──── 031.

Se acercaba la Navidad y como todos los años y sin ayuda alguna, Hagrid ya había llevado los doce árboles navideños al Gran Comedor; había guirnaldas de acebo y espumillones enroscados en los pasamanos de las escaleras; dentro de los cascos de las armaduras ardían velas perennes, y del techo de los pasillos colgaban a intervalos regulares grandes ramos de muérdago, de los cuales me hicieron recordar a la vez en que Draco me llevó a un pasillo y colocó un muérdago sobre nosotros para así tener una excusa para besarnos.

Los constantes recuerdos que tuve con Draco comenzaron a invadir mi mente, haciéndome sentir distintas emociones donde principalmente predominaba la tristeza debido al hecho de recordar las palabras hirientes que me dijo al terminar nuestro quinto año. Mis ojos comenzaron a picar y pensé que volvería a desmoronarme, pero antes de que eso sucediera he visto a Hermione sentarse en un escalón del pasillo mientras susurraba suavemente "Estúpido Ron".

—Hermione —le llamé, pero ella no alzó su mirada. Simplemente, se mantuvo sentada e intentaba limpiar rápidamente las lágrimas que caían por su rostro—. ¿Qué ha sucedido?

Esta vez Hermione me miró y volvió a llorar mientras me contaba que en clase de transformaciones Ron se había burlado de ella imitándola de manera maliciosa, causando que Lavender y Parvati se rieran de ella.

Acaricié la espalda de Hermione para así intentar tranquilizarla. Fue en ese momento que escuché unos pasos acercándose y al alzar mi mirada pude ver a Harry con una ceja amarilla que lo hacía ver un poco cómico.

—Hermione —le llamó haciendo que la chica pegara un pequeño brinco del susto—. Te has dejado eso en...

—¡Ah, sí! —balbuceó ella, y rápidamente se dio la vuelta para disimular que se estaba secando las lágrimas—. Gracias... Bueno, tengo que irme...

Y se marchó tan deprisa que no tuvimos tiempo de decirle algo.

—Ron ha sido cruel con ella —comenté mientras me levantaba y sacudía mi uniforme por si se había ensuciado—. ¿Esto lleva tiempo o es reciente?

—Lleva un tiempo —suspiró—. Espero se resuelva pronto.

—Debe ser difícil ver a tus dos mejores amigos peleados.

—Lo es.

Iba a mencionar algo, pero en ese preciso instante un grupo de chicas interceptaron nuestro camino haciendo que nos sorprendiéramos y que retrocediéramos unos pasos.

—Hola Harry —saludó una chica de Ravenclaw mientras daba unos pasos hacia él junto a las demás acompañantes—. Justo estábamos hablando de ti.

—Ah... ¿Sí? —mencionó un incómodo Harry que comenzaba a retroceder, pero le fue algo inútil debido a que las chicas lo habían rodeado—. ¿Sucede algo?

—Solo nos preguntábamos si ya has conseguido acompañante —respondió la misma chica haciendo que las demás lo miraran ansiosas—. Tenemos curiosidad. Porque en caso de que no tuvieras una cita para esa noche, una de nosotras estaría feliz de acompañarte.

Las chicas que lo rodeaban soltaron una risita de emoción y satisfacción, lo cual ocasionó que Harry se sintiera incómodo debido a que ellas no lo dejarían ir hasta que él respondiera.

—La acompañante de Harry soy yo. —Esas palabras salieron de mi boca sin pensar, haciéndome sorprender debido a que yo no era de las personas que se involucrara en los asuntos de los demás a menos que hubiera un problema con alguna criatura mágica.

—¿Es en serio? —preguntó disgustada una de las chicas—. ¿Irás con la rarita de las criaturas mágicas?

—Ella no es una rarita —mencionó Harry, enfadado por cómo me acababan de llamar—. Y sí. Yo iré con ella a la fiesta de Slughorn.

Cada una de las chicas se sorprendió, pero a la vez decepcionó, por lo que no tardaron en alejarse de Harry mientras susurraban si Harry se había golpeado la cabeza por invitarme, aunque, en realidad, me había invitado yo misma.

—Lo siento —dije cuando las chicas se fueron—. Dije eso sin pensar.

—Está bien. Me has salvado —dijo con una pequeña sonrisa—. Desde que se enteraron de la fiesta no han dejado de intentar interceptarme para que así invitara a alguna de ellas.

—Debió de ser difícil evitarlas.

—Al principio sí, pero luego encontré unos atajos y pude andar un poco más tranquilo por los pasillos —dijo, a lo cual solté una pequeña risa—. Entonces, con respecto a la fiesta... ¿Te parece que nos encontremos a las ocho en punto en el vestíbulo?

—Sí. Me parece bien.

Una vez acordado la hora en la que nos juntaríamos comenzamos a dirigirnos al Gran Comedor y mientras íbamos caminando he podido notar como algunas personas nos miraban por unos segundos para luego comenzar a susurrar entre ellos. No le tomamos demasiada atención y continuamos con nuestro camino, no obstante, al ingresar al Gran Comedor hemos captado rápidamente la atención y esos sin duda no podía ser ignorado, por lo que Harry no tardó en acercarse a su mejor amigo Ron Weasley para saber lo que sucedía.

—Se ha corrido la voz de que invitaste a la fiesta de Slughorn a Ainara —respondió Ron mirado a su alrededor—. Incluso algunas personas andan diciendo que están saliendo. ¿Es eso cierto?

Pensaba mencionar algo, pero en ese instante pude escuchar el sonido de algo romperse y al mirar en dicha dirección me encontré con la sorpresa de que Draco Malfoy nos estaba mirando con una expresión disgustada, pero a la vez herido. Inmediatamente, el chico de Slytherin dejó sobre la mesa un vaso roto para luego levantarse mientras era perseguido por Pansy, quien le mencionaba que fueran a la enfermería para ver su mano herida.

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