Carta al amor de mi vida.

La vida es tan dura y amarga, te muestra las cosas más hermosas para luego arrebatarlas, pero al mismo tiempo es suave y dulce porque me dejó conocerte.

Eras solo un bebé cuando te tuve en mis manos y a pesar de mi mala suerte di todo de mi para que estuvieras bien, te amé demasiado y te consideré lo más precioso de mi mundo, aunque estuvimos juntos por muy poco tiempo, me alegra haberte demostrado que te amo y te amaré por siempre.

Al principio te mostraste tan puro y feliz que no me di cuenta que estabas enfermo, sé que no es mi culpa porque no podía hacer nada, naciste así y estabas destinado a volar alto. Eras una criatura valiente, no dudabas en saltar y perseguirme aunque estuviera fuera de tu alcance, buscabas siempre mi compañía y yo no podía negarla.

  En tus últimos días, sé que sufriste demasiado, pero no te detenías porque seguías respirando a pesar del dolor. Te amé mucho y te extrañaré por siempre.

Me siento aliviada y feliz porque tu sufrimiento acabo y ahora estás en un lugar donde no se conoce el dolor, pero al mismo tiempo me siento deprimida porque no merecías haber sufrido tanto, tan pequeño y delicado, merecías una vida feliz, crecer y correr mucho.

Espero encontrarnos más adelante, junto a tus hermanitos que aún siguen en mis pensamientos.

Descansa en paz mi precioso ángel, mi corazón aún es tuyo.

Mayo 2020 — Julio 2020.

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