Parte VI
Dan Humphrey & Chuck Bass
Los rayos del sol se filtraban por el cristal, dándole de lleno en el rostro, y él rodó sobre la cama en un intento de esconderse de ellos, quedó boca abajo con su rostro hundido en la almohada, esta tenía un fuerte olor que no era el suyo, pero era potente y masculino, y en lo profundo de su mente lo conocía , y estaba concentrado.
-Si sigues oliendo mi almohada de esa forma, no seré responsable de mis acciones
La voz de Chuck resonó en sus oídos y el abrió los ojos de golpe, como si cayera en cuenta de repente de que todo lo que ocurrió anoche no fue solo un sueño. Él. Dan Humphrey, se había acostado con Chuck Bass. Y aun estaba desnudo, en la habitación de este.
Se sentó en la cama e hizo una mueca al sentir un leve dolor en su espalda baja, y, se sonrojó a pensar en el otro lugar que le dolía, la sabana de deslizó por su torso, exponiendo su piel, y él la tomó evitando que mostrara más de la cuenta.
Chuck estaba en su escritorio mirandolo desde ahí con una ceja alzada con gracia, trabajando en algunos papeles, con un traje elegante o obviamente costoso, Dan supuso que este estaba por ir a trabajar, quizás, lo cierto era que eran contadas la veces que había visto a Chuck sin traje, asique era difícil decirlo.
Se movió hacia un lado y un quejido escapó de sus labios cuando se levantó, porque, genial, ahora le dolía el tobillo y el trasero. Chuck hizo un amago de querer acercarse con una expresión preocupada, pero todo eso desapareció y en su lugar fue remplazado por una mueca burlona.
-¿El tobillo o tu culo?-preguntó divertido- Si es la segunda te diré que es normal que te duela la primera vez, o si llevas mucho tiempo sin hacerlo
-Es ambos- respondió irritado, jalando de la sabana para cubrir ciertas partes
-¿Enserio te estas cubriendo? Por que déjame decirte que no hay algo bajo esa sabana que no haya visto ya
Dan sintió si rostro arder ante los recuerdos de la noche anterior. Joder, es que peor que ser el enemigo de Chuck Bass, era ser la perra de Chuck Bass.
-D-debería irme- confesó observando al rededor, viendo dónde estaba su ropa para vestirse y largarse de ahí, con algo de dignidad, pero no la veía por ninguna parte
-No te estoy echando, Daniel- dijo Chuck, y todo rastro de burla desapareció de su rostro- Puedes ir a darte una ducha, Nate se fue y yo tengo que ir a trabajar
Y Chuck pareció comprender que Dan no se movería muy lejos de la cama estando desnudo, y salió de la habitación, dejándolo a solas. Dan suspiró aliviado, y fue corriendo hacia el baño, aun estaba desnudo, pero necesitaba una ducha para quitarse del cuerpo los residuos de la noche anterior. Y ojala la ducha fuera tan fuerte para llevarse los recuerdos, porque no estaba seguro de cómo comportarse frente a Chuck luego de todo eso.
Dan se metió a la bañera con algo de dificultad por su tobillo y encendió el agua, casi gimiendo cuando esta cayó sobre él en cascada. Se sentía tan bien, y mientras se bañaba un montón de pensamientos pasaron por su cabeza, como ¿Qué pasaría ahora entre Chuck y él? ¿Las cosas serían incómodas o fingirían que nada ocurrió? Blair una vez estuvo en su misma situación, pensó en que podría preguntarle que pasó luego, pero no, no quería que la gente supiera que Chuck y él lo hicieron, porque Chuck ahora le quitó la virginidad. No era su primera vez, pero si con un hombre, y peor aun, siendo él el pasivo.
Chuck ya no era el mismo de antes, no era tan cruel, había cambiado, ahora se suponía que era bueno, pero Dan estaba seguro de que esto no se olvidaría tan fácil.
