es primero.

TaeHyung sentía un escalofrío que recorría su nuca ante la palabra y giraba su rostro para ver a Seok Jin sonriendo dulcemente, luego dejaba un beso en su frente y la noche pasaba y terminaba con charlas más relajadas, no del todo porque Do-San aún hablaba sobre detalles minuciosos y habían unido a SuHo a la charla para que estuviera atento sobre las buenas nuevas.  Nadie había mencionado nada al niño, a quien luego de llamarlo nuevamente para que se uniera a ellos, no se había despegado de TaeHyung un segundo.

Para cuándo la pareja salía y subía a su auto, TaeHyung llevaba nuevamente una muñequera especial con un botón de pánico que avisaba a SuHo con urgencia si lo necesitaba. Hacía un buen tiempo que no la utilizaba. Seok Jin conducía con calma camino a su casa a solo un par de calles, habían estado en sumo silencio hasta subir y llegar a su apartamento otra vez.

— ¿Estás bien? —preguntaba TaeHyung.

Seok Jin giraba—. Creo que no me siento muy bien al saber que sufriste más de los que pudiste especificarme —mencionaba con tristeza.

TaeHyung suspiraba y se acercaba a él—. No quiero recordar cómo me sentía, solo es eso... Es un mal recuerdo de lo mucho que perdí

—No me perdiste a mí —aclaraba Seok Jin.

—Por suerte —susurraba con ojos húmedos—. Estabas considerando a WooYoung antes de verme en tu puerta, y repito, no te culpo. Las tristeza y el dolor hicieron que no quisiera compartir contigo tal perdida. No quería que te sintieras mal y no queria ponerte en peligro ante quien sabe que cosa. Mi padre supo entender mucho después de porque no quería que supieras, no es que no confíe en ti, él solo vio cuánto sufrí y mi madre igual.

Seok Jin pasaba el nudo en su garganta—. Entiendo, aunque no hace que me sienta menos impotente, Tae.

—No me llames, Tae —pedía el omega—. Mañana comenzaré con mi trabajo, haz el tuyo e intentemos controlar la situación. Quiero que sepas que confío lo suficiente en ti como para estar tranquilo y quiero que entiendas que no voy a darles el derecho de condicionarme otra vez —exclamaba el omega—. Quiero vivir y quiero... También quiero aprender a conectarme con mi lobo cuando manejes el tuyo. No tengo apuro por andar en cuatro patas y todo desnudo —decía sonriente.

Seok Jin aspiraba con fuerza y largaba todo el aire contenido—. Dios, tenías que poner esa imagen de ti en cuatro y desnudo.

TaeHyung abría sus ojos y reía—. Hablaba de mí en versión animal. Lobo exterior liberado —exclamaba caminando hacia atrás, moviendo sus manos y riendo gravemente mientras Seok Jin parecía que iba a cazarlo.

Sus pasos lentos y su mirada fija en TaeHyung, el alfa se desnudaba la parte inferior mientras su pasos avanzaban hacia su objetivo.

—Oh, así quieres jugar ¿Eh? —mencionaba TaeHyung, comenzando a quitarse su camiseta. La piel trigueña del azabache se lucía en todo su esplendor.

—Hay que celebrar ¿No crees? —Seok Jin profundizaba  su voz, se volvía más grave y ronca. Su cuerpo atlético se presumía glorioso. Piel blanca brillante y lechosa.

TaeHyung mordía su labio inferior—. Hay mucho que asimilar, aparte de celebrar —decía con su torso desnudo, bajando sus manos a su pantalón para desabrocharlo y bajar el cierre—. ¿No deberíamos estar más preocupados?

Seok Jin se quitaba la parte inferior, y se quitaba pantalón y boxer. Su polla estaba allí, erguida y TaeHyung sentía que el calor se apoderaba de él y de inmediato se quitaba su pantalón y estaban en igualdad de condiciones, uno frente al otro y por supuesto los pasos de TaeHyung habían sido en dirección a la habitación de Seok Jin, o debería decir la habitación de ambos.

—Estoy preocupado. Estoy estresado y estoy muy feliz. Así que ahora solo quiero estar contigo —susurraba Seok Jin, sus ojos se volvían sutilmente más rojos.

TaeHyung relamía sus labios, su corazón desbocado y se dejaba alcanzar por un Seok Jin que rodeaba su cintura con un brazo y lo elevaba con facilidad para que rodeara su cintura con sus piernas. Sus brazos hacían lo mismo alrededor del cuello de alfa y miraba esos ojos rojos totalmente atentos a él. El aroma de TaeHyung se mezclaba con el de Seok Jin y se miraban en silencio unos momentos. TaeHyung pasaba sus dedos por el cabello del alfa y suspiraba.

Te amo demasiado —susurraba.

Te amo mucho más —repetía Seok Jin, sus ojos seguían rojos y su fuerza era sutilmente más intensa. TaeHyung podía notarlo por la forma en que lo sostenía con un solo brazo—. Te mantendré a salvo —susurraba.

—Lo sé —añadía  TaeHyung—. Ahora quítame todo el estrés y luego celebremos por otra oportunidad —decía cuando juntaba sus labios para sellar el momento especial y a solas con su compañero.

Ellos harían lo que fuera necesario para mantener a salvó su futuro, nadie iba a arrebatarles la felicidad que venía en camino. Seok Jin tenía esto, él haría lo que fuera por TaeHyung. Lo que sea necesario para que nadie se acercara ni se atreviera a tocarle un solo cabello a su Omega.

O estarían en serios, realmente serios problemas.

Perdón la tardanza, sólo llegué con Upsida este finde 😭 perdón si ven errores.

Próximos JUNE 28 y ASHES III

Con amor niñita Nanykoo ❤️

Pd: ante cualquier duda, visitar o dejar mensaje en mi tablero que les respondo con seguridad. 🤸🏻‍♀️💜

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