Capítulo 4
Después de ducharme, busqué a Hudson. Estoy muerta de hambre. Difícil me fue encontrarle ya que estaba en el porche.
— Por fin te encuentro. —dije cerrando la puerta y acercándome a él.
— Por fin acabas. —me extiende mi plato.
Sin decir nada más comencé a comer.
— ¿Estás bien? —me pregunta Hudson rompiendo el silencio.
— Sí, ¿por qué no debería estarlo?
— No sé, ¿será por que acabas de volver con Alan y éste es el segundo día pero él está con Bryce?
— Que haga lo que quiera, él sufrirá las consecuencias.
— ¿Quieres que hable con él?
— No, quiero ver si él realmente se da cuenta de las cosas que suceden.
— Como quieras. —se levanta— Si cambias de opinión me avisas. —toma mi plato. Asentí—Ahora vuelvo. —se va dentro.
No sé que tanto mal le hice a Alan para que me ignore de esta forma. Sea lo que sea, yo sé que yo no hice nada pero él me ha decepcionado totalmente.
La puerta se abre y sale un Chad con una botella en la mano.
— ¿Pesando en el amor? —me pregunta después de sentarse a mi lado.
— ¿Amor? ¿Cuál amor?
— No me mientas. Sé que tenéis ese lazo amoroso. Yo lo hubiese mandado a la mierda hace mucho.
— Tan sólo ayer nos volvimos a ver después de mucho tiempo.
— El amor es una mierda. Uno no debería de querer. —toma un trago.
— ¿Tu amor te hizo daño? — me burle.
— Un amor no es amor si te hace daño.
— Sabias palabras. Deberías de beber más a menudo, pareces más —pensé— ¿majo? Hm... No creo que esa palabra te defina.
— Sabes, antes molabas más.
— Yo siempre molo.
— Has cambiado. Cuando estaba en el bando, hicimos algunas misiones juntos y en ese entonces eras una hija de puta de las buenas. Ahora, te has vuelto débil, amigable, amorosa. —dice con asco.
— ¿Y tu que sabes? —le quite la botella de la mano y tome un trago.
— Mi misión fue vigilarte para que no te pasara nada. No sois los únicos a por los que van.
— ¿A por ti también van? —asiente y se enciende un cigarro— No recuerdo que hayamos hecho algunas misiones juntos.
— Claro que no lo recuerdas. Como dije, antes no te importaba nada, hacías la misión sólo para patear algunos traseros y no te importaba nada quien estaba contigo o si moría. El amor te volvió vulnerable.
No sé si me molestaba más que eso fuera verdad o que él sea el que me lo diga.
— Sabes que tengo razón. —dice obvio pero sin mirarme.
— Eres un hijo de puta.
— Tienes razón, mi madre fue una puta y yo lo soy por ser sincero.
— Y te lo agradecería si me cayeras bien. Tu sinceridad a veces molesta.
— Es la pura verdad y ella va junto a mí. Nunca pondré cambiar.
— Nunca lo hagas. —me mira. Me levante extendiéndole la botella y luego fui hacia la puerta.
— Oye. —me pare y le miré— Inconscientemente quiere un hijo.
— Lo sé. —entré.
Lo sabía muy bien y eso me daba miedo. No quiero llegar a hablar del tema con él por lo que él podría pensar de mi. Subiendo las escaleras, la puerta de la habitación de Bryce estaba abierta. Me acerque silenciosamente hacia ella. Alan estaba jugando alegremente con el niño. Tal vez, pero sólo tal vez, puede que haya exagerado un poco y haya sacado las cosas de contexto.
Alan
Al girarme, vi a Mad con Chad. Los dos estaban bebiendo en el porche. Seguramente este celebrando su victoria. La verdad es que quisiera que la hubiese celebrado conmigo no con ese tipo, no me gusta ni un pelo. Volví a la habitación de Bryce y Jimmy. Le extendí a Jimmy el vaso de agua.
— Gracias de verdad por todo lo has hecho por nosotros desde que hemos venido. —me dice Bryce muy agradecida.
— No es nada, somos un equipo, ¿no? —asiente.
— Pero creo que deberías de ir con tu novia, creo que no le gusta que estés conmigo.
— Eso es absurdo. —reí.
— Tu mismo me dijiste lo mucho que la amas y seguramente ella también a ti. Después de lo que habéis pasado, deberías de ir con ella. Es más, mi instinto de mujer me dice que deberías de hablar con ella.
— No creo que haga falta pero lo tendré en cuenta.
Después de acabar la partida con Jimmy, fui a darme una ducha. Al salir del baño e ir al cuarto, Mad estaba en la cama, durmiendo. Sé que sólo está fingiendo. En todos estos años ella siempre me esperaba. Al fin y al cabo si que está enojada. Bryce tenía razón, ¿como no me di cuenta? Me tumbe a su lado boca arriba.
— Buenas noches. —le susurre.
A la mañana siguiente, Mad intento irse sin hacer ruido pero para su suerte yo no pude pegar ojo toda la noche.
— Mad. —me senté en la cama.
— ¿Qué quieres?
— Quiero hablar.
— Y lo estás haciendo.
— Hablo enserio, quieres parar y mirarme a los ojos. —fui hacia ella, tome su rostro en mis manos y la mire fijamente a los ojos— ¿Qué te pasa?
— A mí nada, más bien eso debería de preguntártelo yo a ti.
— ¿Te molesta que haya ayudado a una persona que va a vivir con nosotros junto a su hijo para hacer una buena convivencia y que ese pequeño no se sienta excluido de aquí y sobre todo que no tenga que morir o ser parte del bando a esa edad? Mad, no tengo nada con esa mujer, sólo la estaba ayudando, te lo juro. Mas bien estaba jugando con Jimmy. ¿Enserio quieres que los evite?
— No. —mira hacia otro lado.
— ¿Sigues molesta?
— ¿Quieres tener hijos? —vuelve a mirarme a los ojos. Pensé.
— Quisiera tener un hijo tuyo, desde el incidente con Rosie lo deseo. Y tu, ¿quisieras tener hijos? —parece sorprendida por mi pregunta.
— Un hijo en estos momentos no es lo más adecuado. Es muy peligroso y lo más seguro es que muera. Casi no podemos mantenernos nosotros con vida, ¿cómo vamos a mantenerlo con vida a él? —le sonreí.
— Serás una buena madre. —bese su frente y ella me abraza.
— No vuelvas a ignorarme de esa forma o te juro que te arranco los huevos.
— A sus ordenes.
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