Tomó el champú e intentó no pensar en que tenía el aroma de Chuck, y el olería a Chuck, y eso se le hacía extrañamente íntimo. Sacudió la cabeza alejando esos pasatiempos y salió de la ducha, sacando una toalla blanca del mueble bajo el lavabo t enredándola en su cintura. Y abrió la puerta, encontrándose con Chuck de pie, al lado del escritorio.
-¡Chuck!- agarró con fuerza su toalla como temiendo que se cayera- Creí... q-que estarías en el trabajo
-Si, pero creí que sería grosero no despedirme
-Nunca te ha importado ser grosero antes-mucho menos conmigo, pensó Dan, frunciendo un poco el ceño- En fin, que bueno que estas porque ¿Sabes donde está mi ropa?
-La tiré a la basura- respondió este, alzándose de hombros
-¿¡Qué!?- exclamó, esperando que el otro respondiera que estaba bromeando, pero se mantuvo serio- ¿Por qué? ¿Con qué me devolveré ahora? ¡No traje ropa de cambio!
-Esa ropa era horrible, Daniel. Te hice un favor al deshacerme de ella, además te compré eso- le indicó algo de ropa que estaba sobre la cama
Era una camisa blanca y bonita con las iniciales CB en el cuello, con unos pantalones negros de vestir y las mismas iniciales en la etiqueta de estos, unos calzoncillos azules al lado de estos, unos zapatos relucientes, una bufanda roja y... un reloj.
Era bonito, no mucho el tipo de ropa que él usaría porque se veía muy costosa pero lindo.
-No puedo
-¿Qué cosa?- preguntó Chuck alzando una de sus cejas
-No puedo aceptar nada de eso
-¿Por qué no?
-P-porque...
Por que no soy tu puta, pensó Dan, negando con la cabeza, y es que enserio. Tener sexo con Chuck Bass, el hombre más mujeriego, quién, por cierto ya se acostó con toda mujer o prostituta de Nueva York, estaba comprándole cosas después de tener sexo, eso no era algo que le hiciera sentir bien. El sexo fue genial, pero fue una noche, y si aceptaba esos regalos se vería como si fuera... no, simplemente no podía.
Chuck pareció entender lo que estaba pasando por su cabeza, ya que se mostró algo irritado.
-Por mi puedes devolverte a tu casa desnudo
Cierto, Dan no pensó en eso, era como si no tuviese opción más que aceptarlo. Abrió la boca para decir algo y luego la cerró, caminando resignado hacia su nueva y costosa ropa. Se colocó los calzoncillos primero, sin quitarse la toalla.
-Te repito que no tienes algo que no haya visto- escuchó la voz de Chuck
-Te devolveré la ropa- corroboró Dan, ignorando su comentario
-No tienes que hacerlo
-Lo haré, y el reloj está de más, la bufanda también
Chuck suspiró, Dan era tan terco.
Cuando terminó de vestirse. Dan se quedó de pie ahí, y bajó un poco la mirada a sus zapatos, sus ojos tenían una expresión nerviosa, Chuck se imaginó que debían estar pasando mil cosas por esa neurótica cabeza llena de rizos. La camisa estaba arremangada hasta los codos, y llevaba los primeros botones desabotonados mostrando su cuello de forma inconsciente, se veían demasiado las marcas que Chuck había puesto ahí la noche anterior, y quizás si Daniel salía así la gente lo miraría pasmada, es como si gritara a los cuatro vientos "anoche tuve sexo."
De alguna forma esas marcas visibles lo complacían, pero a Daniel le harían sentir incómodo y avergonzado, a pesar de que este quizás no había notado que las tenía. Tampoco iba mandarlo a su casa con un collar de marcas. Se acercó, con la bufanda en su mano, sorprendiendo a Daniel cuando se lo colocó al rededor del cuello.
