02.
Los dedos de Aries se deslizan lento en la pintura de los pasillos; ella puede sentir el ruido que sus yemas hacen al rasgar ese viejo color cielo que le da vida a las paredes. Las ventanas son transparentes a diferencia de las paredes. Ella detiene su andar delicado en una de ellas, y desliza su mano en la pared transparente de cristal para limpiar la humedad que vuelve borrosa la imagen; puede ver a un peculiar chico, que está ejecutando el violín en el interior del salón. Aries recuesta su frente en el cristal e imagina que las notas salen del instrumento y vuelan a su alrededor, como si fuesen querubines traviesos, que van de un lado a otro y no parecen encontrar salida.
Sí. Aries recuerda el sonido; sobre todo saliendo de un instrumento que produce sonidos tan empíricos y melifluos como el violín. Ella desliza su mano en el bolsillo frontal de su uniforme y quita un pincel marcador, para luego garabatear algunas cosas en el cristal.
Luego sigue caminando, mientras deja atrás las notas que coinciden con el chico, tal y como ella lo imaginó; éstos están flotando a su alrededor, perdidos y graciosos. Además que tienen destellos y movimientos que Aries alcanzó a expresar con líneas y estrellas. Así, cuando alguien peculiar que puede escuchar con la mirada, vea el cristal con el chico, podrá detectar lo que el sonido transmite. Y así, podrá experimentar el efecto que el violín produce en las personas.
Aries se desplaza solitaria en el pasillo, y cruza con un grupo de chicos vestidos de blanco. Ellos tienen bastones en las manos que son sus ojos en el suelo, ya que no pueden ver con los que tienen en el rostro. Y es por eso que visten con el color del viento; porque éste hace ruido pero no se puede ver. Ella los observa caminar y se pregunta qué sería ver con las palmas de las manos; ella no puede ver con sus manos, porque las usa para oír.
Esto en particular la entristece, ya que sus ojos sólo ven el exterior, pero no el interior como los ciegos. Luego de cierto tiempo, se convence que así como ellos ven el interior, ella puede oír más allá del sonido, y se pone alegre de tener tal don.
Aries avanza y observa un adorno de cristal, colgado en la entrada. Los pequeños fragmentos se mecen y ella así puede oír al viento llegar y deducir; por el modo en que se sacuden, que el viento está de mal humor, ya que los cristales revolotean sin cesar, así como muchas hojas en el suelo, que Doroty se está esforzando en limpiar. Ella se pone de rodillas y levanta una hoja seca del suelo; ésta es dura y con bordes puntiagudos, así que ella ofrece la hoja a sus ojos, y estos le prestan una atención inquebrantable. Aries puede oír el crujir de la hojita cuando ella empieza a dividirlo por la mitad, ya que sus dedos sienten las vibraciones que los trozos casi separados emiten; así que sonríe y se eleva del frío suelo con rombos negros y blancos.
Luego deja las dos mitades de la hoja en el basurero. Doroty le sonríe e inclina la cabeza agradecida, ya que son dos hojas menos que barrer; no son hojas enteras pero aún así causan más perjuicio que una completa, ya que ambas partes están en dos lugares diferentes, en vez de una sola.
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