──── 033.

Durante todas las vacaciones de Navidad no he podido dejar de pensar en aquel beso que me di con Draco, por lo que al empezar el segundo trimestre tomé la decisión de hablar con él y así poder aclarar esas dudas que habían estado comiéndome por dentro, pero desafortunadamente no había podido coincidir con él.

Caminé por los desiertos pasillos. No quedaba casi ningún estudiante en el colegio: todos estaban fuera, sentados ya en el estadio o dirigiéndose hacia él para presenciar el partido de Quidditch entre Gryffindor y Hufflepuff. Continué mi camino hasta que pude ver una persona detenida en mitad del pasillo observando por una de las ventanas. Al percatarme que se trataba de Harry me he dado media vuelta para que así no me viera y tuviera que hablar con él; después de todo había estado evitándolo desde que regresamos de las vacaciones.

—Ainara —Al oír su llamado hice como que no lo había escuchado, pero él se había acercado y tocado suavemente mi hombro para detenerme—. Me alegro de verte. Últimamente, no hemos podido coincidir.

—Ah... Sí... —mencioné de manera inquieta mientras apartaba su mano de mi hombro—. ¿No deberías de estar en el campo? El partido ya debe de estar por comenzar.

—Sí. Justo me dirigía allí.

—Genial. Entonces no te quito más de tu tiempo.

Iba a continuar mi camino, pero Harry volvió a detenerme al sostener esta vez mi mano.

—¿Sucede algo?

—¿Uh? No sucede nada, Harry.

—Es solo que tu actitud hacia mi persona es distinta. Digo, normalmente me sonreirías y me dirías Buena suerte —mencionó mirándome con extrañeza—. Si algo sucede, puedes decírmelo.

—¿En verdad no te das cuenta? —pregunté, a lo cual Harry negó—. Me siento incómoda de estar cerca de la persona que me plantó, no una, sino dos veces en una fiesta.

Harry se sorprendió al oírme, pero no tardó en adaptar una expresión de arrepentimiento para luego decir:

—Lo lamento. Ese día tuve algo muy importante que hacer.

—Podrías habérmelo mencionado. Yo hubiera entendido si algo más sucedía.

—De verdad lo lamento —se lamentó sin dejar de mirarme con arrepentimiento—. Prometo que te lo recompensaré.

Pensaba mencionar algo, pero oí unos pasos acercándose y al mirar hacia el frente pude ver a Draco Malfoy siendo acompañado por dos chicas que ponían morritos. Al vernos, Malfoy se detuvo y pude notar en su mirada molestia al ver que Harry me sostenía de la mano; no obstante, luego soltó una risa forzada e iba a continuar su camino.

—¿Adónde vas? —le preguntó Harry.

—A ti te lo voy a decir. ¡Como si fuera asunto tuyo, Potter! —se burló Draco—. Date prisa, todo el mundo está esperando al «capitán elegido», al «niño que marcó» o como sea que te llamen últimamente.

A una de las chicas se le escapó una risita tonta. Harry la miró y ella se ruborizó. Draco lo apartó de un empujón ocasionando que este me soltara y prosiguió su camino; las dos muchachas lo siguieron al trote hasta que el grupo se perdió de vista tras una esquina. En ese instante iba a seguirlos para así poder hablar con Draco, pero Harry me lo había impedido al de nuevo sostener mi mano.

—Suéltame, Harry.

—No te acerques a él —dijo firmemente—. Ya te he dicho que él no es de confianza. Malfoy es un mortífago.

—¿Has encontrado pruebas concretas de ello? —pregunté, pero él se mantuvo callado—. Uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

Con esas palabras dichas me deshice del agarre de Harry para así irme por la dirección que tomó mi expareja con la esperanza de encontrarlo; sin embargo, había sido demasiado tarde, ya que no había rastro alguno del chico.

Suspiré. Luego ingresé al lavado de chicas más cercano con las intenciones de remojar mi rostro y así calmar la inquietud de mi corazón, pero en aquel momento me encontré con Myrtle la llorona haciéndome pegar un brinco del susto.

—No esperaba encontrarte por aquí, Myrtle —mencioné un poco más calmada—. ¿Hay alguna historia nueva que quieras contarme?

Algunas veces, cuando me sentía decaída, iba a hablar con Myrtle porque ella siempre tenía alguna nueva historia para mencionar y eso me animaba un poco, pero desde mi acercamiento con Draco no había ido a verla.

—Bueno... Conocí a un encantador chico —mencionaba con alegría, no obstante, no tardó en adaptar una expresión de tristeza—. Creí que yo le gustaba... Teníamos tantas cosas en común, pero él ya tiene a alguien en su corazón.

—Oh, así que tú también tienes problemas amorosos —mencioné con un tono lastimero—. ¿Y cómo es este chico?

—Bueno, es un chico sensible que se siente solo y que no tiene a nadie con quien hablar de lo que le sucede porque tiene miedo de perder a la única persona a la cual él tanto aprecia —respondió con tono lloroso mientras se acercaba a un retrete —. Quisiera que hablara tan bien de mí, así como lo hace al hablar de la chica a la cual él tanto quiere. También me gustaría que sus encantadores ojos grisáceos me miraran solamente a mí.

Al oír esas últimas palabras no he podido evitar pensar en Draco Malfoy.

—Myrtle... ¿De casualidad este chico va en Sexto año?

—¡No es asunto tuyo! —exclamó con sus pequeños y llorosos ojos—. Le prometí que no le diría a nadie. ¡Especialmente a ti!

Myrtle se metió en el retrete, provocando que el agua salpicara por los lados y mojara el suelo. Cuando me quedé sola me puse a analizar lo poco que la chica me había contado y comencé a preocuparme al pensar que ella se estaba refiriendo a Draco. 

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