-¿Q-qué haces?- Chuck estaba tan cerca y sus dedos acariciaron la piel expuesta de su cuello cuando hizo un nudo, cubriéndolo
-No creo que pienses que la bufanda está de más, Daniel. A no ser que quieras que todos se enteren de lo que hicimos, mejor esconde las pruebas
-¿Pruebas?- Dan se apartó y dió unos pasos hasta estar frente al espejo del baño, y al mover la bufanda roja notó unas marcas moradas en su cuello, por todo su cuello, de arriba abajo, de lado a lado, había marcas moradas esparcidas, cortesía de Chuck Bass-¿¡Q-Qué mierda!?
-Si yo fuera tu la usaría por unos días
-¡Chuck!
-Con algo de suerte se desaparecerán en una semana
-¡Pero es imposible que la gente no sospeche!
-Entonces cúbrelas bien
-¿¡Era necesario que hicieras tantas marcas!?
-Disculpa, Humphrey- comenzó a decir con burla, dando un paso amenazante hacia él- Pero no recuerdo que te quejaras cuando las hice
-¡Estaba distraído!
-Claro que lo estabas, por mi, mientras te masturbaba y te apretabas a mi para que no me detuviera, o mejor aun, cuando estaba dentro tuyo y te la metía y gritabas mi nombre una y otra...
-¡Ya entendí!- exclamó Dan cubriéndose los oídos, y a Chuck no le debería de parecer tan adorable como lo hizo, porque era Humphrey
Pero justo en ese momento a Chuck, no podía importarle menos que fuera Humphrey, porque aun era Daniel, porque estaba usando ropa con las iniciales CB, porque tenía el cuello marcado completamente por él y las mejillas rojas luciendo tan apetecible como la noche anterior, y porque aun quería dar un par de pasos y devorarle esos rosados labios, pasar sus manos por los húmedos rizos, desnudarlo, colocarlo en cuatro en su cama para adentrarse en él y continuar con lo que iniciaron la noche anterior.
Y no.
No.
Daniel tenía que largarse antes de que el acortara la distancia que los separaba y lo hiciera suyo otra vez.
Su expresión se volvió seria.
-Vete- dijo con voz fría, volteándose, para no ver el rostro del otro- Fue divertido y todo, pero ya me aburriste
-Y-yo... ¿Qué?
-Lárgate, no quiero tener que decirle a Serena que su dulce amorcito es una puta en la cama
Dan parpadeó sorprendido por el abrupto cambio de animo y entonces apretó los puños, porque enserio al nombrar a Serena había un rastro de enojo, se preguntó si algo había pasado entre ambos, pero lo dudaba, Chuck solo estaba siendo Chuck, quien carajos lo entendía. Pasaba de decirle que no lo estaba echando a echarlo de lleno, y ofenderlo.
-Eres un imbécil- susurró antes de alcanzar su teléfono que estaba sobre la cama, de todas formas, no es como si hubiese esperado que algo cambiara entre ambos después de esa noche ¿Cierto?
Chuck escuchó la rabia en su voz y sus pasos alejándose, y cuando ya estuvo seguro de que se fue, golpeó con fuerza el muró, ignorando la punzada de dolor en su mano que comenzó a tener leves rastros de sangre.
Era lo mejor para Daniel, mantenerse lejos de él. Lo superaría y Chuck también. Dentro de poco esto solo sería un recuerdo.
(...)
Enserio ahora estaba pensando que el imbécil estaba siendo él y no Chuck, porque no tenía sentido que estuviera evitando a todos sus amigos por miedo a verlo a él. Chuck en ningún punto lo llenó de promesas vacías, de hecho, claramente le pidió que compartieran una noche y eso era todo, y eso pasó hace una semana, el sexo fue inesperadamente bueno, no se había sentido de esa forma con nadie desde Serena, y quizas ni con ella se sintió así, en cambio Chuck, probablemente hace eso con todo Nueva York y no significa algo para él, de todas formas no es como si a él le importara.
