──── 049.

Permanecí de rodillas junto a Malfoy, abrazados mientras observábamos el pequeño cuerpo de Sky. De pronto, una voz aguda y fría sonó tan cerca de nosotros que Draco se levantó de un salto, sujetó con firmeza su varita y miró a su alrededor, pues creíamos que Voldemort había aparecido.

La voz del Señor Tenebroso retumbó en las paredes y el suelo, y comprendí que este estaba hablándole a la gente que se encontraba en Hogwarts y a las que vivían en la zona circundante al colegio.

—Han luchado con valor. Lord Voldemort sabe apreciar la valentía. Sin embargo, han sufrido numerosas bajas. Si siguen ofreciéndome resistencia, morirán todos, uno a uno. Pero yo no quiero que eso ocurra; cada gota de sangre mágica derramada es una pérdida y un derroche—decía—. Lord Voldemort es compasivo, y voy a ordenar a mis fuerzas que se retiren de inmediato. Les doy unos minutos. Entierren a vuestros muertos como merecen y atiendan a vuestros heridos —dijo—. Y ahora me dirijo directamente a ti, Harry Potter: has permitido que tus amigos mueran en tu lugar en vez de enfrentarte personalmente conmigo; pues bien, esperaré en el Bosque Prohibido, y si no has venido a buscarme, si no te has entregado, entonces se reanudará la batalla. Esta vez yo entraré en la refriega, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré a cualquier hombre, mujer o niño que haya intentado ocultarte de mí. Tienes una hora.

—Tengo que buscar a Rolf —dije cuando la voz de Voldemort se apagó—. Tengo que asegurarme de que está bien.

—Está bien.

Malfoy me ayudó a colocarme de pie y me rodeó con su brazo para luego comenzar a alejarnos de allí. En el castillo reinaba un silencio nada natural y ya no había destellos de luz, ni estallidos, gritos o alaridos. No había rastro alguno de Rolf o de alguna otra persona en todo lo que habíamos avanzado, hasta que, de pronto, vimos a una persona ingresar al Gran Comedor. Malfoy y yo nos dirigimos hacia allí, nos detuvimos en la puerta y observamos lo que había dentro del lugar. Las mesas de las casas habían desaparecido y la estancia se hallaba abarrotada de gente. Los supervivientes formaban grupos, abrazados unos a otros por los hombros y habían puesto a los muertos formando una hilera en medio del comedor.

Busqué a mi hermano, pero al no poder encontrarlo comencé a asustarme y a pensar en lo peor. No obstante, en ese segundo, Draco me señala en una dirección y al mirar hacia allí, he podido encontrarme con la silueta de Rolf: Él estaba sentado mientras sostenía mi maleta y abrazaba a Luna Lovegood.

—Rolf —expresé suavemente su nombre cuando Malfoy y yo nos acercamos—. ¿Te encuentras bien?

—Lo estoy. Solo recibí unos cuantos rasguños por los mortífagos, pero nada grave —dijo al momento en que me extendía la maleta—. Cuide de ella como me lo has pedido. Nada... —Sus palabras se detuvieron cuando ha notado lo que traía en mis brazos—. ¿Él está...?

—Sí —asentí, y Rolf se entristeció y asustó demasiado—. No ha sido culpa tuya si es lo que estás pensando.

—Pero era mi trabajo cuidar de ellos...

—Sky siempre fue bueno escabulléndose. Nunca le gustó estar quieto en un solo lugar —dije formando una diminuta sonrisa—. Ahora debe de estar recorriendo nuevos lugares.

Mi hermano estaba por hablar, pero en aquel momento, la voz de Voldemort volvió a resonar por todo el colegio y eso hizo que el Gran Comedor quedara en completo silencio. Draco y Rolf sostuvieron fuertemente mi cuerpo cuando Voldemort anunció orgullosamente que Harry Potter había muerto y que la guerra había terminado.

Voldemort quería que nos arrodilláramos ante él y le juráramos lealtad o de lo contrario nos mataría.

—No. No —oí mencionar a una voz femenina—. ¡Eso no puede ser cierto!

—¡Espera, Ginny! —exclamó una voz masculina.

Ginny Weasley salió disparada del gran comedor mientras era seguida por su familia y amigos. Malfoy, Rolf y Luna me miraron por solo un momento, pues no tardaron en mirar hacia la puerta y guiarme hacia la entrada del castillo, donde los supervivientes de la batalla comenzaban a salir para comprobar con sus propios ojos que Harry había muerto.

—No puede ser... —musité cuando he visto que Hagrid se encontraba sollozando mientras cargaba en sus brazos el cuerpo de Harry Potter.

—¡Silencio! —bramó Voldemort cuando escuchó los gritos e insultos de los demás. Hubo un estallido y un destello de brillante luz, y todos obedecieron a la fuerza—. ¡Todo ha terminado! ¡Ponlo en el suelo, Hagrid, a mis pies, que es donde le corresponde estar! —El guardabosques lo depositó sobre la hierba—. ¿Lo ven? —se jactó Voldemort, paseándose alrededor del tendido muchacho—. ¡Harry Potter ha muerto! ¿Lo entienden ahora, ilusos? ¡Nunca fue más que un niño que confió en que otros se sacrificarían por él!

