Capítulo 31

Salí corriendo colina abajo. Ella estaba tumbada agarrándose el hombro. Menos mal que el otro tuvo mala puntería.

— ¿Estás bien? —me puse de rodillas a su lado.

— ¡Estoy de lujo! —me golpea unas cuantas veces en el pecho— Ayúdame, idiota. —vuelve a apretar la herida en el hombro.

— Primero cállate y aprieta ahí.

— Eso hago. —intenta ponerse de pie.

— Ven aquí. —la tomé en brazos— Drake llevo a Mad al coche, esta herida, recojan nuestras armas.

— Vale. Llévala con Stan, tiene a otro herido.

— Voy. Has engordado.

— Pues no me lleves si no quieres. No te dije que lo hicieras. —dice enojada.

— Sí quiero hacerlo pero quisiera hacerlo con otro objetivo.

— ¿Entonces no quieres salvar mi vida?

— No me refería a eso.

— Sólo piensas en ti.

— Tienes razón pero lo hago desde que vi qué tú dejaste de pensar en mí. Y eso fue ayer. —La verdad es que aún pienso en ella.

— Saliste con Rosie, la que padece limerencia.

— Estoy con ella de una semana y algo. La dejaría por ti pero tu no harías lo mismo por mí.

— No sabes por lo que pasé. —mira hacia otro lado— Él estuvo conmigo.

— Yo estuve más años contigo. —no dijo nada más.

La deje en el coche y yo me senté de copiloto. Por el camino le mandé un mensaje a Thomas para que sepa de la situación y lo mas probable es que se lo diga también a Ace, así me ahora el tiempo y no tengo que mandárselo yo. Ace había llegado antes que nosotros al hospital.

— ¿Estás bien? —la mira triste.

— Sí, voy a que me vean esto. —le da un beso y se va.

Yo también le pregunté eso y no me contestó de la misma forma. Me senté en una silla y Ace vino a sentarse a mí lado.

— Creo que sobro aquí. —me levanté.

— No, ¿por qué dices eso? Quédate, por favor. —me agarra del brazo. Me volví a sentar.

— ¿Para qué voy a quedarme?

— Por ella es tu amiga y te necesita.

— Ya no me necesita. Te tiene a ti.

— ¿Crees que no me doy cuenta de las cosas que pasan? Sé que la quieres y ella también te quiso y perdón por meterme en lo que tuvieron pero lo nuestro se dio. Nunca me lo espere por su parte.

— Está enamorada de ti, felicidades. Yo nunca pude conseguir eso.

— ¿Y lo tuyo con Rosie?

— Nada serio. Ella. —me interrumpe.

— Calla, ahí viene. —rodeé los ojos.

— Hola amor, ¿qué haces aquí? —se sienta en mis piernas.

— Le dispararon a Mad.

— ¿Mad? Ah sí, escuche que está viva. —dice con un poco asqueada y mirando sus uñas.

— ¿No tienes nada que hacer? —le sonreí falsamente.

— No. —eché mi cabeza hacia atrás. Que se vaya. No tengo ganas de ella en estos momentos. Comenzó a darme miles de besos. Yo ni me movía.

— Alan. —dice Ace. Le miré— ¿Me puedes hacer un favor? Le prometí a Thomas que lo ayudaría con lo suyo, ¿lo podrías hacer por mí?

— Sí. —dije rápido y quité a Rosie de mis brazos— Los espero en casa. —me levanté.

— Vale, ya le quedará poco. —me sonríe. Por fin hace algo bueno por mí.

— Adiós. —dije rápido y me fui casi corriendo.

Madison

— Ya he acabado. Ya sabes, no te muevas tanto y si te duele, te tomas esto. —me da unas pastillas.

— Entendido. —me levante de la camilla.

— Me alegro que vuelvas entre nosotros. Te creímos muerta. —dice Ethan quitándose los guantes.

— Ya vi. —le miré de reojo.

— Bueno, espero volver a verte.

— ¿Herida? —reí.

— No, —ríe— también me gustaría que vinieras con otros objetivos.

— Tengo novio. —¿Qué les pasa a todos hoy? Salí de la sala y me encontré con Rosie hablando con Ace— ¿De qué hablan?

— Nada. —dice mirándome mal y se va. Miré a Ace.

— Me estaba contando de su relación con Alan. —dice mientras se levanta.

— Pues que aburrido. —me besa.

— Bueno. —se encoge de hombros.

— ¿Y Alan?

— Me ayudo con algo. —¿Alan ayudarle? ¿En que mundo?

Fuimos a casa y Alan junto a Thomas nos estaban esperando en el sofá.

— ¿Cómo te encuentras? —dice Thomas.

— Bien, cómo siempre. Una bala no puede conmigo. —le guiñe el ojo.

— Compré algo para comer, se los deje en la cocina. —dice Alan.

— ¿Tú ya comiste?

— Sí. —me sonríe. Entrañable sonrisa.

Después de comer, Ace se quedó con Thomas y yo subí a mí cuarto para cambiarme de ropa. Al poco tiempo, alguien toca a la puerta.

— ¿Se puede? —abre un poco la puerta.

— Sí. —era Alan— ¿Pasó algo?

— No, sólo quería hablar contigo. —entra del todo y cierra la puerta.

— ¿Sobre?

— Ace.

— Dime.

— Es buena persona y te lo mereces. Quiero que seas feliz y estas muy bien con él. Claramente me jode pero tú eres más importante, siempre lo fuiste. —se acerca a mí— No me fue para nada fácil cuando desperté sin ti. —roza las puntas de sus dedos por mi brazo haciendo erizar mi piel— Pero bueno, ¿qué podía hacer yo de uno sólo y en ese estado? Hasta pusieron a Hudson para que me vigilara.

— ¿Y vas a rendirte así, tan fácil? —se sorprende ante mi pregunta.

— ¿Quieres decir que aún tengo oportunidad? —dice muy contento, hasta sus ojos brillaban.

— Vete de la habitación. —dije mientras me daba la vuelta.

Sale de la habitación. Sin darme cuenta, estaba sonriendo como una tonta. Mierda.

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