Entonces esa mañana cuando Serena le mandó un mensaje- algo enojada, porque él la evitó toda la semana- de que fueran a desayunar con su familia, el accedió, de todas formas Chuck no era una persona familiar, nunca lo había sido, y quizás ni siquiera iría al desayuno.
Así que, ahí estaba él, arriba del elevador, con su típico outfit de camisa a cuadros y jeans, claro que tuvo que incluir la ridícula bufanda que le regaló Chuck, el muy idiota, porque las marcas no se habían ido, y siempre que las veía no podía evitar recordar lo que ocurrió esa noche y terminaba con una dolorosa erección que era aliviada con duchas frías o fantasías como protagonista a Chuck.
Pero evitar ver a Chuck no serviría, bueno, quizás un poco, sin embargo la mejor solución era enfrentar el problema de frente, y luego de eso podía seguir adelante, así de sencillo. Solo esperaba que hoy no fuera el momento de enfrentarlo, claro que sus esperanzas murieron cuando dio dos pasos luego de que las puertas del elevador se abrieran, al interior de la residencia, y se encontró a Chuck, hablando con su padre, todos estaban sentados en la mesa. Lily, Serena, Eric, Jenny, y de todas la personas con las que Chuck podría hablar elegía a su padre.
Chuck levantó la mirada al verlo e hizo una mueca burlona con sus labios.
-Hey, Dan- lo saludó Serena
-Que bueno que viniste, amigo- comentó Eric, tan amable como siempre
Dan apartó la mirada de Chuck y les sonrió con nerviosismo, buscando un puesto disponible, el único era entre Lily y Serena.
-Si, uhmm... lamento llegar tarde-tomó asiento junto a Serena y le sonrió cuando ella le entregó una taza de café, él le dio un sorbo antes de decir- tres de azucar y crema, me alegra que lo recuerdes
-No salimos dos años para que lo olvide tan fácil- replicó ella fingiendo indignación, y pasándole la mano por el hombro
Se quedó así un momento, acariciando su hombro hasta que alguien habló.
-Linda bufanda Humphrey- dijo Chuck llamando su atención, sus ojos tenían una mirada fría- ¿Dónde la conseguiste?
-¿Chuck haciéndole un cumplido a Dan?- preguntó Eric con burla- esto si que es el fin del mundo
-Fue un regalo- respondió Dan algo vacilante, tomando otro sorbo de café para evitar tener que mirar a Chuck, es que enserio, de todas las veces que Chuck eligió para meterse con él tuvo que elegir el desayuno familiar
-Además- habló ahora Serena, colocando su mano en la espalda de Dan de arriba a abajo con cariño, y sus ojos algo burlones se fijaron en Chuck, como si ella supiera un secreto que nadie más sabía- es normal que se lleven bien ahora, prácticamente son medio hermanos
Chuck sonrió, pero sus ojos seguían igual de fríos, perforando la cabeza de Serena.
-Al menos Daniel y yo no compartimos ADN- susurró con veneno, pero son la misma sonrisa que ocultaba todo, no parecieron notarlo, y Dan se centró en su waffle
Y así continuó el desayuno por otros veinte minutos más, con charlas normales hasta que alguien lanzaba un comentario que pretendían ocultar más de la simpleza con la que sonaban (Chuck y Serena todo el tiempo). Dan intentaba evitarlos, y la bufanda le daba calor, pero no quería quitársela porque bueno, no quería explicarle a su padre que le pasó en el cuello, tenía suerte de que su padre viviera con Lily y él tuviera el loft para si solo, eso hacía que no tuviera que usar la bufanda todo el día.
Chuck se mantuvo con la mirada fija en Serena durante todo el desayuno, sabía que Serena no era tonta, ella sospechaba que algo estaba ocurriendo, solo que quizás no sabía qué. Y cada vez que pasaba sus manos por el cuerpo de Dan, Chuck quería apartarlas, porque de verdad, terminaron hace años, Serena debería dejar de poner sus manos sobre Daniel a cada segundo.