—¡Harry te venció! —gritó Ron. Sus palabras hicieron trizas el hechizo y los defensores de Hogwarts empezaron a gritar e insultar de nuevo, hasta que otro estallido, más potente, volvió a apagar sus voces.

—Lo mataron cuando intentaba huir de los jardines del castillo —dijo Voldemort—. Lo mataron cuando intentaba salvarse...

Pero el Señor Tenebroso se interrumpió. Entonces se escuchó una carrera y un grito, y luego otro estallido, un destello de luz y un gruñido de dolor. Neville se había separado del grupo y arremetió contra Voldemort.

—¿A quién tenemos aquí? —preguntó Voldemort—. ¿Quién se ha ofrecido como voluntario para demostrar qué les pasa a quienes siguen luchando cuando la batalla está perdida?

—¡Es Neville Longbottom, mi señor! —exclamó Bellatrix—. ¡El chico que tantos problemas ha causado a los Carrow! El hijo de los aurores, ¿se acuerda?

—¡Ah, sí! Ya me acuerdo —afirmó el Señor Tenebroso, viendo cómo Neville se levantaba, desarmado y desprotegido, en la tierra de nadie que nos separaba de los mortífagos—. Pero tú eres un sangre limpia, ¿verdad, mi valiente amigo? —le preguntó a Neville, que se le había encarado con los puños apretados.

—¡Sí! ¿Y qué? —contestó el chico.

—Demuestras temple y valentía, y desciendes de una noble estirpe. Así que serás un valioso mortífago. Necesitamos gente como tú, Neville Longbottom.

—¡Me uniré a ustedes el día que se congele el infierno! —espetó Neville—. ¡Ejército de Dumbledore! —chilló, y la multitud respondió con vítores que los encantamientos silenciadores de Voldemort no lograron reprimir.

En aquel momento, Malfoy sostuvo fuertemente mi mano, provocando que dejara de mirar a Voldemort y que me concentrara en él. Draco se encontraba mirando fijamente a Harry Potter y por una leve instancia lo oí susurrar: «Lo sabía».

—Draco —pronunció repentinamente la voz de Lucius Malfoy. Y toda la atención que tenía Voldemort se la llevó el chico que se encontraba a mi lado.

El padre de Draco lo miró fijamente y extendió su mano para que este se acercara.

—Draco —pronunció esta vez Narcisa, quien también extendió su mano—. Ven.

Sostuve firmemente la mano de Draco, quien me miró y susurró:

—¿Confías en mí?

—Siempre.

Malfoy soltó mi mano, avanzó entre la multitud y se acercó a Voldemort, quien lo recibió con orgullo porque estaba regresando a su bando.

—¿Puedes verlo, Draco? —preguntó Voldemort mientras miraba fijamente a Neville—. Este muchacho se niega a seguirme. Él no piensa como tú... ¿Qué crees que deberíamos de hacer?

—Hay que castigar a quienes traicionan.

—Muy bien. Tienes toda la razón.

Voldemort agitó su varita. Unos segundos más tarde, un bulto que parecía un pájaro deforme salió por una de las rotas ventanas del castillo y voló en medio de la penumbra hasta posarse en la mano del Señor Tenebroso; se trataba del Sombrero Seleccionador.

—Ya no volverá a haber otra Ceremonia de Selección en el colegio Hogwarts, y tampoco casas. El emblema, el escudo y los colores de mi noble antepasado, Salazar Slytherin, servirán para todos.

Apuntó con su varita a Neville, que se quedó rígido e inmóvil, y entonces le plantó el sombrero en la cabeza. Se produjo cierta agitación entre la multitud que observaba la escena desde los escalones de piedra, pero los mortífagos levantaron amenazadoramente las varitas para disuadir a los defensores de Hogwarts.

—Ven aquí, Draco—dijo, pero Malfoy se mantuvo quieto en su sitio y eso causó que sus padres se alteraran, por lo que no tardaron en darle un pequeño empujón para que avanzara.

Draco avanzó unos pasos, quedando nuevamente junto a Voldemort y Neville. Entonces el Señor Tenebroso le hizo sacar su varita para que este incendiara el sombrero que se encontraba sobre la cabeza del joven, sin embargo, Malfoy no le prestó atención y miró a Harry Potter.

—Los traidores deben ser castigados —dijo Draco, y de repente sucedieron varias cosas a la vez.

Malfoy había lanzado su varita hacia Harry, quien la sostuvo y lanzó un hechizo contra Voldemort para que este retrocediera. Neville se liberó de la maldición de inmovilidad que lo aprisionaba, y el sombrero se le cayó de la cabeza. Acto seguido sacó de su interior un objeto de plata con rubíes incrustados en la empuñadura y de un solo corte degolló a la serpiente.

Voldemort ahogó un grito, pues el Horrocrux había sido destruido, los mortífagos detrás de él comenzaron a actuar, por lo que sostuve mi varita y lancé un hechizo protector hacia donde Draco y Neville se encontraban. Ambos muchachos se giraron y me miraron, segundos más tarde, corrieron en diferentes direcciones para evitar los ataques de los mortífagos que intentaban penetrar mi barrera.

—¡Draco! —exclamó Narcisa desde su posición. La mujer se encontraba un poco alejada del enfrentamiento, mirando fijamente a su hijo y esperando a que él regresara con ella. Sin embargo, Malfoy no le prestó atención y corrió hacia donde me encontraba para así alejarnos de todo el disturbio que se había formado.

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