Mentiría si dijera que esa semana había logrado sacarse de la cabeza a Daniel, porque cada vez el rostro de este aparecía en su cabeza, más vivido, sus expresiones, sus hermosos ojos oscuros, y lo estaba volviendo loco. Estaba tan seguro de que era otro capricho temporal, un calentón del momento, que se acabaría después de apaciguar el fuego con algo de agua, sin embargo el fuego no se extinguió, volvió con más fuerza. Como si tener a Daniel por esa noche hubiese puesto todo en llamas. Y ahora el fuego lo estaba consumiendo.
No creía que este fuera aparecer para el desayuno, aunque en el fondo esperaba que lo hiciera, y cuando lo hizo, sus ojos no pudieron apartarse de él, como si después de esa semana de andar con chicas y divertirse, bebiendo, y esperando que Dan se fuera de su cabeza, todo volviera de golpe cuando lo vio entrando inseguro y caminando a donde estaban ellos.
Y ahí estaba aun, con su bufanda firme alrededor del cuello, sus manos moviéndose nerviosas hacia la taza, dando sorbos, y masticando los waffles que Ruffus había hecho. Chuck se había sentado con Ruffus con la idea de preguntarle discretamente algo sobre Dan por si este no asistía al desayuno, como que había hecho esa semana -solo escribir para su nuevo libro y juntarse un par de veces con su editora- o si estaba estresado por algo (o por él)- no, solo algo neurótico, como solía ser siempre- y así.
-Por cierto-habló Lily- espero que mañana en la noche puedan asistir a la fiesta que organiza mi madre todos los años, solo que este año yo la estaré organizando, es una tradición
-Cuenta conmigo- respondió Eric y Jenny lo secundó con un asentimiento
-Estaré ahí
-¿Serena, Charles, Daniel?- peguntó Lily mirando a estos tres con las cejas alzadas
-Yo... sí, claro ¿Por qué no? Suena divertido- asintió Dan con una pequeña sonrisa
-Tengo que consultar mi agenda, así que no prometo nada- respondió Chuck, mordiendo un panecillo con aburrimiento, Dan se preguntó si lo decía enserio o en broma
-También estaré ahí- contestó Serena
-Perfecto- dijo Lily poniéndose de pie- entonces nos veremos mañana en la noche- recuerden que tienen que ir de traje, y es un evento formal
Volvieron a comer por un rato, hablando sobre el evento y sobre quienes asistirían.
-Acabo de recordar- comenzó a decir Dan, poniéndose de pie- ahora tengo una reunión con un productor que quiere pasar el libro Inside a una obra, así que debería ir yendo, gracias por el desayuno, papá, Lily
-Sí- dijo Chuck con una media sonrisa- también tengo una reunión así que te acompaño
-¿Ahora todos tienen reuniones?- Preguntó divertida Serena y Chuck solo l ignoró
Dan iba a decir que no era necesario que Chuck le acompañara, pero este ya se estaba poniendo de pie, y caminaba hacia el elevador, quedándose ahí, esperándolo. Dan se quedó dubitativo, no es como si Chuck fuese a hacerle algo en el edificio donde estaba toda la su familia reunida.
Cuando entró, las puertas del elevador se cerraron y Chuck lo detuvo, presionando un botón y a continuación el elevador se detuvo, y él lo tomó de las caderas, pegando su espalda a la pared, y sin pegar su cuerpo al suyo, puso ambas manos sobre el muro a los lados de su cabeza, acorralándolo.
-¿Q-que haces?
-Necesito otra noche
Susurró Chuck, con su rostro cada vez más cerca, sus labios a centímetros de los suyos y sus respiraciones se estaban mezclando.
-¿Estas bromeando?- preguntó Dan indignado, colocando sus manos sobre el pecho de Chuck, queriendo empujarlo, pero este se las tomó y las colocó sobre su cabeza en un rápido movimiento, sus ojos estaban tan llenos de lujuria que el cuerpo de Dan tembló
-¿Te parece que estoy bromeando?
-No dormiré contigo
-¿Por qué no?
-¿Estas preguntándolo enserio?- Dan intentó zafar sus manos, sin conseguirlo- porque no quiero, a la mañana siguiente a la que lo hicimos me llamaste...- puta, pensó, pero no terminó la frase, y bajó la mirada sorprendido cuando Chuck coló su pierna entre las suyas y de un tirón le arrancó la bufanda, y la usó para atar sus muñecas
-Tu solito te llamaste así primero
-No lo hice
-En tu mente sí, por eso no aceptaste la ropa que te compré y mandaste a Nathaniel a que la devolviera por ti
-Chuck, detente- jadeó cuando Chuck movió su muslo, presionándolo de arriba abajo en su entrepierna, repitiendo ese movimiento y depositando suaves besos en su cuello
-No quieres que me detenga, Daniel- susurró sobre su oído, besando la piel expuesta donde aun estaban las marcas que él dejó esa noche, aun que ahora estaban casi desparecidas del todo- se te pone dura tan rápido- comentó divertido al sentir la dureza de Dan-me encanta lo entusiasta que eres
-No, no quiero- gimió Dan soltándose con todas sus fuerzas dejando caer la bufanda y apartando a Chuck, que se mostró algo sorprendido- pero tampoco quiero esto- él era fuerte, pero Chuck le hacía débil, le hacía querer sucumbir a sus deseos, y no, tenía que ser firme ahora- no quiero ser solo una aventura, o tu juguete, o tu puta, o lo que sea que quieras, yo no soy así, tu no buscas lo mismo que yo, Chuck, yo quiero una relación, sea contigo o no, eso es lo que quiero
-Las relaciones son una molestia-comentó Chuck
Dan sintió un pequeño golpe en su corazón y bajó la mirada, asintiendo, comprensivo, su rostro no mostraba muchas emociones, pero sus ojos lucían tan tristes.
-Si eso es lo que crees entonces ya hiciste tu elección- Dan presionó el botón para que el elevador volviera a moverse
-¿Y cómo aliviaras eso?- preguntó Chuck fingiendo burla apuntando su erección- ¿Vas a ir a masturbarte como has hecho toda la semana?
Dan enserio quería golpearlo, porque como era posible que siempre hiciera esos comentarios como si nada. Prefirió ignorarlo, pero tendió la mano.
-Necesito la bufanda
-Es mía
-Chuck- reclamó viendo a Chuck recogerla, sabía que este le estaba castigando- dijiste que no era necesario que te la devolviera
-Y tu dijiste que lo harías y no lo hiciste, así que ahora me la quedaré- dijo y cuando las puertas del elevador se abrieron el salió de este con una sonrisa- nos vemos en la fiesta de lo blanco
-¡Chuck!- salió tras él, abrochándose el cuello de la camisa hasta arriba para que la gente que pasaba por ahí no notara su cuello, pero Chuck le ignoró y siguió caminando hasta llegar a su limusina
-Sube- le indicó Chuck con un tono de voz frío, manteniendo la puerta abierta para él
-No- respondió firmemente- solo... ¿puedes darme la bufanda, por favor?
-Puedo, si subes
-Chuck...
Se quedó un rato con expresión triste, porque enserio quería obedecerlo, pero eso solo lo empeoraría todo, su pequeño flechazo con Chuck crecería, y este solo lo vería a él como un juguete y luego todo sería más doloroso cuando acabara.
-Bien, como quieras- dijo Chuck con su tono frío antes de subir y cerrar la puerta
Dan se quedó ahí, con sus manos en el cuello de la camisa, viendo la limusina alejarse por la calle.
N/A: Espero que les haya gustado el cap y sí, tenganle paciencia a Chuck, es bueno pero los sentimientos lo asustan ¡Gracias por leer!
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